Argentina con la peor anomalía climática de Sudamérica
Alerta para Argentina por la peor anomalía climática de Sudamérica y dos ciudades en el top 10 de calor atípico
Fecha de Publicación: 20/03/2025
Fuente: Clarín
Provincia/Región: Nacional
Argentina es el país de Sudamérica que en el último trimestre tuvo la peor anomalía climática de toda Sudamérica, según un informe dado a conocer este miércoles por la Organización Meteorológica Mundial (OMM) y Climate Central. Entre diciembre y febrero, el desvío de los valores de temperatura ha llegado casi a un grado por sobre el promedio de los últimos treinta años.
Ambas organizaciones (una de Naciones Unidas y la otra independiente) atribuyen este problema al cambio climático. La anomalía en Argentina, de 0,9 grados, se despega del resto de los países de la región. En segundo lugar aparecen Venezuela, Paraguay y Ecuador, con 0.7 grados por encima del promedio histórico. Guyana y Bolivia siguen en la lista, con 0,6 grados. Chile tuvo una anomalía de +0,4 grados y Colombia, de +0,3. Brasil no aparece en en el top 10.
Otro ranking llamativo es el de las ciudades de Sudamérica que marcaron las mayores anomalías climáticas. Ahí, Córdoba lidera el ranking continental, con 1,2 grados por encima del promedio histórico. El segundo puesto es compartido por Barquisimeto, Venezuela; Guayaquil, Ecuador; Caracas, Venezuela; y Asunción, Paraguay (+1 grado). Buenos Aires entra en el décimo puesto, con +0,7 grados.
Estos elevados niveles de temperatura, explica la presentación, aumentan el riesgo para la salud de las poblaciones que los padecen. En Argentina, durante el trimestre analizado, hubo 40 días con esas condiciones, de los cuales 14 se atribuyen -a partir del cálculo de los meteorólogos- al cambio climático. Según adelantó Clarín, la anormalidad del clima en el país tendería a ceder durante el otoño.
A nivel global, la OMM confirma que 2024 fue el año más caluroso de la historia, con 1,55°C por encima de la media. Esto supera el récord anterior, establecido sólo un año antes. “Todos los diez años más calurosos registrados se han producido en los últimos diez años (2015-2024)”, destaca el trabajo.
Un panorama dramático
Otros datos relevantes del informe: las concentraciones de gases de efecto invernadero, que producen el calentamiento global, están en sus niveles más altos de los últimos 800 mil años; los océanos estaban más calientes en 2024 que en cualquier otro año registrado; el ritmo de calentamiento de los océanos es ahora el doble de rápido que antes de 2005; el nivel del mar alcanzó un máximo histórico en 2024 y el ritmo de aumento se ha duplicado desde que comenzaron las mediciones por satélite.
El trabajo de la OMM también destaca que “en los últimos tres años (2022-2024) se ha producido la mayor pérdida de glaciares jamás registrada”, y agrega: “El aumento del nivel del mar y el calentamiento de los océanos tardarían entre 100 y 1.000 años en revertirse, incluso si empezáramos hoy".
Sobre los fenómenos meteorológicos extremos, atribuidos al cambio climático, se informa que en 2024 provocaron el mayor número de nuevos desplazados desde 2008: 824.500 personas. Y que en 2024 se produjeron al menos 151 fenómenos meteorológicos extremos “sin precedentes”.
En América hubo 100 eventos reportados, principalmente olas de calor, sequías, inundaciones y ciclones tropicales, que causaron 354 muertes, 1,1 millón de heridos y 28.900 desplazados. Entre ellos, incendios forestales en Chile, sequía en México y partes de América Central, inundaciones en el sur de Brasil y olas de calor en Argentina.
“Aunque un solo año por encima de 1,5 °C de calentamiento no indica que los objetivos de temperatura a largo plazo del Acuerdo de París estén fuera de nuestro alcance, es una llamada de atención para que tomemos medidas”, afirmó la argentina Celeste Saulo, presidenta de la OMM.
La experta agregó: “Los datos de 2024 muestran que nuestros océanos siguieron calentándose y el nivel del mar siguió subiendo. Las partes congeladas de la superficie de la Tierra, conocidas como criosfera, se están derritiendo a un ritmo alarmante. Los glaciares siguen retrocediendo, y el hielo marino de la Antártida alcanzó la segunda extensión más baja jamás registrada. Mientras tanto, el clima extremo sigue teniendo consecuencias devastadoras en todo el mundo”.
Finalmente, Saulo dijo que “en respuesta, la OMM y la comunidad mundial están intensificando los esfuerzos para reforzar los sistemas de alerta temprana y los servicios climáticos para ayudar a los responsables de la toma de decisiones y a la sociedad en general a ser más resistentes a los fenómenos meteorológicos y climáticos extremos”. Y advirtió: “Estamos avanzando, pero tenemos que ir más lejos y más rápido. Sólo la mitad de los países del mundo cuentan con sistemas de alerta temprana. Esto debe cambiar”.
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El riesgo climático del AMBA
Cambio climático y zonas inundables: qué distritos del AMBA están en riesgo
Fecha de Publicación: 15/03/2025
Fuente: InfoBae
Provincia/Región: Capital Federal - Buenos Aires
Diversos informes nacionales y mundiales alertan sobre cómo la suba de la temperatura global puede incrementar el nivel del mar, provocar más precipitaciones y generar graves inundaciones, como sucedió en Bahía Blanca. Cómo debemos actuar, según una experta consultada por Infobae
Cada vez más son los informes, papers científicos y estudios privados y gubernamentales que advierten las severas consecuencias del aumento de la temperatura global y la repetición continua y cada vez más violenta de eventos climáticos severos que impactan en distintos países.
En esta línea, un estudio publicado recientemente en la revista Earth’s Future encontró que, además de los impactos relacionados con lluvias intensas, el aumento del nivel del mar podría provocar un ascenso de las aguas subterráneas, reduciendo la capacidad del suelo para absorber precipitaciones, generando “inundaciones desde abajo” y aumentando los riesgos antes de que ocurra una inundación costera directa, un fenómeno que añade complejidad a los desafíos ya existentes.
Así, el aumento del nivel del mar y la intensificación de tormentas generan un escenario preocupante para Buenos Aires y otras regiones de Argentina (y el mundo). Según estudios recientes de la organización científica Climate Central, la Ciudad de Buenos Aires y su conurbano podrían enfrentar inundaciones parciales o permanentes en el futuro. Esta situación se debe a la combinación del cambio climático, el ascenso del nivel del mar y la mayor frecuencia de lluvias intensas.
El calentamiento global ha provocado un aumento progresivo de la temperatura media, lo que, a su vez, acelera el ascenso del nivel del mar. En ese tono, el trabajo publicado en Earth’s Future, realizado mediante una red de monitoreo de piezómetros (instrumentos para medir los niveles de agua subterránea) y modelos geoespaciales (que representan datos en mapas), advirtió cómó el fenómeno denominado “inundaciones desde abajo” (agua subterránea emergiendo por saturación del suelo) presenta riesgos que se extienden tierra adentro, sin depender estrictamente de la cercanía al mar.
El estudio destaca que las aguas subterráneas son un factor crítico, especialmente en zonas urbanas costeras, pues amplifican riesgos de salud pública (como enfermedades por humedad y moho), daños a estructuras (inestabilidad en cimientos y edificios) y desafíos a sistemas de drenaje (colapsos o sobrecargas en desagües urbanos). Además, señalaron que estos efectos serán persistentes y difíciles de mitigar si no se implementan redes de monitoreo y estrategias de adaptación tempranas.
Lo cierto es que, en la última medición de la NASA, se registraron 427 partes por millón de dióxido de carbono en la atmósfera, lo que generó un incremento de 1,5°C respecto de la era preindustrial, un aspecto que impulsa estos fenómenos. Ya en 2018, miles de científicos y revisores gubernamentales del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC), publicaron un informe en el que acordaron limitar el aumento de la temperatura global a no más de 1,5 °C desde la era preindustrial (1850 - 1900). Esta ayudaría a evitar los peores efectos del cambio climático que se puedan desatar en la Tierra y a mantener un clima habitable para las hoy 8000 millones de personas que lo habitamos.
Pero el incremento actual de las emisiones de dióxido de carbono que hoy tenemos, y su proyección en ascenso para fin de este siglo, podría generar un aumento de la temperatura global hasta en 4,4 °C en 2100, ya que los gases de efecto invernadero (GEI) actúan como un manto que envuelve la Tierra, atrapan el calor del Sol y hacen que se elevan las temperaturas.
Como un llamado de advertencia concreto, sabemos que el planeta experimentó en 2024 una temperatura media en la superficie de 1,55 ºC por encima de la media registrada en el periodo preindustrial, según los datos difundidos en enero por la Organización Meteorológica Mundial (OMM) y que consolidan los resultados de las seis mayores bases de datos del mundo.
“El cambio climático es un calentamiento de todo el sistema, atmósfera – océano. Es decir, de todo el sistema Tierra. Ya aumentó la temperatura global, o sea de todo el mundo, de la atmósfera y de las aguas de los océanos. Eso hace concentrar más la energía en la atmósfera en general”, explicó a Infobae Matilde Rusticucci, doctora en ciencias de la Atmósfera, investigadora del Conicet y profesora emérita de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires (UBA).
“Al alterarse los sistemas de circulación, entonces se concentra la humedad en algunos lugares produciendo más precipitaciones y por otro lado, en algunos lugares hay más sequías. El aumento de temperatura lo que genera es que se produzcan más frecuentemente y más intensamente estos eventos. Es más, hay mayores posibilidades de que aumente la temperatura de golpe y en días sucesivos produciendo olas de calor intensa”, agregó la coautora de informes del IPCC y fuente de la Tercera Comunicacion Nacional Cambio Climatico.
Y completó: “En general, la principal característica del cambio climático es que aumentan los eventos climáticos extremos que no llamamos desastres naturales, porque el desastre se produce por la combinación de todo lo que sucede. El cambio climático es un fenómeno natural producido por el hombre. Eso significa hoy más frecuencia y más intensidad de eventos climáticos extremos”.
Barrios y localidades del AMBA en peligro
El Área Metropolitana de Buenos Aires está formada por la Ciudad de Buenos Aires y el Conurbano (con 40 municipios) y está dentro del ranking de los 20 grandes centros urbanos del mundo con riesgo de sufrir inundaciones, si ocurriera un calentamiento de 3° en la temperatura promedio del planeta Tierra en el futuro, según un estudio de científicos de Climate Central de los Estados Unidos.
