Extranjeros compraron miles hectáreas de bosques nativos
La trama detrás de las miles de hectáreas que compraron multimillonarios árabes en la Patagonia
Fecha de Publicación: 28/03/2025
Fuente:Newsweek
Provincia/Región: Patagonia
En el corazón de la Patagonia argentina, entre montañas, bosques vírgenes y ríos de deshielo, un ambicioso proyecto avanza casi en silencio. En una zona remota de Río Negro, los intereses de la realeza qatarí dieron forma a una megaestructura que combina lujo, energía y naturaleza.
Todo comenzó en 2017, cuando la empresa Baguales Acquisitions S.A., con vínculos directos con la corona de Qatar, adquirió estas tierras a manos del grupo belga Burco.
La zona, conocida por su atractivo turístico de alto nivel, ya contaba con un exclusivo centro de esquí. Pero los nuevos dueños no se conformaron con eso: iniciaron la construcción de una residencia privada de lujo para el emir, enclavada en la mesada Baguales, a escasos kilómetros del cerro Carreras.
Además de la mansión, el plan incluye la instalación de tres centrales hidroeléctricas en el arroyo Baguales, destinadas a abastecer de energía al complejo. En 2019, el gobierno provincial autorizó el uso de agua de dominio público para este fin, aunque no se difundieron los detalles sobre el posible impacto ambiental. Así, el proyecto se sumó a una lista creciente de inversiones qataríes en el país, como las iniciativas de exploración offshore que desde 2019 desarrollaron junto a Shell.
El misterio sobre el monto total de la inversión persiste, pero lo que sí está claro es que se trata de un enclave de difícil acceso, ubicado a más de 1.700 metros sobre el nivel del mar, donde también avanza un desarrollo inmobiliario exclusivo. Este sitio, diseñado como refugio de lujo, ofrece una vista privilegiada de la cordillera de los Andes y está rodeado por un entorno natural protegido.
El componente energético del proyecto ha llamado la atención, no solo por la construcción de las hidroeléctricas, sino también por el control de los recursos hídricos en una región donde este tema es especialmente sensible. Aunque se han presentado informes oficiales, los detalles técnicos siguen siendo limitados y el hermetismo alimenta el debate público sobre el impacto ambiental y la propiedad de tierras en zonas estratégicas.
Mientras tanto, la presencia de la familia real qatarí en la Patagonia despierta preguntas que van más allá del turismo o las inversiones privadas. ¿Qué otros intereses se tejen detrás de esta imponente infraestructura? ¿Cuánto poder representa el control de miles de hectáreas en uno de los rincones más puros del país?
El tiempo y las decisiones políticas dirán si este megaproyecto se convierte en un modelo de desarrollo o en un símbolo de desigualdad territorial.
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Tras incendios forestales comienza la lucha por sobrevivir
Mamíferos, anfibios y reptiles deberán sobrevivir al perder la biodiversidad por los incendios forestales
Fecha de Publicación: 19/03/2025
Fuente: Minuto Neuquén
Provincia/Región: Patagonia
La destrucción de hábitats naturales genera dificultades para la supervivencia de especies con baja movilidad. La competencia por recursos y el cambio forzado de nicho perjudican tanto a animales pequeños como a sus depredadores naturales.
Luego del trágico incendio en el Valle Magdalena, comienzan a verse las repercusiones negativas en los ecosistemas. Información salida desde el Parque Nacional Lanín explicó que este tipo de siniestros representa una grave amenaza para la variedad de seres vivos en distintas regiones, que afectan tanto a la flora como a la fauna de los ecosistemas dañados. La destrucción de hábitats naturales y la muerte de individuos son algunas de las consecuencias directas más preocupantes que dejaron estos eventos sobre la biodiversidad.
El impacto de los incendios forestales sobre las especies animales depende de diversos factores, entre ellos la velocidad del viento, la carga de combustible presente en la vegetación, la humedad del entorno, la época del año y la magnitud del fuego. Las especies con movilidad reducida, como pequeños mamíferos, anfibios y reptiles, enfrentan mayores dificultades para adaptarse a nuevas condiciones y encontrar refugio.
La biodiversidad sufre especialmente con la disminución de pequeños mamíferos como los roedores, que al ver reducida su población también afectan negativamente a los carnívoros que dependen de ellos para su alimentación, como zorros y aves rapaces. La modificación del equilibrio natural en la cadena alimentaria repercute en todo el ecosistema y compromete su estabilidad.
El cambio de nicho impuesto por los incendios expone a las especies sobrevivientes a un aumento de la competencia por recursos fuera de sus hábitats originales. Este desplazamiento forzado implica también un mayor riesgo de depredación y escasez de alimentos, lo que amenaza gravemente su capacidad de supervivencia.
La pérdida de biodiversidad genera efectos en cadena que impactan tanto a corto como a largo plazo. La desaparición o disminución de determinadas especies puede alterar la dinámica poblacional y modificar la estructura de las comunidades ecológicas. Incluso afecta a las especies mejor adaptadas para escapar de los incendios.
Expertos en conservación resaltaron la importancia de monitorear la recuperación de la biodiversidad en las áreas afectadas por incendios. Además, recomiendan continuar con estudios que permitan comprender mejor cómo estos eventos extremos influyen sobre las distintas especies y cómo estas reaccionan a la alteración de sus hábitats.
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El cauquén colorado en serio riesgo de extinción
Al borde de la extinción: la dramática situación que vive una de las aves más importantes de la Patagonia
Fecha de Publicación: 18/03/2025
Fuente: Canal 26
Provincia/Región: Patagonia
La población de esta ave, que alguna vez abundaba en el sur de Argentina y Chile, se redujo drásticamente en las últimas décadas. La caza, la introducción de especies invasoras y la degradación de su hábitat pusieron en peligro su supervivencia.
Una de las aves más representativas de la Patagonia se encuentra en una situación crítica. A pesar de haber sido una especie abundante hasta principios del siglo XX, su población disminuyó drásticamente, hasta el punto de que hoy solo quedan alrededor de 400 ejemplares en el continente.
La mayor parte de sus sobrevivientes se encuentra en las Islas Malvinas, donde enfrenta menos amenazas directas. Se trata de un ave migratoria que habita en la Cordillera de los Andes durante el verano y se traslada a la estepa patagónica en invierno, es decir, pasea entre Chile y Argentina todo el año.
Se trata del cauquén colorado (Chloephaga rubidiceps), una especie que pertenece a la familia Anatidae y se distingue por su tamaño relativamente pequeño, con una longitud de entre 50 y 55 centímetros. Su plumaje es predominantemente castaño rojizo en la cabeza y el cuello, con un anillo blanco alrededor de los ojos, un pico negro y patas anaranjadas.
Al igual que otras aves migratorias, brinda muchos beneficios a las personas y al planeta, al posibilitar la dispersión de semillas, la polinización y el control de plagas.
A diferencia de otros cauquenes, el cauquén colorado tiene un comportamiento territorial y puede ser agresivo en determinadas situaciones. Este rasgo, sin embargo, no fue suficiente para garantizar su supervivencia ante las múltiples amenazas que enfrenta.
Factores que amenazan la supervivencia del cauquén colorado
Declarada en peligro de extinción, a situación del cauquén colorado se deterioró debido a diversos factores, entre los que se destacan:
- Caza indiscriminada: durante muchas décadas, la especie fue objeto de caza intensiva, lo que redujo su población de manera alarmante.
- Depredadores introducidos: la introducción del zorro chilla en Tierra del Fuego en la década de 1950 fue devastadora para la especie, ya que este depredador caza ejemplares jóvenes y adultos. Asimismo, el visón representó otra amenaza importante.
- Pérdida de hábitat: la deforestación de las áreas donde la especie solía reproducirse afectó su capacidad de mantener una población estable.
La conservación del cauquén colorado es de interés internacional de acuerdo con lo establecido en el Plan de Acción Binacional para la Conservación del Cauquén colorado, firmado entre Argentina y Chile en el año 2013, a raíz de haber sido incluida en los Apéndices de la Convención Sobre Especies Migratorias de Animales Silvestres (CMS).
No obstante, los expertos advierten que todas las medidas implementadas hasta el momento no lograron revertir la situación crítica de la especie. Como consecuencia, el futuro del cauquén colorado sigue siendo incierto.
Para garantizar su supervivencia, es fundamental fortalecer los programas de conservación, controlar la presencia de especies invasoras y generar conciencia sobre la importancia de proteger este emblema de la fauna patagónica antes de que sea demasiado tarde.
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Preocupa la proliferación de pinos ante los incendios en el sur
Incendios en la Patagonia: del riesgo por la invasión de pinos a la importancia de preservar el paisaje nativo
Fecha de Publicación: 27/02/2025
Fuente: TN
Provincia/Región: Patagonia
Es una especie exótica que fue introducida para promover actividades productivas y poblar parte de la estepa. Estos árboles son más inflamables y más propensos a propagar las llamas.
Los incendios continúan azotando una parte de la Patagonia. Con más de 50.000 hectáreas consumidas por el fuego tanto en zonas protegidas como en lugares residenciales, la composición del paisaje patagónico toma relevancia por la presencia de especies de árboles exóticos que contribuyen a que estos eventos sean cada vez más intensos y prolongados. En concreto, los pinos provocan que las llamas que castigan cada año el sur argentino y la Patagonia chilena se potencien y generen perjuicios que no terminan cuando se acaban los focos.
Desde la década del 70, la plantación de pinos comenzó a expandirse en la Patagonia con el objeto de promover la industria forestal. Su propagación no solo reemplaza al bosque nativo, sino que, además, cuando llegan a la estepa (zona agreste, con vegetación herbácea) los incendios se vuelven incontrolables cuando pasan de los bosques a los pinares.
A ese problema, deben sumarse las características de los pinos: son más inflamables y más propensos a propagar incendios en caso de que se prendan fuego. Además, muchos de ellos se encuentran en zonas urbanas, lo que representa un riesgo para las personas en caso de que las llamas avancen sin control. Esta situación se presenta tanto en Argentina como en Chile.
Los incendios en la Patagonia ya arrasaron 51.132 hectáreas de acuerdo datos aportados por Greenpeace. Las zonas más comprometidas respecto a la cantidad de territorio quemado son los parques nacionales Lanín y Nahuel Huapi, además de las localidades de Atilio Viglione (Chubut), El Bolsón (Río Negro) y Epuyén (Chubut).
Advertencias
Hace cuatro años, una investigación del Conicet posterior a los incendios que azotaron a la Patagonia en el verano del 2021 daba cuenta de la proliferación de diversas especies de pino y cómo eran determinantes para el desarrollo de incendios forestales. Y varios años antes, en 2014, otro trabajo del organismo nacional indicaba que, por entonces, la Patagonia no estaba experimentando una invasión regional de pinos.
Pero las cosas cambiaron mucho en diez años. “Hay mucha mayor invasión. Es un fenómeno grave a escala local y cada vez se ven más pinos por todas partes”, explicó a TN Martín Núñez, investigador que participó del estudio en 2014 y que forma parte del Instituto de Investigación en Biodiversidad y Medioambiente del Conicet y de la Universidad de Houston.
