Inminente decreto para modificar la Ley de Glaciares
Alarma por un inminente decreto para modificar la Ley de Glaciares: “Vienen por el agua, es un hecho”
Fecha de Publicación: 18/06/2025
Fuente: Tiempo Argentino
Provincia/Región: Nacional
“La modificación la escribieron los abogados de la Barrick Gold”, denunció el abogado ambientalista Enrique Viale. Ya hubo un primer intento por reducir la protección de glaciares a través de la Ley Bases, pero el punto fue eliminado del documento final. Ahora el Gobierno vuelve a la carga.
“La modificación de la Ley de Glaciares es un viejo anhelo del lobby minero, que siempre trabajó muy fuertemente contra esta norma. Tanto cuando se sancionó por primera vez –y logró su veto presidencial– como cuando insistimos con esa ley en 2010. El lobby siempre buscó la forma de boicotearla. Ahora creen que hay una ventana, con este gobierno liberal que no tiene en agenda la cuestión ambiental y es negacionista de la problemática ecológica. Creen que es la gran oportunidad. Todos los rumores y datos que tenemos indican que van contra la Ley de Glaciares y que lo harían o buscando su modificación en el Congreso o con un decreto, que puede ser un DNU o un decreto reglamentario que termine desvirtuado los alcances de protección de la norma”. Lo decía el abogado ambientalista Enrique Viale en octubre del año pasado. En los últimos días y ante la inminencia de un decreto presidencial para modificar la Ley 26.639, la preocupación recrudeció: “Vienen por el agua, es un hecho”, alertó el letrado.
Según trascendió en las últimas horas, el Gobierno modificará la ley de Glaciares mediante un decreto para ampliar las áreas habilitadas de explotación a través de la reducción de zonas protegidas. Según consignó TN, se busca también darles atribuciones a las provincias sobre los espacios donde pueden generar industrias, supuestamente tras exigir informes de impacto ambiental.
La intención de modificar la Ley de Glaciares no es nueva. Hubo un primer intento antes de la sanción de la Ley de Bases. En una primera versión de esa normativa el Gobierno nacional incluyó los cambios a la ley “Presupuestos Mínimos para la Preservación de los Glaciares y del Ambiente Periglacial”, pero fue eliminada del documento final por falta de apoyo legislativo y cuestionamientos por parte de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), que calificó al proyecto de “regresivo”.
Luego, a fines del año pasado, la entonces subsecretaria de Ambiente de la Nación, Ana Lamas, admitió ante la prensa que se estaba trabajando para sacar “escollos” en una normativa que tiene “mucha indefinición”. No hubo precisiones y la funcionaria renunció en febrero de este año. Pero el objetivo sigue firme.
«Nuestra vida en la tierra es gracias a los glaciares»
Siempre bajo el argumento de priorizar el fomento de inversiones extranjeras, el Gobierno apunta a un cambio en la normativa que resguarda los glaciares. “Quieren permitir la explotación en la zona periglaciar, hoy protegida por la ley”, advirtió la presidenta de la agrupación Jóvenes por el Clima Argentina, Nicole Becker.
A través de su cuenta de Instagram remarcó que “en Argentina tenemos más de 16.000 glaciares. Como todos los glaciares del mundo, nuestros glaciares cada vez están derritiéndose más. El Perito Moreno (que no es de los que más retrocedió para nada) perdió 1,92 km² de superficie en solo 7 años. ¿Cuánto es eso? Aproximadamente 320 canchas de fútbol”.
Sobre los riesgos que implica desproteger los glaciares, enfatizó: “Nuestra vida en la tierra es gracias a los glaciares. No sólo el 70% del agua dulce del mundo viene de los glaciares sino que también regulan la temperatura a nivel mundial (porque reflejan la luz solar). No tiene ningún tipo de sentido desprotegerlos aún más”.
“Lo escribió la Barrick”
“Lo que están haciendo es un decreto que elimina gran parte de los glaciares del ambiente de protección. La modificación la escribieron los abogados de la Barrick Gold”, denunció Viale en diálogo con CNN Radio. Añadió que la iniciativa “es la misma que se quiso hacer en 2016 y que logramos pararla con las movilizaciones y que se quiso hacer con la Ley Bases. Es quirúrgica la modificación que se hace pero es suficiente para destruir estas fábricas de agua”.
“Gran parte de Argentina es árida y semiárida y gran parte se nutre de agua de los ríos que nacen en la cordillera a partir de los glaciares. En ese lugar –insistió- las grandes transnacionales mineras están acechando, desde que se sancionó la ley, en 2010, para destruir los glaciares y sacar minerales de abajo”.
“Estos emprendimientos son muy voraces y no reconocen límites. Quieren hacer una actividad netamente extractivista, en 10 o 15 años explotarla de la forma más salvaje posible, de una forma irracional”, pronosticó. Y remató: “La afectación de esto es para siempre”. Después, no habrá vuelta atrás.
Más Información:
Tiempo Sur - Presentan proyecto en repudio a posibles cambios en la Ley de Glaciares
Diputados de Santa Cruz propusieron una resolución para rechazar cualquier intento del Ejecutivo nacional de modificar por decreto la Ley N.º 26.639, que protege los glaciares y ambientes periglaciares.
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Río Paraná. Confirmal elevados niveles de glifosato
El peligro acecha en el río Paraná: confirmaron los niveles de glifosato más altos de Sudamérica en uno de sus afluentes
Fecha de Publicación: 16/06/2025
Fuente: La Capital
Provincia/Región: Litoral Argentino
El registro científico de la contaminación de los cursos de agua de Entre Ríos que desembocan en el Paraná se presentó en el VIII Congreso Internacional de Salud Socioambiental
Encontrar en uno de los arroyos que desembocan en el río más importante de Argentina la concentración con glifosato más alta de Sudamérica, debería encender alguna alarma que derive en acciones urgentes. Por esa razón, el grupo de científicos que realizó éste y otros descubrimientos preocupantes en relación a la contaminación extrema de los cursos de agua que confluyen en el río Paraná, fueron divulgados recientemente en una revista científica y en un foro internacional de salud socioambiental.
Tal como lo vienen haciendo desde hace años, el biólogo Rafael Lajmanovich junto a un equipo de científicos de la Universidad Nacional del Litoral (UNL), el Concejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conicet), el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (Inta) y el Instituto Nacional de Limnología (Inali), realizaron nuevos estudios que confirmaron la contaminación extrema de cuatro cursos de agua ubicados en Entre Ríos y que desembocan en el río Paraná.
Las conclusiones que fueron recientemente publicadas en la revista científica Water Environment Research, se presentaron ante el auditorio del VIII Congreso Internacional de Salud Socioambiental que se desarrolló entre el 10 y el 12 de junio en Rosario, bajo la consigna “El rol de las ciencias ante la crisis civilizatoria”.
Reconocimiento
La investigación fue aceptada previamente por un comité de expertos, para ser publicada en la prestigiosa revista de divulgación científica como el “paper” titulado “Impacto ecotoxicológico de la agroindustria en los arroyos de una cuenca sudamericana: renacuajos anfibios como indicadores de salud ambiental”.
El propósito del trabajo de investigación fue “evaluar la contaminación compleja causada por actividades antrópicas relacionadas con actividades urbanas, industriales y agrícolas en cuatro arroyos de Entre Ríos, Argentina (Las Conchas, Espinillo, Crespo y Las Tunas), siendo el primero la principal fuente de agua de la reserva de conservación riparia (ribereña) subtropical Parque Escolar Rural Enrique Berduc ”.
Agroquímicos y medicamentos
En el paper se demostró que “las industrias agrícolas contribuyen a la contaminación del agua, liberando agroquímicos, materia orgánica, nutrientes y medicamentos veterinarios”.
El estudio tuvo como objetivo “evaluar la calidad del agua y los efectos ecotoxicológicos de un arroyo que recibe efluentes agroindustriales de la producción lechera a escala industrial y la escorrentía pluvial de las actividades agrícolas”.
Abordó además un análisis integral de parámetros fisicoquímicos, metales, pesticidas, medicamentos veterinarios y aspectos microbiológicos en tres sitios de muestreo ubicados aguas arriba, cerca de una descarga de drenaje lechero y también aguas abajo. Se evaluaron bioensayos de ecotoxicidad crónica letal y biomarcadores en larvas de Rhinella arenarum.
La exposición de Lajmanovich en el congreso de salud sociambiental, contó con la presentación de imágenes actuales e impactantes de grandes cañerías volcando efluentes en los arroyos de la cuenca del Paraná, así como de fauna con malformaciones.
Arroyos peligrosos
Concretamente en los arroyos Las Tunas y Crespo en Entre Ríos “se documentaron condiciones de extrema toxicidad: cocteles de agrotóxicos, coloración negra, olor pútrido, oxígeno disuelto por debajo de niveles críticos y niveles de Escherichia coli miles de veces superiores a los valores guía para la vida acuática. En bioensayos, el 100% de los renacuajos expuestos murieron tras 24 horas”, de acuerdo a lo explicado por Lajmanovich.Lajmanovich resaltó que “este estudio está dedicado a Daniel Verzeñassi, activista ambiental y miembro del Foro Ecologista de Paraná, por su labor social y sus esfuerzos para detener el uso de pesticidas agrícolas en alimentos y seres humanos” .
El equipo de investigadores estuvo conformado por Ana Cuzziol Boccioni, Rafael Lajmanovich, María Rosa Repetti, Andrés Attademo, Cristina Zalazar, Agustina Manassero, Karen Russell-White, María Lancelle, Ayelén Muchiutti, Evelina J. León y Paola Peltzer. Los científicos integran distintas cátedras y laboratorios del Conicet, la UNL, el Inta, y el Inali. El grupo de científicos reunió diferentes disciplinas como la química, la biología y la microbiología, entre otras.
“Tuvimos el objetivo de estudiar en profundidad un fenómeno que veníamos ya dilucidando hace muchos años, tanto en Santa Fe como en Entre Ríos, que es la contaminación de los cursos de agua, sobre todo los arroyos, que desaguan en el río Paraná”, indicó el biólogo.
De larga data
De acuerdo a lo manifestado por el investigador la contaminación se registra desde hace muchos años. “Desde 2008 teníamos antecedentes de estudios en el arroyo Las Tunas; ya para esa época, estaba muy contaminado. Tuvimos unos antecedentes recientes en el arroyo Salto (cerca de Diamante), que también tenía altísimo grado de contaminación y alta cantidad de residuos de pesticidas”.
Agregó que “después realizamos estudios en el arroyo Los Troncos de Santa Fe, que como todos, vuelca en el Paraná. Ahí también detectamos gran contaminación y mortandad de fauna. Y tomando en cuenta lo que había ocurrido este verano con los volcados clandestinos y varios fenómenos de volcados en distintos cursos de agua que terminaban en el arroyo Espinillo y luego en el arroyo Las Conchas, decidimos estudiar toda la cuenca del arroyo Las Conchas; unas 200 mil hectáreas”.
El biólogo apuntó que los resultados “fueron alarmantes. Con unos niveles de toxicidad extremadamente altos, en especial se destaca el arroyo Las Tunas, donde se encuentran los mayores cocteles contaminantes, agroquímicos y una gran contaminación bacteriana. Es un proceso de contaminación de muchos años. En los otros sitios parecería ser algo más reciente, pero está impactando gravemente”.
Siempre el glifosato
Destacó que “todo está inmerso en un sistema productivo con acumulación de sustancias en los sedimentos, sobre todo glifosato, que es el marcador. Y eso encontramos en el arroyo Las Conchas, donde confluyen estos arroyos. El sedimento del arroyo Las Conchas presentó la mayor concentración de glifosato registrada en Sudamérica (5002 µg/kg) y los bioensayos mostraron una letalidad del 100% en los tratamientos sin diluir".