Además del AMBA de la Argentina, Nueva York y Tokio, otras 17 grandes áreas urbanas más afectadas (con poblaciones de más de 10 millones) se encuentran en el ranking por vulnerabilidad ante el riesgo de aumento del nivel del mar después de un calentamiento de 3°C.
Si la temperatura global subiera entre 3 y 4º C, el agua del Río de la Plata avanzaría sobre zonas costeras de la Ciudad de Buenos Aires, incluyendo partes de Palermo, Belgrano, Núñez, Puerto Madero y la Reserva Ecológica Costanera Sur. En el conurbano, los municipios más afectados serían Berazategui y Avellaneda, según proyecciones del estudio de Climate Central.
Según proyecciones de la ONG EARTH, se estima que el nivel medio del mar a nivel mundial aumente 2 metros a finales de este siglo. Sin embargo, para determinar el aumento del nivel del mar a nivel de Buenos Aires, hay que tener en cuenta los niveles de inundaciones costeras locales, que podrían ser 2,8 m superiores al nivel medio de las aguas más altas en pronósticos extremos.
Informes de expertos del clima en Argentina indican que la lluvia ha aumentado un 3,2% por década en la Ciudad de Buenos Aires y un 0,9% en Ezeiza, lo que evidencia que las áreas urbanas están recibiendo precipitaciones más intensas. En cuanto al nivel del mar, se estima que el Río de la Plata subió 17 centímetros en el último siglo y que para 2050 podría aumentar entre 50 centímetros y un metro.
Esto se debe no solo al calentamiento global, sino también a fenómenos como El Niño y las sudestadas, cuya frecuencia ha ido en aumento en los últimos años. Según un reporte para la elaboración del Plan de Acción Climática 2050 (PAC) del Gobierno de la Ciudad, entre 1943 y 1952 hubo menos sudestadas que entre 2004 y 2013, lo que evidencia un cambio en los patrones climáticos.
Los modelos climáticos indican que las tormentas seguirán intensificándose. En marzo de 2023, el Servicio Meteorológico Nacional registró entre 200 y 400 milímetros de lluvia en el AMBA en menos de dos semanas. En Bahía Blanca, el temporal del último viernes dejó 290 milímetros en solo 12 horas, generando inundaciones masivas y daños estructurales. Además, las intensas lluvias registradas ayer en la ciudad de Córdoba provocaron anegamientos en calles por inundaciones, cortes de luz y complicaciones en el tránsito. En menos de una hora, se registraron hasta 67 milímetros de agua, según informó el secretario de Seguridad y Prevención Comunitaria de la Municipalidad, Claudio Vignetta.
“Frente al calentamiento no es lo mismo que aumente la temperatura un grado, un grado y medio o dos grados con respecto a la era preindustrial. Porque con cada décima de grado que aumenta, sube la frecuencia e intensidad de los eventos extremos. Si la temperatura aumentara tres grados, la cantidad de eventos extremos que tenemos que esperar son muy superiores a los que tenemos hoy en día. Ahora estamos en un promedio de un grado y medio, que en realidad, ya superamos esa marca y un ejemplo de ello es que el año pasado fue el año más cálido observado, o sea, vamos batiendo récords y estamos en un grado y medio ya. Si aumentara tres grados estaríamos al doble y se esperarían muchos más desastres y más intensos”, precisó la doctora Rusticucci.
Y agregó: “Hay muchos estudios a nivel nacional y papers científicos sobre esta problemática. También el estudio de la Comunicación Nacional de Cambio Climático, que es el informe del Gobierno sobre el estado de situación del cambio climático en la Argentina y lo que puede suceder. Ya se menciona hace como 20 años datos mostrando a Bahía Blanca como una zona de riesgo”.
“Entonces, lo que hay que hacer es planificar primero, no negar el cambio climático, porque si estamos negando el cambio climático, claramente estamos negando la realidad. Los ingenieros que planifican, o los planificadores urbanos, no pueden trabajar con lo que pasó en el pasado. Tienen que planificar con lo que va a suceder en el futuro que sabemos que va a suceder. La comunidad mundial de científicos que trabajan en temas de cambio climático puede dar respuestas como la construcción de diques, obras hidráulicas y otros items importantes. Por ejemplo, un hospital no puede estar en una zona inundable o a la que no se puede acceder si hay un evento climático extremo. Hay muchas cosas para planificar, pero eso no se puede hacer pensando con los números del pasado, de cada cuánto llueve o cuánto puede llover o cuánto calor puede hacer. Eso hay que hacerlo con los números del futuro”, concluyó la experta en cambio climático.
Obras y medidas de prevención
Frente a este panorama, el gobierno porteño ha implementado diversas obras hidráulicas para mitigar el impacto de las lluvias intensas. Desde los años 90, la Ciudad de Buenos Aires ha avanzado con el Plan Hidráulico, que incluye infraestructura para canalizar el agua acumulada hacia el Río de la Plata. Entre los proyectos más destacados se encuentran las obras de alivio del arroyo Maldonado, que permitieron reducir las inundaciones en barrios como Palermo y Villa Crespo.
Si bien la Ciudad de Buenos Aires cuenta con obras que han reducido el impacto de las lluvias, la situación en el conurbano es diferente. Municipios como La Matanza, Merlo, Moreno, Malvinas Argentinas, Tigre, Almirante Brown y Florencio Varela presentan mayor vulnerabilidad en algunas regiones.
En tanto, informes nacionales advierten que en algunas zonas más de la mitad de la población está en riesgo de sufrir inundaciones, debido a la falta de infraestructura y a la alta densidad urbana.
El último informe de la ONU Cambio Climático alertó que los planes de acción climática de los países siguen siendo insuficientes para limitar el aumento de la temperatura global a 1,5 grados centígrados y cumplir los objetivos del Acuerdo de París, un tratado internacional legalmente vinculante que incluye compromisos de todos las naciones para reducir sus emisiones y colaborar para adaptarse a los impactos del cambio climático.
El acuerdo entró en vigor en 2016 y dio a los países desarrollados una ruta para que ayuden a las naciones en desarrollo a mitigar y adaptarse al cambio climático.
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Como el temporal de Bahía Blanca fue influenciado por el CC
¿El cambio climático podría volver más frecuentes los temporales en Argentina?
Fecha de Publicación: 13/03/2025
Fuente: InfoBae
Provincia/Región: Buenos Aires
Bahía Blanca y localidades aledañas del sudoeste bonaerense enfrentaron fenómenos extremos en 2023 y 2025. Qué dicen los expertos sobre la planificación urbana y la advertencia de un estudio del Conicet de 2012
El sudoeste de la provincia de Buenos Aires sufrió un fenómeno de lluvias extremas el 7 de marzo pasado. Con un total de 290 milímetros de lluvia que cayeron el viernes pasado, Bahía Blanca rompió el récord de precipitación diaria para su territorio, lo que derivó en inundaciones trágicas con más de 1.400 evacuados y la muerte de al menos 16 personas.
El fenómeno extremo hizo que, en apenas nueve días, marzo pasara a ser el mes más lluvioso en los registros de la ciudad, según el Servicio Meteorológico Nacional (SMN).
El 16 de diciembre de 2023 otro fenómeno extremo, con ráfagas de más de 100 kilómetros, golpeó también a Bahía Blanca y 13 personas fallecieron como consecuencia de la caída del techo del club Bahía del Norte. ¿El cambio climático influyó en que se produzcan esos desastres?
El papel del cambio climático en los fenómenos meteorológicos extremos
Científicos de la Argentina, Francia e Italia difundieron hoy un análisis de lo que pasó en Bahía Blanca. Allí consideraron que “las condiciones meteorológicas de marzo de 2025 fueron excepcionales y están relacionadas principalmente con el cambio climático”.
Agregaron que “las modificaciones en las precipitaciones en Bahía Blanca sugieren un impacto significativo de actividades humanas”.
En el equipo se encuentran las investigadoras en ciencias de la atmósfera de la Facultad de Ciencias Exactas de la Universidad de Buenos Aires (UBA), Marisol Osman y Silvina Solmon, que forman parte de ClimaMeter, que es un marco experimental rápido organizado por países de Europa.
Los investigadores alertaron que futuros eventos similares podrían intensificarse si las temperaturas globales superan los 2 grados, como advierten los modelos climáticos.
Por su parte, la doctora Carolina Vera, profesora emérita de la UBA y ex miembro del Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC), comentó a Infobae: “Los temporales se asocian con la ocurrencia de tormentas severas que producen lluvias intensas, como la que ocurrió en Bahía Blanca el viernes pasado”.
En el país -mencionó la doctora Vera- ya hay evidencias de que hubo un incremento en la frecuencia y la intensidad de los episodios de lluvias intensas en el contexto del cambio climático global. “Ese aumento se está produciendo incluso en zonas donde las lluvias están decreciendo en general”, completó.
¿Podrían ocurrir más fenómenos extremos?
En diálogo con Infobae, la doctora Paola Salio, investigadora especializada en tormentas del Conicet y la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires (UBA), comentó: “El Panel Intergubernamental de Cambio climático ya pronosticó que los fenómenos como los temporales o las sequías van a ser más extremos”.
Aclaró que los fenómenos de 2023 y 2025 en Bahía Blanca fueron diferentes: en el de 2023, las ráfagas de viento fueron las predominantes. En cambio, ahora el desastre se produjo por las lluvias y la inundación posterior.
“Sabemos que hay más riesgos de fenómenos extremos. Pueden ocurrir en áreas donde antes no se registraban, y las ciudades no están preparadas para esos impactos”, afirmó.
Los estudios de atribución permiten determinar si un evento meteorológico extremo está relacionado con el calentamiento global. También cuantifican la probabilidad de que el cambio climático haya aumentado la posibilidad de que ocurra ese evento.
En la Argentina, según la Organización Mundial de Migraciones, entre 2016 y 2022 se registraron 74.000 desplazamientos internos de personas debido a desastres, de los cuales el 94,5% fueron por inundaciones, el 2,7% por deslaves o corrimiento de tierra y el 2% por incendios forestales.
Según el Índice Mundial de Riesgo 2022, Argentina ocupa la posición 32 de 192 países en cuanto a su elevado riesgo ante desastres, debido a su alta exposición y limitada capacidad de respuesta.