La llegada de la especie se dio en el siglo XIX y se acentuó en el siglo XX para promover la industria forestal. Las primeras plantaciones, detalló Núñez, datan de 1920 en la Isla Victoria, en el lago Nahuel Huapi.
Cambios en los combustibles
El problema actual es que el pino avanza en la estepa y, con ello, aumenta el combustible disponible durante los incendios.
En Argentina se plantaron pinos para promover la industria forestal en la zona de Neuquén y, además, para cubrir algunas porciones de la Estepa Patagónica, en una zona donde casi no había material combustible. La situación hoy encuentra a estos ejemplares altamente inflamables junto al bosque nativo, redoblando la peligrosidad ante los incendios.
Anteriormente, estas zonas sin bosques funcionaban como una suerte de corte en caso de incendios, pero en la actualidad, se aumentó la presencia de potencial combustible ante los incendios.
En la Patagonia chilena también se da la invasión de pinos, aunque la principal diferencia con Argentina es que hay zonas más pobladas cerca de esos bosques.
La sustitución de los pastizales de la estepa por ejemplares de pino no sólo modifica el paisaje. Según explicó a TN el director del Instituto de Ecología y Biodiversidad de Chile, Aníbal Pauchard, las plantaciones de pino modifican el material combustible que queda disponible, tanto en cantidad como en composición. Esa condición, sumada a las olas de calor que se vienen experimentando y a vientos cada vez más intensos, son los componentes de lo que el especialista denomina la “receta para el desastre”. Y agregó que “con el cambio climático hubo períodos muy secos y de calor nunca vistos en esta zona”.
Además, Núñez agregó: “Los pinos son propensos a prenderse fuego y, con ello, a reproducirse. Están adaptados al fuego, tienen capacidad invasora. Los pinos se han plantado en varios lugares, aumentan el material combustible y cambian el ciclo y la intensidad del fuego”, agregó.
Pauchard, que también es doctor en Ecología Forestal, remarcó que se debe desterrar el mito de que el bosque nativo no se quema o que los perjuicios son menores. Pero sí remarcó la diferencia respecto de la velocidad del fuego en el caso de los pinos: las plantaciones son más densas y las pequeñas ramas que caen y se acumulan son gruesas, por lo que se descomponen despacio, generan más calor y quedan disponibles para que se prendan fuego. A ello debe sumarse la resina que producen los pinos, que es altamente inflamable.
También destacó que, ante incendios de pinos, las pavesas resultantes de esos eventos se multiplican. Son pedazos muy chicos que se desprenden y vuelan encendidos, como chispas, que pueden generar otros focos de incendios.
Ante esto, Pauchard señaló que lo ideal es que haya una “discontinuidad” del combustible. Es decir, que se respete la composición de la Estepa Patagónica, dominada mayormente por pastizales y plantas herbáceas. Dentro de esta región se encuentran los parques nacionales más comprometidos con los incendios: Lanín, Nahuel Huapi y Los Alerces.
Focos en las zonas urbanas
El coordinador de la campaña de Bosques de Greenpeace, Hernán Giardini, señaló a TN que actualmente las plantaciones de pinos no se dan sólo en zonas de estepa, por fuera de las zonas de bosques. También hay dentro de las zonas urbanas, producto de la expansión de ejemplares.
Esto es lo que podría derivar en situaciones como las que ocurrieron en Epuyén o en Mallín Ahogado, donde los incendios afectaron zonas urbanas, recordó Giardini, en una zona “con muchos pinos, algo que implica que el fuego se expanda más rápido que con un bosque nativo”.
“Es más complicado cuando tenés esa combinación de pinos cerca del bosque nativo porque no sólo la especie es más rápida para la expansión del fuego por la resina, sino que la madera es más combustible. El pino va desprendiendo ramas y escupe sus propias piñas a varios metros de distancia”, expresó.
En tanto, marcó que las recuperaciones también explican los motivos por los que los pinares se imponen a los bosques nativos: “En el postincendio, el pino crece más rápido y es más probable que le gane al bosque nativo. Así, la zona incendiada se convierte en un pinar, que se va a complicar cuando vuelva a prenderse”.
Para el referente de Greenpeace, los municipios y la Dirección Nacional de Bosques deben comenzar a reemplazar los pinares por árboles nativos dentro de los ejidos urbanos para evitar complicaciones mayores. Por caso, citó que “en Epuyén, el fuego se comió 70 casas en cinco horas”.
Asemás, resaltó que hay que hacer un llamado de atención porque “hay entre 500 y 1.000 focos de incendios todos los veranos. En la última década, los veranos tienen más altas temperaturas, más viento y más sequía”.
Ordenamiento del paisaje
El investigador chileno señaló que tanto en el sur de su país, que también atraviesa incendios por estos días, como en el de Argentina, hay que familiarizarse con que “los incendios van a ocurrir todo el año”, por lo que es necesario “modificar el manejo del fuego”.
Por otra parte, explicó que la situación es más compleja en Argentina: “La desventaja es que avanza sin parar y al no haber gente, como sí hay en Chile en los lugares donde se dan los incendios, no existe la misma preocupación. Idealmente, tendríamos que ir a la prevención de incendios y a tener paisajes en que el combustible era más adecuado, con mosaicos (de territorio) que contribuyan a combatir los incendios”.
Sin perder de vista a las actividades productivas, Pauchard no dejó de lado que manejar el territorio entre conservación y productividad es complicado: “Algunos quieren tener bosque natural para preservar; otros, plantaciones para ser productivos y otros, ganado. Pero organizar el paisaje requiere de un proceso social complejo”.
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Incendios en La Patagonia aún activos. Biodiversidad en peligro
Incendios en Lanín, Bariloche y El Bolsón: la pérdida de biodiversidad preocupa a los especialistas
Fecha de Publicación: 19/02/2025
Fuente: Diario Río Negro
Provincia/Región: Patagonia
En Los Manzanos se quemaron los bosques más húmedos de la región. En El Bolsón, la antropización y la cantidad de especies exóticas facilitaron la propagación del fuego. En Lanín estiman que tardarán entre 60 y 70 años en recuperarlo perdido.
Los incendios en La Patagonia aún siguen activos. Los especialistas estiman que la pérdida en biodiversidad es invaluable. De todos modos, el saldo recién podría conocerse una vez que el fuego sea contenido.
«Hablamos de bosques muy húmedos con mucha biodiversidad, mucha cobertura vegetal. Son lugares con mayor biodiversidad de animales, plantas y hongos que tardarán mucho tiempo en recuperarse. Hay mucha flora y fauna de alto valor afectado«. Así evaluó el biólogo Javier Grosfeld, técnico del Centro Científico Tecnológico (CCT) Conicet Patagonia Norte el impacto de los recientes incendios en la zona de Bariloche y El Bolsón.
«Uno puede calcular el costo operativo de un incendio, se suele hacer una evaluación de los datos de infraestructura ambiental, pero lo que nunca se hace es calcular el costo ambiental. ¿Cuánto es el bosque que se perdió?, ¿cuántos servicios ecosistémicos se perdieron?», planteó Grosfeld, especialista en conservación y gestión de recursos naturales.
Pérdidas por el incendio en Parque Nacional Nahuel Huapi
El incendio que se desató el 25 de diciembre en el sector Los Manzanos, en el parque nacional Nahuel Huapi, al sur de Bariloche, ya consumió 10.767 hectáreas. Aún no se cumplen dos meses y ya arrasó con casi el doble de la superficie de aquel primer incendio en la misma zona que se produjo en 2022 – y que afectó 6.400 hectáreas en tres meses -.
Grosfeld destacó que el incendio de Los Manzanos que ya avanzó hacia el lago Roca, el lago Martín, Steffen, la cascada Los Alerces y el cerro Santa Elena, afectó solo vegetación nativa. «Se han quemado los bosques más húmedos que tenemos. Por eso, es una reserva estricta. Hay todo tipo de representantes de la selva valdiviana, como alerces, mañius hembra, tineos, que uno puede ver especialmente en los bordes de lago Roca», describió.
Explicó que el bosque de coihue se podrá recolonizar a partir del aporte de la semilla que «quedó como sobreviviente». «Todo depende de cómo haya sido la intensidad del fuego que podrá evaluarse recién una vez que el incendio acabe», comentó y agregó: «Si la severidad no fue muy elevada y no se quemó el suelo, esas especies tienen posibilidad de germinar. Por eso, con un estudio puntilloso podremos saber en qué áreas hay posibilidad de que la regeneración natural prospere, sin intervención del hombre». Si la severidad fue alta será necesario intervenir con una restauración activa.
El bosque de lenga, en cambio, será difícil de regenerar ya que esa especie no rebrota. Por otro lado, el ñire, el radal, el maitén y la laura son matorrales. Se trata de ecosistemas más pirófilos (especies vegetales que resisten al fuego porque son capaces de soportar un incendio o pueden revivir después de un siniestro).
«La lenga o los bosques húmedos no son pirófilos: el fuego se detiene en ellos, más aún con tantos años de sequía. En esos bosques las especies no van a rebrotar fácilmente y será difícil su recolonización. Dependen de los individuos remanentes», acotó el especialista.
Grosfeld recalcó que muchas aves recorren esa región, al igual que pequeños mamíferos, como ratones, monitos de monte y gatos silvestres -incluso el gato huiña- y algunos reptiles.
«Lo cierto es que hay poco muestreo de esa zona porque es inaccesible. Solo pude recorrerlo una vez en 1992 y es de muy difícil acceso», advirtió.
Grosfeld consideró posible que, en poco tiempo, ese suelo quemado se recubra de hiedras y especies rebrotantes. Las lianas, pastos y hierbas reaccionan rápidamente.
«Según cual haya sido la intensidad del fuego, los amancay son importantes ya que tienen unos bulbos enterrados que les permite volver a brotar el año después del incendio. Por otro lado, la Muehlenbeckia lleva años esperando y es la primera especie que germina una vez que pasa el fuego. Después del incendio de Cholila, lo pudimos comprobar. Recubre rápidamente todo el suelo», puntualizó.
El costo ambiental por el incendio en El Bolsón
El incendio de El Bolsón, en cambio, ya afectó 3.825 hectáreas y se trata de dos sectores completamente distintos. El Área Natural Protegida del Río Azul (Anprale) es similar al sector de Los Manzanos con un bosque mixto, aunque un tanto más seco, con gran cantidad de coihues y cipreses.
«Lo que sucedió en Mallín se asemeja al incendio de El Hoyo: la presencia de pino sumado a los fuertes vientos hicieron que la corrida del fuego fuera muy rápida. Hay un proceso de antropización con especies exóticas que hicieron que el fuego avanzara más rápido de lo esperado. Entonces, cuando saltó el río en Mallín, el comportamiento fue tan extremo que resultó difícil de combatir», señaló.
En el caso del incendio que azotó El Bolsón, se vieron afectadas gran cantidad de mascotas y animales de granja.
