Dan a conocer la toxicidad de las explotaciones de litio
Científicos argentinos advirtieron sobre la alta toxicidad de las explotaciones de litio
Fecha de Publicación: 12/03/2024
Fuente: La Capital (Santa Fe)
Provincia/Región: Nacional
Publicaron el primer estudio realizado en Argentina sobre el impacto ambiental de la extracción del metal estrella en el mundo para la fabricación de baterías eléctricas.
Científicos de la Facultad de Bioquímica y Ciencias Biológicas de la Universidad Nacional del Litoral (UNL), del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet) y de la Facultad de Ciencias Químicas de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC) demostraron que la exposición a concentraciones de litio (Li), acumuladas en el ambientalmente, causa una alta toxicidad en renacuajos de anfibios. El trabajo, que es el primero en el país y fue publicado en una de las más prestigiosas revistas del mundo científico, señala como una auténtica “bomba de tiempo” a la contaminación que deriva de la explotación del mineral en el llamado “Triángulo del Litio”, conformado por salares ubicados en la Puna, en jurisdicciones de Argentina, Chile y Bolivia.
El equipo conformado por los investigadores Ana Paola Peltzer, Ana Cuzziol Boccioni, Andrés Attademo, Maria Simoniello, Germán Lener y Rafael Lajmanovich publicaron el trabajo “Caracterización ecotoxicológica del litio como ‘bomba de tiempo’ en sistemas acuáticos: renacuajos del sapo sudamericano Rhinella arenarum (Hensel, 1867) como organismos modelo”.
Las conclusiones del estudio fueron publicadas por Toxics, una de las revistas científicas internacionales más prestigiosas, con sede en Suiza. Esta publicación es revisada por pares y da acceso abierto sobre los aspectos de los productos químicos y materiales tóxicos. “Que esa revista publicara el trabajo le da un gran aval académico. Pero, además, pasó por un estricto referato integrado por cinco revisores internacionales, una condición que se dio por primera vez en trabajos que presentamos desde este equipo", señaló Lajmanovich a La Capital.
“En el laboratorio estamos muy relacionados con los temas del impacto del extractivismo y este era sin dudas un caso extremo, junto al resto de la minería. Si bien no es similar a los casos que más trabajamos, la agricultura industrial, es una cuestión parecida que implica zonas, ecosistemas o regiones de sacrificio ambiental”, explicó el investigador y profundizó: “Después de estas actividades queda tierra arrasada y contaminada, con serios perjuicios a la fauna, la flora y los habitantes”.
El científico contó que se interesaron sobre el impacto del litio en el ambiente luego de conocer las primeras investigaciones que se realizaron sobre las poblaciones de flamencos. “De ese modo fuimos entrando en tema y, sobre todas las cosas, advertimos que no había nada estudiado”, explicó y aclaró que había algo sobre el tema del litio, pero muy poco. “Si uno busca, por ejemplo, sobre el glifosato, encuentra investigaciones en todo el mundo, pero como la explotación de litio se da en zonas determinadas, estamos sobre algo mucho más local”, dijo.
“Encontramos algo estudiado en Brasil, pero nuestra intención era trabajar sobre nuestro territorio y especialmente con las especies que se distribuyen en el llamado ‘Triángulo del litio’”, aclaró y añadió que “hay una especie que tenemos también en nuestra zona, el sapo argentino o sapo grande (rhinella arenarum), que además se distribuye en toda Sudamérica. Por esa razón se usó como bioindicador de los efectos que tienen cuando son sometidos a concentraciones de litio ambientalmente relevantes”.
“Esto quiere decir que estas condiciones se irán dando en todos estos ambientes por los procesos de contaminación que ya están ocurriendo en los sitios de extracción de minerales”, detalló el científico.
Alteraciones en el ADN
Para los trabajos de investigación realizados en laboratorio, el equipo utilizó organismos centinela o bioindicadores. “Los efectos que encontramos, más allá de la mortalidad, indica las alteraciones inmediatas que van a tener en los ambientes contaminados con litio y tienen efectos subletales como genotoxicidad -influye directamente en el ADN de los organismos-, impactos fisiológicos muy importantes y también hormonales. Estos serían efectos crónicos o subcrónicos a las exposiciones de concentraciones de litio que se registran en el ambiente”, dijo.
Al paso del desarrollo de la industria se espera que se incrementen los lugares en los que exista contaminación por litio. "Estaríamos en el comienzo de algo que se avecina en el futuro", explicó.
"Desde nuestro laboratorio no realizamos evaluaciones sobre cómo es la contaminación -continuó- pero suponemos que a esta altura no existen datos de lugares contaminados con litio. Lo que se puede afirmar, es que las proyecciones de la producción van a terminar los entornos en los que se explota, como pasó con otras industrias mineras".
"Como en todos los comienzos, el argumento es que 'no hay datos', pero eso es ahora. Seguramente cuando comenzaron a utilizar cianuro en las minas de oro tampoco tenían datos, pero luego alguien dio alguna voz de alarma y la desestimaron y posteriormente se dio la contaminación", afirmó Lajmanovich y añadió que “nos sorprendió la toxicidad porque es alta por tratarse de una cuestión natural. No estamos hablando de un producto químico sintético, que por lo general tienen mayor toxicidad, sino que es un simple metal. En general, cuando uno hace las primeras pruebas, avanza en la medida en que encuentra valores tóxicos y acá, como se detalla en el trabajo, fueron bastante altos".
Si bien los hallazgos estaban relacionados con la toxicidad de otros organismos, algunos de los efectos crónicos que hallamos no estaban tipificados. "Esto indica que habría que tener extremo cuidado con la contaminación de estas explotaciones, que por más cuidado que tengan en su desarrollo, en algún momento terminarán contaminando", remarcó.