Qué advirtió un estudio del Conicet en 2012 sobre Bahía Blanca
La ciudad de Bahía Blanca está ubicada en la cuenca inferior del arroyo Napostá, y enfrenta desafíos hidro-ambientales que combinan factores naturales y el impacto del crecimiento urbano.
En 2012, Paula Zapperi, científica del Conicet y del Departamento de Geografía y Turismo de la Universidad Nacional del Sur, publicó un estudio como parte de su tesis de doctorado en el que advertía que las precipitaciones intensas generaban anegamientos en áreas de menor pendiente de Bahía Blanca.
Mientras que en zonas más elevadas el agua provoca erosión en calles sin pavimentar, y eso desplaza materiales hacia sectores más bajos.
La investigadora, según contó a Infobae, analizó la hidrografía urbana de la ciudad y propuso soluciones para mitigar los problemas derivados de estos fenómenos.
De acuerdo con la tesis de Zapperi, al estar ubicada en la cuenca del arroyo Napostá, la ciudad de Bahía Blanca queda expuesta al escurrimiento de aguas provenientes de zonas más altas, lo que incrementa el riesgo de inundaciones.
Aunque diversas obras hidráulicas había reducido la frecuencia de estos eventos, los efectos de las lluvias intensas siguieron y afectaron especialmente a las áreas con menor inclinación del terreno.
En contraste, las zonas más altas experimentan procesos erosivos que agravan el deterioro de las calles no pavimentadas.
El estudio de Zapperi se centró en caracterizar el comportamiento del escurrimiento superficial en Bahía Blanca, así como en identificar las modificaciones realizadas sobre las condiciones naturales de drenaje.
Uno de los hallazgos más destacados del estudio fue la variación en los montos acumulados de precipitación en diferentes puntos de la ciudad.
Según el análisis que hizo antes de 2012, las mayores precipitaciones se registraron en el sector sur, una zona que enfrenta dificultades significativas para el escurrimiento del agua.
Por otro lado, en el noreste de la ciudad se observaron procesos erosivos que afectan tanto a la infraestructura como al entorno natural.
El estudio también incluyó mediciones del pH del agua de lluvia, que mostraron un leve aumento en comparación con los valores registrados en la década de 1980.
La investigación destacó que la expansión dispersa de Bahía Blanca encarece el tendido de servicios y el mantenimiento de las vías de circulación, lo que contribuye al surgimiento de problemas hidro-ambientales.
Este patrón de crecimiento urbano dificulta la implementación de soluciones integrales para el manejo del agua y aumenta la vulnerabilidad de ciertas áreas ante eventos climáticos extremos.
Zapperi identificó sectores de la ciudad con un mayor riesgo de inundación, lo que subraya la necesidad de una planificación urbana más eficiente. Es fundamental adoptar medidas que minimicen el impacto hidrológico del crecimiento urbano, para promover un desarrollo más sostenible y resiliente.
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Un estudio preliminar de expertos de varios países atribuye al cambio climático el trágico temporal en Bahía Blanca
Fecha de Publicación: 13/03/2025
Fuente: La Voz del Interior
Provincia/Región: Buenos Aires
Evaluaron que las causas de variación climática natural tuvieron un impacto moderadio Advierten por el riesgo de propagación de enfermedades.
“Atribuimos principalmente el aumento de las precipitaciones en las inundaciones de marzo de 2025 en Argentina al cambio climático provocado por el hombre, y la variabilidad climática natural probablemente jugó un papel modesto”. Con palabras, un panel de expertos reunidos en el grupo de estudio Climate Meter anticipó una primera lectura sobre las causas del fenómeno que devastó Bahía Blanca el viernes pasado.
En Climate Meter participan investigadores las universidades de Columbia, Uppsala, Leipzig, Leicester🇺🇸, Bernach, entre otras. Firman el informe preliminar la italiana Erika Coppola, los franceses Nicolás Bodnariuk y Davide Faranca y las argentinas Marisol Osman, Silvina Solmon, ambas investigadoras de Conicet.
“Las catastróficas inundaciones que se produjeron en Bahía Blanca el 7 de marzo de 2025 fueron causadas principalmente por un fenómeno de lluvias intensas y sin precedentes. En un lapso de aproximadamente ocho horas, la ciudad recibió más de 400 milímetros (15,7 pulgadas) de lluvia, lo que equivale a su precipitación media anual. Este diluvio provocó graves inundaciones repentinas, que provocaron pérdidas de vidas, importantes daños a la infraestructura, incluida la destrucción de puentes y el colapso de carreteras asfaltadas. La rápida acumulación de agua desbordó los sistemas de drenaje de la ciudad, lo que provocó la inundación generalizada de viviendas, hospitales y calles. Además de esto, según los expertos médicos, se podría esperar la propagación de enfermedades como consecuencia próxima”, reseñan los investigadores.
“El evento -analizan desde el punto de vista metereológico- se produjo en el contexto de un frente frío que, en el momento del evento, se mantuvo bastante estacionario a lo largo de un eje noroeste-sudeste. Las anomalías de presión superficial muestran dos áreas de anomalías de presión negativas al norte y al sur de Bahía Blanca. Las anomalías de temperatura muestran una estructura compleja con áreas terrestres de anomalías positivas (+5°C) y negativas (-2°C), con un componente frío en el área de máxima precipitación. Los datos de precipitación indican cantidades diarias extremadamente altas que superan los 100 mm/día sobre la parte superior de la cuenca de Bahía Blanca. Los datos de velocidad del viento indican vientos moderados sostenidos (hasta 100 km/h) hacia la costa y sin vientos en el área más afectada por la precipitación”.
“Analizamos cómo eventos similares a las condiciones meteorológicas que llevaron a las inundaciones de Argentina han cambiado en el presente en comparación con cómo habrían sido si hubieran ocurrido en el pasado en la región de Bahía Blanca [66°O 58°O 36°S 42°S]. Los cambios de presión superficial no muestran cambios significativos (<1 hPa). Los cambios de temperatura muestran que eventos similares producen temperaturas similares a las del pasado. Los cambios de precipitación muestran que hay hasta 4 mm/día (hasta 7%) condiciones más húmedas en áreas localizadas de la región analizada. Los cambios de velocidad del viento han mostrado condiciones más ventosas reducidas, con disminuciones de hasta 4 km/h (hasta -10%) alrededor del área de Bahía Blanca y vientos más fuertes de hasta 4 km/h (hasta 10%) en el área costera al sur de Pedro Luro . También notamos que eventos pasados similares ocurren con estacionalidad similar en los períodos pasado y presente. Los cambios en las áreas urbanas revelan que Bahía Blanca, Villa Longa y Pedro Luro experimentan en el presente lluvias más intensas que en el pasado (+1,5 mm/día, es decir, hasta un 3% más de lluvia que en el pasado). La ciudad de Bahía Blanca y Pedro Luro también experimentan condiciones menos ventosas. Por último, descubrimos que las fuentes de variabilidad climática natural, en particular la Oscilación Multidecadal Atlántica, pueden haber influido solo parcialmente en el fenómeno. Esto significa que los cambios que observamos en el fenómeno en comparación con el pasado pueden deberse principalmente al cambio climático provocado por el hombre”, explican los expertos.
En otras palabras, lo dicen más simple de este modo: “concluimos que las condiciones meteorológicas que conducen a las inundaciones de marzo de 2025 en Argentina son localmente más húmedas en hasta 4 mm/día (7 %), en comparación con el pasado. Interpretamos las inundaciones de marzo de 2025 en Argentina como un evento impulsado por condiciones meteorológicas excepcionales cuyas características pueden atribuirse principalmente al cambio climático provocado por el hombre”.
Esto, recuerdan los investigadores, no surge de la nada. El Sexto Informe de Evaluación (AR6) del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) destaca que el cambio climático está influyendo en la frecuencia e intensidad de los fenómenos meteorológicos extremos, incluidas las inundaciones, a nivel mundial. “Si bien el informe no proporciona detalles específicos de cada país en el caso de Argentina, ofrece información regional para América del Sur, que es relevante para este país. En particular, en el sudeste de América del Sur se han observado tendencias crecientes en la magnitud y frecuencia de los fenómenos de precipitación extrema con un nivel de confianza alto. Para el período 1950-2014, se ha detectado una tendencia positiva en las precipitaciones de verano en toda la región, que van desde 2,8 a 3,5 mm por mes y década. Esta tendencia también es evidente en los fenómenos de precipitación extrema tanto mensuales como diarios. El informe enfatiza que se espera que estos cambios empeoren con un mayor calentamiento global, en particular si las temperaturas globales aumentan más allá de los 2 °C. Para las proyecciones futuras, existe un consenso entre los modelos disponibles en cuanto a un mayor aumento para esta región, tanto para los fenómenos de precipitación extrema como para las inundaciones fluviales”, recuperan los investigadores.
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Mendoza busca impulsar sus espacios verdes
Comienza el relevamiento sobre biodiversidad para promover el uso sostenible de plantas nativas
Fecha de Publicación: 18/02/2025
Fuente: Portal DiarioMendoza
Provincia/Región: Mendoza
El proyecto "Repensando los espacios verdes" busca evaluar la biodiversidad del espacio público para transformar la plaza en un modelo de adaptación al cambio climático. Se priorizará el uso de plantas nativas para enfrentar la escasez de agua en la ciudad.
En la Plaza Malvinas Argentinas de la Ciudad de Mendoza, se dio inicio a una nueva fase del proyecto “Repensando los espacios verdes: uso inteligente de plantas nativas como paradigma de cambio frente a la escasez de agua”. Esta iniciativa forma parte de la segunda edición del Fondo Verde para la Sostenibilidad Ambiental, un programa de la Municipalidad de la Ciudad financiado por Banco Galicia.
En esta ocasión, técnicos del INTA Junín aportaron sus conocimientos y tecnologías innovadoras para evaluar la biodiversidad y el estado general de la plaza Malvinas Argentinas, ubicada en la Sexta Sección de la Ciudad.
Este proyecto tiene como objetivo fundamental generar una línea de base del espacio verde para poder rediseñar, según las características locales de suelo e insolación, intervenciones en el mismo. Esta información será clave para seleccionar especies de plantas nativas que no solo prosperen en estas condiciones, sino que también contribuyan a la resiliencia urbana frente a la creciente escasez de agua. De este modo, se busca transformar algunos espacios de la plaza en un ejemplo de adaptación de las ciudades al cambio climático, en el que la sostenibilidad y la biodiversidad son pilares fundamentales.