Pérdidas de flora y fauna por el incendio en Parque Lanín
El incendio en Parque Nacional Lanín, en el Valle Magdalena, continúa activo desde el 30 de enero. Según los últimos registros ya hay aproximadamente 22.131 hectáreas afectadas. La zona incluye una Reserva Natural Estricta, donde especies en peligro de extinción y hábitats amenazados están en riesgo.
Martín Toledo, jefe de Incendios, Comunicaciones y Emergencias y técnico ambiental confirma que una vez que se logre apagar los distintos focos activos se podrá determinar las pérdidas de flora y fauna. Pero, asegura que la zona donde se esta desarrollando el incendio «la vegetación que está en este lugar quemándose tiene una parte de necesidad de incendios con una periodicidad. Por lo general la ecología del fuego habla que en 60, 70 años el bosque tiene que quemarse para no no generar carga de combustible disponible, que sería mucho material seco debajo de estos bosques que puede aumentar la intensidad». Pero, también dice que hay factores antropocéntricos y de calentamiento global que agravan la situación.
De material vegetal que se esta perdiendo por los incendios se encuentran: araucarias, raulies, lengas, ñires, coihues, coirones, ciprés de la cordilleras, lauras. «Hay varias especies que depende de la exposición crecen más o menos, y se establecen ahí. Y muchas veces hay prioridades en el combate, según la vegetación que tengamos enfrente. Por ejemplo, hay especies que son de semilla obligada, que que evolucionan con poco fuego, pero hay otras zonas con araucarias que necesitan los fuegos periódicos».
Respecto a la recuperación del bosque Martín Toledo asegura que es necesaria una investigación de largo plazo para saber con exactitud. Pero, proyecta: «hay algunos sectores que tuvieron mucha intensidad y las araucarias que se quemaron no se recuperarán y hay otros sectores donde hubo una intensidad aceptable para el bosque y se necesitan entre 60 y 70 años para que haya arbolitos del tamaño que hay ahora».
En la zona se ven afectados desde insectos, lagartijas, murciélagos, aves, animales chicos que no pueden escapar del fuego. También muchos peces y anfibios que han muerto por la elevación de la temperatura y la oxigenación del agua. También hurones, zorros, burritos de monte, pudú. «Depende del lugar en el que se encuentren y si tienen lugar para escapar. Ahí también juega al instinto de supervivencia de cada animalito«, especificó Toledo.
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El fuego incontrolable en la Patagonia
Incendios en la Patagonia: 14 mil hectáreas consumidas por el fuego en Lanín, evacuación preventiva en El Bolsón, medidas en Lago Puelo
Fecha de Publicación: 10/02/2025
Fuente: Diario Río Negro
Provincia/Región: Patagonia
La Patagonia se encuentra en alerta ante múltiples focos de incendio que se desataron en los últimos día. En El Bolsón trabajan brigadistas de distintas localidades para apagar el fuego que comenzó en la miércoles 29 de enero, hay focos activos en el parque Lanín en Valle Magdalena y Nahuel Huapi. También se desató un enorme incendio forestal en Chile, en la frontera con Neuquén. En Puerto Madryn lograron extinguir el incendio que se desató la semana pasada. Las llamas se contuvieron en Epuyén, Parque Los Alerces y en El Pedregoso.
Incendios en la Patagonia: fuego en El Bolsón, Epuyén y los parques nacionales Lanín y Nahuel Huapi, los detalles
El jueves, un incendio forestal de grandes magnitudes se desató en el circuito troncal del Cajón del Azul, en el Bolsón. Hay múltiples focos activos, y la situación es aún más crítica debido al fuerte viento que propaga las llamas rápidamente.
El incendio se desató en la zona del Cajón del Azul, con una columna de humo grande que es más visible desde Mallín Ahogado, Mallín Alto, Rinconada Inalef y, debido al viento, se propaga rápidamente hacia el este donde se encuentra ubicada la chacra Wharton.
En simultaneo, brigadistas continúan con el combate del fuego en los parques nacionales Lanín y Nahuel Huapi. Autoridades del parque nacional Lanín informaron sobre un nuevo foco de incendio en la zona centro, en el Valle Magdalena y detallaron que se trata de «un área de muy difícil acceso y «su dimensión está aún en evaluación«, a unos 12 kilómetros del área denominada «Tromen».
En el parque nacional Nahuel Huapi las altas temperaturas y vientos que se vivieron el jueves generaron un segundo foco de incendio en la punta del cerro Santa Rica y que rápidamente se propagó.
En Chubut hay dos incendios activos: uno en Epuyen y otro en Atilio Viglione. El de Epuyén pudo ser contenido. Durante los primeros días también se había registrado un foco en Puerto Madryn que logró ser extinguido Después se reportó otro en El Pedregoso.
Según los primeros informes las llamas, en la zona rural de Puerto Madryn, se habrían iniciado como consecuencia de la caída de un rayo, en medio de la tormenta que se desató en las primeras horas del jueves pasado.
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Incendios en la Patagonia totalmente desbordados
Los incendios en la Patagonia no se detienen y afectan ya más de 20.000 hectáreas
Fecha de Publicación: 05/02/2025
Fuente: Portal elDiarioAR
Provincia/Región: Patagonia
Los cinco focos principales se encuentran distribuidos entre las provincias de Neuquén, Río Negro y Chubut, en el sur del país.
La Patagonia atraviesa un verano trágico, con al menos cinco grandes incendios que han quemado ya más de 20.000 hectáreas, incluyendo en dos importantes parques nacionales y en los últimos días también en la localidad turística de El Bolsón, donde se registró la primera víctima mortal.
Los cinco focos principales se encuentran distribuidos entre las provincias de Neuquén, Río Negro y Chubut, en el sur del país.
El incendio más grave es el del Parque Nacional Nahuel Huapi, ubicado entre Neuquén y Río Negro y donde el fuego, originado a finales de diciembre pasado, ha arrasado más de 10.000 hectáreas en las zona de Los Manzanos y más de 600 en el sector de El Manso, según las últimas cifras difundidas por las autoridades del parque.
Las condiciones climáticas adversas, como fuertes vientos y altas temperaturas, dificultaron las labores de los cerca de 200 brigadistas que luchan para contener las llamas.
En el Parque Nacional Lanín, en Neuquén, el incendio en el Valle Magdalena, que comenzó a principios de enero, afectó ya más de 4.000 hectáreas y se mantiene activo pese al trabajo de más de un centenar de brigadistas y voluntarios.
La provincia de Chubut, más al sur del país, alberga otros dos importantes focos. El principal se encuentra en la localidad de Epuyén, donde el fuego quemó hasta el momento más de 3.500 hectáreas de vegetación, incluyendo matorrales, pastizales, plantaciones, arbustos y bosque nativo, además de al menos 70 viviendas.
En paralelo, la provincia registra otro foco desde el pasado 19 de enero, cuando se incendió la zona rural de Atilio Viglione, donde las llamas continúan activas y ya se han quemado más de 3.000 hectáreas.
Un muerto y miles de hectáreas arrasadas en El Bolsón
El incendio más reciente comenzó el pasado jueves en El Bolsón, una localidad ubicada en Río Negro y conocida por ser uno de los destinos más turísticos de la Patagonia argentina.
Según el último informe del Gobierno provincial, ya se quemaron unas 2.800 hectáreas y se registró el fallecimiento de un hombre de unos 80 años.
Más de 300 personas trabajan en la zona para intentar contener las llamas, algunos de los cuales lo hacen sobre el terreno y otros por aire, mediante el uso de tres aviones hidrantes y dos helicópteros del Servicio Nacional de Manejo del Fuego.
Tanto el gobernador de Río Negro, Alberto Weretilneck, como el de Chubut, Ignacio Torres, denunciaron que los incendios en sus provincias fueron causados intencionalmente.
Además, junto a los gobernadores de provincias aledañas, incluyendo al de Neuquén, elaboraron un documento conjunto en el que expresaron el “apoyo y compromiso en la lucha contra los incendios que afectan a la zona cordillerana”.
“Hoy, más que nunca, nos encontramos trabajando juntos para combatir los incendios y proteger a nuestras comunidades”, indicaron en el comunicado.
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Siguen muy complicados los incendios en la Patagonia
Incendios en la Patagonia: hay un nuevo foco en Puerto Madryn y se complica la situación en El Bolsón
Fecha de Publicación: 01/02/2025
Fuente: Clarín
Provincia/Región: Nacional
Un nuevo foco de incendio se originó en Chubut en cercanías de la ciudad de Puerto Madryn y se encuentra fuera de control, tras haberse propagado rápidamente por los fuertes vientos que soplan en la zona. Mientras tanto, el fuego continúa activo en otros puntos de la Patagonia y en El Bolsón las llamas avanzan favorecidas por las altas temperaturas.
El incendio en Puerto Madryn comenzó el jueves en una zona rural, al norte de la ciudad, y ya abarca más de 50 kilómetros cuadrados. Según los primeros informes las llamas se habrían iniciado como consecuencia de la caída de un rayo, en medio de la tormenta que se desató en las primeras horas de este jueves.
El intendente Gustavo Sastre recorrió la zona del incendio esta mañana, y además de encomiar el trabajo de los brigadistas que intentan controlar el fuego para que no se propague, adelantó que el municipio realiza tareas preventivas junto a Defensa Civil de la Provincia, Bomberos Voluntarios, Protección Civil, Guardaparques, la Agencia de Seguridad Provincial y Vialidad Provincial.
Otro incendio que se mantiene activo y amenaza con seguir avanzando es el que se desató el jueves en la ciudad rionegrina de El Bolsón. En el último comunicado difundido por el Servicio de Prevención y Lucha contra Incendios Forestales (SPLIF) de El Bolsón se informó que el foco de incendio se extendió hacia la zona de Mallín del Medio.
"Durante toda la noche, brigadistas del SPLIF trabajaron junto a bomberos, Parques Nacionales y el Sistema Nacional de Manejo del Fuego para contener el incendio en El Bolsón", señala el comunicado. El incendio tuvo como punto de inicio la zona de Loma de los Piches -en cercanías a la chacra Wharton, lugar en donde se accede al camino troncal Cajón del Azul-, pasó por Mallín del Medio y llegó hasta El Huadal, afectando más de 1.600 hectáreas.
Desde la gobernación rionegrina informaron que a primera hora de este viernes comenzó la evacuación de alrededor de 300 turistas y vecinos que se encuentran en el Polideportivo de El Bolsón.
Por el momento no se ha determinado cuál fue el origen del incendio. El Ministerio Público Fiscal rionegrino, en conjunto con la Policía local, está investigando el asunto y no se descarta que haya sido intencional.
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Los efectos del cambio climático en la Patagonia
Más temperatura y una disminución del 40 % en el caudal de los ríos: los efectos del cambio climático en la Patagonia
Fecha de Publicación: 29/01/2025
Fuente: ADN Sur
Provincia/Región: Patagonia
"El cambio climático es una realidad", dice Natalia Pessacg, investigadora del CONICET y del CENPAT de Puerto Madryn. La doctora en Ciencias de la Atmósfera integra el equipo de "Un río, todas las aguas", una iniciativa que busca visibilizar el impacto de este fenómeno que aún es cuestionado por un sector. En este informe, te contamos cómo repercute e impacta sobre los ríos, la principal fuente de agua que abastece a las personas en la Patagonia.