Paisajes inhóspitos
Esta situación se suma al problema que denuncian las comunidades originarias en los lugares en los que se instalan las plantas de extracción de litio, relacionado a las altas demandas de agua potable para el proceso, lo que perjudica el normal abastecimiento de los pobladores. "Estas condiciones generarían, con el paso de los años, espacios inhóspitos por la contaminación y ausencia de agua. Sin agua no hay vida, por lo que en unos 50 años estaríamos ante uno de los peores escenarios".
"Esto cumplirá con las características de las famosas zonas de sacrificio. Generarán divisas por un tiempo determinado hasta que solamente quedará todo el ambiente destruido. Así se comportan estas mega industrias que, como langostas, se van a otra parte a destruir el planeta", anunció Lajmanovich y consideró que las familias relacionadas con esas empresas no se van a quedar allí. “Ellos tienen sus familias en sus países de orígenes y el día que todo se termine se irán. Como ocurrió con La Forestal en Santa Fe, quedarán los edificios obsoletos y con tecnología que quizás, ya no sirva para nada", dijo.
Para el equipo de trabajo, el logro fue considerado muy importante debido al tipo de problemática abordado y la emergencia para Argentina y los países limítrofes afectados por esta clase de producción. "Esperamos que este estudio sirva de puntapié inicial para que otros colegas sigan investigando. Se construye así, ahora pueden sumarse otros trabajos, sobre todo con otras especies como las aves que estarán entre las más afectadas, peces y anfibios en peligro de extinción", detalló.
Greenwhashing
"Cuando se recorren las páginas web de estas empresas, en general, hablan mucho de sustentabilidad o dan nota de que monitorean el ambiente. Sin embargo, eso no se observa en la práctica porque no existen trabajos que hablen sobre la toxicidad ni proyecciones sobre las posibles contaminaciones a los ecosistemas o datos por el estilo".
El paper publicado por Toxics refrenda que el Acuerdo Regional de Escazú “está aprobado en Argentina y, considerando que la salud ecológica es un tema que concierne a todo lo que está dentro del ambiente (visión ecocéntrica), no se permiten aportes públicos y científicos a las decisiones y gestión ambiental por parte de los gobiernos actuales. Esta nueva revolución energética verde, que creó una alta demanda global de litio, un contaminante de creciente preocupación en los sistemas acuáticos, es probablemente una futura “bomba de tiempo”.
"No entiendo bien quién da los avales ambientales, pero se supone que estas empresas los necesitan para instalarse", resaltó Lajmanovich y, sobre el final, contó que el trabajo del equipo de investigación “fue dedicado al Tercer Malón de la Paz y a los pueblos indígenas de la provincia de Jujuy que representan la voz de aquellos que luchan contra el extractivismo que agota el agua y fractura etnoculturas en sus tierras ancestrales robadas, sin ninguna acción democrática ni perspectiva de una ecovisión de la naturaleza”.
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Crecen los residuos industriales y su es tratamiento pésimo
Creció la cantidad de residuos industriales que se producen en el país: el 93% se descarta de forma errónea
Fecha de Publicación: 15/01/2024
Fuente: TN
Provincia/Región: Nacional
En 2023, el país generó 18,2 millones de toneladas, siete más que un año antes, pero su tratamiento no creció en igual proporción. Multas bajas y falta de legislación, desinsentivan las inversiones en ese área.
En 2023, en la Argentina, más de 400.000 empresas produjeron más de 18,2 millones de toneladas de residuos, entre peligrosos, no peligrosos y patogénicos, de los cuales casi el 93% se descartó de forma incorrecta. Son datos del informe elaborado por la Universidad Nacional de Rosario (UNR), a través de su Observatorio de Residuos Peligrosos, y la Universidad de Buenos Aires (UBA).
La mala gestión de los residuos industriales agrava los problemas ambientales, como consecuencia de la contaminación del agua, del aire y de la tierra.
“El saldo que se obtiene es un mayor descarte de materiales peligrosos, no peligrosos y patogénicos en el ecosistema. Las consecuencias más directas son un aumento en los niveles de contaminación ambiental y efectos graves en la salud de las personas. Lo que genera, entre otras cosas, el calentamiento global que estamos viviendo”, evaluó a la presidenta de la Cámara Argentina de Tratadores y Transportistas de Residuos industriales y Especiales (CATRIES), Claudia Kalinec.
CATRIES y la Cámara Argentina de Industrias de Tratamiento para la Protección Ambiental (CAITPA) fueron las dos organizaciones que aportaron los datos para la elaboración del informe de las universidades.
Qué reveló el estudio
De acuerdo con el informe, en el último año, en la Argentina se produjeron 18.214.675 millones de toneladas de residuos, de los cuales únicamente se trató el 7,1%, es decir, unas 1.293.820 toneladas.
Se estima que en Argentina existen alrededor de 402.711 empresas responsables de la generación de residuos industriales y peligrosos, y solo unas 33.983 firmas, el 8,44%, les dan tratamiento con un proveedor habilitado.
Si se toman en cuenta las cifras publicadas en el informe anterior del Observatorio (mayo 2021-abril 2022), en el país se habían producido un total de 11.251.862 toneladas de residuos industriales y de este total se había tratado el 9,6%, equivalente a 1.080.029 toneladas. Esto implica que de un año a otro se generaron casi siete toneladas más, pero su tratamiento no creció en igual proporción.
“Los niveles de residuos que recibieron tratamiento son muy similares en ambos períodos contemplados por los informes, pero el volumen de residuos total creció más de la mitad”, explicó Kalinec. Según dijo, “hace tiempo que el número de residuos que se tratan quedó estancado y no supera el 10%”.