“Estos hallazgos resaltan la alarmante degradación ambiental que amenaza el concepto ‘Una sola salud’, enfatizando la necesidad de prácticas sustentables y un control severo por parte de la ciencia y el gobierno para proteger y restaurar ecológicamente las fuentes de agua dulce”.
Conclusiones
“Se encontró mala calidad del agua cerca de los puntos de descarga industrial, caracterizada por niveles elevados de amonio, demanda biológica de oxígeno, demanda química de oxígeno y altas concentraciones de metales que excedían las pautas ambientales”, explicó el resumen de la investigación.
También advirtió que “en todos los sitios, se detectaron aspectos microbianos, coliformes totales y coliformes fecales, junto con detergentes, residuos de pesticidas e ivermectina en altas concentraciones, que exhibieron perfiles diversos. Los bioensayos de toxicidad crónica mostraron mortalidad en larvas de anfibios”.
Finalmente el estudio puso énfasis en “la urgente necesidad de mejorar la gestión y la normativa de efluentes en la región para proteger las fuentes de agua dulce y subterránea, la fauna acuática y la salud humana”.
Ahora resta esperar para ver quién recoge el guante de esta realidad que hace tiempo viene siendo denunciada desde diferentes sectores ambientalistas y que la ciencia avaló con sus estudios.
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Alerta por grave contaminación en aguas bonaerenses
Químicos advierten sobre la grave contaminación en aguas bonaerenses y exigen controles
Fecha de Publicación: 06/06/2025
Fuente: Portal CodigoBaires
Provincia/Región: Buenos Aires
El Consejo Profesional de Química advirtió sobre la grave contaminación del agua en la Provincia y exigió controles al Estado por los daños ambientales y sanitarios irreversibles.
El Consejo Profesional de Química de la Provincia de Buenos Aires manifestó su profunda preocupación por el alarmante estado de contaminación que presentan distintos cursos de agua en territorio bonaerense, muchos de los cuales desembocan en el Río de La Plata. A través de un comunicado, la entidad advirtió sobre “irreversibles daños tanto a la población como al ambiente” derivados de esta problemática.
Desde el organismo señalaron que las causas de esta situación crítica están vinculadas a la “falta de control absoluta por parte del Ministerio de Ambiente de la provincia de Buenos Aires y organismos vinculados”, apuntando directamente a la ausencia de fiscalización sobre los sectores industrial, agropecuario y sobre las empresas encargadas del tratamiento de residuos sólidos urbanos y efluentes cloacales.
Como ejemplo del deterioro ambiental, el Consejo de Química mencionó la presencia de “altos niveles de metales pesados y productos fitosanitarios en las aguas del Río de La Plata”, así como casos emblemáticos como el arroyo Sarandí “teñido de rojo”, las manchas de aguas servidas en el puerto de San Pedro, y los desechos cloacales arrojados al río en la localidad de Berisso, donde acusaron a la empresa estatal ABSA de no realizar ningún tipo de tratamiento.
“Estos casos son representativos de cientos de accionares que vulneran cotidianamente el derecho de la población a un ambiente sano”, denunciaron desde la institución, y sostuvieron que tales situaciones se producen en un contexto de “libre hacer” promovido por la falta de aplicación de normativas y sanciones por parte del Estado provincial.
Frente a este panorama, el Consejo Profesional de Química reclamó el cumplimiento estricto de la Ley 7020, que exige la matriculación obligatoria de todo el personal que manipule productos químicos y establece un marco normativo de seguridad e higiene. Según remarcaron, esta legislación es clave para garantizar prácticas responsables en todos los sectores involucrados.
Finalmente, la entidad instó al gobierno bonaerense a tomar medidas urgentes. “Es imprescindible que, a través del Ministerio de Ambiente y demás organismos competentes, se apliquen políticas que garanticen que las actividades industriales y empresariales se desarrollen bajo el cumplimiento ineludible de la Ley y los protocolos sanitarios y ambientales vigentes”, concluyeron.
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Riachuelo: “No se puede monitorear lo que no se mide”
Auditoría sobre el Riachuelo: “No se puede monitorear lo que no se mide”
Fecha de Publicación: 31/05/2025
Fuente: Portal NoticiasUrbanas
Provincia/Región: Riachuelo
La Auditoría General de la Ciudad publicó un informe el cual analizó la ejecución presupuestaria del Plan Integral de Saneamiento Ambiental.
La Auditoría General de la Ciudad de Buenos Aires (AGCBA) publicó un informe el cual analizó la ejecución presupuestaria del Plan Integral de Saneamiento Ambiental (PISA). que reveló serias deficiencias en la planificación, control y transparencia de los aportes del Gobierno de la Ciudad destinados a mejorar las condiciones ambientales de la Cuenca Matanza Riachuelo.
Entre los principales hallazgos, se destaca que no se informa de manera clara la apertura programática de las inversiones, lo que impide identificar y evaluar las acciones vinculadas al saneamiento. “No se puede monitorear lo que no se mide. La falta de metas físicas asociadas a los programas hace imposible establecer un marco de referencia que oriente la ejecución y control del plan”, señaló el auditor general de la Ciudad, Lisandro Teszkiewicz.
Además, el informe señala que tanto la Corporación Buenos Aires Sur como Autopistas Urbanas (AUSA) no identificaron en sus presupuestos las acciones previstas para el año auditado y esto genera que no se puedan controlar los fondos públicos.
El informe también alerta sobre la falta de avances concretos en dos líneas clave del PISA: el Plan Sanitario de Emergencia y la Urbanización de villas y asentamientos precarios. En el primer caso, no se llevaron adelante investigaciones esenciales para el diagnóstico sanitario de niños y niñas menores de 6 años, como el estado nutricional, desarrollo cognitivo y las enfermedades respiratorias. En cuanto a la urbanización, no se ejecutaron obras de vivienda nueva en toda el área de la Cuenca y gran parte de la población continúa viviendo en condiciones de alto riesgo ambiental. “En el periodo auditado solo se entregaron 2 soluciones habitacionales de las 1251 previstas en el Convenio. A este ritmo, la relocalización es una promesa vacía, como decimos todos los años al hacer este informe, no son errores es una decisión política”, remarcó Teszkiewicz.
En termino de presupuestarios, se ejecutaron más 62 mil millones de pesos de acciones no vinculadas al PISA, que fueron registradas como inversiones del saneamiento, al tiempo que la ejecución presupuestaria del programa, fue apenas el 38,47%. Pero el porcentaje real es menor porque se registran inversiones en programas que no se corresponden con los criterios definidos en el Manual de Información y Control Presupuestario PISA aprobado por Resolución de la ACUMAR N° 295/2014.
Por otra parte, no se ha avanzado en dar cumplimiento a la obligación de identificar de modo especial los montos destinados a vivienda nueva o mejoramientos en el área de la Cuenca Matanza Riachuelo de acuerdo a lo ordenado en la sentencia del 16/12/2021.
Otra preocupación destacada por la AGCBA es la cantidad de modificaciones en la estructura orgánico-funcional, lo que impacta negativamente en el cumplimiento de las responsabilidades primarias. También se identificaron inconsistencias entre la información provista por los organismos auditados y la que maneja ACUMAR.
Por último, se observó que no se cumplieron los aportes correspondientes al Fondo de Compensación Ambiental establecido por la Ley 26.168, y que los créditos destinados a Gastos de Capital quedaron reducidos a cero, mientras que los Gastos Corrientes sufrieron una pérdida del 75%.
“Es evidente que el Pro no prioriza el saneamiento ambiental ni la calidad de vida de los vecinos y vecinas de Cuenca. Se trata de una deuda histórica que sigue creciendo por falta de voluntad política y transparencia en la gestión. Esta necesidad que surgió como respuesta a una exigencia judicial, a más de quince años de la sentencia y con al menos dos siglos de contaminación, sigue siendo una deuda con la calidad de vida de los habitantes y con la recomposición del agua, el suelo y el aire de la Cuenca.”, concluyó Teszkiewicz.
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Fiscal pidió muestras periódicas del río Uruguay
Fiscal federal solicitó a Prefectura muestras periódicas del río Uruguay
Fecha de Publicación: 28/05/2025
Fuente: El Once
Provincia/Región: Entre Ríos
La fiscal federal Josefina Minatta inició de oficio una investigación sobre el proyecto para instalar una planta de combustibles en la ciudad de Paysandú, sobre el río Uruguay, frente a Colón.
Muestras del río Uruguay. La fiscal federal Josefina Minatta, con jurisdicción en Concepción del Uruguay, inició de oficio una investigación vinculada al proyecto para instalar una planta de combustibles en la ciudad uruguaya de Paysandú, sobre la ribera oriental del río Uruguay y frente a la ciudad entrerriana de Colón. La iniciativa empresarial generó preocupación en ambas márgenes del río ante el hermetismo de las autoridades y la posible afectación al ambiente.
“En Botnia, nos dijeron en La Haya que no habíamos podido comprobar la contaminación y en realidad no es que no se pudo comprobar, sino que no teníamos muestras previas a la instalación de la planta para comparar. Por eso ahora es importante para mí hacer un monitoreo del estado del río y del ambiente en general para tener registro y ante un eventual conflicto más severo contar con elementos”, explicó Minatta al medio El Entre Ríos, sobre los fundamentos de su actuación preliminar.
En este sentido, la Fiscalía solicitó información a organismos ambientales nacionales y provinciales. “Hicimos un pedido de informes a las Secretarías de Ambiente de Provincia y de Nación, quienes no tenían ninguna información al respecto”, remarcó la fiscal, en referencia a la falta de documentación formal sobre el emprendimiento del lado uruguayo.
Muestras independientes y testimonios de vecinos: primeras medidas en marcha
Con el objetivo de obtener datos independientes que permitan monitorear la situación ambiental antes de que se avance con el emprendimiento, Minatta ordenó una serie de medidas. “Le encomendamos a Prefectura la realización de muestras periódicas del río. Más allá de que la CARU va recogiendo muestras, queríamos tener una fuente independiente”, subrayó.
Al mismo tiempo, el equipo de la fiscalía comenzó a tomar declaraciones testimoniales de los vecinos de Colón, una de las localidades argentinas potencialmente más expuestas a los efectos de una eventual contaminación del río. Las medidas forman parte de una estrategia preventiva que busca sentar antecedentes y evitar que se repita lo ocurrido durante el conflicto por la pastera Botnia.
No obstante, la mayor dificultad hasta el momento es la falta de información oficial sobre el proyecto. “La empresa todavía no presentó los papeles ante el organismo uruguayo pertinente, por lo que no contamos con estudios de impacto ambiental para evaluar cuál sería el perjuicio. Cuando los presenten, vamos a activar todos los mecanismos para que cancillería pueda solicitarlos”, indicó Minatta.
Posibles delitos y consecuencias legales: la fiscal no descarta imputaciones
La fiscal federal explicó que, una vez que se disponga de información técnica concreta, se podrá avanzar en la evaluación de responsabilidades. Asesorada por especialistas en derecho ambiental y ecología, Minatta identificó riesgos que podrían derivarse del funcionamiento de la planta. “Se va a tomar una cierta cantidad que podría ser perjudicial para el río y a la vez habrá una devolución de material tratado que podría ser contaminante”, advirtió.
En ese contexto, anticipó que podrían configurarse delitos ambientales en caso de comprobarse perjuicios al ecosistema del río Uruguay. Los delitos que se evalúan en forma preliminar incluyen “alguna violación a la Ley de Residuos Peligrosos o daño sobre el río”, figuras previstas en el Código Penal y en legislación ambiental argentina.
Asimismo, Minatta no descartó que haya funcionarios argentinos que “podrían ser imputados” en el caso de que se determine “algún incumplimiento de sus funciones”, por omitir acciones de control o gestión en defensa del medioambiente.