“Se proyecta una disminución, en promedio, del 40% en la cantidad de agua de la cabecera del Río Chubut”, dice Natalia Pessacg mientras narra lo que indican las proyecciones del impacto que tendrá el cambio climático sobre el principal río de Chubut. El dato es impactante. Sin embargo, la investigadora advierte que no se trata de alarmar, sino de que los modelos sean considerados al momento de tomar decisiones que puedan tener consecuencias en la vida de la gente.
Pessacg es investigadora del CONICET y del Instituto Patagónico para el Estudio de Ecosistemas Continentales en el CENPAT de Puerto Madryn. También es profesora de la Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco (UNPSJB) y hace años estudia este fenómeno que, aún en pleno siglo XXI, es negado por un sector de la sociedad.
La doctora en Ciencias de la Atmósfera integra el equipo de “Un río, todas las aguas”, una iniciativa que se propone visibilizar los impactos del cambio climático y “fortalecer los procesos de apropiación, conciencia, aprendizajes e intercambio de saberes en relación con la problemática”.
Ella lo dice sin dudar: “El cambio climático es una realidad. En mi caso, trabajo en temas relacionados con la variabilidad climática, el cambio climático en Patagonia y el potencial impacto de esas variaciones en el agua, sobre todo en la cantidad de agua del río Chubut.”
La certeza de sus palabras, Pessacg la sustenta en datos que reflejan cómo han variado las condiciones climáticas en los últimos 80 años. Pero, para entenderlo, es necesario explicar el contexto.
“Uno puede dividir el estudio del Cambio Climático en dos partes: el cambio climático cercano, que analizamos desde 1960 hasta la actualidad y que llamamos los cambios observados, porque es desde cuando tenemos datos de estaciones meteorológicas, o también se puede ir más atrás y analizar lo que se llama proxies, es decir, no datos in situ”.
En este sentido, la investigadora aclara que también hay cambios que se producen por factores naturales del clima, como el aumento en la cantidad de volcanes y modificaciones en la radiación solar. Sin embargo, en este caso, cuando se habla del fenómeno, lo que principalmente se analiza es el cambio climático antrópico, es decir, el que está asociado a los gases de efecto invernadero que generan las personas por la quema de combustibles fósiles, principalmente, y del cual se tienen datos concretos.
“Lo que vemos desde 1960 hacia acá es un aumento en la temperatura de toda la Patagonia, en algunas regiones un poco más que en otras”, dice la investigadora al profundizar sobre las conclusiones que arroja la investigación que lleva a cabo con su equipo de trabajo.
En ese sentido, es categórica al decir que, en la región, el aumento de la temperatura es del orden de 0,1° grado por década, pero aclara sobre este punto que la temperatura “es una variable homogénea en todo el mundo que marca un aumento en cualquier región, salvo algunas excepciones”.
“Lo otro que se ve”, continúa Pessacg, “son cambios en las precipitaciones, que es algo que nos afecta mucho en toda la región, sobre todo en el norte de los Andes patagónicos, donde se observa una disminución marcada de la precipitación, tanto en forma de nieve como líquida.”
Pero estas no son las únicas variaciones que impone el cambio climático. La especialista asegura que también “se ve un aumento de los eventos extremos de precipitación”.
"Se trata de esos eventos que conocemos bien, como el temporal de Comodoro Rivadavia, que se llaman eventos sin precedentes. Esto quiere decir que en todo el registro histórico no hubo un evento de ese tipo. Pero esto está aumentando en la costa de la Patagonia. Los datos lo muestran. Trelew, por ejemplo, tiene una larga serie de datos que nos permiten ver que esos eventos de lluvias diarias, de mucha intensidad, están aumentando y que esto va a continuar aumentando en el futuro. Lo otro que se observa es un cambio en el viento, con una disminución del mismo, sobre todo en el norte de la Patagonia y en el sur.
DEL CAMPO AL ESTUDIO
La investigadora admite que siempre le atrajo el tema del clima, desde muy chica. Nació en Río Gallegos y vivió en La Pampa, en el campo de su abuelo, donde medir la precipitación con un pluviómetro era un parámetro muy importante para la producción. “Siempre tenía esa imagen y también cuando vivía en Gallegos, que todavía no estaba asfaltada la Ruta 3, dependíamos de la lluvia si se podía pasar o no, entonces siempre el clima afectaba nuestra vida cotidiana”, dice al recordar su infancia.
Cuando terminó la secundaria decidió estudiar Ciencias de la Atmósfera en Buenos Aires y, una vez que se recibió, decidió buscar un lugar tranquilo para poder seguir trabajando en su especialidad. Así, hace 14 años llegó a Puerto Madryn, la ciudad donde nacieron sus hijos y donde continúa desarrollando su investigación.
Pessacg siente la provincia como propia y admite que le preocupa la situación de los ríos, “básicamente porque en Chubut la mitad de la población se abastece del río Chubut”.
“Hay un escenario donde ya estamos diciendo que va a haber una disminución de la precipitación en la zona andina del norte patagónico, que es donde está la cabecera de las cuencas. Los estudios que hacemos con modelos dicen que, a futuro, a fines de siglo, que parece que estamos hablando de algo muy lejano pero es 2070, son nuestros hijos, se proyecta una disminución en promedio de la cantidad de agua, en esa cabecera del río Chubut de un 40%”.
La lógica del desconocimiento diría que esta situación se podría repetir en el Senguer, el río que abastece de agua al Lago Muster. Sin embargo, no todo es tan lineal, advierte Pessacg. “La disminución en la precipitación que vemos es bien el norte de los Andes patagónicos, según los modelos. Hacia el sur no es clara, incluso más hacia el sur algunos modelos dan aumento de las precipitaciones y otros no”, explica en ese sentido.
“Es difícil tener estaciones meteorológicas en zona de montaña, entonces es difícil saber qué está pasando y son zonas donde los datos satelitales suelen tener más errores y son zonas complejas de estudio. Sí se ve a nivel general, en toda la Cordillera de los Andes, por otros investigadores que están trabajando el tema de precipitaciones, una tendencia clarísima en la disminución de todos los glaciares, pero es una zona que hay que estudiarla bastante más, porque no hay estudios de impacto con modelos como hay con el Río Chubut y, además, está justo en un límite montañoso”.
Respecto a los eventos extremos, la investigadora asegura que cada vez es más frecuente que llueva en la costa, pero a contrapartida, eso no significa que llueva más, sino que puede llover en forma más intensa y puede haber un aumento de la lluvia diaria.
La mala noticia es que “esto genera desde inundaciones hasta desborde de ríos y afecta la potabilización del agua, porque nuestra zona al tener poca cobertura vegetal tiene muchos problemas en la potabilización del agua”.
Frente a este panorama, la pregunta qué pasará en el futuro. “Hay un abanico de posibilidades", dice Pessacg. “En algunos modelos se proyecta que el mundo va a ir hacia condiciones más amigables y otros suponen que se van a seguir emitiendo gases de efecto invernadero. Pero, en todas esas posibilidades la temperatura va a seguir aumentando, porque los gases de efecto invernadero permanecen en la atmósfera”, dice con seguridad.
“Pero algo es seguro: que dejemos de emitir gases no quiere decir que esto va a cambiar de un día para el otro. Entonces aún en los mejores escenarios va a continuar el aumento de temperatura, van a continuar la disminución de las precipitaciones en el norte y van a continuar los cambios en los eventos extremos, no solo de lluvia sino de temperatura, que es esto que también percibimos de que las noches son más cálidas”.
Para la investigadora, “todo dependerá de nosotros y nosotras”. Por eso, considera que el mejor de los escenarios sería que, hacia 2050, se logre la descarbonización, es decir, que no se utilicen más combustibles fósiles.
“Ese sería el mejor de los escenarios que podemos tener. Pero tenemos que ser conscientes de que hay tendencias en la temperatura que van a continuar por muchos años y también hay puntos de no retorno, situaciones a las que una vez que se llega no se puede volver hacia atrás. Se está viendo con el blanqueamiento de los corales y ese tipo de situaciones no se pueden revertir una vez que llegan a un determinado nivel de complejidad en su estado”.
Por último, la investigadora reconoce que es un momento complejo para el estudio de estas problemáticas. “Hay una tendencia al negacionismo y ante esto lo mejor es buscar información”, dice con certeza, reclamando también mayor voz para las mujeres al momento de pensar el uso del manejo del agua en Patagonia y en particular en el Valle Inferior del Río Chubut (VIRCh), en virtud que es una problemática que nos involucra a todos.
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En busca de anfibios para evaluar el cambio climático
La batalla de los anfibios para sobrevivir frente al cambio climático
Fecha de Publicación: 14/01/2025
Fuente: Diario Río Negro
Provincia/Región: Patagonia
Por qué a los científicos les preocupa la ranita de Darwin, un animal nativo de Argentina y Chile.
Los anfibios se encuentran entre el grupo de vertebrados más amenazados del mundo y los que habitan en la Patagonia también lo están. Científicos en Patagonia Norte notan que los registros de individuos de ese tipo de animales son cada vez más esporádicos. Por ejemplo, no han accedido a datos sobre la presencia de la rana de Darwin en la Argentina.
Se trata de una especie endémica que solo vive en nuestro país y en Chile. Está en peligro de extinción, según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN). Por eso, centran los esfuerzos para conocer las causas de la disminución de sus poblaciones.
«Los anfibios se suelen usar como bioindicadores porque son susceptibles a cualquier modificación debido a su ciclo de vida bifásico: poseen una fase acuática, durante el desarrollo de los renacuajos y, una terrestre, cuando son adultos», explicó a Diario RIO NEGRO el doctor en Biología, Marcelo Bonino, investigador en el Instituto de Investigaciones en Biodiversidad y Medioambiente (Inibioma), que depende del Conicet y la Universidad Nacional del Comahue. El científico aclaró que las ranitas son hipersensibles a la contaminación y a cualquier modificación en su entorno. «Los anfibios son los fusibles del ambiente» sintetizó e insistió en la necesidad de su estudio para su conservación.
«Estos organismos -agregó Bonino- dependen tanto de la humedad del ambiente como de la temperatura. Tienen tolerancias térmicas restringidas. Si el agua supera cierta temperatura, las larvas pueden morir».
Los factores de riesgo
Por otro lado, con el cambio climático, los humedales en la Patagonia pueden cambiar su régimen hídrico y atravesar períodos de sequía. Al haber menos agua en las cuencas, los renacuajos de numerosas especies lo padecen. «Necesitan un período para desarrollarse; si el charco se seca antes de tiempo se mueren porque no alcanzan a hacer la metamorfosis. De todas formas, no todas las especies se ven afectadas del mismo modo», aseguró.