Además, la iniciativa contempla espacios de participación activa con los usuarios de la plaza, brindando información sobre los beneficios estéticos y ecológicos de las plantas nativas. A través de estas instancias, se promoverá la importancia de reducir el consumo hídrico para mantener los jardines y la necesidad de conservar la biodiversidad local, en particular las interacciones entre plantas y animales. Al integrar estos elementos, el proyecto no solo fortalecerá la identidad de la ciudad, sino que también potenciará su capacidad de adaptación a futuros desafíos ambientales.
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Agricultura argentina en alerta por el clima
Crisis climática golpea al campo: impacto en la producción agrícola
Fecha de Publicación: 01/02/2025
Fuente: Revista Chacra
Provincia/Región: Nacional
El cambio climático está generando desafíos significativos para la agricultura argentina, un sector clave en la economía del país.
Las alteraciones en los patrones de precipitación y las temperaturas extremas están afectando la producción de cultivos esenciales como la soja, el maíz y el trigo.
Impacto en los cultivos
Según la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, la producción de soja y maíz en la campaña 2024/25 se ha reducido en un millón de toneladas debido a la escasez de lluvias y las altas temperaturas. La nueva estimación sitúa la cosecha de soja en 49,6 millones de toneladas y la de maíz en 49 millones.
Estas condiciones climáticas adversas, especialmente en regiones como el Núcleo Sur y el Centro-Este de Entre Ríos, han disminuido el rendimiento potencial de estos cultivos.
Variabilidad climática y desafíos logísticos
La variabilidad climática también ha provocado fluctuaciones en los niveles de los ríos, afectando la logística de exportación. Por ejemplo, los bajos niveles del río Paraná han obligado a los buques cerealeros a reducir su carga en aproximadamente un 15%, incrementando los costos y tiempos de transporte.
Medidas y adaptaciones necesarias
Frente a estos desafíos, es crucial que el sector agrícola argentino adopte prácticas sostenibles y resilientes. La diversificación de cultivos, la implementación de sistemas de riego eficientes y el desarrollo de variedades resistentes a sequías y altas temperaturas son algunas de las estrategias recomendadas.
Además, es esencial que las políticas públicas apoyen estas iniciativas, fomentando la inversión en investigación y desarrollo, y ofreciendo incentivos para prácticas agrícolas sostenibles.
La colaboración entre productores, instituciones y el gobierno será determinante para mitigar los efectos del cambio climático y asegurar la sostenibilidad de la agricultura argentina en el futuro.
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Los efectos del cambio climático en la Patagonia
Más temperatura y una disminución del 40 % en el caudal de los ríos: los efectos del cambio climático en la Patagonia
Fecha de Publicación: 29/01/2025
Fuente: ADN Sur
Provincia/Región: Patagonia
"El cambio climático es una realidad", dice Natalia Pessacg, investigadora del CONICET y del CENPAT de Puerto Madryn. La doctora en Ciencias de la Atmósfera integra el equipo de "Un río, todas las aguas", una iniciativa que busca visibilizar el impacto de este fenómeno que aún es cuestionado por un sector. En este informe, te contamos cómo repercute e impacta sobre los ríos, la principal fuente de agua que abastece a las personas en la Patagonia.
“Se proyecta una disminución, en promedio, del 40% en la cantidad de agua de la cabecera del Río Chubut”, dice Natalia Pessacg mientras narra lo que indican las proyecciones del impacto que tendrá el cambio climático sobre el principal río de Chubut. El dato es impactante. Sin embargo, la investigadora advierte que no se trata de alarmar, sino de que los modelos sean considerados al momento de tomar decisiones que puedan tener consecuencias en la vida de la gente.
Pessacg es investigadora del CONICET y del Instituto Patagónico para el Estudio de Ecosistemas Continentales en el CENPAT de Puerto Madryn. También es profesora de la Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco (UNPSJB) y hace años estudia este fenómeno que, aún en pleno siglo XXI, es negado por un sector de la sociedad.
La doctora en Ciencias de la Atmósfera integra el equipo de “Un río, todas las aguas”, una iniciativa que se propone visibilizar los impactos del cambio climático y “fortalecer los procesos de apropiación, conciencia, aprendizajes e intercambio de saberes en relación con la problemática”.
Ella lo dice sin dudar: “El cambio climático es una realidad. En mi caso, trabajo en temas relacionados con la variabilidad climática, el cambio climático en Patagonia y el potencial impacto de esas variaciones en el agua, sobre todo en la cantidad de agua del río Chubut.”
La certeza de sus palabras, Pessacg la sustenta en datos que reflejan cómo han variado las condiciones climáticas en los últimos 80 años. Pero, para entenderlo, es necesario explicar el contexto.
“Uno puede dividir el estudio del Cambio Climático en dos partes: el cambio climático cercano, que analizamos desde 1960 hasta la actualidad y que llamamos los cambios observados, porque es desde cuando tenemos datos de estaciones meteorológicas, o también se puede ir más atrás y analizar lo que se llama proxies, es decir, no datos in situ”.
En este sentido, la investigadora aclara que también hay cambios que se producen por factores naturales del clima, como el aumento en la cantidad de volcanes y modificaciones en la radiación solar. Sin embargo, en este caso, cuando se habla del fenómeno, lo que principalmente se analiza es el cambio climático antrópico, es decir, el que está asociado a los gases de efecto invernadero que generan las personas por la quema de combustibles fósiles, principalmente, y del cual se tienen datos concretos.
“Lo que vemos desde 1960 hacia acá es un aumento en la temperatura de toda la Patagonia, en algunas regiones un poco más que en otras”, dice la investigadora al profundizar sobre las conclusiones que arroja la investigación que lleva a cabo con su equipo de trabajo.
En ese sentido, es categórica al decir que, en la región, el aumento de la temperatura es del orden de 0,1° grado por década, pero aclara sobre este punto que la temperatura “es una variable homogénea en todo el mundo que marca un aumento en cualquier región, salvo algunas excepciones”.
“Lo otro que se ve”, continúa Pessacg, “son cambios en las precipitaciones, que es algo que nos afecta mucho en toda la región, sobre todo en el norte de los Andes patagónicos, donde se observa una disminución marcada de la precipitación, tanto en forma de nieve como líquida.”
Pero estas no son las únicas variaciones que impone el cambio climático. La especialista asegura que también “se ve un aumento de los eventos extremos de precipitación”.
"Se trata de esos eventos que conocemos bien, como el temporal de Comodoro Rivadavia, que se llaman eventos sin precedentes. Esto quiere decir que en todo el registro histórico no hubo un evento de ese tipo. Pero esto está aumentando en la costa de la Patagonia. Los datos lo muestran. Trelew, por ejemplo, tiene una larga serie de datos que nos permiten ver que esos eventos de lluvias diarias, de mucha intensidad, están aumentando y que esto va a continuar aumentando en el futuro. Lo otro que se observa es un cambio en el viento, con una disminución del mismo, sobre todo en el norte de la Patagonia y en el sur.
DEL CAMPO AL ESTUDIO
La investigadora admite que siempre le atrajo el tema del clima, desde muy chica. Nació en Río Gallegos y vivió en La Pampa, en el campo de su abuelo, donde medir la precipitación con un pluviómetro era un parámetro muy importante para la producción. “Siempre tenía esa imagen y también cuando vivía en Gallegos, que todavía no estaba asfaltada la Ruta 3, dependíamos de la lluvia si se podía pasar o no, entonces siempre el clima afectaba nuestra vida cotidiana”, dice al recordar su infancia.
Cuando terminó la secundaria decidió estudiar Ciencias de la Atmósfera en Buenos Aires y, una vez que se recibió, decidió buscar un lugar tranquilo para poder seguir trabajando en su especialidad. Así, hace 14 años llegó a Puerto Madryn, la ciudad donde nacieron sus hijos y donde continúa desarrollando su investigación.
Pessacg siente la provincia como propia y admite que le preocupa la situación de los ríos, “básicamente porque en Chubut la mitad de la población se abastece del río Chubut”.
“Hay un escenario donde ya estamos diciendo que va a haber una disminución de la precipitación en la zona andina del norte patagónico, que es donde está la cabecera de las cuencas. Los estudios que hacemos con modelos dicen que, a futuro, a fines de siglo, que parece que estamos hablando de algo muy lejano pero es 2070, son nuestros hijos, se proyecta una disminución en promedio de la cantidad de agua, en esa cabecera del río Chubut de un 40%”.
La lógica del desconocimiento diría que esta situación se podría repetir en el Senguer, el río que abastece de agua al Lago Muster. Sin embargo, no todo es tan lineal, advierte Pessacg. “La disminución en la precipitación que vemos es bien el norte de los Andes patagónicos, según los modelos. Hacia el sur no es clara, incluso más hacia el sur algunos modelos dan aumento de las precipitaciones y otros no”, explica en ese sentido.
“Es difícil tener estaciones meteorológicas en zona de montaña, entonces es difícil saber qué está pasando y son zonas donde los datos satelitales suelen tener más errores y son zonas complejas de estudio. Sí se ve a nivel general, en toda la Cordillera de los Andes, por otros investigadores que están trabajando el tema de precipitaciones, una tendencia clarísima en la disminución de todos los glaciares, pero es una zona que hay que estudiarla bastante más, porque no hay estudios de impacto con modelos como hay con el Río Chubut y, además, está justo en un límite montañoso”.
Respecto a los eventos extremos, la investigadora asegura que cada vez es más frecuente que llueva en la costa, pero a contrapartida, eso no significa que llueva más, sino que puede llover en forma más intensa y puede haber un aumento de la lluvia diaria.
La mala noticia es que “esto genera desde inundaciones hasta desborde de ríos y afecta la potabilización del agua, porque nuestra zona al tener poca cobertura vegetal tiene muchos problemas en la potabilización del agua”.
Frente a este panorama, la pregunta qué pasará en el futuro. “Hay un abanico de posibilidades", dice Pessacg. “En algunos modelos se proyecta que el mundo va a ir hacia condiciones más amigables y otros suponen que se van a seguir emitiendo gases de efecto invernadero. Pero, en todas esas posibilidades la temperatura va a seguir aumentando, porque los gases de efecto invernadero permanecen en la atmósfera”, dice con seguridad.
“Pero algo es seguro: que dejemos de emitir gases no quiere decir que esto va a cambiar de un día para el otro. Entonces aún en los mejores escenarios va a continuar el aumento de temperatura, van a continuar la disminución de las precipitaciones en el norte y van a continuar los cambios en los eventos extremos, no solo de lluvia sino de temperatura, que es esto que también percibimos de que las noches son más cálidas”.