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“El saneamiento del Riachuelo no está cumplido”
“El saneamiento del Riachuelo no está cumplido”: denuncian abandono y retrocesos
Fecha de Publicación: 16/05/2025
Fuente: Portal FaroNoticias
Provincia/Región: Riachuelo
A pesar del cierre de la supervisión judicial por parte de la Corte Suprema, organizaciones sociales y vecinos afectados advierten que las condiciones en la Cuenca Matanza-Riachuelo siguen siendo críticas. El Estado fue denunciado ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.
Lejos de ser una historia cerrada, la contaminación de la Cuenca Matanza-Riachuelo sigue siendo una herida abierta para miles de personas. Un reciente artículo publicado por la Agencia de Noticias Científicas (ANC) retoma un reclamo urgente: el saneamiento del Riachuelo no está cumplido, pese a que la Corte Suprema de Justicia de la Nación haya decidido, en octubre pasado, dar por concluida su supervisión judicial del proceso.
Organizaciones como el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS) y la Asociación Ciudadana por los Derechos Humanos (ACDH), junto a otros actores, denunciaron al Estado Nacional ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, por violaciones sistemáticas a los derechos de los vecinos que habitan la cuenca.
El artículo de ANC señala que el Sistema Riachuelo, obra clave para el tratamiento de residuos orgánicos y la expansión de redes de agua y cloaca, aún no ha sido puesto en funcionamiento. Esta demora profundiza los efectos de la contaminación y perpetúa la exclusión en los barrios más vulnerables del sur de la Ciudad de Buenos Aires y el conurbano bonaerense.
“Ese sistema iba a evitar las descargas clandestinas. Nuestros barrios no están urbanizados y la población es cada vez mayor. Al no tener cloacas, muchos vecinos utilizan pozos ciegos que, cuando llueve, se desbordan y van directo al río. En ese momento, muchas empresas aprovechan la confusión y descargan sus residuos en la Cuenca”, relata Sergio González, vecino de Villa Jardín e integrante del Foro Hídrico de Lanús
La denuncia se suma a años de promesas incumplidas y políticas que, aunque anunciadas con bombos y platillos, no han llegado a transformar la vida cotidiana de quienes conviven con el veneno ambiental todos los días. A pesar de los avances formales, el Riachuelo sigue siendo un símbolo de deuda social y ecológica. Y como tantas veces en la historia argentina, la sentencia del poder judicial parece escrita lejos del barro, del agua sucia y del dolor de los más postergados.
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Cuestionan el acueducto del río Paraná a Córdoba
Acueducto del río Paraná a Córdoba: en debate, la calidad del agua y el impacto ambiental
Fecha de Publicación: 10/05/2025
Fuente: La Voz del Interior
Provincia/Región: Córdoba
El Foro Ambiental Córdoba pide audiencias públicas y duda que el agua sea confiable y de calidad. Desde la Provincia indican que se cumplen las leyes y que se garantizará la potabilidad.
La asociación civil Foro Ambiental Córdoba reclama la evaluación de impacto ambiental y la realización de una audiencia pública sobre el proyecto del Acueducto Interprovincial Santa Fe–Córdoba, que transportará agua desde la cuenca del río Paraná. Esa obra se encuentra ya en la etapa 1, que es el tramo entre la santafesina Coronda y la cordobesa San Francisco.
Se trata de la megaobra que llevan adelante los gobiernos de Córdoba y de Santa Fe, con financiación internacional, y que garantizaría el acceso de agua potable a 83 pueblos y ciudades de ambas provincias. En su etapa final, llegaría hasta la Capital de Córdoba.
El proyecto está a cargo de la Unidad Ejecutora Biprovincial.
El 11 de marzo, el Gobierno de Córdoba, a través del Ministerio de Infraestructura y Servicios Públicos, publicó el “Aviso de Proyecto, etapa I Coronda-San Francisco en concordancia con la ley de Política Ambiental de Córdoba 10.208, anexo II”.
El informe, que tiene por objeto cumplir con el marco regulatorio provincial, sostiene, en la página 34, que “el sistema de provisión de agua de Córdoba se encuentra al límite de su capacidad, por lo que la posibilidad de traer agua desde una fuente confiable que asegura calidad y cantidad, como es el río Paraná, es de vital importancia para la calidad de vida de los pobladores.”
El Foro Ambiental, que cuestiona la obra desde su primera presentación en 2011, sostiene que esa afirmación no se corresponde con la realidad. Sobre todo en cuanto a que se trata de “una fuente confiable que asegura calidad y cantidad” de agua.
“Es sabido que el río Paraná recibe aguas cargadas de agroquímicos por todos sus afluentes”, afirmó el biólogo Federico Kopta, presidente del Foro.
Como ejemplo, mencionó el estudio realizado por los investigadores Alicia Ronco y Damián Marino, de la Universidad Nacional de La Plata, publicado en la revista Enviromental Monitoring ad Assessment, que advierte altos niveles de glifosato y de su metabolito de degradación Ampa en los cursos medio y bajo de los afluentes tributarios del Paraná, debido a la agricultura intensiva de la región.
También señaló otros trabajos realizados por investigadores del Conicet y de la Universidad Nacional del Litoral, en los que se evidenció presencia de agroquímicos en la cuenca hídrica.
“Lo lógico sería que se haga la evaluación del impacto ambiental para asegurarnos de que no estemos tomando agua con plaguicidas”, subrayó Kopta.
La respuesta de la Provincia
Victoria Flores, ministra de Ambiente y Economía Circular de la Provincia, dijo a La Voz que, por las características del proyecto, no requiere un estudio de impacto ambiental ni el trámite de audiencia pública según la ley 10.208.
“La norma establece las características sobre lo que se debe exigir al tener en cuenta una obra en la provincia. En este caso, al ser un acueducto se encuadra en aviso de proyecto”, aclaró Flores.
En el caso de la calidad del agua, la ministra remarcó que se monitoreará una vez que el acueducto esté en funcionamiento. “El mayor caudal de agua lo tiene Santa Fe, que realizó los informes, además de los realizados en Córdoba por la Administración Provincial de Recursos Hídricos (Aprhi) ”a los cuales nos atenemos”, expresó.
Agregó que una vez que se haga la distribución del recurso, el Ministerio tiene mecanismos de control, a través de la Policía Ambiental, tal como se monitorean las plantas potabilizadoras ya existentes en la provincia.
Contrapunto
En el aviso del proyecto, el Ministerio de Ambiente y Economía Circular, con la firma de Flores, encuadró la obra dentro de la ley de Política Ambiental Provincial 10.208 y en la ley 10.830.
El anexo II de la norma 10.208 incluye que los proyectos de gestión de agua, como acueductos y conducciones que deriven aguas de una cuenca a otra, obligatoriamente están sujetos a presentación de aviso de proyecto y condicionalmente sujetos a presentación de estudio de impacto ambiental.
Es decir que la normativa se aplica sobre la obra y no sobre el tratamiento del agua ni sobre su distribución.
Pero Kopta planteó que encuadrarla en ese anexo es erróneo porque debería hacerse por el anexo I de la misma ley, en el punto 26. E insiste en que incluye la captación y tratamiento del agua, que aunque no esté en la provincia de Córdoba, sí es un recurso que terminarán bebiendo miles de cordobeses.
Ese punto –sostiene el Foro– requiere un estudio de impacto ambiental y una audiencia pública para evaluar la captación, tratamiento y distribución de aguas superficiales permanentes para abastecimiento de poblaciones iguales o mayores a diez mil habitantes, o que se localicen en espacios clasificados como áreas de protección conforme a la ley 5589 del Código de Aguas de Córdoba.
Agua de la cuenca del río Tercero
Kopta –como lo plantearon varias organizaciones ambientalistas en los últimos años– insistió en que “lo más lógico y económico”, sería llevar al Gran Córdoba agua desde la cuenca del río Ctalamochita (o Tercero). “Incluso, nos parece adecuado hacerla desde la zona alta de esa cuenca, del embalse Cerro Pelado, en Calamuchita”, marcó.
Si a esa agua se la hace bajar hasta el dique Piedras Moras (en Almafuerte) “son 90 kilómetros para conducirla, pero traerla del Paraná son casi 390 kilómetros”. Además, desde Santa Fe supone un desnivel que demanda un sistema de bombeo.
Sobre esta discusión, el ingeniero Mariano Corral, del Laboratorio de Hidráulica de la Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC), realizó, en 2019, un estudio de alternativas de abastecimiento de agua. Y concluyó que ante las sequías esta fuente tiene comprometida su oferta hídrica y no alcanza a cubrir la demanda de las poblaciones que se pretende cubrir.
Corral expuso que, en cambio, la cuenca del Paraná es una de más grandes del mundo y aun ante un escenario de sequía no habría problemas de provisión desde esa fuente.
Otro planteamiento del Foro Ambiental es que el gasto energético será muy grande e implicará emisiones de dióxido de carbono en altas cantidades, lo que añade impactos ambientales.
Coronda-San Francisco al 40%
El acueducto interprovincial Santa Fe-Córdoba se encuentra en el primer bloque de la etapa 1.
Se estima que el total de la obra beneficiará a 410 mil habitantes de ambas provincias.
La obra, cuyo contrato se firmó en 2023, se encuentra en un 40% de su etapa en el brazo Coronda-San Francisco, y con el llamado de licitación para dos bloques más. Aún no tiene fecha de finalización, y su evolución depende del financiamiento.
Este primer tramo cuenta con un financiamiento de 50 millones de dólares del Fondo Kuwaití para el Desarrollo Económico Árabe.
Este tramo, que casi no toca territorio cordobés, es marcado como “el corazón de la obra” porque se realiza la toma de agua del río, la instalación de más de mil metros de cañerías que transportará el agua hasta la planta de tratamiento y otras obras.
Luego, faltará la etapa que recorra desde San Francisco al Gran Córdoba.
Edgar Castelló, secretario de Infraestructura Hídrica y Gasífera de la Provincia, dijo a La Voz que el acueducto es una obra estratégica ante el cambio climático.
“Viene a cubrir la demanda para los años de sequía en la provincia”, indicó.
El acueducto inyectará agua a la red existente de acueductos del este de Córdoba, en la zona de San Francisco. “Allí descomprime el 20% del agua para la provincia”, indicó.
Castelló recordó que el primer acueducto de Villa María a San Francisco es de la década de 1930. En esa zona del este provincial, al igual que en Santa Fe, el agua de napas contiene arsénico (cuya ingesta prolongada puede provocar enfermedades).
“Santa Fe ya tiene ejecutado un plan de acueductos con tomas sobre el Paraná. Este río tiene un caudal de 16 mil metros cúbicos por segundo, contra 10 metros cúbicos que tiene el Suquía, por ejemplo”, expresó.
Castelló agregó que ante cualquier contaminación su proceso de dilución es muy grande. “Haciendo bien las tomas y ejecutando bien las plantas de tratamientos no hay problemas con la calidad del agua potable”, explicó.
Mencionó que Santa Fe tiene varias plantas “y no presenta problemas en la calidad del agua potable”.
Castelló enfatizó que en Córdoba se generan muchos inconvenientes con el recurso cuando hay dos o tres años de precipitaciones por debajo de la media anual. “Eso es lo que viene a solucionar el acueducto”, finalizó.
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Contaminación con hidrocarburos de Mendoza aumenta
Se expande la contaminación del agua con hidrocarburos en una zona clave de Mendoza
Fecha de Publicación: 26/04/2025
Fuente: MDZ
Provincia/Región: Mendoza
El acuífero que está bajo la refinería de Luján está contaminado con hidrocarburos. El lago subterráneo se expande y abarca a zonas productivas. La mega obra que se ejecuta en "modo oculto".