Por su parte, Gustavo Solari, presidente de CAITPA, consideró pidió “sensibilizar acerca de la relevancia de manejar de forma adecuada los residuos peligrosos”. “Están clasificados de esa manera por una razón, y el impacto que generan es innegable. Las estadísticas son preocupantes y urge iniciar un cambio en la situación actual”, reclamó.
Qué proponen como solución
Como promotores de esta situación, tanto CATRIES como CAITPA apuntan, por un lado, a “la ausencia de control y sanción por parte del Estado y de políticas que promuevan la protección ambiental” como “factores clave”, pero también a la necesidad de actualización del monto de las multas, que desincentiva inversiones para el tratamiento de residuos industriales.
“El Estado, a través de sus distintos organismos y áreas, es el encargado de renovar los permisos de todas las industrias, no solo las de nuestro rubro, y son quienes deberían controlar el cumplimiento de la normativa”, dijo Kalinec.
Ambas cámaras promueven el avance de un proyecto para actualizar el valor de las multas, una iniciativa que ya tiene media sanción de Diputados, que reclaman que sea tratada por el Senado antes de fin de año, para que no pierda estado parlamentario.
“Se trata de la Ley 24.051 de residuos peligrosos que tiene más de 30 años desde su sanción y cuyos montos quedaron totalmente desactualizados, con un tope que hoy no pasa los $500.000, valor que no cumple el rol de desalentar la mala disposición de los residuos para las industrias, ya que no es significativo en la facturación de una pyme o gran empresa”, señalaron las cámaras en un comunicado conjunto.
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¿Qué ha hecho Argentina para combatir el cambio climático?
¿Qué ha hecho Argentina para combatir el cambio climático?
Fecha de Publicación: 09/08/2023
Fuente: Portal notaalpie.com.ar
Provincia/Región: Nacional
El Plan Nacional de Adaptación y Mitigación busca limitar las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) ¿Cuánto dinero se invertirá en materia ambiental?
Frente al enorme desafío mundial de tomar acciones ante el cambio climático, Argentina presentó en la 27° Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático de 2022 (COP 27) un plan de acción. En ese sentido, la presentación realizada en Egipto, contiene un conjunto de medidas e instrumentos a ser implementadas desde diciembre del 2022 hasta el año 2030.
Con el objeto de llevar adelante buenas prácticas sustentables y eficientes, el desafío mundial es limitar las emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI). Allí, es donde aparecen medidas que se adapten a los territorios, ecosistemas, sectores y comunidades vulnerables.
El calentamiento global es un tema de agenda que mantiene en vilo a todo el mundo. Con un plan al 2030, el compromiso de todos los países para tomar acciones concretas demuestra el interés y el miedo frente a los sucesos que vienen apareciendo.
Desprendimientos en la Antártida, calores extremos, sequías y heladas extremas son algunas de las consecuencias que viene atravesando la naturaleza. Desde Nota al Pie analizaremos la inversión que nuestro país propuso en su plan frente al calentamiento global.
En el caso de Argentina, la presentación estuvo a cargo del Presidente Alberto Fernández. En ese contexto, se presentó el “Plan Nacional de Adaptación y Mitigación al Cambio Climático al 2030” que expresa la necesidad del país de hacer frente a los desafíos ambientales.
Es por ello que reconoce la necesidad de transitar hacia una economía más verde y sostenible. Por esta Razón, se estableció una serie de objetivos claros y ambiciosos para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) en los próximos años.
El desafío argentino frente al cambio climático
El plan que presentó nuestro país para cumplimentar con la Ley 27520 sobre Presupuestos Mínimos de Adaptación y Mitigación al Cambio Climático Global, tiene varias aristas.
Entre ellas se destacan las medidas de adaptación (para prevenir, atenuar o minimizar los daños o impactos asociados al cambio climático) y, las medidas de mitigación (orientadas a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y potenciar, mantener, crear y mejorar sumideros de carbono).
De la misma forma, también se contemplan acciones de pérdidas y daños (costos residuales que no pueden ser evitados por las vías de la adaptación y mitigación).
Cada acción tiene un marco metodológico que comprende una serie de procesos planificados con el fin de lograr el objetivo al 2030. En ese sentido, Argentina se comprometió a no exceder la emisión neta de 359 MtCO2 en el año 2030.
Bajo la misma línea, para llevar a cabo el Plan Nacional de Adaptación y Mitigación al Cambio Climático (PNAyMCC) se dividió en seis medidas estratégicas.
Entre ellas se encuentra la de conservación de la biodiversidad y bienes comunes; gestión sostenible de sistemas alimentarios y bosques; movilidad sostenible; territorios sostenibles y resilientes; transición energética y transición productiva.
Si bien cada acción concreta tiene un costo determinado ¿Cuánto le costará a la Argentina poner en práctica las medidas contra el cambio climático?
El precio del cambio climático
Con las seis medidas estratégicas mencionadas anteriormente, es necesario que las mismas se financien. En ese sentido, el costo para llevar a cabo las 169 medidas dentro de las seis líneas estratégicas es de un total de 296.594, 25 millones de dólares.
Para la línea de “Conservación de la biodiversidad y bienes comunes” se destinará un total de USD 26.062,10 millones. La misma estará orientado a fortalecer y ampliar programas en el marco de políticas públicas vigentes. También, se crearán o ampliarán áreas protegidas como también se abordarán las amenazas como incendios, invasiones biológicas y degradación de tierras.