Además, los anfibios en Patagonia experimentan un aletargamiento invernal, es decir que reducen su actividad para ahorrar energía hasta la primavera. «Si ocurren eventos cálidos en invierno, este aletargamiento puede interrumpirse afectando su condición física», describió.
Por otro lado, Bonino recalcó que los anfibios son animales con capacidad de dispersión muy limitada, es decir que, si hay cambios en su ambiente, no tienen opción de migrar como sucede con otros animales que buscan mantenerse en lugares con condiciones propicias.
«El cambio climático puede forzar a una especie a buscar nuevos ambientes, pero si esa especie no tiene capacidad de moverse, se puede extinguir», expresó.
Los anfibios de la región
En Bariloche y la región, hay al menos 13 especies de anfibios. La más común es la ranita de cuatro ojos -también la más urbana-. Hay especies con características llamativas como la ranita del Catedral, por ejemplo, que habita en los arroyos y lagunas de altura y «sus renacuajos pueden estar cuatro años en el agua hasta hacer la metamorfosis».
Otra ranita emblemática del Parque Nacional Nahuel Huapi es la ranita del Challhuaco. “La rana esmeralda es una de las especies más bellas de la región”, mencionó.
La más rara y la más buscada
La ranita de Darwin es la especie emblemática más rara y la más buscada. Es muy pequeña. Mide cerca de tres centímetros de longitud y se mueve muy poco a lo largo de su vida. Lleva ese nombre porque fue descubierta por Charles Darwin cuando desembarcó en las costas de la Isla de Chiloé en 1834. La especie está en peligro de extinción, según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN).
El investigador adjunto del Conicet resaltó que «si bien es una especie típica valdiviana con mayor presencia en Chile, hay una población marginal en Puerto Blest, en el parque Lanín y en las partes más húmedas de los bosques patagónicos».
Ese anfibio se encuentra únicamente en Argentina y Chile, y no sólo es llamativa por su aspecto particular con la presencia de un apéndice carnoso que parece una pequeña “nariz” y por su coloración que la camufla a la perfección con su entorno. «Tiene un modo de reproducción único llamado ‘neomelia’, donde los machos incuban los huevos en su saco bucal». Durante los últimos 20 años, hay cada vez menos registros y los estudios se centran en comprender los motivos.
La enfermedad provocada por un hongo
En torno a la caída de los registros de la rana, los especialistas también evalúan el impacto de la quitridiomicosis, una enfermedad infecciosa que afecta a los anfibios. Es causada por un hongo microscópico. Según WWF Chile, la organización de conservación de la naturaleza, las ranas de Darwin han estado expuestas al hongo quítrido.
Actualmente, los investigadores están hisopando a otras especies de ranas para corroborar la presencia del hongo que podría ser el causante de la caída de la población de la ranita de Darwin. «Lo hacemos con pruebas PCR, similares a las usadas para detectar el COVID-19», dijo Bonino.
En pleno proceso de búsqueda
Los anfibios son difíciles de ver porque suelen estar escondidos. Sin embargo, cada especie tiene un canto distintivo que los permite identificar. «Algo parecido ocurre con los observadores de aves, que por ejemplo pueden identificar distintas especies presentes en la espesura del bosque, simplemente escuchándolas», comentó.
Los investigadores recurren entonces al enfoque bioacústico, el estudio de los sonidos que emiten los organismos. De este modo, dispusieron grabadoras digitales automáticas en el campo para registrar las actividades de vocalización o cantos de las distintas especies, a través de una técnica que se conoce como “Monitoreo Acústico Pasivo”. A su vez, se toman registros de variables ambientales para evaluar qué condiciones disparan la actividad reproductiva de las distintas especies estudiadas.
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Un pasivo ambiental latente en pozos de YPF
El fracaso de la venta de los pozos convencionales amenaza a YPF con un grave pasivo ambiental
Fecha de Publicación: 23/12/2024
Fuente: Portal LaPolíticaOnline
Provincia/Región: Patagonia
La petrolera no logra deshacerse de los pozos convencionales en Chubut, Santa Cruz y Neuquén porque no quiere asumir los pasivos ambientales. El impacto en la calificación crediticia.
Cuando Horacio Marin asumió la presidencia de YPF inauguró un proceso de desinversión en todas las unidades de negocios con excepción de Vaca Muerta. En este paquete entra el vaciamiento de Y-Tech, pionera regional en el montaje de celdas de litio, la paralización de YPF Luz, que desplegó un importante desarrollo de parques de generación de renovables, y la venta de la participación de su en Metrogas, empresa que cuadriplicó sus ganancias brutas a lo largo de este año. Pero el corazón de esta reestructuración era el desprendimiento de los pozos de petróleo convencional enlistados en el denominado Proyecto Andes.
El Proyecto Andes fue desde el comienzo un pilar clave de esta estrategia de negocios. "El objetivo es desinvertir 55 bloques agrupados en 11 clusters que en total suman más de 34 mil barriles de petróleo diarios y casi 4 millones de metros cúbicos de gas", explicó el vicepresidente de Estrategia, Nuevos Negocios y Control de Gestión de YPF, Maximiliano
Westen cuando se lanzó la iniciativa en febrero de este año.
Pasaron 10 meses y el Proyecto Andes, lejos de generar recursos para volcar en Vaca Muerta, se transformó en un gran dolor de cabeza para la petrolera de bandera. La clave del fracaso está en el costo del pasivo ambiental, que nadie quiere asumir.
El costo del pasivo ambiental hace que un pozo de petróleo convencional sea o no rentable. Además, las empresas que compulsan en este segmento son juniors comparadas con los grandes players de la cuenca neuquina. No tienen espalda para asumir ese costo.
Recuperar cada metro cúbico vale alrededor de USD 150. Con una producción de 5000 MM3 promedio, para reparar el daño ambiental hay que desembolsar USD 750 millones. Y la venta de las áreas sumarían USD 800 millones según las estimaciones del presidente, Horacio Marín.
Las provincias se resisten a firmar el traspaso de areas a empresas que no tienen respaldo financiero para asumir el costo de los pasivos ambientales. Son bloques en Santa Cruz, Chubut, Neuquen, Rio Negro y Mendoza. "Los gobernadores saben que si ponen el gancho pueden terminar en cana. No es joda" marcó a LPO una fuente patagónica que apuntó a las organizaciones ambientalistas "Se están atrincherando para tirar con de todo. Es mucha plata la que hay en juego" afirmó esta fuente.
La posición de YPF es contundente: "El que compre las áreas se tendrá que hacer cargo del pasivo ambiental" afirmó Westen. Del lado de enfrente la respuesta de las provincias es igual de clara. "El gobierno de Mendoza nunca podría asumir esa responsabilidad que es solidaria y subsidiaria del generador de los pasivos, por ley general de ambiente", dijo a LPO un funcionario mendocino.
A la preocupación por la embestida de organizaciones ambientalistas amparadas por ley se sobreimprime un potencial golpe financiero. "Que YPF no se haga cargo del pasivo ambiental puede dañar seriamente su perfil crediticio, y revertir la tendencia alcista de sus acciones", indicó a LPO una fuente de Wall Street.
El argumento es sólido. A partir del Acuerdo Verde norteamericano los flujos financieros estan sumamente condicionados por el índice de sustentabilidad. Una evaluación excluyente sobre el compromiso de la empresa con el ambiente.
Lo concreto es que de los 55 bloques, la petrolera estatal sólo logró avanzar con la venta de dos. Pecom, retornó al rubro como operador del bloque El Trebol Escalante en Chubut. Y Petrolera Comodoro Rivadavia (PCR) obtuvo la habilitación como operador del bloque de Llancanelo. Mientras tanto la cuestión del pasivo ambiental continúa en el limbo.
Distinto es el caso de Santa Cruz. La relación entre YPF y el gobernador Claudio Vidal está completamente rota. La empresa tiene decidido forzar el traspaso. Dejó de cubrir los costos de los contratos de servicios, que están en ‘stand by' desde el primer cuatrimestre del año. Esto provoca que 2000 empleos directos e indirectos de YPF están cobrando un sueldo sin realizar tareas en los campos petroleros. La compañía que conduce Marin ya avisó que el 1º de enero de 2025 dará de baja los contratos de servicios que no tengan una contraprestación efectiva. "Gran problema para Claudio Vidal. Por eso negocia a contrareloj un acuerdo con Eurnekian, Cristobal Lopez y los hermanos Neuss para que le salven las papas y se queden con los pozos", afirmó a LPO un funcionario al tanto de las conversaciones.
En simultáneo el proceso de desinversión también llegó a Puerto Madero. En la Torre de YPF trabajan hasta ahora unos 2000 trabajadores. Pero la gestión de Marin encaró una reducción de personal muy agresiva. "Se va uno de cada diez, separados por área", indicó a LPO una fuente al tanto de las decisiones del directorio de la petrolera.
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Bosques de Araucaria resurgen gracias al trabajo voluntario
El bosque milenario de la Patagonia que renace tras un incendio gracias al trabajo voluntario
Fecha de Publicación: 18/12/2024
Fuente: La Nación
Provincia/Región: Patagonia
Desde 2017, la ONG Amigos de la Patagonia plantó más de 50.000 árboles en el PN Lanín para restaurar áreas afectadas por incendios y tejió una red de acción ambiental que incluye a voluntarios y donantes.
La primera vez que Amigos de la Patagonia (AAP) llegó al bosque incendiado de Ñorquinco, Neuquén, la escena parecía sacada de un paisaje devastado. “Sólo había pastizales y era todo un páramo. Cuando llegás a un bosque incendiado, sentís la falta de ese cobijo tan especial que los árboles ofrecen”, recuerda hoy Sebastián Homps, director de la organización. En el horizonte, apenas quedaban rastros de lo que una vez fue el legendario bosque de Araucaria araucana, símbolo de esta región y una de las especies más antiguas del planeta, cuya presencia define un ecosistema único a nivel mundial.
Ese primer viaje fue parte de un proyecto monumental: restaurar los bosques nativos de la Patagonia, una región cuya biodiversidad está bajo amenaza constante por el cambio climático y los incendios forestales. Desde 2017, Amigos de la Patagonia plantó más de 50.000 árboles en la región y tejió una red de conciencia y acción ambiental que incluye a más de 500 voluntarios que ya participaron de los diversos programas de la AAP.
Un ecosistema irremplazable
Los bosques de Araucaria araucana, también conocidos como “pehuenes”, no crecen en ningún otro lugar del mundo salvo en la cordillera argentino-chilena. El trabajo de la ONG busca proteger este patrimonio natural, cuyo valor va mucho más allá de la estética paisajística. “Estos árboles pueden vivir más de mil años”, cuenta Homps, con una mezcla de respeto y asombro. “No somos nada, somos como hormigas haciendo un pequeño aporte a este ecosistema”, reflexiona.