La calle Bajo Las Cumbres está en una zona privilegiada. La recorren turistas de todo el mundo para ver y disfrutar. Paisajes, buenos vinos y cordillera, en el corazón de Luján de Cuyo. Enfrente de la entrada a Bodega Séptima un hombre acomoda bidones de agua potable. “Casi todas las semanas traen el agua para tomar porque la otra no se puede usar”, dice. Ya es casi como una rutina, pues saben que no pueden tomar agua de red por el potencial riesgo para la salud y por eso una petrolera los abastece. Algo similar ocurre en las fincas del lugar y las que están en las calles Costa Flores, todas las que rodean a la refinería y ahora también en calle Cobos: el acuífero está contaminado por productos derivados de los combustibles que se producen a pocos kilómetros, en la refinería de la empresa petrolera YPF.
El origen de esa contaminación está en los enormes tanques de almacenamiento de combustibles del Complejo Industrial y en el poliducto, un sector desde donde se envían combustibles a medio país. Las filtraciones a las napas ocurrieron durante un tiempo extenso, pero incierto. La tierra tiene memoria y lo que no se veía en ese momento, se siente hoy: un enorme lago subterráneo de 10 kilómetros de extensión formado por agua contaminada con hidrocarburos. No hay certezas del volumen de contaminantes y esa realidad inquieta. Los primeros registros datan de los años 90, pero se tardó décadas en el reconocimiento y se perdió tiempo en el inicio el proceso de remediación. En ese recorrido hubo ocultamiento de información y negación.
En la zona más cercana a la destilería se mantiene una pluma de casi 3 kilómetros de extensión que tiene benceno, un hidrocarburo altamente peligroso para la salud. La “mancha” subterránea más grande se generó por el derrame de “MTBE”; un compuesto hediondo que se usaba en la producción de naftas y que se filtró por un tiempo prolongado al acuífero sin que nadie lo advirtiera. En los últimos años generó alerta la expansión hacia el Sur y el Este de la pluma de contaminación, con riesgo de abarcar más superficie de la prevista originalmente.
Para tratar de sanear el acuífero se ejecutó un plan de tres etapas que quedó chico. Ahora, debido a la expansión de la contaminación, recalcularon el esquema y el sistema para “limpiar” el acuífero incluye una mega obra con acueductos y una enorme planta de tratamiento para extraer el agua, limpiarla y reinyectarla. La obra está en ejecución y aunque es visible en plena Ruta 7, las razones se mantienen casi en secreto. Ni los vecinos de la zona conocen para qué se usarán los enormes caños que se instalan alrededor de la refinería y el corredor internacional.
Lago subterráneo
El Complejo Industrial Luján de Cuyo (CILC) es la segunda refinería de petróleo más grande de Argentina, detrás de la ubicada en La Plata. Allí llega el petróleo de todo Mendoza y se producen combustibles para 14 provincias. Incluso está en proceso de ampliación para poder procesar más petróleo de Vaca Muerta y el foco está en el gasoil con bajo contenido de azufre.
La zona industrial está montada a la vera del Río Mendoza y sobre la subcuenca El carrizal, uno de los acuíferos más sensibles e importantes del oasis norte. Es ese margen derecho del Río Mendoza, donde están algunos de los emprendimientos turísticos y productivos más relevantes de la Provincia, ya había dificultades por la carencia de agua y está vigente una restricción para perforaciones. Se trata de un acuífero libre, que está a unos 120 metros de profundidad. En los alrededores hay decenas de fincas y bodegas premium de distinta escala que tienen problemas por el riesgo ambiental.
Los informes de auditoría, a los que accedió MDZ, ya alertaban sobre un aumento en la concentración de contaminantes desde el año 2019 y, luego, una expansión hacia el Sur y el Este de la refinería. Incluso el cese de la crisis hídrica generó, creen, un escenario distinto. Con ese alerta, se plantearon los escenarios futuros sin intervención. En todos los casos la contaminación avanzaría hacia el Este y el Sur, con magnitudes distintas según la cantidad de agua. En los años "ricos" o húmedos, el riesgo sería mayor.
Esos informes alertan por la necesidad de mejorar el esquema de saneamiento “en atención al aumento en la concentración de MTBE de los pozos y la evidencia de la dirección del flujo hacia el sur y hacia el este”. No solo se hallaron rastros con mayor concentración de contaminantes y una pluma más extendida, sino también de combustibles. “Debido a la detección de FLNA (fase líquida no acuosa, es decir combustibles) la empresa YPF deberá presentar metodología de interpretación, frecuencia y análisis de los datos de FLNA reportados por el laboratorio asignado para el análisis de muestras del monitoreo”, dice uno de los documentos fechados en octubre del 2024.
El volumen de agua impactada aún no está mensurado, pero se estima con cálculos matemáticos. Hubo alertas por posibles nuevas fuentes de contaminación y así se advirtió en uno de los informes de auditoría realizados por el INA. La empresa aseguró que no hay fuentes nuevas de contaminación. Desde el Departamento General de Irrigación aseguran que hubo "falsos positivos" en cuanto a los picos de concentración de sustancias descubiertos, pero en sus informes se advierte sobre la expansión de la mancha.
Pero además hubo hechos no informados que generan desconfianza. Al trazar hipótesis sobre uno de los picos de contaminación descubiertos en los muestreos (donde se halló combustible en el acuífero), YPF reconoció que ocurrieron incidentes ambientales no informados. Uno de ellos fue, por ejemplo, el vuelco de 44 mil litros de gasoil en la zona de tanques, que permearon al acuífero. Ese incidente no fue informado nunca por YPF, que lo mantuvo en secreto a pesar del daño ambiental. En el mismo reconocimiento posterior se informó que el pretil de contención, es decir el tanque, no estaba impermeabilizado. Por la falta de comunicación del incidente el Departamento General de irrigación le impuso una multa de solo 603 mil pesos.
No fue el único. El año pasado se detectó una anomalía en el agua que surgía de la planta de descontaminación del agua. El agua que surge luego del proceso debe estar limpia de MTBE, pero en un análisis de rutina realizados el 11 y 12 de julio del 2024 se detectaron contaminantes. YPF tampoco informó de esa anomalía aún cuando está obligado a hacerlo y por eso se impuso una multa de un millón de pesos, que por la escala de la empresa es casi testimonial desde el punto de vista monetario.
Una obra en modo incógnito
Quienes transitan por la ruta 7 que va hacia Potrerillos y Chile pueden ver una enorme obra en ejecución. Zanjas, caños de gran envergadura y máquinas trabajando. A pesar del despliegue, no hay indicaciones acerca de qué se trata. El entramado de cañerías de 26 pulgadas se mete entre las fincas, los barrios y la refinería. Los mismos vecinos no fueron informados de las razones de esos trabajos, a pesar de que los caños pasan por la puerta de su casa. Esa red es parte del enorme plan para intentar contener y remediar la contaminación en el lugar.
El plan es extraer agua a través de 7 pozos nuevos, filtrarla en la planta industrial y reinyectarla al acuífero a través de 14 pozos que estarán ubicados en una extensa línea de contención. Esa barrera estará a lo largo de calle Cobos, en el Sur Este, y en el límite Este del barrio Costa Flores.
El sistema de acueductos está en ejecución. El Ministerio de Ambiente catalogó a la obra como de bajo impacto y por eso solo se hizo un "aviso de proyecto" porque se consideraron los trabajos civiles, pero no el proceso de saneamiento del agua contaminada. Por eso no se informó a la comunidad, ni se publicaron los datos de los estudios de impacto ambiental.
La intención es "empujar" el agua contaminada desde el Este al Oeste para contener el avance y, al mismo tiempo, extraer el agua con hidrocarburos para limpiarla en la futura planta ampliada. No hay datos sobre el impacto que puede tener en el acuífero general ese despliegue, aunque existe la obligación de mantener el balance hídrico de una de las zonas más sensibles.
Hasta hoy había tres formas de saneamiento. La primera barrera hidráulica la compone una batería de pozos que extrae agua de la periferia de la refinería y es tratada en esa planta industrial. Ese recurso es usado dentro del propio complejo industrial. La tercera barrera hidráulica está formada por otros pozos extractores ubicados en las fincas. Y la planta "Fambén" es donde se procesa agua extraída para descontaminar y luego inyectar. Además, las fincas y bodegas afectadas tuvieron que dejar de usar los pozos habituales, que fueron reemplazados por otros de mayor profundidad.
La planta de "limpieza" del agua puede procesar 800 metros cúbicos por hora. Pero el modelo de saneamiento quedó chico y deberá ser ampliado para procesar hasta 2800 metros cúbicos de agua por hora. Es casi el mismo volumen de agua que produce la planta Alto Godoy para abastecer al Gran Mendoza. En el plan presentado por YPF hay varias hipótesis que incluso dependen de variables climáticas y ambientales. Es que, por ejemplo, cuando hay años hídricos ricos, como ocurrió en la última temporada, el acuífero se recarga y la pluma se expande.
La dilación tiene una cadena de responsabilidades que quedó registrado en expedientes judiciales en los que hubo acuerdos económicos para evitar imputaciones.
Cuando surgieron las alertas YPF era controlada por la petrolera española Repsol. Hubo dos coincidencias. La primera finca que se vio afectada es propiedad de Codorniú, empresa vitivinícola que también es de capitales españoles y explota Bodega Séptima. El abandono del cuidado del ambiente en ese proceso productivo coincide temporalmente con lo que ocurría con la extracción de petróleo en áreas como Barrancas, que arrastraban cientos de pasivos ambientales que la propia Repsol, como dueña de YPF, dejó y que fueron inventariados en las prórrogas de concesiones posteriores y aún no terminan de sanearse.
Esa afectación al agua está tipificada como delito de contaminación por residuos peligrosos y las causas judiciales que se iniciaron tuvieron varios vaivenes en los que estuvieron en la mira judicial varios directivos de YPF y los responsables del Departamento General de Irrigación. Pero además hay presuntas víctimas con problemas severos de salud en los barrios aledaños al complejo industrial. En esa periferia hay tres barrios, dos escuelas y población dispersa. La petrolera estatal tuvo que indemnizar a 5 personas que tienen leucemia y que sus casos estaban en pleno análisis judicial para establecer alguna relación de causalidad con la contaminación.
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Justicia ordena sanear cuenca hídrica en Córdoba
Histórico fallo ordena al Estado sanear la cuenca del lago San Roque
Fecha de Publicación: 19/04/2025
Fuente: Comercio y Justicia
Provincia/Región: Córdoba
La Cámara Contencioso Administrativa de 3ª Nominación de Córdoba falló a favor de una acción de amparo ambiental colectivo impulsada por la Fundación para el Desarrollo de Políticas Sustentables (Fundeps) en 2022. En una decisión considerada un hito para la justicia ambiental argentina, el tribunal reconoció el grave daño ambiental en la cuenca del lago San Roque y ordenó al Estado provincial y a los gobiernos locales adoptar medidas urgentes, integrales y sostenidas para revertir la situación.
El fallo responsabiliza a las autoridades por acción y omisión ante la contaminación del recurso hídrico del que dependen más de un millón de personas. Además, obliga a la ejecución efectiva del “Plan de Saneamiento del Lago San Roque y de Desarrollo Sostenible”, presentado por el Gobierno provincial durante el proceso judicial, al que deberá incorporarse una serie de precisiones en un plazo de 30 días.
Entre las medidas más relevantes, se establece el cese inmediato de vertidos contaminantes, una fiscalización intensiva con sanciones por incumplimientos y una meta obligatoria de cobertura cloacal del 85% de la población de la cuenca en un máximo de ocho años. Esta última disposición acorta considerablemente los plazos inicialmente propuestos por el Ejecutivo, que proyectaban solo un 50% de cobertura en 15 años.