Para la investigadora, “todo dependerá de nosotros y nosotras”. Por eso, considera que el mejor de los escenarios sería que, hacia 2050, se logre la descarbonización, es decir, que no se utilicen más combustibles fósiles.
“Ese sería el mejor de los escenarios que podemos tener. Pero tenemos que ser conscientes de que hay tendencias en la temperatura que van a continuar por muchos años y también hay puntos de no retorno, situaciones a las que una vez que se llega no se puede volver hacia atrás. Se está viendo con el blanqueamiento de los corales y ese tipo de situaciones no se pueden revertir una vez que llegan a un determinado nivel de complejidad en su estado”.
Por último, la investigadora reconoce que es un momento complejo para el estudio de estas problemáticas. “Hay una tendencia al negacionismo y ante esto lo mejor es buscar información”, dice con certeza, reclamando también mayor voz para las mujeres al momento de pensar el uso del manejo del agua en Patagonia y en particular en el Valle Inferior del Río Chubut (VIRCh), en virtud que es una problemática que nos involucra a todos.
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Sigue la lamentable lucha de Milei contra el cambio climático
Así es la cruzada de Milei contra el cambio climático: no atender la evidencia científica y usar remera térmica en verano
Fecha de Publicación: 28/01/2025
Fuente: Página 12
Provincia/Región: Nacional
Con el objetivo de que se deje de lado en la agenda las preocupaciones económicas de su modelo, el presidente agiganta la batalla cultural: ahora quiere provocar con que el cambio climático "es una mentira".
Javier Milei tiene un problema con la temperatura. En pleno verano subtropical, el presidente acostumbra a usar remera térmica y campera de cuero, ya sea al sol o a la sombra. Pero tiene un conflicto mayor con el clima (y la evidencia científica): el jefe de Estado insiste que el cambio climático "es otra mentira que se cae", pese a que el gran consenso científico ratifica que el planeta enfrenta un calentamiento global.
El presidente agita otra cruzada de su batalla cultural en una movida que permite que la agenda no se estacione en los problemas económicos que esconde su plan de gobierno. Luego de ir contra las pibas, el colectivo trans y las personas con discapacidad -ya sea en el Foro de Davos o en la promoción de proyecto para eliminar la normativa vigente- ahora Milei apunta a otra provocación, esta vez, contra los ecologistas.
Lo hizo con su ya conocido método: un posteo en Twitter, en el que pretende dar por resulta una problemática apenas con un video o un comentario. Esta vez fue al citar a un escritor australiano, llamado Peter Clack, que también lucha contra molinos de viento imaginarios. "Un siglo de registros climáticos de los Estados Unidos muestra claramente que no hay calentamiento global ni crisis climática en ninguna parte del mundo", sentencia en el posteo que le puso retuit el presidente.
Pero lo que Clack dice y Milei repite no es ninguna novedad sino el principal mito que promocionan los negacionistas del cambio climático: que el calentamieto actual responde a un "ciclo natural" y no por obra y gracia de los humanos. Lo primero que hay que decir es que las mediciones de temperatura confiables comenzaron en 1880 y demostraron un aumento sostenido desde la Revolución Industrial. Este incremento abrupto coincide con el auge del uso de combustibles fósiles y la liberación masiva de dióxido de carbono (CO2) a la atmósfera. Es decir, con la acción del hombre.
En períodos anteriores, cuando no existía tecnología para registrar temperaturas, los científicos han recurrido a estudios indirectos, como el análisis de testigos de hielo de la Antártida, que permiten reconstruir la historia del clima durante los últimos 800 mil años. Estos análisis muestran que la concentración de CO2 fluctuó naturalmente a lo largo de los milenios, pero siempre se mantuvo por debajo de las 300 partículas por millón. Sin embargo, en las últimas décadas, este nivel se ha disparado de manera repentina y sin precedentes, muy por encima de los rangos naturales observados en el pasado.
Lo dice la propia NASA, tan admirada por el presidente Milei. El organismo indica últimos 800 mil años se registraron ocho ciclos de glaciaciones y períodos cálidos, todos ellos vinculados a pequeñas variaciones en la órbita terrestre que modificaron la cantidad de energía solar que llega al planeta. Sin embargo, el calentamiento actual es diferente ya que está directamente asociada a las actividades humanas, como la quema de combustibles fósiles, la deforestación y las prácticas agrícolas intensivas, que generan gases de efecto invernadero y amplifican el calentamiento.
Por su parte, el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), en su más reciente informe, concluye que "la influencia humana ha calentado el clima a un ritmo sin precedentes en al menos los últimos 2 mil años". Este informe, respaldado por más de 14 mil estudios revisados por pares y elaborado por científicos de todo el mundo, es el análisis más exhaustivo sobre la crisis climática. Entre sus hallazgos más impactantes, destaca que cada una de las últimas cuatro décadas ha sido sucesivamente más cálida que cualquier otra desde 1850.
Estos diagnósticos son respaldados casi en su totalidad por la comunidad científica Milei lo sabe, pero igual seguirá con su cruzada. Tampoco se sacará la remera térmica.
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En busca de anfibios para evaluar el cambio climático
La batalla de los anfibios para sobrevivir frente al cambio climático
Fecha de Publicación: 14/01/2025
Fuente: Diario Río Negro
Provincia/Región: Patagonia
Por qué a los científicos les preocupa la ranita de Darwin, un animal nativo de Argentina y Chile.
Los anfibios se encuentran entre el grupo de vertebrados más amenazados del mundo y los que habitan en la Patagonia también lo están. Científicos en Patagonia Norte notan que los registros de individuos de ese tipo de animales son cada vez más esporádicos. Por ejemplo, no han accedido a datos sobre la presencia de la rana de Darwin en la Argentina.
Se trata de una especie endémica que solo vive en nuestro país y en Chile. Está en peligro de extinción, según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN). Por eso, centran los esfuerzos para conocer las causas de la disminución de sus poblaciones.
«Los anfibios se suelen usar como bioindicadores porque son susceptibles a cualquier modificación debido a su ciclo de vida bifásico: poseen una fase acuática, durante el desarrollo de los renacuajos y, una terrestre, cuando son adultos», explicó a Diario RIO NEGRO el doctor en Biología, Marcelo Bonino, investigador en el Instituto de Investigaciones en Biodiversidad y Medioambiente (Inibioma), que depende del Conicet y la Universidad Nacional del Comahue. El científico aclaró que las ranitas son hipersensibles a la contaminación y a cualquier modificación en su entorno. «Los anfibios son los fusibles del ambiente» sintetizó e insistió en la necesidad de su estudio para su conservación.
«Estos organismos -agregó Bonino- dependen tanto de la humedad del ambiente como de la temperatura. Tienen tolerancias térmicas restringidas. Si el agua supera cierta temperatura, las larvas pueden morir».
Los factores de riesgo
Por otro lado, con el cambio climático, los humedales en la Patagonia pueden cambiar su régimen hídrico y atravesar períodos de sequía. Al haber menos agua en las cuencas, los renacuajos de numerosas especies lo padecen. «Necesitan un período para desarrollarse; si el charco se seca antes de tiempo se mueren porque no alcanzan a hacer la metamorfosis. De todas formas, no todas las especies se ven afectadas del mismo modo», aseguró.
Además, los anfibios en Patagonia experimentan un aletargamiento invernal, es decir que reducen su actividad para ahorrar energía hasta la primavera. «Si ocurren eventos cálidos en invierno, este aletargamiento puede interrumpirse afectando su condición física», describió.
Por otro lado, Bonino recalcó que los anfibios son animales con capacidad de dispersión muy limitada, es decir que, si hay cambios en su ambiente, no tienen opción de migrar como sucede con otros animales que buscan mantenerse en lugares con condiciones propicias.
«El cambio climático puede forzar a una especie a buscar nuevos ambientes, pero si esa especie no tiene capacidad de moverse, se puede extinguir», expresó.
Los anfibios de la región
En Bariloche y la región, hay al menos 13 especies de anfibios. La más común es la ranita de cuatro ojos -también la más urbana-. Hay especies con características llamativas como la ranita del Catedral, por ejemplo, que habita en los arroyos y lagunas de altura y «sus renacuajos pueden estar cuatro años en el agua hasta hacer la metamorfosis».
Otra ranita emblemática del Parque Nacional Nahuel Huapi es la ranita del Challhuaco. “La rana esmeralda es una de las especies más bellas de la región”, mencionó.
La más rara y la más buscada
La ranita de Darwin es la especie emblemática más rara y la más buscada. Es muy pequeña. Mide cerca de tres centímetros de longitud y se mueve muy poco a lo largo de su vida. Lleva ese nombre porque fue descubierta por Charles Darwin cuando desembarcó en las costas de la Isla de Chiloé en 1834. La especie está en peligro de extinción, según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN).
El investigador adjunto del Conicet resaltó que «si bien es una especie típica valdiviana con mayor presencia en Chile, hay una población marginal en Puerto Blest, en el parque Lanín y en las partes más húmedas de los bosques patagónicos».
Ese anfibio se encuentra únicamente en Argentina y Chile, y no sólo es llamativa por su aspecto particular con la presencia de un apéndice carnoso que parece una pequeña “nariz” y por su coloración que la camufla a la perfección con su entorno. «Tiene un modo de reproducción único llamado ‘neomelia’, donde los machos incuban los huevos en su saco bucal». Durante los últimos 20 años, hay cada vez menos registros y los estudios se centran en comprender los motivos.
La enfermedad provocada por un hongo
En torno a la caída de los registros de la rana, los especialistas también evalúan el impacto de la quitridiomicosis, una enfermedad infecciosa que afecta a los anfibios. Es causada por un hongo microscópico. Según WWF Chile, la organización de conservación de la naturaleza, las ranas de Darwin han estado expuestas al hongo quítrido.
Actualmente, los investigadores están hisopando a otras especies de ranas para corroborar la presencia del hongo que podría ser el causante de la caída de la población de la ranita de Darwin. «Lo hacemos con pruebas PCR, similares a las usadas para detectar el COVID-19», dijo Bonino.
En pleno proceso de búsqueda
Los anfibios son difíciles de ver porque suelen estar escondidos. Sin embargo, cada especie tiene un canto distintivo que los permite identificar. «Algo parecido ocurre con los observadores de aves, que por ejemplo pueden identificar distintas especies presentes en la espesura del bosque, simplemente escuchándolas», comentó.