Desde hace siete años, el programa Hacemos Bosque ha restaurado decenas de hectáreas gracias al esfuerzo compartido entre voluntarios, empresas y organismos gubernamentales. En un inicio, las actividades de reforestación se centraron en Cholila y en el Parque Nacional Los Alerces, pero en 2020, la alianza con el Parque Nacional Lanín trajo un desafío especial: recuperar el bosque de Ñorquinco, devastado por un incendio en 2013 que afectó a 3.000 hectáreas, el resultado de la llamada “Mega Sequía” de principios de la década de 2010. Con esta alianza, el proyecto se expandió hacia un área de 412.000 hectáreas de superficie, donde cada intervención exige un cuidadoso estudio para proteger especies endémicas y sus hábitats.
Voluntarios conscientes
Cada plantación de Amigos de la Patagonia reúne a decenas de personas que no solo están dispuestas a plantar árboles, sino también a comprometerse con el entorno. “Se armó una comunidad consciente, y eso se nota en los voluntarios: cuidar lo que es prístino y único”, relata Homps, quien asegura que, al final de cada viaje, los lazos entre los participantes se fortalecen. Dormir juntos en la montaña, compartir esfuerzos y experiencias genera una atmósfera especial donde todos, desde voluntarios hasta directores de empresas, se encuentran en un terreno común.
La concientización abarca a quienes se acercan por primera vez y también a los habitantes de las comunidades patagónicas, que han desarrollado una identidad vinculada a su entorno. “El trabajo en equipo y la colaboración se volvieron los pilares del proyecto. Cada plantín de araucaria o ciprés tiene un valor enorme para quienes entendemos que, si perdemos estos bosques, no los recuperaremos nunca más”, dice Homps.
Equilibrio natural y cultural
Uno de los logros del proyecto fue la colaboración con el vivero Ruca Choroi, fundado en 2009 con el objetivo de cultivar plantines nativos de Araucaria araucana, lenga, ñire y ciprés. Gracias a la capacitación de los vecinos locales y el aporte de Amigos de la Patagonia, el vivero se convirtió en una pieza clave para sostener la restauración de la cuenca de Ñorquinco y otras áreas circundantes. “Trabajamos con viveros locales para producir plantines de calidad, porque en lugares como Pehuenia está prohibido levantar las piñas de las araucarias. Cada semilla cuenta y es parte de la identidad cultural de la región”, explica Homps.
La cultura mapuche considera a la araucaria como un árbol sagrado, y su fruto, el piñón, es parte fundamental de su dieta y de sus rituales. La comunidad local ha convertido la protección de esta especie en un símbolo de la defensa del patrimonio cultural y natural. Alrededor del bosque de pehuenes, un intrincado entramado de flora y fauna coexiste en un equilibrio delicado y único que ahora, gracias al proyecto, cuenta con una oportunidad de regenerarse.
Un bosque para el futuro
El impacto del programa Hacemos Bosque se siente en cada rincón de la Patagonia. Acá no se trata sólo de devolverle árboles a la tierra, sino de algo mucho más elevado: la responsabilidad hacia el equilibrio del sistema natural y biológico. Como sostiene Homps: “La raza humana hace muchas cosas mal, pero también somos los únicos que tenemos la capacidad de organizarnos para cuidar el planeta y tomar acciones concretas para remediar el daño que ocasionamos”.
La visión de la ONG es la de un bosque que puede sobrevivir a generaciones, un espacio para el reencuentro de las personas con la naturaleza y un llamado de atención sobre la fragilidad de nuestro entorno. Un proyecto que busca reimaginar la relación con los bosques y su biodiversidad. Los beneficios ambientales de estas iniciativas, como la regulación hídrica, la conservación del suelo y la biodiversidad, y la fijación de gases de efecto invernadero, son esenciales para la región. Además, el paisaje diversificado y sereno de los bosques proporciona refugio a especies únicas y ofrece una belleza sin igual, un respiro para reconectar con el mundo natural.
Amigos de la Patagonia sigue adelante, fiel a su propósito de restaurar y proteger el único bosque de Araucaria araucana en el mundo. Para Homps, cada plantín es un paso hacia un futuro mejor: “Es un mensaje comprometedor, pero creemos en el poder de una comunidad de amigos del ambiente que hacen crecer este proyecto con un impacto real y concreto”. Cada semilla que se convierte en un árbol es un pasito más hacia ese objetivo.
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Desmienten la supuesta sobrepoblación de guanacos
Especialista en fauna aseguró que no hay sobrepoblación de guanacos, sino recuperación de la especie
Fecha de Publicación: 04/11/2024
Fuente: El Cordillerano
Provincia/Región: Patagonia
Según Víctor Fratto, especialista en fauna, los guanacos en la Patagonia están recuperando su población, que había decaído a 400 mil individuos en el 2000.
Esta respuesta surge por declaraciones de productores de Río Negro, Chubut, Santa Cruz, Neuquén y Tierra del Fuego, junto a Confederaciones Rurales Argentinas, quienes dijeron que en las últimas dos décadas, cayó un 32% el stock de ganado a causa de la superpoblación de guanacos en la Patagonia. Además agregaron que amaga destruir la producción ganadera.
Luego de la polémica que suscitó la alerta de productores de la Patagonia que indicaban esta sobrepoblación de guanacos que amenazaba con destruir la producción ovina, varios especialistas salieron a desmentir esa versión. Víctor Fratto, especialista en fauna, dijo en Cadena Tiempo que no hay sobrepoblación de guanacos, sino una recuperación de su población.
“Antes de la llegada del europeo, se calcula que en la Patagonia había entre 30 y 50 millones de guanacos. Es un estudio que se hizo en el 79 y unos 20 años después se hizo otro estudio que dio unos 22 millones”.
“Cuando se establece la industria ovina en la Patagonia, en la década del 80, llegó a haber 20 millones de ovejas que convivían con esos guanacos. La población de guanacos empezó a disminuir porque existía esta competencia por los pastizales y el agua. Se baja la población de guanacos entre 90 y 97 porciento. Para el año 2000, llegamos a 400 mil guanacos”, explicó.
“Después, cambio climático por medio, globalización y economía, empieza a caer la industria ovina, hubo abandono de campos, el guanaco empieza a aumentar su población, y para el 2016 calculan 2 millones de guanacos”, dijo.
“En el camino del crecimiento de la ganadería ovina, se cargaron a los choiques, a las maras, dejaron al puma sin sus presas habituales y hubo pumas que le entraron a las ovejas. Se generó un desequilibrio total, que lleva a los conflictos que hoy tenemos entre ganado y especies nativas", señaló.
Fratto apuntó que cuando se pide desde el sector productivo que el Estado tome medidas, lo que pide es “que se lo cace”. Y aclara: “No están pidiendo más permisos para cazar. Andando por la meseta encontré un lugar donde habían despostado centenares de guanacos. No se hizo con permiso. Lo que se pide es una especie de matanza autorizada de un gran número de guanacos”.
Hizo hincapié en el gran desequilibrio ecológico: “Al puma le han quitado sus presas predominantes. Cuando el puma tiene sus presas naturales, se dedica a sus presas naturales. Estamos hablando de quita de guanacos, quita de choiques, quita de maras. En este desbarajuste hay muchos condicionantes”.
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Especie en peligro de extinción avistada en el PN Patagonia
Histórico avistamiento de la famosa ave que “baila tango” y que está en peligro de extinción
Fecha de Publicación: 21/10/2024
Fuente: La Patagonia
Provincia/Región: Nacional
Tras más de cinco años de no tener noticias sobre esta especie, fue vista nuevamente en el Parque Nacional Patagonia; los detalles de lo ocurrido y las características que la hacen tan especial
Técnicos del Programa Patagonia, perteneciente al Departamento de Conservación de Aves Argentinas y al Programa de Biodiversidad y Conservación de la Fundación Bariloche, registraron un acontecimiento crucial en la protección de especies en peligro: el avistamiento del Macá Tobiano (Podiceps gallardoi) en las lagunas “El Cervecero” y “La Soñada”, situadas al sur de la Meseta del Lago Buenos Aires. Este descubrimiento es especialmente relevante, ya que marca la primera vez en más de cinco años que esta especie se observa en ese emblemático sitio.
Cabe destacar que esta especie se hizo muy popular en redes sociales por sus movimientos, dado que se parecen a los pasos de un tango. Por lo que se pudo ver en las imágenes de su avistamiento, son sus suaves desplazamientos sobre el agua, junto con giros e inclinaciones, los que llamaron la atención. De inmediato, ese comportamiento hizo que lo comparen con los movimientos de este baile argentino, encantando a quienes lo ven en su hábitat natural.
El Macá Tobiano, en grave peligro de extinción y un emblema del Parque Nacional Patagonia, no había sido visto en esta laguna desde 2018, debido a la notable disminución de los niveles de agua en los cuerpos acuáticos de la zona. Asimismo, la laguna “El Cervecero”, conocida por ser un refugio importante para grandes colonias de esta especie, había estado seca o casi sin agua desde entonces, lo que complicó la supervivencia del ave en esa área.
Por fortuna, el último invierno, marcado por fuertes nevadas y una gran acumulación de nieve en la meseta, ayudó a que los niveles de agua en las lagunas se recuperaran, creando un entorno favorable para el regreso del Macá Tobiano. Durante una expedición en el Gran Día de Observación —un evento enfocado en el avistamiento de aves usando plataformas de ciencia ciudadana como eBird— los técnicos Santiago Field y Gerónimo Cutolo confirmaron la presencia de 23 ejemplares en la laguna “La Soñada” y dos en la laguna “El Cervecero”.
Como era de esperarse, este redescubrimiento no pasó desapercibido y generó esperanza entre los especialistas, ya que se interpreta como un signo positivo para la recuperación de esta especie, cuya población disminuyó drásticamente en los últimos años. Además, los esfuerzos de conservación en la Meseta del Lago Buenos Aires, llevados a cabo por el Programa Patagonia y apoyados por la Administración de Parques Nacionales, fueron clave para proteger al Macá Tobiano y restaurar su hábitat natural, en especial mediante la eliminación de especies invasoras como el visón americano.
Por lo que dieron a conocer los expertos a cargo del avistamiento, fueron cruciales las plataformas de ciencia ciudadana como eBird para así poder monitorear la situación de esta y otras especies en peligro. Esto teniendo en cuenta que los registros en tiempo real que se ofrecen allí permitieron a los especialistas tomar decisiones informadas sobre las estrategias de conservación y protección de la biodiversidad.
Es importante destacar que este trabajo se realizó desde la Estación Biológica Juan Mazar Barnett de Aves Argentinas y en colaboración con el personal del Parque Nacional Patagonia, de la Administración de Parques Nacionales, fortaleciendo el esfuerzo conjunto para proteger una de las aves más amenazadas del mundo. Además, este avistamiento representa esperanzas para la conservación de esta especie y un buen augurio para la próxima temporada reproductiva.
Las características del Macá Tobiano
Esta especie de ave es conocido por su distintivo plumaje, que presenta un contraste entre el blanco de su cuerpo y las manchas negras en su cabeza y cuello, lo que lo hace fácilmente reconocible. Durante la temporada de apareamiento, realiza elaboradas exhibiciones de cortejo que incluyen movimientos sincronizados y vocalizaciones para atraer a su pareja. Este comportamiento forma parte esencial de su reproducción, ya que construye sus nidos flotantes en aguas para proteger a sus crías de depredadores y otros peligros ambientales.