La línea de “Gestión sostenible de sistemas alimentarios y bosques” tendrá como objetivo la restauración de bosques, la prevención de incendios en bosques nativos y el fomento de prácticas productivas sostenibles.
También, el objetivo será potenciar el consumo de bioinsumos de origen agropecuario, fortalecer organizaciones productivas y crear un registro de productores para la regularización de la tierra, entre otras. Para ello, se destinará un total de USD 6.991,09 Millones.
En cuanto a la “Movilidad sostenible”, la tarea se centrará en el compromiso de sectores públicos como privados. Allí, dichos actores tendrán la tarea de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero que genera la actividad. Para ello, se destinará un total de USD 43.747,49 millones.
De la misma manera, “Territorios sostenibles y resilientes” tendrá una inversión total de USD 117.745,96 Millones. Dentro de los costos se contempla el desarrollo de herramientas e infraestructuras para ciudades.
También, se mejorará la gestión de recursos hídricos, se fortalecerá la planificación del territorio y se consolidarán viviendas sostenibles.
Hacia una transición energética contra el calentamiento global
La Fundación Ambiente y Recursos naturales lanzó un comunicado sobre el calentamiento global y el desafío argentino. La co-coordinadora del área de Política Climática de la fundación, Catalina Gonda advirtió que “En un contexto global de crisis climática que requiere una verdadera transición en dirección contraria […] resulta incierto cómo la expansión de la frontera hidrocarburífera se inserta en una verdadera transformación integral del sector energético”.
“Es la primera vez que un plan nacional vinculado al cambio climático reconoce la importancia de la agroecología, desde sus múltiples dimensiones, para la transformación y resiliencia de los agro ecosistemas extensivos e intensivos”, afirmó Jazmín Rocco Predassi, co-coordinadora del área de Política Climática.
Por otro lado, una de las metas de adaptación que tiene el país es la de construir capacidades, fortalecer la resiliencia y disminuir la vulnerabilidad frente al cambio climático.
Ahora bien, para el desarrollo y el cumplimiento de las medidas, los fondos derivan, en su mayor parte, del tesoro nacional. Esto permitirá ejecutar los planes y los programas de asistencia y apoyo.
Si bien el mundo se está adaptando a nuevas medidas sustentables para combatir el cambio climático, Argentina se propuso varias metas para llegar al 2030. Si bien, el financiamiento no solo proveerá de Tesoro también se maneja la posibilidad de pedir un financiamiento internacional.
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Informes de la AGN sobre problemáticas ambientales
Desertificación, glaciares y más: los informes de la AGN sobre problemáticas ambientales
Fecha de Publicación: 06/06/2023
Fuente: Portal elauditor.info
Provincia/Región: Nacional
La AGN juega un papel central en el análisis y seguimiento del uso de recursos públicos y preservación de riquezas naturales. ¿Qué dicen algunos de los informes de la Auditoría General de la Nación sobre las problemáticas vinculadas al medioambiente?
El cuidado del ambiente es una prioridad de las agendas mundiales y en Argentina no es la excepción. Como organismo de control, la Auditoría General de la Nación (AGN) tiene un rol fundamental. ¿Por qué es tan importante que la AGN se involucre en estas cuestiones? Porque es el organismo encargado de fiscalizar el uso de los recursos públicos y promover la transparencia en la gestión estatal, también en lo vinculado a la sustentabilidad y la preservación de riquezas naturales.
Desertificación, glaciares, energías renovables, pasivos ambientales, bosques nativos, saneamiento del Riachuelo son algunos de los temas que el organismo consideró para sus informes. Estos estudios permitieron identificar deficiencias y puntos a mejorar. Si bien siempre hubo un compromiso de parte del organismo con la gestión ambiental, en 2001 se creó un área específica para esa labor que es el Departamento de Control de Gestión Ambiental (DCGA).
Desertificación
Una de las grandes preocupaciones en materia ambiental es la desertificación. Un informe de la Auditoría General de la Nación, sobre el Programa de Acción Nacional (PAN) señaló el “escaso cumplimiento” de las gestiones de cuidado del medio ambiente. El estudio se centró en la gestión desde junio de 2016 hasta diciembre de 2020, y el eje principal de análisis fueron las medidas tomadas para cumplir con los objetivos de conservar los servicios ecosistémicos y mejorar las condiciones de vida de las poblaciones afectadas, conforme a la meta 15.3 de la Agenda 2030.
La auditoría encontró “graves falencias” para implementar el PAN y el manejo sustentable de la tierra. Según el informe, las acciones no están siendo acompañados con las adecuaciones normativas, institucionales ni presupuestarias necesarias para su cumplimiento.
Hallaron que no impulsó una nueva legislación sobre suelos y desertificación, y que el presupuesto y recursos humanos son insuficientes para la efectiva implementación del programa. Entre los factores ajenos al programa, señalaron la situación del ASPO por COVID-19 que obligó a detener actividades planificadas, en detrimento del correcto desarrollo del programa.
Parques nacionales
Otro aspecto analizado por la AGN es la gestión de los Parques Nacionales. La Auditoría evalúa la eficacia de las políticas y medidas implementadas para su protección, con el objetivo de asegurar que se cumplan los objetivos de conservación y se minimicen los impactos negativos en espacios naturales que albergan un patrimonio invaluable.
A mediados de 2021, el organismo de control aprobó un informe de seguimiento sobre la labor de la Administración de Parques Nacionales (APN) y de la Secretaría de Gobierno de Ambiente y Desarrollo Sustentable (SGAyDS). De las 40 recomendaciones realizadas por el organismo de control en 2016, solo se habían resuelto ocho.