“Esta sentencia marca un antes y un después. Reconoce una crisis ambiental y sanitaria que afecta derechos fundamentales y exige respuestas urgentes, coordinadas y transparentes de las autoridades”, expresó Mayca Balaguer, directora ejecutiva de Fundeps. La dirigente destacó, además, que el fallo “visibiliza el valor de la participación ciudadana” en la defensa del ambiente y la salud.
Aunque el fallo respeta la autonomía municipal, señala que la Provincia de Córdoba tiene un rol central y la responsabilidad última por la degradación del recurso hídrico. En consecuencia, deberá cooperar técnica, operativa y financieramente con municipios y comunas para la construcción de redes cloacales, consideradas clave en el saneamiento de la cuenca.
Otros puntos centrales de la sentencia
- Reformulación del Plan en 30 días, con enfoque integral, transparente y participativo.
- Auditoría técnica obligatoria en seis meses, con evaluación de avances e indicadores.
- Creación de una plataforma digital pública en 90 días, accesible y adaptada, con información en tiempo real y espacio para aportes ciudadanos.
- Campaña sostenida de educación ambiental en toda la cuenca, con enfoque territorial.
- Participación directa de ciudadanía, organizaciones sociales y academia en la planificación y monitoreo del proceso.
Antecedentes y proceso judicial
La acción judicial fue presentada en noviembre de 2022 por Fundeps, luego de que estudios científicos y documentación histórica dieran cuenta de la crítica situación ambiental del lago San Roque. La organización ya había alertado en 2021 sobre el estado de las principales cuencas hídricas de Córdoba, publicando un informe diagnóstico con las causas de la contaminación y sus consecuencias en el ambiente, la salud y la biodiversidad.
Durante el proceso judicial, Fundeps aportó informes técnicos y científicos que respaldaron el reclamo, y subrayó la necesidad de una intervención estatal urgente. La Cámara actuó con “diligencia y compromiso ambiental y social”, señalaron desde la fundación.
“El saneamiento del lago debe constituir una verdadera política de Estado que trascienda gobiernos y garantice el derecho a un ambiente sano y al acceso al agua”, concluyeron desde Fundeps, que se comprometió a continuar monitoreando el cumplimiento de la sentencia.
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Entre Ríos pide medidas ante nueva industria uruguaya
Entre Ríos activa mecanismo de consulta en la CARU por planta de hidrógeno en Paysandú
Fecha de Publicación: 17/04/2025
Fuente: El Argentino
Provincia/Región: Entre Ríos
El gobierno entrerriano expresó su preocupación por la instalación de una planta de producción de combustibles sintéticos, entre ellos hidrógeno verde, en Paysandú, Uruguay.
Ante esta situación, el gobernador Rogelio Frigerio decidió activar el mecanismo de consulta previsto en el Estatuto del Río Uruguay a través de la Comisión Administradora del Río Uruguay (CARU), el organismo binacional creado por Argentina y Uruguay en los años 70 para regular las actividades sobre el curso de agua compartido.
“He instruido a las áreas correspondientes para iniciar las gestiones necesarias a fin de activar el mecanismo de consulta previsto en el Estatuto del Río Uruguay, en el marco de la CARU”, anunció Frigerio.
El gobernador ya había manifestado semanas atrás su preocupación durante una reunión con el presidente uruguayo Yamandú Orsi, a quien le transmitió el malestar de los entrerrianos. Según el mandatario provincial, la planta podría afectar el ecosistema regional y la actividad turística, especialmente en ciudades ribereñas como Colón, Concepción del Uruguay y Gualeguaychú.
El caso remite al histórico conflicto bilateral que enfrentó a Argentina y Uruguay por la instalación de la planta de celulosa de la entonces empresa finlandesa Botnia en Fray Bentos, que derivó en años de tensión diplomática, cortes de rutas y protestas en el puente internacional.
En este nuevo escenario, la representante argentina en la CARU, Ingrid Jetter, confirmó que ya se solicitó formalmente información sobre el proyecto a las autoridades uruguayas. “Vamos a seguir muy de cerca este tema trabajando mancomunadamente con Entre Ríos”, aseguró Jetter tras reunirse con Frigerio.
Desde el gobierno entrerriano insisten en la necesidad de respetar los mecanismos institucionales previstos para este tipo de emprendimientos sobre un recurso natural compartido. Además, advierten que la falta de información oficial genera incertidumbre en la población.
Mientras tanto, el tema comenzó a escalar tanto en medios argentinos como uruguayos, y ya ocupa espacio en portales nacionales como Infobae y El País de Montevideo. La CARU deberá ahora evaluar el alcance ambiental del emprendimiento y garantizar el cumplimiento del Estatuto, que establece que cualquier obra sobre el río debe ser comunicada previamente al otro país si puede causar perjuicio sensible.
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Sistemas cloacales sin el tratamiento adecuado
¿A dónde van los líquidos de tu baño y tu cocina? Advierten sobre un déficit ambiental poco conocido, pero preocupante
Fecha de Publicación: 15/04/2025
Fuente: La Nación
Provincia/Región: Nacional
Más del 72% de las plantas de tratamiento de aguas residuales no funcionan correctamente; impacto en la naturaleza y la salud
Casi toda el agua que pasa por algún tipo de alcantarillado en la Argentina no recibirá el tratamiento adecuado. En otras palabras, los líquidos provenientes de nuestras duchas, bidets, inodoros, bachas de cocina, lavarropas y algunas industrias llegarán a plantas de tratamiento, pero muchos de los patógenos, químicos y metales pesados caerán sobre ríos y lagos. Sitios en donde, de forma directa o indirecta, puede existir contacto con la gente.
Las razones son varias. Puede ser porque los sistemas encargados de tratar la contaminación están desgastados por el tiempo, porque no hay operarios capacitados o porque faltan componentes esenciales para depurar esos 2019 millones de metros cúbicos de agua que 21,4 millones de argentinos expulsan cada año por la red cloacal. Lo certero, según especialistas consultados por LA NACION, es que el contacto humano con esta agua puede representar una verdadera amenaza para la salud.
Datos obtenidos mediante un estudio de 2023, elaborado por la Dirección Nacional de Agua Potable y Saneamiento, mostraron que de las 600 plantas de tratamiento que hay identificadas en todo el país eran 376 las que trataban la mayor parte del agua residual de ciudades de más de 10.000 habitantes. De esas, solo el 27,6% del caudal era tratado adecuadamente, ya sea categorizadas en el relevamiento como buenas o, algunas, como regulares. El resto operaba con inconvenientes (en las categorías regular o mala), o bien estaban en reparación o construcción. Según Emiliano Aguerreberry, el especialista en saneamiento y agua potable que coordinó la investigación, el panorama no varió mucho desde entonces hasta la actualidad. A esto se suman situaciones más alarmantes, como las ciudades que nunca tuvieron plantas de tratamiento.
Tal es el caso de Rosario, Santa Fe o Reconquista, en la provincia de Santa Fe y a orillas del río Paraná. Así lo confirmó a LA NACION el secretario de Agua y Saneamiento provincial, Leonel Marmirolli, que admitió que esas, como otras poblaciones de varias provincias que se instalan en la ribera, carecen de plantas para tratar sus desechos.
“En estos sitios las aguas residuales se van al río. En el caso de las industrias hay un pretratamiento, pero para lo demás, no”, describió el funcionario. Aunque afirmó que se cumplen las normas provinciales, especialistas en saneamiento ven con preocupación el escenario de Rosario y otras ciudades: “No cumplen las normas de vuelco, porque no están filtrando nada”, respondieron.
Según el reporte publicado hace dos años que usa datos de 2019 y 2020, las provincias con más problemas son Buenos Aires, Santa Fe y Córdoba. “No es porque tengan un problema mayor a otras provincias, sino que son las que más plantas tienen”, explicó Aguerreberry, que aún se desempeña como asesor de la Dirección Nacional de Agua Potable y Saneamiento.
Amenaza a la salud
La mayor parte de las aguas residuales mal tratadas que pasan por algún sistema de drenaje provienen de los desagües residenciales. En números, un 84% de la población argentina vive en ciudades de más de 10.000 habitantes y el 61,7% dispone de red cloacal. En esa agua puede aparecer de todo. “No son solo excreciones lo que llega a las plantas, hay preservativos y toallas femeninas”, describió Aguerreberry.
El agua residual, entonces, puede ser un riesgo para la salud por la cantidad de patógenos y químicos que puede contener. Según Francisco Dadic, médico y profesor de la Universidad de Buenos Aires, especialista en medicina interna y toxicología, el contacto con agua contaminada puede provocar efectos agudos y/o crónicos. Dijo a LA NACION que el efecto depende de la concentración y el tipo de contaminante. “El agua puede tener metales pesados como plomo, arsénico, manganeso, cromo y cobre, que son cancerígenos. También puede estar contaminada con microorganismos. Los más convencionales son la Escherichia coli y Shigella. Estas bacterias están vinculadas a la gastroenterocolitis”, detalló.
Tanto Dadic como Aguerreberry resaltaron las consecuencias ambientales que pueden derivar de las fallas en el tratamiento de aguas residuales y que, a la vez, se vinculan a la salud humana. Pensemos que la mayor parte del agua que se desecha de las ciudades, sea tratada o no, desemboca en ríos. “Mucha gente usa el agua de ríos para regar plantas como lechugas, o pesca ahí mismo. Esa agua es compartida por la población de toda la cuenca. Incluso se puede convertir un problema interjurisdiccional. Vos estás liberando una cantidad de patógenos muy grande”, planteó Aguerreberry.
Las provincias más problemáticas
Según el Censo Nacional de 2022, los habitantes de las provincias de Buenos Aires, Córdoba y Santa Fe suman poco más de la mitad del total del país. En promedio, poco más de la mitad de ellos tienen una red de desagüe. También allí se concentran más de la mitad de las plantas procesadoras: en total, para 2020 se contaron 184, de las cuales 87 funcionaban mal.
Aguerreberry explicó que muchas plantas no operan por ausencia de presupuesto: “Muchas veces no hay personal, o el que tienen carece de formación. Entonces deja de haber mantenimiento. Después de un tiempo es más barato abandonarlas”. En otros casos faltan componentes esenciales, como los ecualizadores, que son parecidos a un tanque de concreto en el que se contiene el agua residual y ayuda a que el resto del sistema de tratamiento no se sobrecargue. Para la ingeniera ambiental del Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI) Ruth Rodríguez, este aparato es el corazón de cualquier planta que trata residuos industriales y que, en su mayoría, no desembocan en ninguna red cloacal.
Cantidad de plantas a rehabilitar por provincia
“Hace 19 años que trabajo en la temática y hemos determinado de que más de 80% de las plantas no funcionan porque no tienen ecualizador”, explicó Rodríguez durante la presentación de un reporte regional de la Feria Internacional para Agua, Alcantarillado, Drenaje y Soluciones para Recuperación de Residuos (IFAT) en la Cámara de Industria y Comercio Argentino-Alemana.
Quizás el caso que a los expertos consultados les llama más la atención es el de Santa Fe. No necesariamente por los problemas que aún persisten dentro de sus plantas de tratamiento, sino también por los sitios en donde no hay procesamiento alguno. Marmirolli, el secretario de Agua y Saneamiento de la provincia, explicó que al menos 42,5% de la población vive en sitios donde el agua no se trata. Como se dijo, muchas de estas personas residen en ciudades como Rosario, Santa Fe y Reconquista; el saneamiento de esa agua, como la de otras 12 localidades, es responsabilidad de la empresa estatal Aguas Santafesinas SA (ASSA). Según Marmirolli, diez de estas localidades tienen plantas e incluso han implementado cobros a los usuarios para mejorar el mantenimiento de las mismas; sin embargo, el desarrollo de nuevas plantas es algo que no han logrado concretar.