En lo que respecta a su alimentación, se nutren de invertebrados que encuentra en la vinagrilla, una planta acuática que también utiliza para construir sus nidos. Asimismo, se destaca por sus habilidades para nadar y bucear, aunque solo vuela de noche. Tiene un cuerpo pequeño y compacto, con una longitud máxima de 28 centímetros. Desde el 8 de octubre de 2009, es considerado “Monumento Natural Provincial”.
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Los desechos pesqueros estan matando la fauna marina
Contaminación por desechos pesqueros mata fauna marina en patagonia argentina
Fecha de Publicación: 05/10/2024
Fuente: La Nación
Provincia/Región: Patagonia
En una extensa playa de Pico Sayago, cercana a Península Valdés, un área de gran riqueza natural de la Patagonia argentina, montañas de desechos plásticos de la industria pesquera cubren la costa llegando a provocar la muerte de lobos de mar, peces, pingüinos y ballenas que habitan el lugar.
La península, declarada Patrimonio Mundial por la UNESCO y uno de los principales destinos turísticos del país, se está viendo afectada por cajas, baldes, redes, boyas y otros elementos plásticos usados por los barcos pesqueros, que tiran al mar o caen durante las tormentas en el Atlántico Sur y llegan a las playas desiertas por efecto del viento y las corrientes.
"El problema principal con estos plásticos es el componente que se utiliza, que en general son químicos y contaminantes que producen una serie de enfermedades y de anomalías tanto en el cuerpo humano como en el de la fauna marina", explicó Diego González Ceballos, biólogo especialista en materiales plásticos de origen pesquero.
Pero hay otros efectos que no son tan visibles, ya que ocurren cuando los materiales se degradan.
"Por acción de las corrientes, del sol o del paso del tiempo, estos plásticos pasan a microplásticos. Cuando pasan a microplásticos es un problema no tan visible, comienzan a formar parte de las cadenas tróficas de las especies", relató el especialista del organismo nacional de investigación científica CONICET.
"Esto quiere decir que muchas especies lo consumen, estamos hablando de invertebrados marinos, de peces, y ahí nos lleva a una puerta directa con impacto en la salud humana", agregó en el Centro de Investigación Científica del CONICET, en Puerto Madryn.
La cantidad de desechos plásticos que fluye hacia el océano y mata la vida marina podría triplicarse en los próximos 20 años a menos que las empresas y los gobiernos reduzcan de manera drástica su producción, según una investigación científica de 2020 para The Pew Charitable Trusts y SISTEMIQ.
Península Valdés, ubicada 1.000 kilómetros al sur de Buenos Aires, es un sitio de preservación de mamíferos marinos que alberga grandes poblaciones de ballenas francas en peligro de extinción así como de elefantes, leones marinos y pingüinos.
Reuters pudo ver animales muertos y otros conviviendo directamente con los residuos plásticos.
Además de los efectos directos de la contaminación del ambiente y del impacto en la salud de animales y humanos, González Ceballos alertó también de las consecuencias para los mercados de la industria pesquera.
"Lo que preocupa de la presencia de microplásticos hoy por hoy, además de la salud humana, son los mercados, la economía, porque muchos de los productos pesqueros convencionales comienzan a tener concentraciones de microplásticos que podrían ser preocupantes y podrían conducir al cierre de algunos mercados", concluyó.
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Creciente contaminación en la cuenca del río Colorado
Alerta por la contaminación por microplásticos en el Río Colorado
Fecha de Publicación: 03/10/2024
Fuente: Cadena 3 Patagonia
Provincia/Región: Patagonia
Científicos del CONICET monitorean la creciente contaminación por microplásticos en la cuenca del río Colorado, alertando sobre los peligros para la biodiversidad y la salud humana.
Los microplásticos, partículas de plástico casi invisibles a simple vista, están causando una silenciosa crisis en los ecosistemas de agua dulce. En Argentina, la cuenca del río Colorado se ha convertido en el foco de un estudio que monitorea la creciente presencia de estos contaminantes. Guillermo Mora, becario doctoral del CONICET, trabaja junto al equipo del Instituto de Investigación en Paleobiología y Geología (IIPG) en General Roca, Río Negro, para evaluar el impacto de los microplásticos en este importante sistema fluvial.
Mora explica que los microplásticos ingresan al agua a través de varias fuentes, como aguas residuales, erosión del suelo y residuos industriales. Estos contaminantes pueden ser ingeridos por una amplia variedad de organismos acuáticos, lo que no solo afecta su salud, sino que altera toda la cadena trófica. «El problema es irreversible y afecta tanto a los ecosistemas como a la salud humana», comenta el especialista, quien destaca que los microplásticos pueden transportar sustancias tóxicas que agravan su peligrosidad.
El equipo de investigación emplea técnicas avanzadas para identificar y medir los microplásticos en muestras de agua, sedimentos y peces. Además, la investigación es crucial para la gestión sostenible del agua, especialmente en un país con grandes reservas de agua dulce como Argentina. «Proteger la calidad de estos recursos es vital para las generaciones futuras», afirma Mora, subrayando la importancia de las iniciativas científicas en el contexto de la Agenda 2030 de las Naciones Unidas.
La contaminación por microplásticos es un problema complejo que requiere soluciones integrales. Desde la regulación de las actividades que generan microplásticos hasta el desarrollo de tecnologías para eliminarlos del agua, los científicos buscan mitigar los impactos de este contaminante en la cuenca del río Colorado y otros cuerpos de agua en Argentina.
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Pumas, en la mira. La Patagonia dividida ante la caza
La autorización para cazar fauna autóctona divide a la Patagonia
Fecha de Publicación: 03/08/2024
Fuente: La Nación
Provincia/Región: Patagonia
“Los parques nacionales son criaderos de pumas y guanacos”, aseguran los ganaderos. En el contexto actual de despoblamiento de los campos y cambio climático, recrudece el enfrentamiento entre productores y conservacionistas
El 27 marzo de 2024, el Consejo Agrario Provincial (CAP) de la provincia de Santa Cruz autorizó, mediante la Resolución N° 117, la temporada de caza por un periodo que se extiende desde el primero de abril hasta el 31 de agosto de este año. La medida contempla la caza sin límites de especies introducidas como visón, jabalí, liebre y conejo europeo, sumado a la caza deportiva de especies nativas como el zorro colorado, el zorro gris, el guanaco y el puma.
No es la primera vez que el CAP emite una resolución de este tipo. Más bien, se trata de algo realmente habitual y que revive, año tras año, una polémica que enfrenta históricamente a dos posturas en apariencia irreconciliables. De un lado, los productores ganaderos, en especial dedicados a la cría de ovejas; y del otro, las organizaciones ecologistas y conservacionistas.
Durante abril, las campañas de rechazo a la caza de pumas, en particular, escalaron a niveles de viralidad en las redes sociales, donde se reprodujeron diversos petitorios para revertir la resolución provincial. Concretamente, los activistas exigen que Santa Cruz dé marcha atrás con la autorización para que cada persona que cuente con el permiso de caza deportiva pueda matar un zorro colorado, un zorro gris y un puma por semana y dos guanacos por día.
¿Cuál es el trasfondo de esta disputa? Según los testimonios recogidos por LA NACION (que incluyen opiniones a favor, en contra y otras matizadas), se trata de una problemática muy compleja que requiere de mucho diálogo para su resolución. Desde la introducción de ganado en la región patagónica, la disputa territorial con la fauna silvestre ha sido una constante. Luego, con el lento despoblamiento de los campos, sumado al cambio climático y la falta de políticas eficientes, la situación fue agravándose.
Más allá del ruido en las redes sociales y las declaraciones altisonantes, ¿es posible trazar un recorrido por las diversas voces involucradas en el conflicto? ¿Hay puntos posibles de acuerdo? ¿Por qué son el puma y el guanaco los señalados como parte del problema? ¿Es el turismo de avistaje, como el que está creciendo en Chile, una posible salida económica para los productores? ¿Es la incorporación de perros guardianes de ganado y luces disuasivas una posible solución? ¿Son los parques nacionales y las áreas protegidas parte del problema, como señalan los ganaderos, o tienen algo más para aportar en esta disputa?
Marcos Williams, miembro de la Mesa Ovina Nacional por Confederaciones Rurales Argentinas (CRA), reconoce la complejidad del problema: “Hay un conflicto entre producción y fauna, sin duda. El principal desafío es que los campos de Santa Cruz son grandes extensiones, desérticos y fríos, con majadas muy grandes”. Williams subraya la importancia de regular la fauna de manera integral, no solo a través de la caza, sino también mediante el uso de perros protectores, monitoreo, cercos y compensaciones para los productores afectados.
Productor y presidente de la Asociación Rural de Puerto Santa Cruz, James Lewis hace un aporte sobre las raíces históricas del conflicto. Señala que la proliferación de la fauna silvestre, especialmente de los guanacos, se intensificó después de que se prohibiera la caza y comercialización de estos animales. Según su mirada, esta situación ha llevado a un aumento de los encuentros entre la fauna salvaje y la producción ganadera, exacerbando los problemas económicos de los productores, especialmente aquellos con estancias más pequeñas.
Los productores ganaderos no tienen duda de que el impacto de la sobrepoblación de guanacos –que disputa el forraje con el ganado ovino y su potencial efecto de desertificación– y el ataque de pumas al ganado doméstico, son el eje principal del problema.
“Esta es una problemática un poco más compleja”, contesta Andrés Novaro, director de Conservación Terrestre de WCS Argentina. Novaro va un poco más a fondo: “Cuando los humanos llegaron a la Patagonia hace 15 mil años, había otros predadores. Luego se fueron extinguiendo los más grandes y el predador tope que quedó fue el puma, mientras que el herbívoro dominante que quedó fue el guanaco”.
Ese fue el paisaje que se encontraron los productores ganaderos a finales del siglo XIX, cuando comenzó una verdadera guerra contra el puma. La población humana creció al ritmo del crecimiento de la producción de lana –que llegó a récords históricos para luego decaer sin freno– y el puma prácticamente desapareció del territorio. Para Novaro “esa forma de manejo hoy no es posible”. “Actualmente hay un montón de áreas donde hay pumas coexistiendo con guanacos y muchos campos vacíos donde se reproducen. También hay mucha menos cacería que, además, no es un método eficiente para controlar el problema”, advierte.
El asesor científico de la Fundación Azara, Claudio Bertonatti, identifica justamente ese proceso de expansión de la ganadería como “una práctica insostenible” con sobrepastoreo, la caza indiscriminada de fauna y la consecuente disminución de las poblaciones de guanacos. “Esa merma, sumada a la caza desmedida de choiques (ñandú patagónico) y maras, dejó a sus predadores sin comida suficiente y es ahí cuando el puma y el zorro colorado se volcaron a atacar a las ovejas”, explica. “La solución del ganadero frente a esto no fue regular sus majadas, sino declararle la guerra también al puma y a los zorros”, destaca.