Entre las observaciones realizadas se detalló que no se encontró personal con estabilidad laboral (de planta permanente) en las áreas protegidas ni guardaparques contratados y que en muchas ocasiones el control y vigilancia o acciones ante emergencias ambientales son cubiertas por pobladores locales que actúan como guardaparques de apoyo.
La AGN también resaltó la importancia de elaborar una estrategia que redefina las prioridades considerando una mejor administración de las áreas protegidas con alta participación, mejores niveles de investigación científica, realización de monitoreo de la biodiversidad y programas de vigilancia eficiente. Sobre este punto, advirtió el progreso en el proceso de planificación, “aunque persisten dificultades que limitan la gestión eficaz de las AP”.
Sobre la cuenca Matanza - Riachuelo
El 8 de julio de 2008, la Corte Suprema de Justicia de la Nación emitía una sentencia que fue pionero en materia de recomposición y prevención del daño ambiental: el fallo “Beatriz Mendoza c/ Estado Nacional y otros” mediante el cual se obligó al Estado a desarrollar un plan para el saneamiento de la Cuenca Matanza Riachuelo. Para el desarrollo de la causa, la AGN tuvo un accionar clave en el aporte de pruebas.
El informe de la Auditoría daba cuenta que el 65,9% de los hogares de la Cuenca no tenía acceso a los servicios de cloacas, y afirmaba que las principales fuentes de contaminación eran los vertidos cloacales e industriales (plomo, mercurio, zinc, cadmio, cobre, magnesio, níquel e hidrocarburos y sus derivados) y la falta de una gestión adecuada de los residuos.
Desde entonces, cada año la Auditoría realiza un estudio de gestión y de seguimiento de las tareas que Acumar realiza en la Cuenca. El último fue aprobado en abril de este año sobre el desempeño de la Autoridad de Cuenca Matanza Riachuelo (ACUMAR) en el trabajo para palear la contaminación de origen industrial. Problemas en el presupuesto, información desactualizada e inconvenientes a la hora de sancionar fueron algunos hallazgos.
Glaciares
En lo referente a glaciares, la Auditoría ha realizado informes para evaluar la implementación de la Ley de Preservación de Glaciares y del Ambiente Periglaciar. Estos análisis son fundamentales para asegurar que se cumplan las medidas de protección necesarias y evitar el deterioro de estos ecosistemas únicos.
En 2018, aprobó un informe en el que se concluyó que existe una “ausencia de monitoreo” de los lagos que se forman en torno a los glaciares de la zona oeste del país y, por eso, se está ante un “riesgo potencial catastrófico”. El organismo de control encendió las alarmas luego de analizar la labor del ex Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sustentable.
Los auditores explicaron que cuando los lagos se desbordan “arrastran sedimentos y escombros que generan aluviones de gran magnitud, pues recorren distancias extensas debido a la pendiente, y son considerados uno de los peligros más importantes por su potencial destructivo de poblaciones cercanas”.
Pasivos ambientales
La AGN examinó la gestión de la Secretaría de Minería en materia de manejo de los Pasivos Ambientales Mineros. Observó fallas en el fortalecimiento de la administración y en la estandarización de marcos normativos. Los organismos auditados, entre enero de 2018 y mayo de 2020, fueron la Secretaría de Minería de la Nación (SEMIN) y Servicio Geológico Minero Argentino (SEGEMAR).
De acuerdo al análisis del organismo “no existieron acciones de fortalecimiento” de la gestión minera y tampoco se avanzó en una regulación específica sobre la gestión integral de los residuos. Sumado a esto, el informe expuso que la Secretaría de Minería “no fue eficaz ni eficiente" en el cumplimiento de objetivos.
Bosques nativos
Sobre la preservación de bosques nativos, la Auditoría General de la Nación realizó varios informes y la aplicación de la Ley 26.331 sobre presupuestos mínimos para su protección.
El ordenamiento territorial es clave para la conservación de los bosques y, según la Auditoría, presenta debilidades que la autoridad de aplicación nacional no pudo modificar. Una de las fallas detectadas es que por no coordinar con las provincias se produjeron fallas en la coherencia ecorregional, en la definición de bosque nativo, en la aplicación de criterios de sustentabilidad ambiental y en el cumplimiento de plazos para su actualización.
Energías renovables
En función del cumplimiento de las metas del ODS 7, Energía asequible y no contaminante, la AGN analizó la gestión de la Secretaría de Energía. El período analizado va desde el inicio del año 2018 hasta dos años después, a fin de febrero del 2020, y los avances y acciones registrados en ese lapso no fueron suficientes.
Se encontraron programas subejecutados y falta de coordinación entre las partes involucradas, no logrando garantizar el futuro cumplimiento de los compromisos asumidos.
¿Qué se audita en 2023?
Según el Programa de Acción Anual de la AGN presentado ante la Comisión Parlamentaria Mixta Revisora de Cuentas, este año la AGN realiza el estudio de la gestión de la Administración de Parques Nacionales sobre el Parque Nacional Campos del Tuyú, Mburucuyá, Talampaya; las acciones en función de la calidad del aire impulsadas por el Ministerio; el Programa Nacional de Protección de los Bosques Nativos; la implementación, monitoreo, reporte y verificación de las acciones de mitigación y adaptación nacionales que hagan al cumplimiento de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático.
También forman parte del listado la gestión y seguimiento de las recomendaciones del informe aprobado sobre el tratamiento de residuos sólidos urbanos; la producción sustentable. contingencias y pasivos ambientales en el Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca; la gestión ambientalmente racional de contaminantes orgánicos; la gestión ambiental del Programa Bosques Nativos y Comunidad, comunidad wichí, Salta; y el relevamiento de las acciones desarrolladas en el marco del Plan Integral Estratégico para la Conservación y el Aprovechamiento Sostenible en el Delta del Paraná (PIECAS-DP).