Marmirolli advirtió que la construcción de plantas en estas ciudades está en los planes, pero no ha sido posible por falta de presupuesto. “La Nación no ha dado dinero para varias obras que se habían empezado antes. La gobernación está financiando todo ahora, pero no es suficiente. Ahora estamos buscando fondos internacionales, en especial para las ciudades que no tienen ningún tipo de tratamiento”, explicó. Además, dijo que la provincia está trabajando en la expansión de la red de drenaje en las ciudades que no administra ASSA e indicó que el agua que pase a través de esa nueva red llegará a plantas que operan de manera óptima.
Por su parte, Edgar Castelló, secretario de Infraestructura Hídrica y Gasífera de Córdoba, respondió que lo que el reporte nacional de 2023 expone es una fotografía del pasado. “En los últimos ocho años se hizo mucho saneamiento. Había muchas plantas que estaban sobrepasadas. Implementamos un plan para rehabilitar la capital, tenemos una planta de primer nivel de barros activados [que tienen mayor capacidad de tratamiento], es una planta que funciona hace tres años”, sostuvo.
Como esta obra, Castelló desglosó varios proyectos que se han ejecutado en distintas partes de la provincia. Aseguró que el 80% del territorio tiene plantas de tratamiento e infraestructura central. “La red cloacal es lo que estamos tratando de expandir”, advirtió, y añadió que desde 2023 están recibiendo financiamiento del OPEC Fund for International Development. El monto ejecutado por la organización de estados petroleros es de 23.340 millones de dólares y restan 36.660 millones, según información oficial.
Finalmente, la provincia de Buenos Aires es quizás el caso más complejo. “Entre la concentración poblacional y la falta de planeamiento urbano, esta provincia siempre es un problema”, ponderó un especialista en saneamiento. Según el Plan Estratégico de Infraestructura 2020-2024 bonaerense, un 63,6% de la población allí tiene red cloacal. Y de las 122 plantas de tratamiento que registró el estudio nacional, 52 funcionaban mal. LA NACION intentó contactarse con el Ministerio de Infraestructura y Servicios Públicos bonaerense sin éxito.
¿Y el agua que consumen los porteños?
Según la información del reporte, varias de las provincias con las que la ciudad de Buenos Aires comparte afluentes tienen, en mayor o menor medida, deficiencias para tratar sus aguas residuales. También –como se dijo– hay casos más graves, como los de Rosario, Santa Fe y otras ciudades del litoral, en las que no hay ningún tipo de tratamiento.
A esto se suma el vertido de residuos industriales que, en muchos casos, se arrojan de forma clandestina a ríos y arroyos. Tal es el caso del arroyo Sarandí, que el 6 de febrero pasado se tiñó de un rojo vivo por pigmentos vinculados a industrias de curtiembres, alimenticias, textiles y farmacéuticas.
Así surge otro interrogante: si el agua cruda que se recolecta del Río de la Plata y del Paraná de las Palmas puede potabilizarse correctamente. Ante la consulta, Alejandro Barrio, director técnico y de Desarrollo Tecnológico en AySA, afirmó que no hay ninguna razón para alarmarse.
Barrio confirmó la contaminación de varios de los ríos cercanos a la ciudad de Buenos Aires. Sin embargo, las tres tomas de agua que AySA tiene para el abastecimiento de la Capital están lejos de confluir con los tramos contaminados. “En el caso del Río de la Plata, son los primeros 500 metros la zona contaminada y nuestras tomas están a un kilómetro y medio. La calidad es buena desde la toma y luego hacemos todo el proceso de potabilización”, detalló.
Además, explicó que la empresa realiza un monitoreo constante de la calidad de agua desde la toma, hasta el transporte y suministro a los consumidores. “Mucha gente se queja del sabor a cloro que puede tener el agua, pero ese es un sello para asegurarnos que no queda ningún patógeno allí. Además, ese sabor desaparece. Tan solo hay que dejarla una noche en la heladera”, concluyó.
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Neuquén suma más fracking y más peligros ambientales
Alarma por las perforaciones no convencionales que proyecta YPF en cercanías de los lagos Mari Menuco y Los Barreales
Fecha de Publicación: 15/04/2025
Fuente: Portal Minuto Neuquén
Provincia/Región: Neuquén
La operadora estatal tiene previsto realizar 87 pozos en el itsmo que conecta ambos embalses.
Las concesión otorgada en marzo de este año a la empresa YPF para explotar en el área La Angostura Sur II, a través de la técnica del fracking, ha encendido las alarmas de comunidades mapuches y asociaciones ambientales por encontrarse muy cercana a los lagos Mari Menuco y Los Barreales, espejos de agua de donde se extrae el agua potable para gran parte de la población de la ciudad de Neuquén.
El proyecto de YPF es perforar tres pozos piloto en el istmo que conecta los embalses Mari Menuco y Los Barreales. Según informó el Observatorio Petrolero Sur, se trata de una etapa inicial que contempla pozos horizontales con ramas laterales de 2 mil metros y 28 etapas de fractura cada uno. El plan completo prevé desarrollar 87 pozos en ese lugar.
El istmo donde proyectan ubicar los los pozos piloto de YPF es una franja angosta de tierra entre los dos embalses, lugar en donde se encuentra el sistema hídrico que abastece la ciudad de Neuquén, la ciudad de Centenario y los canales de riego del Alto Valle. “Cualquier incidente —una fisura, una pérdida, un error operativo— puede tener consecuencias directas sobre la calidad del agua y el equilibrio del ecosistema”, explicaron desde Opsur.
El proyecto se realizará sobre el territorio que reclama la comunidad mapuche Kaxipayiñ, quienes exigieron al gobierno provincial que se respete el derecho a la Consulta Previa.
“Nos enteramos del proyecto porque tuvimos que parar un par de máquinas de YPF que ya estaban dentro del territorio reconocido de la comunidad”, declaró el werken Gabriel Rolando Cherqui a OPsur.
En el mismo contexto, la Confederación Mapuche de Neuquén organizó una reunión multisectorial de urgencia para analizar la situación y realizar posibles acciones en defensa de los lagos Mari Menuco y Los Barreales.
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Agrotóxicos. Controles en el agua. Escuelas Fumigadas
Fecha de Publicación: 14/04/2025
Fuente: Portal elDiarioAR
Provincia/Región: Nacional
Los plaguicidas usados actualmente no están contemplados en los controles del agua potable. El Estado reconoce la necesidad de regularlos, pero lleva casi dos décadas sin avanzar en una norma concreta, de acuerdo con este trabajo de la Unidad de Investigación (UDI) de elDiarioAR.
Beber como mínimo dos litros de agua a diario es una indicación que se repite hasta el hartazgo como una buena práctica para la salud. Esta prescripción se basa en un presupuesto: el agua que tomamos es segura. Pero, ¿qué pasa si el agua que ingerimos tiene contaminantes como plaguicidas y no lo sabemos? ¿Qué parámetros se utilizan para determinar que el agua es potable?
En Argentina -país agroindustrial por excelencia- el Estado evalúa la calidad del agua potable sin considerar la presencia de la mayoría de los plaguicidas de uso actual, como atrazina o glifosato. Es más: el Estado asumió la necesidad de regular cantidades máximas de estos contaminantes y creó dos grupos de trabajo para que realicen esta tarea, pero nunca lo concretó, de acuerdo con las consultas a documentos oficiales y entrevistas realizadas por la Unidad de Investigación (UDI) de elDiarioAR en los últimos meses.
En consecuencia, el agua de la canilla de cualquier persona que vive en Argentina -salvo en algunas provincias con regulaciones propias- podría contener concentraciones elevadas de agroquímicos sin que se detecte. Y lo que es peor aún: el Estado asumió hace 17 años esta carencia pero no ha dado todavía respuesta.
Crónica de una (no) regulación anunciada
En 2006, la Asociación Civil Foro Ambiental de Córdoba realizó un relevamiento en el que detectó que había dos temas prioritarios ambientales: “Uno era la necesidad de controlar residuos de plaguicidas en frutas y verduras y el otro era el de actualizar la normativa sobre plaguicidas en agua potable, que sólo incluía algunos desarrollados en tiempos de la Segunda Guerra Mundial”, contó a elDiarioAR Federico Kopta, biólogo y actual presidente del Foro.
Para abordar la segunda problemática lo que había que hacer era lograr una actualización del Código Alimentario Argentino, la normativa que en su Capítulo XII indica cuáles son las características que debe tener el agua para ser considerada potable.
El organismo encargado de su modificación es la Comisión Nacional de Alimentos (Conal), conformada por otros organismos oficiales: la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnologías (Anmat), el Instituto Nacional de Alimentos, el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa), la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca y las distintas jurisdicciones del país.
Además, según establece la ley que lo creó, la revisión del Código Alimentario tiene que ser permanente, por lo que el camino no podría ser tan complicado: el Foro tenía que exponer el problema, la Conal, hacer un análisis de los pedidos y definir los cambios correspondientes.
Pero nada de esto sucedió. Lo que pudo reconstruir la UDI de elDiarioAR, a partir del análisis de los diferentes documentos oficiales obtenidos por pedidos de acceso a la información pública, fue que desde 2007 hasta la actualidad hubo un sinfín de idas y vueltas con esta tarea fundamental para la salud de las personas entre distintos organismos públicos y que quedaron en la nada.
La historia
En 2007, luego de que el Foro Ambiental de Córdoba relevara que en Argentina no estaban regulados niveles máximos permitidos de plaguicidas de uso actual en el agua potable, el colectivo envió una carta a la Anmat, otra a la Dirección Provincial de Agua y Saneamiento de la provincia de Córdoba y una tercera a la Defensoría del Pueblo, con los fundamentos técnicos sobre por qué había que actualizar la lista de plaguicidas.
Después de un año de burocracia el Estado asumió la necesidad de ampliar la regulación de agroquímicos en agua potable en septiembre de 2008, cuando la Conal ingresó el pedido del Foro en una reunión plenaria que quedó registrada en un acta que lleva el número 78. En ese encuentro, la comisión acordó estudiar la inclusión en el Código Alimentario Argentino de los niveles máximos permitidos en el agua potable de los plaguicidas autorizados entonces en el país.
Seis meses después, en marzo de 2009, la Conal creó el Grupo de Trabajo “Plaguicidas y Cianotoxinas en Aguas”, coordinado por Senasa y el Instituto Nacional de Alimentos, con el mandato de actualizar la lista de estos contaminantes.
El Grupo se reunió en tres oportunidades. De la primera no hay registro, pero sí de la segunda, que ocurrió el 26 de junio de 2009. En esta reunión hubo reclamos cruzados. Por ejemplo, el Instituto Nacional de Alimentos dejó asentado que le había pedido datos sobre concentraciones de plaguicidas y cianotoxinas en el agua al Instituto Nacional del Agua y al entonces Ministerio de Ambiente pero que estos organismos no le habían respondido.
También le había solicitado esta información al Foro Ambiental de Córdoba, es decir, el Estado le pedía a una organización civil una información que, a priori, le corresponde tener oficialmente.
Hubo una tercera y última reunión del Grupo de Trabajo “Plaguicidas y Cianotoxinas en Aguas” el 28 de agosto de 2009 y participaron cuatro personas de Senasa y cuatro del Instituto Nacional de Alimentos. En el acta de ese encuentro se insistió con reclamos de información cruzada entre organismos. Además, Senasa destacó que consideraba “indispensable” para avanzar en el tratamiento de los límites de plaguicidas a incluir en la normativa “conocer el estado de situación de las aguas del país”, por lo que el organismo se comprometía a confeccionar un mapeo para informar en qué zonas se emplean puntualmente cada plaguicida.
Un dato sobre la composición de grupo de trabajo: uno de los coordinadores fue Diego Ciancaglini, por entonces coordinador de Agroquímicos y Biológicos de Senasa y quien desde ese lugar había expresado que el glifosato “cumple con todas las normativas” en una nota publicada por La Nación Campo.