Advierte que “en lugar de reinventarse y reconvertir la producción lanera a guanaquera, su cultura pondera el ‘no innovar’, que no hace más que empujarlos más ‘cuesta abajo en la rodada’ ganadera. Echarle la culpa al guanaco, al puma y al zorro, promoviendo su caza, sin evaluaciones previas y sin capacidad alguna de control, no va a resolver el problema de fondo. Todo lo contrario: correrán el riesgo de quedarse sin ovejas ni guanacos”.
Parques en la mira
Williams como Lewis, en cambio, apuntan al impacto que tendrían “los parques y las áreas protegidas”, en especial el Parque Nacional Monte León, que estaría generando pérdidas millonarias en los campos vecinos. Lewis arriesga que, en las explotaciones cercanas al parque, se produjeron perjuicios por alrededor de 150 millones de dólares, además de la destrucción de puestos de trabajo y su consecuente despoblamiento. Según los productores, la falta de control de fauna en el parque estaría generando una reproducción desmedida de especies que afectan a las explotaciones ubicadas en las inmediaciones.
Desde la Administración de Parques Nacionales (APN), su presidente, Cristian Larsen, le baja el tono a la discusión. “Es fundamental que avancemos en un proceso de diálogo con las autoridades locales, provinciales, las áreas protegidas y los productores de la zona, para encontrar una solución a esta problemática que nos afecta a todos. Hablamos de una solución en la que el Parque Nacional pueda seguir con su tarea de conservación tal y como lo está haciendo, y que los productores puedan crear cada vez más valor en su tierra”, completa. Mariela Gauna, Intendenta del PN Monte León, el sitio apuntado por los productores ganaderos, desmiente en parte los dichos de los productores y asegura que los “resultados de los monitoreos e investigaciones con las que contamos no infieren que el área protegida sea un problema en la desertificación del territorio u otras afirmaciones que escuchamos hoy en día”. Gauna pugna también por encontrar un punto en común, en el que se respete el “rol fundamental” de los parques para “garantizar la biodiversidad biológica a largo plazo”, como así también “las actividades productivas que generan empleo y contribuyen al crecimiento económico”.
A la espera del resultado de investigaciones que WCS Argentina está realizando sobre el impacto de las áreas protegidas, Novaro arriesga que la afirmación de los ganaderos –acerca de la presunta responsabilidad máxima de estos sitios de conservación en la proliferación de fauna nativa– es “incorrecta”. “Si uno mira el mapa de campos vacíos en Santa Cruz, un fenómeno de vaciamiento que lleva varias décadas, es lógico que esos territorios se llenen de fauna silvestre, tanto de guanacos como de pumas. Eso es muchísimo más grande que las áreas protegidas”, señala. “Tratar de apuntar a las áreas protegidas como las culpables, es distraer el problema. Es elegir el culpable equivocado y generar enemistades”, advierte.
Para entender ese proceso de despoblamiento, la ingeniera agrónoma Carla Cepeda, investigadora del grupo de Recursos Naturales de la Estación Experimental INTA Santa Cruz, explica que el “ganado doméstico se introdujo a finales del siglo XIX en grandes estancias y por más de un siglo la zona estuvo sobrepastoreada: en 1952 los stocks alcanzaron los 20 millones de ovejas, 400.000 vacunos y 1,2 millones de cabras”. “A finales del siglo pasado los bajos rendimientos reproductivos y la alta mortalidad ovina redujeron los rebaños y algunos productores terminaron por abandonar los predios. Se perdieron dos tercios de las ovejas y, al liberarse recursos de la tierra, las poblaciones de guanacos, cuya presencia en Patagonia data desde hace al menos 13600 años, pasaron de alrededor de medio millón en 2000 a aproximadamente 2 millones en 2015. Esto convierte a las provincias de esta región en el principal reservorio mundial de la especie siendo Santa Cruz la que hoy posee mayor abundancia”, añade.
Si bien reconocen que el cambio climático y el abandono de los campos agravan la situación, tanto Lewis como Williams justifican la medida de la provincia (“tal vez su comunicación no fue muy efectiva”, comentan) frente a una situación que consideran “insostenible”. Sin embargo, Novaro advierte sobre la ineficacia “de este tipo de autorizaciones –como la aprobada en Santa Cruz–, que no sirven de mucho porque no son dirigidas, no se remueven pumas que efectivamente atacan al ganado, sino que se autoriza una caza indiscriminada”. “Lo que se termina afectando es la territorialidad –continúa– porque acá hay que hacer una distinción: los pumas territoriales suelen cazar guanacos y los pumas transeúntes son los que suelen atacar ganado”.
Según explica Novaro, cuando se caza al puma territorial, se abre paso al ejemplar transeúnte y termina agravando el problema. “Es mucho más eficiente establecer sistemas de protección de ganado –por ejemplo, con perros protectores, luces y cercos– que sistemas de remoción de pumas. Desde nuestra ONG no estamos en contra de algunas remociones de pumas, siempre y cuando esté comprobado que atacaron al ganado. Se trata de remociones dirigidas”, aclara Novaro.
El avistaje como recurso
“¿Quién soy yo para decirle a los estancieros que ahora tienen que hacer otra cosa? Está muy bien el avistaje, Santa Cruz fue pionera en el turismo rural, el productor lo ha incorporado naturalmente, pero esto no quita la responsabilidad de controlar el daño que genera la fauna”, reclama Williams, frente a la pregunta de si no es viable repensar las actividades productivas de la Patagonia y de las posibilidades que ofrecen nuevas propuestas turísticas que aparecen como posibles soluciones, en términos económicos y de sustentabilidad. Así lo plantean desde Chile, donde la problemática es similar, aunque la caza del puma está prohibida desde 1980. Allí han surgido experiencias que apuntan a la reconversión de estancias ganaderas en sitios de avistaje de pumas.
“Muchos otros estancieros prefirieron cambiar y en vez de cazarlos, están haciendo turismo porque finalmente les deja más dinero que matarlos. La gran población de pumas se está moviendo en Torres del Paine y alrededores, incluso cruzan hacia El Calafate. Ha habido un cambio de mentalidad, pero todavía hay gente que piensa más a la antigua, que prefiere seguir haciendo ganadería”, cuenta José Vargas, fundador de Wayaja Puma, una empresa dedicada al turismo de avistaje. Su padre fue guardaparques del PN Torres del Paine y, cada vez que llegaban equipos de filmación de documentales, se encargaba de encontrar los pumas en las montañas. Así se convirtió en rastreador, un oficio que José aprendió desde chico.
Wayaja nació oficialmente en 2015 y desde entonces trabaja en el territorio aledaño a Torres del Paine, siguiendo y observando a las poblaciones de este controvertido felino. “Ver a un ejemplar de cerca es una cuestión de suerte, pero lo importante, además de la observación, es entender la importancia del puma para el ecosistema, cómo controla el territorio y protege a su especie. Queremos destacar su importancia como controlador biológico, como especie paraguas, que regula la población de guanacos. Alimenta a otros animales, como cóndores y zorros”, enseña. “Acá muchos estancieros trabajan con luces para desorientarlos, o con perros”, añade. Vargas enfatiza que el “turismo es una herramienta de conservación porque permite conocer a una especie que es muy menospreciada; la misma gente que está en las estancias, sabe dónde están los pumas. Sólo hace falta capacitarse en turismo para poder empezar a explotarlo”.
Para Pía Vergara, fotógrafa y creadora de la Fundación Cerro Guido Conservación (Chile), es fundamental la búsqueda de “soluciones más profundas que deben ser abordadas a nivel Estado, por ejemplo, capacitar en el uso de los perros protectores y manejos para cuidar el ganado, entre muchas otras acciones que se pueden tomar”. “El matar a los pumas no lleva a ninguna solución, más que satisfacer el deseo de venganza”, apunta. Vergara no está de acuerdo en absoluto con la decisión de Santa Cruz de autorizar la caza de pumas. “Desgraciadamente el matar es algo que está demasiado integrado en nuestra cultura, eso debe cambiar para después apuntar a las soluciones buscando el respeto mutuo, y por sobre todo, el cuidado y admiración de la naturaleza”.
“Es necesario hacer un cambio de paradigma: antes se cazaba a cualquier depredador que atacara al ganado, sin pensar en la importancia que estos tienen. Hoy, debemos hacer cambios urgentes; por un lado, entender la importancia del rol de los predadores en la cadena trófica, que a la vez beneficia las pasturas y por ende al ganado, además de controlar las poblaciones de los herbívoros; habiendo entendido esto, es imperioso reconvertir la ganadería a una menos extensiva, con un cuidado constante de la hacienda, el trabajo de perros protectores y más presencia humana en los campos para facilitar la acción de los perros”, enumera.
Del lado argentino, también hay proyectos que intentan darle una vuelta de rosca al asunto. En eso está Facundo Epul, guía de El Choique, un emprendimiento que hace avistaje de fauna silvestre y trekking en el Portal Cañadón Pinturas del Parque Patagonia, una iniciativa de Rewilding Argentina. Nacido en una familia dedicada a la ganadería, Epul pasó su infancia en la estepa patagónica y sus mesetas. Desde pequeño, dice, sentía muchísima curiosidad por conocer cuáles eran los animales que deambulaban a su alrededor.
Luego de hacer un curso de guía idóneo, Epul formalizó su propuesta turística y encontró el lugar ideal para desplegar su iniciativa. Entonces decidió focalizarse en el predador tope de la Patagonia: el puma.
“Es un animal que admiro muchísimo, es una pasión para mí”, asegura. Por eso, Epul celebra que este año se haya viralizado la decisión de Santa Cruz de autorizar su caza porque, en definitiva, es una forma de visibilización de una problemática que “sucede hace muchos años”. Así lo explica: “Antes el gobierno pagaba por la piel de zorro y de puma, hoy estamos en otro contexto. Hay soluciones para convivir con la naturaleza, con trabajo genuino. Es importante que existan áreas protegidas, donde esos animales no sean cazados, con un ecosistema completo y funcional”.
Para Epul “hay muchas alternativas” antes de habilitar la caza y desatar, nuevamente, la disputa entre bandos que están a favor o en contra. “Algunas ya se están aplicando. Rewilding, por ejemplo, trabaja con productores ovinos vecinos del parque en la incorporación de perros pirineos, que viven con las ovejas y las protegen. La presa natural del puma es el guanaco, que también es combatido: ¿qué va a comer el puma si no quedan guanacos en la Patagonia?”, se pregunta.
Sin embargo, más allá de las buenas intenciones de parte de los involucrados, Epul no visualiza una solución en el corto plazo. “Estamos en la misma situación desde hace mucho tiempo. Hay gente cazando, y mientras tanto, lo cierto es que la fauna convive”.
Está claro que el complejo debate desatado en Santa Cruz refleja la dificultad de encontrar un equilibrio entre la conservación de la naturaleza y las necesidades económicas de la sociedad. En ese marco, el consenso, el diálogo y el conocimiento científico son herramientas fundamentales para abordar estos desafíos de manera efectiva y sostenible. ¿Es utópico pensar que eso es posible?
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