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200.000 hectáreas menos de bosques en 2022
Desmontes e incendios en el norte. La pérdida de bosques nativos superaría las 200.000 hectáreas en 2022
Fecha de Publicación: 13/02/2023
Fuente: La Nación
Provincia/Región: Nacional
Así surge de un informe de seguimiento de Greenpeace Argentina y se acerca a los datos preliminares del Ministerio de Ambiente de la Nación; la extensión dañada equivale a 10 veces el tamaño de la Ciudad de Buenos Aires
Con los desmontes y los incendios que el año pasado arrasaron bosques nativos protegidos en el norte, el país habría perdido más de 200.000 hectáreas de esos ecosistemas de alto valor en biodiversidad y equilibro ambiental, de acuerdo con un informe de Greenpeace Argentina.
Eso equivale a una superficie 10 veces el tamaño de la Ciudad de Buenos Aires, según advierten desde la ONG, y sucede a 15 años de la sanción de la ley que garantiza su conservación y limita su uso.
Mientras que los incendios avanzaron sobre unas 120.000 hectáreas en Salta y Jujuy, de acuerdo con información del Servicio Nacional de Manejo del Fuego (SNMF), los desmontes para el corrimiento de la frontera agropecuaria lo hicieron sobre 112.545 hectáreas en zonas protegidas de Chaco, Formosa, Santiago del Estero y Salta, que concentran la mayor parte (75%) de la deforestación en el territorio nacional.
“Si sumáramos el área afectada por incendios, preliminarmente se podría estimar que la pérdida de bosques por desmontes e incendios en el norte del país en 2022 superará las 200.000 hectáreas. Esto, si finalmente el dato oficial de los incendios se termina de confirmar con un ajuste de cuánto corresponde a bosques, pastizales y humedales”, señaló Hernán Giardini, coordinador de la campaña de bosques de Greenpeace.
Coincidencias
Para el informe de este año, la organización recurrió a los datos del SNMF, a ajustar de acuerdo con la posibilidad o no de recuperación, pero que ya indican que gran parte de la zona incendiada es casi todo bosque –95.000 hectáreas en Salta y 25.000 en Jujuy en la selva de yungas–. Esto lo combinó con el análisis anual de los datos de desmonte generados por el Laboratorio de Análisis Regional y Teledetección de la Facultad de Agronomía de la Universidad de Buenos Aires (UBA), el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), la Red Agroforestal Chaco Argentina (Redaf) y el Instituto Geográfico Nacional, con imágenes satelitales mensuales del Servicio Geológico de los Estados Unidos.
Aun cuando la estimación de Greenpeace Argentina de 112.545 hectáreas perdidas es un 6,5% mayor que el valor preliminar para 2022 de 105.616 hectáreas que está analizando el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible de la Nación, desde la cartera a cargo de Juan Cabandié indicaron: “Los valores de superficie de pérdida de bosque nativo en las provincias incluidas en el análisis [de Greenpeace Argentina] son similares a las obtenidas por el Sistema de Alerta Temprana de Deforestación (SAT) que gestiona este ministerio”.
A la vez, agregaron: “Coincidimos en la necesidad de incrementar las sanciones en los incumplimientos de la Ley N°26.331 [de presupuestos mínimos de protección ambiental de los bosques nativos] y en que la incorporación del delito penal por deforestación sería un avance en este sentido”.
La norma, de 2007, delega en las provincias la clasificación de sus bosques nativos, de acuerdo con criterios de sustentabilidad ambiental y en tres categorías (roja, amarilla y verde) si se puede o no desmontar o modificar de alguna manera y, si es así, si se debe recuperar. Este ordenamiento territorial de bosques nativos (OTBN) tienen que actualizarlo cada cinco años. De acuerdo con ese OTBN, en la mayoría de las zonas forestales (80%) de todo el país está prohibido el desmonte (categoría roja y amarilla).
Concentrados
El 75% de los desmontes para ampliar la frontera agropecuaria se concentra en las cuatro provincias del norte bajo monitoreo. “Sobre todo en los bosques del Gran Chaco, el segundo ecosistema forestal más grande de Sudamérica y una de las áreas más ricas en biodiversidad del mundo, con 3400 especies de plantas, 500 aves, 150 mamíferos, 120 reptiles y 100 anfibios”, precisa Greenpeace Argentina.
En los últimos 30 años, el seguimiento indica que se perdieron 8.000.000 de hectáreas de bosques. “La Argentina se encuentra en emergencia forestal”, ya había alertado Giardini en diálogo con LA NACIÓN hace cuatro años.
En el nuevo informe, que está disponible acá, los mapas, acompañados de fotografías, ubican la pérdida acumulada el año pasado: fueron 38.492 hectáreas en Santiago del Estero, 36.159 en Chaco, 22.664 en Formosa y 15.230 en Salta. En tanto, de acuerdo con el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible, fueron, respectivamente: 33.427, 32.442, 24.204 y 15.543. “Los datos finales de la superficie de pérdida de bosque nativo en 2022 -aclararon desde la cartera ambiental- surgirán del monitoreo anual que realiza la Dirección Nacional de Bosques, cuya metodología se aplica desde 1998 y permite la comparación entre años, que se encuentra en desarrollo”.
Los datos oficiales para el monitoreo de la pérdida de bosque nativo, según se explicó, surgen del SAT a través del procesamiento automatizado de imágenes satelitales cada 15 días que se obtienen de las misiones Sentinel y el Landsat 8. Las alertas generadas se validan y cruzan con los registros de Ordenamiento Territorial de Bosques Nativos (OTBN) que se define por ley y registros nacionales.