Los investigadores recurren entonces al enfoque bioacústico, el estudio de los sonidos que emiten los organismos. De este modo, dispusieron grabadoras digitales automáticas en el campo para registrar las actividades de vocalización o cantos de las distintas especies, a través de una técnica que se conoce como “Monitoreo Acústico Pasivo”. A su vez, se toman registros de variables ambientales para evaluar qué condiciones disparan la actividad reproductiva de las distintas especies estudiadas.
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Alertan del impacto hídrico del cambio climático en Mendoza
El proceso de cambio climático impactará directamente sobre el ciclo del agua en Mendoza
Fecha de Publicación: 13/01/2025
Fuente: Portal Unidivesidad
Provincia/Región: Mendoza
Para debatir temas centrales para la vida cotidiana y el desarrollo de la provincia y el país, se realizó la Jornada Desarrollo y Cambio Climático. ¿Qué pasa con las inversiones, las actividades extractivas y las exportaciones? ¿Sirven estos modelos o acentúan los conflictos socioambientales?
El 29 de noviembre se realizaron en la Universidad Nacional de Cuyo (UNCUYO) las Jornadas sobre Desarrollo y Cambio Climático, organizadas por el Centro de Investigaciones en Economía Crítica (CIEC) y por integrantes investigadoras/es del Incihusa, del Ianigla, de la FCPyS, de la FFyL y de la sociedad civil. El objetivo fue debatir temas que son centrales a nuestra vida cotidiana y al desarrollo de la provincia y el país.
En la primera mesa, El Agua y el cambio climático en Mendoza. Balance y desafíos, se abordaron los aspectos centrales del cambio climático, con eje en las perspectivas para la provincia de Mendoza. Se señaló que estamos inmersos en un proceso de drásticas transformaciones en cuanto a las dinámicas climáticas globales: no solo un aumento generalizado del promedio de las temperaturas mundiales, sino también sus fenómenos asociados como el incremento en frecuencia e intensidad de olas de calor extremo, la multiplicación de sequías e inundaciones, la elevación del nivel del mar, el derretimiento de glaciares y cuerpos de hielo, entre otras (Barros y Camilloni, 2020; IPCC, 2021).
Se explicó cómo este proceso de cambio climático está íntimamente vinculado a las emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI) que generan las actividades humanas, principalmente la quema de combustibles fósiles como fuente de energía para transporte e industria, pero también la deforestación, los incendios intencionados y el avance de la frontera agropecuaria sostenida en monocultivos. A su vez, como los GEI perduran en la atmósfera por años (y hasta siglos o milenios —dependiendo del tipo de gas—), y como el proceso de cambio climático posee una fuerte inercia, se dejó en claro que las transformaciones en curso seguirán acentuándose y habrá que desarrollar estrategias de adaptación para afrontarlas.
Para nuestra provincia, las proyecciones indican que —entre las principales consecuencias de este proceso— se sufrirá una mayor presión sobre el ciclo hidrológico (Boninsegna y Llop, 2015; Montaña, 2013). Ello se deberá a la merma de las nevadas en cordillera, al retroceso de los glaciares y al incremento de la aridez debido al aumento de la temperatura y su consecuente incremento de la evapotranspiración (paso de agua a la atmósfera por evaporación desde el suelo y transpiración de las plantas). Paralelamente, se remarcó que no se trata solo de cambios climáticos, sino que estos se conjugan con las prácticas económicas, sociales y culturales, y así generan situaciones de riesgo para diferentes grupos poblacionales. Por ello se ha propuesto pensar no solo en términos de cambio climático, sino de cambio ambiental global.
Por ejemplo, se analizó cómo la menor disponibilidad de agua perjudica a todos los productores agropecuarios, pero —principalmente— a aquellos ubicados aguas abajo al llegarles menores caudales y de peor calidad (es decir, con mayor cantidad de basura luego de recorrer canales que atraviesan zonas urbanizadas). Al mismo tiempo, los productores más pequeños que —mayoritariamente— acarrean problemas de rentabilidad por el tipo de agricultura predominante ven reducidas sus posibilidades de adaptación al carecer de capital para, por ejemplo, sistematizar su sistema de riego y eficientizar el uso de este recurso. Sin embargo, se resaltó que la solución no recae solamente en invertir en mejoras técnicas: el éxodo rural no se vincula solo a la pérdida de rentabilidad de las fincas más pequeñas o afectadas por contingencias climáticas, sino también a las dificultades para desarrollar una vida digna en el campo con acceso a salud, educación, conectividad, etc. De aquí, que las adaptaciones más efectivas tengan que ver con construir la resiliencia, es decir, fortalecer a las sociedades y disminuir sus vulnerabilidades.
Perspectivas sobre el incentivo a las grandes inversiones
En la segunda mesa, Perspectivas sobre el RIGI, se explicó cuáles son los aspectos centrales del nuevo Régimen de Incentivo a las Grandes Inversiones (RIGI), que consiste en ofrecer ventajas comparativas para los capitales de más de USD 200 millones en una diversidad de actividades económicas. Dichas ventajas se basan en ofrecer niveles de tributación más bajos que los del resto de las empresas, beneficios cambiarios que les posibilitan no liquidar las divisas generadas (es decir, no necesitan ingresarlas al país), pero sí acceder al mercado de cambio local para enviar divisas al exterior por diversas vías, sin sanciones ante incumplimientos de normativas ambientales, entre otros aspectos relevantes (FARN, 2024).
Asimismo, se puso en cuestión el logro del objetivo declarado del RIGI, que consistiría en que las inversiones que ingresan motoricen la economía local. Se analizó que las inversiones seguramente estarán vinculadas a actividades extractivas y de enclave, y que este tipo de emprendimientos en las provincias de San Juan, Mendoza y Neuquén no son capaces de traccionar a los entramados productivos locales por sí solas, a pesar de representar porciones importantes de sus respectivas economías. A su vez, al no establecer mecanismos de transferencia tecnológica y solo exigir que un pequeño porcentaje de la inversión sea destinada a abastecimiento local, no se vislumbra que el RIGI vaya a modificar esta situación.
También se describió la importancia que tienen los glaciares en el ciclo hidrológico, que sirven de almacenamiento de agua y proveen a los caudales, principalmente en los años de escasas nevadas (Crespo 2020). Esta función reguladora se ha visto afectada tanto por el calentamiento global que implica una retracción de las masas de hielo como por diferentes actividades humanas que los erosionan y degradan. Ejemplos de esto son la construcción de caminos encima de glaciares de escombros o las explotaciones megamineras cerca de glaciares en aquellas zonas cordilleranas donde se llevan a cabo este tipo de emprendimientos. La pérdida de dichas reservas de agua es más grave en el marco de las proyecciones de cada vez mayor sequía y aridez, y hacen prever una acentuación de los conflictos socioambientales.
No alcanza con exportar más
Finalmente, en la tercera mesa se realizó la presentación del libro Con exportar más no alcanza (aunque neoliberales y neodesarrollistas insistan con ello), escrito por Francisco Cantamutto, Martín Schorr y Andrés Wainer y recientemente publicado. La actividad estuvo a cargo de uno de los autores. El libro pone en discusión lo que identifican como un “mandato exportador” que sería transversal a las más diversas corrientes de pensamiento político y económico del país, aun a aquellas que se presentan como antagónicas. El mandato promueve a las exportaciones como camino para sortear la recurrente restricción externa (falta de divisas) y lograr, así, desarrollar al país: con la confianza puesta, posteriormente, en el mercado como principal mecanismo de distribución de las riquezas generadas, o mediante una intervención estatal que aseguraría la participación de toda la población en los beneficios obtenidos.
Los autores plantean que este camino exportador no solo no ha conducido a romper las cíclicas crisis de restricción externa, sino que también ha agravado el problema al fortalecer sus causas estructurales. Muestran cómo —a pesar de haber existido fuertes crecimientos en las exportaciones en las últimas décadas, e incluso con superávit comercial por varios años— ello no ha impedido las crisis en la balanza de pagos ni ha impulsado la actividad económica interna de manera continua.
Esto se debe, por un lado, al carácter concentrado y transnacionalizado de los principales actores exportadores —que cuentan con diversos mecanismos financieros y contables para remitir la mayor parte de sus utilidades al exterior—; y, por otro lado, al creciente endeudamiento externo que es priorizado al momento de definir los usos de las divisas de las que sí dispone el Estado para el pago de deuda pública y, en ciertos casos, privada. De este modo, los problemas actuales no consisten solo en la obtención de divisas, sino también en la capacidad para retenerlas y destinarlas al desarrollo nacional. Amén de que el mandato exportador ignora los límites físicos, ambientales y sociales del país, tampoco es capaz de resolver las recurrentes crisis económicas del país.
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La Pampa aprobó su plan para afrontar el cambio climático
La Pampa aprobó su plan para mitigar el cambio climático
Fecha de Publicación: 07/01/2025
Fuente: La Arena
Provincia/Región: La Pampa
El Gobierno de La Pampa aprobó el "Plan de Respuesta Provincial al Cambio Climático" donde se presenta un análisis de la situación local y se proponen una serie de medidas para hacer frente a esta problemática. Aumento de la temperatura, precipitaciones mayores, olas de calor más pronunciadas y aumento en los días secos consecutivos son algunas de las amenazas que se proyectan a futuro, donde la superficie afectada se verá incrementada. "Se identificó un conjunto integral de 37 riesgos específicos en relación con el cambio climático en el territorio provincial", señala el documento.
El Plan se elaboró en el marco de la Ley Nacional N° 27.520 de Presupuestos Mínimos para la Adaptación y Mitigación al Cambio Climático Global. El documento al que accedió LA ARENA contempla un detallado diagnóstico de la situación actual y de lo que se espera para las próximas décadas. "Lo que observamos en la actualidad es un cambio climático que ha sido exacerbado por las actividades humanas. La quema de combustibles fósiles, la deforestación y otras acciones humanas han liberado cantidades significativas de gases de efecto invernadero (GEI) en la atmósfera. Estas emisiones han intensificado el efecto invernadero, atrapando más calor y contribuyendo al calentamiento global", indica.
A su vez, indica que en las últimas décadas los eventos extremos, como sequías, olas de calor, inundaciones, "han aumentado e intensificado, a causa de los efectos del cambio climático. La mejor forma de disminuir la ocurrencia e intensidad es limitando la emisión de GEI a través de procesos de mitigación que nos permitan seguir creciendo económicamente, pero con bajas emisiones de estos gases".