Mientras en las reuniones de la Conal se pasaban la pelota unos a otros, la Defensoría del Pueblo de la Nación consultó a la cátedra de Toxicología de la Facultad de Medicina de la UBA sobre la necesidad de actualizar el Código Alimentario Argentino para incluir límites máximos de residuos de plaguicidas y cianotoxinas en el agua potable.
En su respuesta, su titular, el doctor Carlos Damin, y la jefa de trabajos prácticos de la cátedra, la doctora Ana Digón, consideraron “pertinente” el pedido de actualización.
En respuesta a un pedido de acceso a la información pública de elDiarioAR respecto a las conclusiones y acciones del Grupo de Trabajo “Plaguicidas y Cianotoxinas en Aguas” de 2009, la Anmat informó que “no presentó ninguna propuesta a la Comisión Nacional de Alimentos, por lo tanto, el grupo de trabajo quedó inactivo”.
Los años pasaron y el Foro Ambiental de Córdoba y la Defensoría del Pueblo de la Nación insistieron. En el acta número 142 de septiembre de 2021, la Comisión Nacional de Alimentos tomó un nuevo pedido de actuación para regular los agroquímicos en el agua potable. Pero esta vez, en lugar de crear un nuevo grupo de trabajo, amplió el alcance de otro ya existente rebautizándolo como “Contaminantes orgánicos e inorgánicos”. Para entonces, habían pasado 14 años y 64 reuniones sin avances sobre el tema.
Esta vez el pedido del Foro Ambiental era más concreto: proponía utilizar los niveles máximos permitidos por el Consejo de la Unión Europea (UE) de 1998: una legislación de avanzada con foco en la prevención de riesgos para la población que establece como regla que ningún agroquímicos puede superar una concentración de 0,1 μg/l (microgramo por litro) para una molécula aislada y que la suma de todos los plaguicidas encontrados no puede se mayor de 0,5 μg/l.
En junio de 2022 la Comisión Nacional de Alimentos acordó avanzar en un muestreo nacional a mediados de 2023 para evaluar el estado de situación en cuanto al agua potable de suministro público y agua potable de uso domiciliario. Pero tampoco sucedió.
La Anmat informó en agosto de 2024 en respuesta a un pedido de acceso a la información pública de elDiarioAR (y lo ratificó hace semanas por fuentes) que el último avance sobre el tema fue la tramitación para “adquirir bienes de laboratorio necesarios para optimizar las técnicas analíticas disponibles para la determinación de residuos de plaguicidas y así poder avanzar con el muestreo al que se refieren las mencionadas actas de la Conal”.
Estado de situación 2025
En las idas y vueltas entre el Foro, la Defensoría y distintos organismos estatales, el 22 de marzo de 2017, Alejandro Rubió -entonces integrante del Servicio de Evaluación Bromatológica del Departamento de Legislación del Inal- hizo un informe en el que aseguró: “Todo contaminante que no esté detallado en la normativa se encuentre prohibido”. Es decir, que si un contaminante está indicado en el Código Alimentario Argentino, el agroquímico puede contener ese contaminante en la concentración que fije el límite de la norma. Si por el contrario el contaminante no está mencionado ni fijado su límite en el código, su sola presencia hace que el producto no sea apto para su consumo, explicó Rubió en el documento.
En la actualidad el Código Alimentario Argentino establece límites para la presencia de 26 contaminantes orgánicos, 17 vinculados con el agronegocio como aldrin y dieldrin (insecticidas ampliamente usados en los 70 que ya fueron prohibidos), clordano y DDT (pesticidas que también fueron prohibidos en gran parte del mundo) o 2,4 D (herbicida).
Sin embargo, no están incorporados otros de amplio uso actual como los herbicidas atrazina (o su derivado hidroxiatrazina), metolaclor, imazetapir y glifosato ni insecticidas como el imidacloprid.
Siguiendo el principio que explicó Rubió sobre el Código Alimentario Argentino, si en una muestra de agua se detectara atrazina o glifosato entonces se podría considerar que el agua no es potable. Pero al no estar detallados sus límites, ¿quién busca si estos contaminantes están? La respuesta varía dependiendo de la jurisdicción, porque mientras la regulación nacional sigue sin actualizarse, algunas provincias o prestadoras de servicios de agua de red avanzaron por su cuenta.
De acuerdo al relevamiento que hizo la UDI de elDiarioAR con prestadoras de agua de red de distintas jurisdicciones, en la provincia de Buenos Aires, por ejemplo, Aguas Bonaerenses Sociedad Anónima (ABSA) -que está en La Plata y otras localidades cercanas- y Obras Sanitarias Sociedad del Estado (OSSE) -que opera en Mar del Plata y sus alrededores- se rigen por la ley provincial 11.820 (Anexo A), que no incorporan plaguicidas de uso actual como la atrazina o el glifosato.
Respecto a la Ley 26.221, que regula en el Área Metropolitana de Buenos Aires la prestación del servicio de provisión de agua potable, como el de la empresa AYSA, los contaminantes orgánicos que menciona son los mismos que el CAA, con algunas variaciones en los límites máximos, es decir que tampoco integran al análisis los agroquímicos más usados.
Distinto es el caso de Aguas Santafesinas SA (ASSA) - que presta servicio en las ciudades de Cañada de Gómez, Casilda, Capitán Bermúdez, Esperanza, Firmat, Funes, Gálvez, Granadero Baigorria, Rafaela, Reconquista, Rosario, Rufino, San Lorenzo, Santa Fe y Villa Gobernador Gálvez- que se rige por la ley provincial 11.220 pero, además, desde la empresa informaron que controlan la presencia de atrazina, glifosato, AMPA, endosulfán, y cualquier otro componente que fuera necesario controlar para garantizar la prestación del servicio.
En el caso de la provincia de Córdoba también se avanzó más allá del CAA: en 2016, gracias al trabajo del Foro Ambiental, el Estado provincial aprobó nuevas normas provinciales de calidad y control de aguas para bebida, que incorporaba 12 nuevos plaguicidas y una cianotoxina al control de rutina, además de nuevos elementos químicos como el uranio.
En diálogo con elDiarioAR, el presidente del Foro Ambiental de Córdoba, Federico Kopta, sostuvo que la diferencia por la cual se pudo avanzar en la provincia de Córdoba y no en la Nación es porque en esa jurisdicción “existió una competencia técnica por parte de un decisor que era un ministro y una posterior decisión política”.
El que busca, encuentra
Desde 2010, el Laboratorio de Análisis de Plaguicidas de la Estación Experimental Agropecuaria (EEA-INTA) Balcarce fue contactado por comunidades vecinas, municipios y productores agropecuarios organizados para indagar sobre la presencia de plaguicidas en aguas destinadas al consumo humano.
Entre 2019 y 2022 se tomaron muestras de aguas subterráneas que tenían profundidades que variaban desde un mínimo de 17 metros hasta más de 50 y abastecían tanto a redes públicas (es decir, a empresas proveedoras de agua) como a privados (familias o establecimientos que realizan sus propios pozos).
En esas muestras se buscaron 53 plaguicidas y productos de degradación. En enero de 2024 se publicó un paper con los resultados que revelaron “una presencia generalizada de pesticidas y productos de degradación en el agua potable de la región pampeana”.
“Los pesticidas detectados con mayor frecuencia tanto en el suministro público (atrazina, imidacloprid , hidroxiatrazina, imazetapir y 2,4D) como en el suministro privado (atrazina, metolaclor , hidroxiatrazina, imidacloprid) fueron prácticamente los mismos”, indica el trabajo cuya primera autora es la investigadora argentina Virginia Aparicio.
De este listado, sólo el 2,4D se mide en el Código Alimentario Argentino. El estudio señala que “la población está expuesta a productos químicos que no son monitoreados debido a la obsolescencia de las normas actuales”.
Una clave: durante el período de recolección de muestras, el 25% del suelo estaba plantado con cultivos de invierno, mientras que poco menos del 50% estaba destinado a cultivos de verano, especialmente maíz y soja. “La correlación entre los plaguicidas utilizados en estos cultivos y los encontrados en el agua potable fue significativa/notable”, concluyó el estudio.
El agua en las escuelas
Ante la falta de mediciones oficiales y tras sufrir fumigaciones directas o cercanas, comunidades de escuelas rurales de todo el país —impulsadas muchas veces por docentes—realizaron relevamientos junto a equipos científicos de distintas universidades.
El 10 de septiembre de 2024, la Campaña por el Agua Limpia en las Escuelas (CALE) sistematizó información sobre la medición de más de 34 instituciones de nueve municipios bonaerenses: Baradero, Exaltación de la Cruz (tanto de Barrio San José como de Parada Robles), Lobos, Marcos Paz, Navarro, General Puerreydón (El Coyunco, La Peregrina, Laguna de los Padres), Pergamino, San Miguel del Monte y Tandil.
Los relevamientos fueron impulsados entre 2019 y 2022 por organizaciones locales, universidades y colectivos como la Red Federal de Docentes por la Vida, es decir que no fueron ordenados por gobiernos municipales, ni provinciales ni el nacional.
Luego de un trabajo de meses de recopilación de información, la CALE socializó un cuadro que muestran la presencia de distintos agroquímicos en agua, y en muchos casos también de arsénico, los cuales, combinados, generan un efecto sinérgico, maximizando su contaminación.
Entre los agroquímicos que más aparecieron en el agua de las escuelas figuran atrazina, glifosato (y su metabolito AMPA) y 2,4 D.
Política de Estado
El Estado argentino reconoce oficialmente no tener información sobre cuáles son los agroquímicos más usados. Al menos esto informó Senasa a elDiarioAR, aunque sí proveyó el listado de los autorizados.
Ante la falta de datos estatales, elDiarioAR consultó a la Cámara de Sanidad Agropecuaria y Fertilizantes (Casafe) que reúne a los principales fabricantes y vendedores de agroquímicos. Esta entidad informó que “de acuerdo con los últimos reportes de mercado (2022), se comercializaron en el país 188 millones de litros/kilogramos de principios activos de fitosanitarios excluyendo a los fertilizantes”, aunque aclaró que la venta no implica que efectivamente se haya usado ese volumen.
También señaló, en relación a las ventas, que “los herbicidas representan aproximadamente el 90%, mientras que el 10% restante está representado por insecticidas y fungicidas”. “Esto se debe al predominio del sistema de siembra directa y la gran extensión de superficie agrícola de nuestro país”, pero la organización tampoco tiene el listado de los agroquímicos más usados.
“La falta de esta información oficial no es casual, de hecho, es la primera excusa que esgrimieron para no regular. Hay una decisión tomada donde los vacíos, las negaciones y la ausencia de datos estatales son centrales”, señaló a elDiarioAR la antropóloga Paula Blois, coautora junto a Guillermo Folguera del libro Veneno.
Y continuó: “Hay cientos de estudios que demostraron que cuando las comunidades hacen mediciones hay agroquímicos en agua para consumo humano y es esperable que así sea si cursos de agua, suelos y lluvias tienen venenos”. Blois sostiene que cuando hay algún estudio promovido desde el Estado, la información disponible es deficitaria. Entonces, el Estado no está “ausente”, “el Estado interviene negando. Interviene corriéndose, negociando y dejando hacer a las empresas. Interviene con sus fragmentaciones. Y, también, interviene creando comisiones”.
En la misma línea de Blois, Federico Kopta sostuvo que “si algo no se mide da la sensación de que no existe, de que no hay problema, y entonces no hace falta hacer nada. En algún punto, la medición de los plaguicidas en el agua es la punta de la cadena que desnuda un modelo productivo basado en el uso de agroquímicos que termina envenenando el agua, y eso cuestiona el modelo del que ganan no sólo las empresas químicas y sus distribuidores, sino también los productores y los pueblos donde la economía se mueve con ese modelo productivo. Por eso hay un pacto de silencio implícito”.