“Se generan reportes que son enviados a cada provincia con las alertas y el requerimiento de información sobre la legalidad de cada evento de deforestación (si estaba autorizado o no, instrumento que autoriza el desmonte, número de expediente y medidas a tomar en caso de los eventos ilegales, entre otros datos)”, se detalló sobre cómo se controla la implementación de la norma que protege un ecosistema de alto valor para el país.
En riesgo
“En nuestros bosques nativos, hay varias especies en peligro en extinción y el equilibrio ambiental tiene que ver con el equilibrio de las especies. Cuando se pierde una, aparecen desequilibrios en el ecosistema y el bosque, como tal, es frágil. Hay alimentos, madera, medicinas que provienen de ahí y lo estamos destruyendo”, dijo Giardini, que recorrió las áreas deforestadas.
Recordó, a la vez, que la destrucción de los bosques contribuye con la crisis climática. “La Argentina está entre los países con niveles más altos de deforestación”, indicó. Además, estos ecosistemas funcionan como “esponjas naturales”, lo que ayuda a la regulación hídrica con la protección del suelo. Citó un estudio del INTA que demostró que una hectárea de bosque chaqueño absorbe 10 veces más lluvia que una hectárea con soja.
¿Se puede recuperar un área de bosque deforestada? Sí, de acuerdo con Giardini. Si no se interviene en el corto plazo, según continuó, el suelo sin nutrientes y expuesto a la erosión por el sol o la lluvia (hídrica) o la salinización, ya es difícil de recuperar.
“El bosque es más que árboles –insistió en diálogo con LA NACIÓN–. Es una conjunción también de plantas y arbustos en convivencia de una enorme variedad de especies animales. Su destrucción puede subir 2°C la temperatura local, más allá de la crisis climática global.”
Cuánto dinero se asigna a proteger los bosques
$6237 millones fue la asignación presupuestaria en 2022 a la Ley N°26.331. En 2019, había sido de $596 millones
$6944 millones en concepto de fondos y bienes es lo que la Nación le transfirió a las provincias este año. En 2019, había sido $264 millones
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Análisis de 15 años de la Ley de Bosques
15 años de la Ley de Bosques: ¿cuál es el balance desde su sanción?
Fecha de Publicación: 29/11/2022
Fuente: Fundación Vida Silvestre
Provincia/Región: Nacional
La Ley N°26.331 fue sancionada en 2007 y Fundación Vida Silvestre hace una evaluación de sus principales debilidades y fortalezas.
La Ley N°26.331 fue sancionada en 2007, luego de un largo proceso legislativo y un fuerte consenso social, con el objetivo de frenar la deforestación creciente, promover la conservación y el manejo sostenible de los bosques nativos de nuestro país.
Hoy, 15 años después, Fundación Vida Silvestre Argentina hace una evaluación de sus principales debilidades y fortalezas.
El 28 de noviembre de 2007, en un contexto de emergencia forestal, en Argentina se sancionaba la ley N°26.331 de Presupuestos Mínimos de Protección Ambiental de los Bosques Nativos. Con tasas de deforestación que rondaban las 0,94% anual (aproximadamente 700.000 hectáreas por año) diferentes sectores de la sociedad civil se unieron para trabajar por un objetivo común: frenar la deforestación y proteger los bosques nativos y a las especies y comunidades asociadas. A través de una gran movilización y participación ciudadana a nivel nacional, se logró juntar un millón y medio de firmas, poner en agenda legislativa la problemática y finalmente apoyar y fomentar la aprobación del proyecto de ley.
La Ley de Bosques marcó un hito en el país en materia de regulación ambiental. Su sanción modificó el escenario nacional de protección de bosques nativos, fortaleció técnica y económicamente a todas las jurisdicciones, visibilizó la problemática y la importancia de la conservación de estos ecosistemas, y se convirtió en una herramienta imprescindible para planificar su uso, brindando alternativas para equilibrar producción y conservación de la naturaleza. Pero durante los 15 años desde su sanción, su implementación fue parcial y adoleció de la falta de voluntad política necesaria para su plena implementación en la mayoría de las jurisdicciones.
Si bien al principio la Ley de Bosques fomentó una disminución progresiva en la tasa anual de deforestación en la Argentina -estabilizándose hasta el año 2019- en los dos últimos años volvió a incrementarse, en gran medida producto de la frecuencia e intensidad de los incendios forestales. Los bosques nativos de Argentina siguen perdiéndose en zonas donde está prohibida la deforestación, en las cuales se avanza con el cambio de uso del suelo para actividades agropecuarias, forestales, urbanísticas y viales. A su vez, las áreas deforestadas ilegalmente y las que se han quemado, no están siendo restauradas como indica la ley, y la ausencia de un registro nacional de infractores limita las posibilidades de articular esta información con otros elementos de la política pública, que permita facilitar la disuasión y la sanción de los responsables.
Por otra parte, desde su implementación, la Ley de Bosques nunca pudo contar con su presupuesto completo y recibió mucho menos de lo que le correspondería, tanto para el control, monitoreo y vigilancia, como para estimular el uso sustentable y la restauración. En relación al estímulo financiero para el año próximo, el Presupuesto 2023 aprobado recientemente en el Congreso le asigna al Fondo Nacional para el Enriquecimiento y la Conservación de los Bosques Nativos 9.000 millones, lo que representa sólo el 10,36% de lo establecido por la Ley 26.331. Si bien el porcentaje se triplicó en comparación a los años 2021 y 2022, sigue siendo mucho menor del que debería asignarse.