Impacto en La Pampa
El Plan precisa que "en los últimos 40 años, los registros observados en La Pampa muestran que la temperatura ha aumentado en algunas zonas de la provincia más de 1 °C y que la precipitación, aunque más variable en el tiempo y heterogénea en el territorio, es más intensa cuando ocurre. Entre las amenazas más graves que han impactado a la Provincia se encuentran las sequías, le siguen las inundaciones, incendios y temporales".
"Las inundaciones han afectado mayormente al noreste provincial, zona donde predomina la mayor producción agrícola y la mayor concentración de centros urbanos. Las mismas han perjudicado a 37 centros urbanos (118.000 habitantes aproximadamente)", añade.
En el caso de las sequías, precisa que las mismas afectaron "mayormente a la porción central, oeste y sudeste, donde predominan las producciones ganaderas. Esta amenaza repercute con mayor intensidad sobre 26 centros urbanos (147.000 habitantes aprox.)". La otra gran "amenaza" son los incendios, que afectan "mayormente a la diagonal central, coincidente con el área del Caldenal. incluyendo a 21 localidades (37.738 habitantes aprox.)".
Proyecciones
Las proyecciones climáticas para La Pampa para un futuro cercano (hasta 2039) y para uno lejano (más allá del 2050) revelan "cambios significativos en diversas variables clave". En escenarios de emisiones GEI moderadas, se anticipa "un aumento de las temperaturas mínimas entre 0.56°C y 0.73°C hasta 2039, intensificándose a 1.47°C a 1.84°C para un futuro lejano. Las temperaturas medias experimentarán incrementos de 0.37°C a 0.81°C en el futuro cercano y de 1.42°C a 2°C en el futuro lejano, con variaciones geográficas marcadas".
"La precipitación anual se proyecta aumentar en el noreste provincial. Las noches tropicales y días con olas de calor también mostrarán incrementos notables, siendo más pronunciado hacia el noreste el primer índice y hacia el noroeste, el segundo. La variabilidad en los días secos consecutivos refleja patrones diversos, con aumentos en el oeste más marcados", detalla.
El documento advierte que "tanto los valores y como la cantidad de superficie afectada por estas amenazas, se ven incrementados en un escenario de emisiones donde la trayectoria actual se mantiene". En ese sentido, revela que "con base en los impactos observados, las amenazas proyectadas y las vulnerabilidades asociadas a las características productivas, económicas y sociales de la provincia, se identificó un conjunto integral de 37 riesgos específicos en relación con el cambio climático en el territorio provincial".
Alta vulnerabilidad
La vulnerabilidad de La Pampa está determinada, entre otras razones, "por la alta dependencia de la economía provincial a la producción agrícola y sus encadenamientos, un sector importante como fuente de ingresos, empleo y alimentos. La obtención de materias primas, animales y vegetales representa el 29% de la producción, valor que más que duplica al observado en el territorio nacional".
"Existe una alta sensibilidad de este sector al depender de la lluvia, de la variabilidad y posibilidad de que ocurran eventos extremos como sequías, inundaciones y heladas, los cuales amenazan los medios de vida de miles de familias y la base de la economía de la provincia. Los riesgos agroclimáticos proyectados para los cultivos revelan posibilidad de excesos hídricos en el noreste provincial, proyección que se repite para los pastos, a la que también se agregan déficits hídricos en el centro-sudeste para este tipo de producción", amplía.
Los sectores de industria, artesanías y construcción representan el 10 %, mientras que el sector terciario, que provee servicios como la educación, el transporte y el comercio, "representa el 61% de su producción, motivo por el cual también representan riesgos de afectación ante las amenazas proyectadas para la provincia".
Riesgos sociales
Las amenazas climáticas proyectadas presentan "riesgos sociales significativos para la sociedad" pampeana. "El incremento de la temperatura máxima se proyecta como un riesgo creciente en el futuro, afectando principalmente al extremo noroeste, noreste y centro provincial. Asociado a esto, el incremento en el número de días de duración de olas de calor presenta también un riesgo creciente, especialmente en el noroeste y norte provincial, y de manera más marcada a partir de la década del 2050, donde, en un escenario optimista, se proyectan valores de 14 olas de calor por temporada".
"Estas olas de calor prolongadas pueden tener consecuencias graves para la salud, aumentando la mortalidad en grupos vulnerables y ejerciendo presión sobre los sistemas de atención médica. Además, podrían afectar el rendimiento escolar y laboral, generando desafíos significativos para la sociedad pampeana, especialmente para personas sin hogar o en situaciones de hacinamiento", sostuvo.
Por otro lado, remarca que "los cambios en las precipitaciones anuales, con un énfasis en el aumento del riesgo en el extremo noreste, plantean amenazas de inundaciones. Estas podrían causar la destrucción de viviendas, pérdida de pertenencias y aumento del desempleo, especialmente en áreas carentes de infraestructura adecuada. Además, podrían contaminar las fuentes de agua potable, afectando a aquellos que ya tienen dificultades para acceder a servicios de agua pública".
El aumento en el número de noches tropicales, el cual afecta principalmente al extremo noreste y centro de la Provincia, contempla riesgos asociados a olas de calor y humedad. "Estas condiciones podrían ser incómodas y peligrosas para la salud humana, especialmente en áreas con noches tropicales prolongadas, afectando la calidad de vida y la salud de la población", afirma.
"La actual situación que vive el oeste provincial debido a los cortes de los ríos Atuel y Salado-Desaguadero-Chadileuvú-Curacó, causados por la construcción de represas en la parte alta de la cuenca, han alterado drásticamente el flujo de agua, afectando a las poblaciones de flora y fauna que dependen de estos ríos. Esta situación no solo representa una amenaza seria para la biodiversidad y la sostenibilidad de los ecosistemas en esta área, sino que también posee consecuencias directas sobre los medios de vida locales, comprometiendo la sostenibilidad de las comunidades, exacerbadas en un contexto de cambio climático que potencie la ocurrencia de tendencias de sequía", continúa.
El Plan remarca que "los sectores que se ven más afectados en la actualidad son la agricultura, infraestructura, la sociedad y la diversidad biológica. Tomando como base los efectos del cambio climático ya percibidos, y los escenarios a futuro, se manifiesta la alta vulnerabilidad actual de La Pampa ante estos efectos y su tendencia a exacerbarse si no se avanza en la adaptación".
Metas
La Pampa estableció metas de adaptación y para el 2030 apunta a "transversalizar la temática de cambio climático en los proyectos y políticas de los distintos sectores gubernamentales y aumentado la capacidad de respuesta de los gobiernos locales y sectores sociales y económicos". A su vez, para ese mismo año, en el eje de mitigación, busca acompañar "los objetivos de reducción del 25.7 % presentados por Argentina en su contribución nacionalmente determinada. Esta consiste en no exceder las emisiones GEI más de 21 MtCO2eq (NdR: millones de toneladas de carbono equivalente). Además, se propone una meta adicional, que limita el incremento de emisiones en relación con el año base (2018), establecidas en 16 MtCO2eq, aplicables a todas las fuentes de emisión de GEI en el territorio de La Pampa".
Entre la adaptación y la mitigación
El Plan se elaboró como una guía de la política provincial frente al cambio climático. En ese marco, se explica que hay dos formas de abordar esta problemática: la adaptación y la mitigación. La primera busca "reducir la vulnerabilidad de las personas y sus medios de vida, la infraestructura, los ecosistemas y otros" para "minimizar los efectos y los impactos del cambio y la variabilidad climática".
En cambio, la mitigación busca "reducir la cantidad de emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI), que son la causa principal del cambio climático y/o incrementar las capturas. Estas dos formas de abordar el cambio climático son complementarias entre sí y no deben considerarse como excluyentes".
En La Pampa, las emisiones son contabilizadas en sectores y categorías específicas. Se trata de cuatro sectores: 1) Energía; 2) Procesos Industriales y Uso de Productos (PIUP); 3) Agricultura, Ganadería, Silvicultura y otros Usos de la Tierra (Agsout) y 4) Residuos.
"Las emisiones históricas para la provincia durante el periodo 2010-2018 revelan una tendencia significativa especialmente de mayor magnitud, pero también variación, en el sector Agsout", señala el escrito. "Para el 2018, las emisiones provinciales reportan, según la desagregación nacional, 15,8 MtCO2 eq. El sector Agsout aparece como responsable del 88%, seguido por el sector energía con un 11%, residuos con menos del 1%, y las industrias contribuyendo con el 0,02% restante", continúa.
"Desagregadas por categoría para el mismo año muestran que tanto la ganadería como la agricultura (fuentes agregadas y fuentes de emisión no CO2 en la tierra), tienen responsabilidad compartida en el Sector Agsout, con una participación del 20 y 26%, respectivamente. En el mismo sector, la categoría 3B reporta las mayores emisiones (42%). Este incremento se registra específicamente en la subcategoría 3B23, que representa los cambios en el uso de la tierra (de bosques a pastizales o pasturas), donde se asigna un cambio de uso de la tierra superior a las 30.000 ha desmontadas que en realidad corresponden a superficie incendiada. Para el sector energético, la categoría que domina es la actividad de quema de combustible con un 10% de las emisiones provinciales", amplía.
"Puntos calientes"
Geográficamente, los “puntos calientes” de emisiones se detectan en cuatro puntos destacados: "las ciudades de mayor densidad poblacional (Santa Rosa, General Pico y Toay) y el sector productivo de hidrocarburos al suroeste de la provincia, explicadas principalmente por aquellas emisiones provenientes del sector energético". En segundo lugar de relevancia se ubican "las emisiones provenientes de cada una de las localidades y por último, aparecen las emisiones provenientes de las diferentes regiones productivas. Si bien los valores absolutos de las emisiones del sector Agsout son elevados a nivel provincial, por unidad de superficie son significativamente más bajos que los del sector energía que concentra puntos calientes de emisión".
Propuestas
El Plan contiene 30 medidas estratégicas integrales y multisectoriales, que contemplan las propuestas surgidas de los procesos participativos desarrollados durante su elaboración. "En la lucha contra el cambio climático, La Pampa ha adoptado un enfoque proactivo y estratégico", destaca y resalta que las medidas "fueron diseñadas para enfrentar las crecientes amenazas climáticas, reduciendo el riesgo social, económico y ambiental asociado con el cambio climático, así como reducir la presencia de GEI en la atmósfera".