La UDI de elDiarioAR se comunicó con Anmat y Senasa para solicitar entrevistas con miembros de los grupos de trabajo, así como con responsables para conocer el estado de situación actual pero al cierre de esta nota no tuvo respuesta.
“El problema es que, en definitiva, en Argentina el veneno es una política pública”, concluyó Blois.
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Escuelas fumigadas: estos son los niveles de agroquímicos detectados en el agua potable que toman los niños
La UDI de elDiarioAR informó cómo los plaguicidas usados actualmente no están contemplados en los controles del agua potable. El Estado reconoce la necesidad de regularlos, pero lleva casi dos décadas sin avanzar en una norma concreta. Los resultados de análisis del agua en las escuelas rurales de la provincia de Buenos Aires aportan datos urgentes ante el vacío que dejan las autoridades.
La Unidad de Investigación (UDI) de elDiarioAR reveló este sábado que a pesar de haber creado dos comisiones para regular los agroquímicos en el agua de consumo, el Estado argentino no avanzó en ninguna propuesta por más de 17 años y dejó un vacío legal que podría afectar la salud de las personas. Esta situación impacta especialmente a las niñeces y adolescencias que acuden a escuelas rurales, donde ocurren fumigaciones frecuentes a metros e incluso por encima de sus edificios.
Ante la falta de mediciones oficiales estas comunidades educativas realizaron a lo largo y ancho del país relevamientos propios acompañadas por equipos multidisciplinarios de distintas universidades y organizaciones locales, según la investigación de la UDI de elDiarioAR. Así surgieron decenas de estudios impulsados por fuera de los gobiernos y de la mano de colectivos como la Red Federal de Docentes por la Vida y de maestras que son emblemáticas en esta disputa con el sector agroindustrial, como Ana Zabaloy, Estela Lemes y Mariela Leiva.
De hecho, algunos de estos estudios fueron clave para demostrar el impacto ambiental de las fumigaciones, como los que realizó el químico fallecido Damián Marino junto a su equipo en el Centro de Investigaciones del Medioambiente (del Conicet y la Universidad de La Plata) con muestras de diferentes territorios, pero en particular de escuelas fumigadas.
El 10 de septiembre de 2024, la Campaña por el Agua Limpia en las Escuelas (CALE) publicó una sistematización sobre algunas mediciones realizadas entre 2019 y 2022 que alcanzaron más de 35 instituciones (aunque algunas de ellas están en el mismo predio). Se realizaron en nueve municipios bonaerenses: Baradero, Exaltación de la Cruz (tanto de Barrio San José como de Parada Robles), Lobos, Marcos Paz, Navarro, General Puerreydón (El Coyunco, La Peregrina, Laguna de los Padres), Pergamino, San Miguel del Monte y Tandil.
Los resultados fueron contundentes: los estudios arrojaron resultados positivos de agroquímicos en mayor o menor concentración en el agua que toman en las escuelas. Entre los que más aparecieron figuraban atrazina, glifosato (y su metabolito AMPA) y 2,4 D.
Estos hallazgos se dan en este contexto: el Estado evalúa la calidad del agua potable sin considerar la presencia de la mayoría de los plaguicidas de uso actual, como atrazina o glifosato. Es más: en las últimas dos décadas, el Estado asumió la necesidad de regular cantidades máximas de estos contaminantes y creó dos grupos de trabajo para que realicen esta tarea, pero nunca lo concretó, de acuerdo con las consultas a documentos oficiales y entrevistas realizadas por la UDI de elDiarioAR en los últimos meses.
En consecuencia, el agua de la canilla de cualquier persona que vive en Argentina -salvo en algunas provincias con regulaciones propias- podría contener concentraciones elevadas de agroquímicos sin que se detecte. Y lo que es peor aún: el Estado asumió hace 17 años esta carencia pero no ha dado todavía respuesta.
Luego de un trabajo de meses de recopilación de información, la CALE socializó un cuadro que muestran la presencia de distintos agroquímicos en agua, y en muchos casos también de arsénico, los cuales, combinados, generan un efecto sinérgico, maximizando su contaminación.
En diálogo con elDiarioAR, Leonardo Moreno, docente y miembro de la CALE, sostuvo que en la problemática del agua posiblemente contaminada en las escuelas confluye la responsabilidad del Estado en sus distintos niveles: “Trabajar desde el ámbito educativo nos puso a reflexionar: ¿quién es responsable de la calidad del agua de la escuela? La respuesta es el Estado”.
Además, el docente agregó que no hay dudas sobre cuáles son los organismos responsables de garantizar la potabilidad: “En la provincia de Buenos Aires, por ejemplo, es el Consejo Escolar el que analiza y te da el apto para el agua”. También mencionó la inacción del Poder Judicial: “¿Qué hace el Poder Judicial sabiendo que hay análisis que dicen que el agua está contaminada?”
La solución que se brindó para algunas escuelas fue la de proveer bidones o tanques con agua de otros lugares para evitar que se tome el agua supuestamente potable. Sin embargo, desde la CALE creen que es un paliativo: “Al principio veíamos como una solución que si el agua está contaminada entreguen bidones o camiones cisterna, pero luego nos preguntamos: ”¿Este agua también tiene análisis integral?“.
Organizarse en base al reclamo por el agua limpia en las escuelas no fue casual: “La escuela es el punto donde está toda la comunidad. Están las niñeces, el derecho a su crecimiento adecuado, a una alimentación saludable, pero también pensamos los derechos laborales de quienes trabajamos en la escuela. Por eso después hicimos una nota presentada a los sindicatos en 2022”, sostuvo el docente.
Escuelas rurales bonaerenses: el botón de muestra
Nadia Martín es docente de distintas escuelas de la Zona Oeste Rural de Mar del Plata y miembro de la CALE. Sostiene que a pesar de tener conocimiento de la presencia de agroquímicos en el agua desde hace años, fue el estudio realizado por las organizaciones el que proporcionó evidencia científica a la comunidad, permitiendo una mayor visibilización del tema, aunque la cobertura mediática disminuyó con la pandemia.
En diálogo con la UDI de elDiarioAR, Nadia Martín contó cómo le dieron a conocer la situación apenas ingresó a su cargo en la escuela número 50: “Trabajo en la escuela hace más de 10 años y desde el día que entré me dijeron: ‘El agua no se puede tomar, está contaminada’, pero nunca habíamos tenido un estudio fehaciente”.
El trabajo del Grupo Aguas, publicado en 2020, mostró niveles alarmantes de nitratos en varias perforaciones estudiadas en 2019: la perforación que abastece a la escuela EEP N° 51, presenta un valor de 174 mg/L, casi cuatro veces por encima del límite permitido por la normativa nacional (45 mg/L). Por una medida cautelar vigente, la institución recibía ya en 2020 agua potable de Obras Sanitarias.
Lo mismo sucede con otras escuelas, como la EEP N° 46, JP N° 918 y EES N° 50, con 89 mg/L de nitratos. En el caso de la EEP N° 8, las mediciones arrojaron valores de 30 mg/L aunque este valor se mantiene por debajo del límite.
En estas últimas cuatro escuelas, también se detectó glifosato en 22,3 µg/L y 14,1 µg/L respectivamente, ambas perforaciones muy por encima del valor regulado por la Unión Europea: 0,1 µg/L por sustancia individual y 0,5 µg/L para el total de pesticidas en una muestra de agua potable.
Ante el reclamo por parte de los docentes y familias de las escuelas al Consejo Escolar, ente responsable de las instituciones, éste envió muestras de agua a analizar en distintas ocasiones. Entre marzo de 2022 y junio de 2024 se realizaron al menos tres análisis fisicoquímicos y bacteriológicos de agua en aquellas escuelas, todos a cargo del Instituto de Análisis y Certificación de Calidad (INAC). En cada caso, los informes concluyeron que las muestras cumplían con los límites exigidos por el Código Alimentario Argentino (CAA).
Sin embargo, ninguno de estos estudios realizados midió los pocos agroquímicos regulados, y mucho menos los que son ampliamente utilizados por las actividades agrícolas (por ejemplo, atrazina y glifosato) pero que no están regulados en el Código Alimentario Argentino.
La profesora describió el entorno donde están ubicadas algunas de estas escuelas: “La zona donde está la escuela N°50 es el mayor cordón frutihortícola a nivel de tamaño de Sudamérica, te imaginás la cantidad terrible de agroquímicos que se tiran. (La escuela) está al lado del frutillar, de la zona de producción más grande. La mayoría de mis estudiantes viven en ‘el campamento’, que es un lugar donde residen las familias de los trabajadores rurales”, contó la docente.
Consultados por elDiarioAR, científicos que analizan agroquímicos y distintas sustancias en el agua potable comentaron que el resultado de un análisis de una muestra es como una “foto”, ya que las napas de agua son permeables. Tanto es así que se encuentra una correlación directa entre los cultivos de época y los agroquímicos utilizados con los que se suelen encontrar en las muestras de agua.
Así lo demostró un estudio del Laboratorio de Análisis de Plaguicidas de la Estación Experimental Agropecuaria (EEA-INTA) Balcarce que analizó un total de 53 plaguicidas y productos de degradación para evaluar su presencia en el agua potable. En enero de 2024 se publicó un paper con los resultados: “La correlación entre los plaguicidas utilizados en estos cultivos y los encontrados en el agua potable fue significativa/notable”. Además, se concluyó que “el estudio reveló una presencia generalizada de pesticidas y productos de degradación en el agua potable de la región pampeana”.
Por eso, el reclamo de los docentes puntualiza sobre el análisis integral del agua. En una gacetilla del 27 de diciembre último aseguraron que “el día 23 de diciembre se presentó la tercera nota en el año pidiendo el análisis integral del agua a las autoridades del Consejo Escolar y en particular, a la Consejera Escolar de Salud y Seguridad María Cristina Suarez... Habiendo transcurrido ya 3 meses, aún no hubo avances ni respuesta alguna”.
El último avance comunicado por la consejera escolar fue el 14 de enero pasado informando la presentación de la nota de pedido de análisis integral entregada por los docentes al Consejo, esta vez, en la sede de la Autoridad Del Agua (ADA) en La Plata. Además del envío por correo electrónico a la Comisión de Salud y Seguridad y a la Secretaría de Recursos Hídricos de la provincia de Buenos Aires.
“Lo que se necesita todos los años al iniciar el ciclo lectivo para tener seguridad es el estudio integral del agua. Un estudio químico y un estudio bacteriológico. La exigencia que teníamos nosotros como comunidad era el estudio más que nada químico para que detecte presencia de agroquímicos, de metales pesados, como por ejemplo el arsénico, que es lo que surgió, que tenía altos niveles en el último estudio, no aptos”, sostuvo Nadia Martín.
En aquel estudio de 2020, el Grupo Aguas concluyó que “las perforaciones que abastecen a la EP51, EEP N° 46, JPN° 918 , EES N°50 y EEP N°8 presentan contaminación por nitratos y/o el herbicida glifosato en niveles que representan un riesgo para la salud de la población que la consume. Por lo tanto, no pueden considerarse aptas para consumo y es urgente que se tomen las medidas necesarias para asegurar la provisión de agua potable en dichos establecimientos”.
Solo para ejemplificar, la Escuela Secundaria 50, que obtuvo en la muestra de 2019 un equivalente a 89 mg/l de nitratos y 14,1 ug/l de glifosato, luego tuvo el ya nombrado estudio químico y bacteriológico convencional, enviado por el Consejo Escolar. “Nos mandan este nuevo estudio medio recortado, que decía que estaba apto, pero eso fue hace dos años. No tenemos nada fehaciente que diga que no está contaminado. Entonces, los directivos lo toman como que no está contaminada y se cocina, se toma, los chicos van al patio y abren la canilla y toman”, contó la docente.
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