"Las medidas de adaptación están centradas en disminuir la exposición de la población, reducir la sensibilidad de los sistemas naturales y humanos, y aumentar la capacidad de adaptación de las comunidades, los ecosistemas y las infraestructuras de La Pampa frente al cambio climático. Por otro lado, las medidas de mitigación están orientadas a reducir las amenazas que se intensifican debido al aumento de la concentración de GEI".
Finalmente, remarca que "La Pampa enfrenta amenazas y vulnerabilidades relacionadas con el cambio climático, que requieren una respuesta coordinada y efectiva". Esta iniciativa "busca no solo mitigar los impactos negativos del cambio climático sino también posicionar a la provincia como líder en la adopción de prácticas sostenibles".
Una “modesta contribución”
El documento revela que, según los valores más actualizados correspondientes a la desagregación subnacional del Inventario Nacional de Gases de Efecto Invernadero (Ingei) para el año 2018, La Pampa "contribuye más que modestamente a las emisiones globales de GEI con 15,8 millones de toneladas de CO2 equivalente (MtCO2eq), representando el 0,02% de las mismas y alrededor del 4% del total nacional".
Considerando el principio de “responsabilidades comunes pero diferenciadas”, sostiene que "reconocer la responsabilidad diferenciada implica comprender que, aunque la provincia no sea uno de los principales emisores a nivel global, debe asumir compromisos propios para abordar los desafíos climáticos. Las decisiones estratégicas y políticas en La Pampa adquieren, de este modo, una relevancia significativa para mitigar los efectos del cambio climático, asegurando un desarrollo sostenible y equitativo en consonancia con la contribución diferenciada pero necesaria en el contexto global, dada la crisis climática actual donde cada tonelada de CO2 evitada, cuenta".
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Primera transacción en el Mercado Voluntario de Carbono
Día histórico para el mercado de carbono en Argentina: qué pasó y por qué es importante para el futuro
Fecha de Publicación: 31/12/2024
Fuente: El Economista
Provincia/Región: Nacional
Se registró la primera transacción en el Mercado Voluntario de Carbono presentado por BYMA. El beneficiario final de la operación es la Bolsa de Comercio de Buenos Aires (BCBA), quien compensó la huella de carbono generada por la 51° Asamblea General y Reunión Anual la Federación Iberoamericana de Bolsas (FIAB).
El Mercado Voluntario de Carbono es un desarrollo que proporciona un ámbito de negociación de Créditos de Carbono emitidos por entidades que posean proyectos que hayan sido verificados. De este modo, BYMA permite que las empresas, de modo voluntario, compensen sus emisiones de carbono de manera transparente en un entorno confiable para este tipo de transacciones.
Esta iniciativa está alineada con los principios de Bolsas de Valores Sostenibles de Naciones Unidas, reconociendo la importancia de instaurar en los mercados actividades que promuevan la descarbonización.
Sobre la primera transacción
-El beneficiario final de la transacción es la Bolsa de Comercio de Buenos Aires (BCBA), quien compensó la huella de carbono generada por la 51° Asamblea General y Reunión Anual la Federación Iberoamericana de Bolsas (FIAB). Un evento clave en donde se discutieron los desafíos y las oportunidades del Mercado de Capitales en Iberoamérica con foco en innovación, educación financiera, sostenibilidad, entre otras aristas.
-La medición de la huella de carbono generada por el evento fue realizada por México CO2, Plataforma Mexicana de Carbono, y Genesis, Consultora especializada en Cambio Climático y Financiamiento Sostenible.
-La misma arrojó un total de 46 toneladas que fueron compensadas a través de la compra de Créditos de Carbono de Genneia, empresa líder en energías renovables, contribuyendo así de manera directa a la mitigación del cambio climático y promoviendo soluciones locales para un futuro más sostenible.
-Esta acción se alinea con el creciente enfoque hacia el desarrollo de productos ESG (ambientales, sociales y de gobernanza), los cuales buscan no solo generar valor económico, sino también promover inversiones responsables que favorezcan la preservación del medio ambiente y el bienestar social.
Claudio Zuchovicki, Secretario de la FIAB, Director de BYMA, Gerente de Difusión y Desarrollo de Mercado de Capitales BCBA - expresó: "El Mercado de Capitales tiene el poder de impulsar el desarrollo económico, pero también la responsabilidad de hacerlo de manera sostenible. Medir y compensar nuestra huella de carbono es una acción que refleja el compromiso de las Bolsas que integramos la FIAB. Es hora de que asumamos un liderazgo que no solo promueva el crecimiento, sino que también proteja nuestro futuro".
Por su parte, Gonzalo Pascual Merlo, CEO de BYMA, expresó: "El lanzamiento del Mercado Voluntario de Carbono en BYMA representa un hito clave hacia un futuro más sostenible. A través de innovaciones que fortalecen el ecosistema financiero buscamos promover las inversiones que enfrentarán la crisis climática facilitando la infraestructura y aportando la transparencia. Como Bolsa de Valores creamos las condiciones para que todo el ecosistema financiero y la sociedad argentina evolucionen en materia de sustentabilidad".
Gabriela Guzzo, Gerente Comercial Senior de Genneia, agregó "Nos sentimos orgullosos de participar de la primera transacción en el Mercado Voluntario de Carbono de BYMA. Esta operación pionera marca un hito en el camino hacia un mercado de capitales más sostenible y refuerza nuestro compromiso con la mitigación del cambio climático a través de soluciones locales y concretas. Los créditos provienen de nuestros proyectos de energías renovables, que lideran la transición energética en Argentina, generando impactos positivos en el medioambiente y las comunidades".
Sobre el Mercado Voluntario de Carbono de BYMA
A través del Panel de BYMA se da visibilidad a las compras de créditos de carbono que han sido obtenidas para la compensación.
El proyecto abarca la negociación a través de los sistemas habilitados por BYMA y la custodia a través del sistema de Caja de Valores S.A.
Se trata de un desarrollo pionero que BYMA incorporó al mercado argentino en octubre de este año. Se suma a productos de impacto como el Panel de Gobernanza Corporativa, el Índice de Sustentabilidad, los Bonos Sociales, Verdes y Sustentables, y los Bonos Vinculados a la Sostenibilidad.
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Cambio climático: el campo sí lo ve y además, lo padece
Cambio climático: el campo sí lo ve y además, lo padece
Fecha de Publicación: 03/12/2024
Fuente: Clarín
Provincia/Región: Nacional
En Europa hubo olas de calor insoportables, inundaciones y cientos de muertos, mientras la sequía sigue azotando partes de EE.UU. y Brasil, como antes lo hizo en Argentina. Hasta nieva en el Sahara. ¿Qué más para convencer a los negacionistas del cambio climático?
En años recientes, la agricultura y la ganadería, especialmente, fueron sentadas por el lobby petrolero en el banquillo de los acusados: ahora le apuntan a las emisiones de las vacas. Pero a juzgar por lo que acaba de pasar en Bakú, en la última cumbre del Clima, ese sector logró defenderse.
Cuando la delegación del gobierno de Milei se batía en retirada, se exhibió un nuevo paradigma productivo, del que Argentina es pionera, con la siembra directa, la agricultura regenerativa y los avances en genética animal y vegetal, por citar algunos hitos.
Por cierto, el sector agropecuario de América latina se hizo escuchar mostrando su rol en la seguridad alimentaria y ambiental global, y dejó en claro que los agricultores son víctimas y no responsables de las variaciones abruptas del clima y fenómenos cada vez más intensos.
Casi todo pasó en la Casa de la Agricultura que montó el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA) junto a sus socios del sector privado y público, en el estadio olímpico de Bakú. Con un verdadero desfile de ministros, académicos y CEO de empresas, alzaron la voz para demostrar que la agricultura es parte de la solución.
“La transformación del sector agropecuario de nuestra región ya está en marcha y la estamos haciendo lo más rápido posible. Pero necesitamos que nuestros agricultores tengan mejor acceso a la financiación y a las nuevas tecnologías para que el proceso cobre aún mayor velocidad”, advirtió el Director General del IICA, el argentino Manuel Otero.
El profesor Rattan Lal, considerado la mayor autoridad mundial en ciencias del suelo, afirmó que se debe pagar a los agricultores por el secuestro de carbono a partir de la siembra y recuperación de los bosques, tarea que contribuye con la conservación de los ecosistemas planetarios. “Los agricultores son los principales actores de la producción y el cuidado ambiental, por lo que se deben impulsar políticas públicas que los recompensen”, sostuvo Lal.
El Premio Nobel de Economía, Michael Kremer, contó acerca de innovaciones sencillas para la mitigación del cambio climático.
En su disertación en el pabellón del IICA, el ministro de Agricultura uruguayo, Fernando Mattos, advirtió que las dimensiones económica y social de la agricultura son tan importantes como la ambiental y relató que en la región hay agricultores abandonando las zonas rurales, debido a que la producción es víctima de la variabilidad climática.
Y al compás de la decisión global de aumentar el financiamiento contra el cambio climático, el IICA lanzó el Fondo Hemisférico para la Resiliencia y la Sostenibilidad de la Agricultura, un mecanismo inédito.
Los principales actores de la cadena de valor de la producción animal de EE.UU. nucleados en el Protein Pact, detallaron su esquema basado en pasturas y el bienestar animal. CropLife Internacional, el Consejo de Exportadores Lácteos de EE.UU, la alemana Bayer y la líder mundial en carnes, la brasileña BRF/Marfrig explicaron sus programas de “descarbonización”. Esto es energía limpia y prácticas de cuidado ambiental.
El mismo camino mostró Carbon Asset Solutions, líder global en soluciones climáticas, el Consejo de Exportadores de Soja de EE.UU., el Consejo de Granos de EE.UU. y los gigantes Elanco, la brasileña JBS y PepsiCo. Se expuso sobre sistemas agroalimentarios con soluciones basadas en la naturaleza y los biocombustibles.
Las agujas del reloj ya se acercan a otra cita anual clave. La próxima cumbre o Conferencia entre las partes (COP) de la lucha contra el cambio climático se desarrollará en Belem do Pará, Brasil. Desde que volvió al Planalto es uno de los ejes del gobierno de Lula, listo para recibir multimillonarias inversiones al compás de bonos de carbono que premian la reforestación del Amazonas y el uso de los biocombustible. Lula intenta que el mundo vuelva a considerar a Brasil como el pulmón del planeta.
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