Los bosques nativos son proveedores de servicios ecosistémicos esenciales: contribuyen a la mitigación y adaptación al cambio climático, facilitan la regulación hídrica, son hábitat de miles de especies, dan sustento a la vida de las comunidades locales y contribuyen a la seguridad alimentaria y el desarrollo económico. Son proveedores de materias primas, alimentos, agua potable, medicinas y sirven como reguladores de eventos extremos como inundaciones, la erosión y la calidad del aire. Además, los bosques son hábitat de muchas especies y funcionan como “amortiguadores” de agentes patógenos -como virus y bacterias- que pueden afectar al ser humano. La pérdida de bosques ocasiona graves consecuencias sociales, ambientales y económicas, muchas veces, irreversibles, que atentan contra la salud y el bienestar de las personas y de muchas otras especies.
“Conservar y utilizar sustentablemente los bosques nativos argentinos, es una obligación legal y una oportunidad para el verdadero desarrollo económico y social de las diversas jurisdicciones del país y de las personas que en ellas habitan. Es necesario que exista la voluntad política apropiada para el cumplimiento de esta norma en todos los niveles, la capacidad profesional, técnica y logística para su implementación y monitoreo, y la asignación de los fondos y los recursos correspondientes que permitan lo anteriormente mencionado. Aún estamos a tiempo de transformar esta ley en un modelo de gestión y gobernanza que trascienda las fronteras nacionales” afirma Manuel Jaramillo, director general de Fundación Vida Silvestre Argentina.
¿Cuáles son los principales problemas de implementación que enfrentó la ley desde su sanción?
- La desfinanciación sistemática de la Ley: aunque desde la sanción de la ley las partidas presupuestarias en general han aumentado en valores absolutos, no ha habido un período donde el presupuesto asignado por el Congreso Nacional se correspondiera con lo que expresamente la norma establece. Desde 2014, la ley recibe menos del 10% de lo que corresponde. A principios del año 2022, luego de los incendios de la provincia de Corrientes, se anunció la asignación extra de 10.000 millones de pesos, de los cuales finalmente solo se derivaron a las provincias 5.000 millones de pesos. Para el 2023, el monto asignado llegará a un 10,36%, lo que aún está muy lejos de lo que debería asignarse. Estos aumentos en valores absolutos no permiten aún una reducción significativa de la brecha entre lo que asigna y lo que la propia ley indica que debería asignarse año a año para la protección y manejo sustentable de nuestros bosques.
- Dificultades en los procesos de Ordenamiento Territorial de Bosques Nativos (OTBN): tanto en su elaboración como actualización, han sido y continúan siendo procesos lentos y con deficiencias que incluyen el incumplimiento de estándares determinados por la Ley, como, por ejemplo: fallas en la participación ciudadana requerida, retrasos de tiempos y falta de progresividad en la protección de los bosques.
- Falta de definición de metas, indicadores y evaluación de impactos: la ley establece que se deben adoptar metas cuantitativas para la protección de bosques nativos y formas de medir su progreso y logro. Durante el 2022 el consejo Federal del Medio Ambiente (COFEMA), emitió una resolución por la cual cada jurisdicción debe desarrollar Planes Estratégicos Provinciales de Bosques Nativos y sus respectivos Planes Estratégicos Anuales actualizados para acceder a las asignaciones presupuestarias anuales. Estos planes han sido presentados, resta ahora analizar si cuentan con metas e indicadores que permitan evaluar su impacto a corto, mediano y largo plazo.
- La deforestación ilegal persiste: a pesar de la implementación del Sistema de Alerta Temprana de Deforestación, es preocupante que alrededor del 54% de la deforestación en 2021 haya ocurrido en zonas prohibidas por la ley (amarillas y rojas), repitiendo tasas de años anteriores. Esto evidencia la falta de control y fiscalización en terreno, y las sanciones insuficientes por parte de las autoridades competentes que se reflejan en la ausencia de un registro nacional de infractores actualizado. Algunos sectores indican la necesidad de una prohibición total de la deforestación, lo cual sería de dudosa eficacia, ya que en los sectores donde la deforestación está prohibida hace más de 10 años sigue ocurriendo, sin mayores consecuencias para los responsables. No ha habido avances en la tipificación del delito penal ambiental que permita mayores sanciones a quienes deforestan, ni se ha avanzado significativamente en la restauración de las áreas deforestadas y quemadas, como determina a Ley.
- Avances en la gestión y rendición de fondos: si bien la rendición de los fondos por parte de las Autoridades Locales de Aplicación es una cuestión que ha mejorado desde su creación y puesta en marcha, continúan habiendo demoras y problemas para una eficiente implementación y rendición de fondos.
¿Cuáles son los espacios de mejora en el marco de esta ley?
La correcta aplicación de la Ley de Bosques es el primer paso –y lo mínimo que deberíamos hacer- para proteger los bosques nativos. Pero también es importante ir más allá de la ley y asumir compromisos superadores que permitan conservar no sólo los bosques, sino también las culturas asociadas a ellos, la biodiversidad, y los servicios ambientales.
El refuerzo de las estructuras de control y fiscalización, el aumento en la capacitación y profesionalización de operarios forestales, agentes de conservación, técnicos de campo, responsables técnicos y funcionares públicos será central para avanzar en los desafíos que demanda la correcta implementación de la Ley.
La buena gobernanza, basada en el acceso a la información en tiempo y forma para los diversos grupos de interés permitirá la genuina participación en los procesos de revisión de las diferentes instancias de implementación de la Ley, desde la realización y audiencias públicas de Estudios de Impacto Ambiental a los procesos de revisión de los Ordenamientos Territoriales de los bosques nativos en las diversas Jurisdicciones.
"Quienes trabajamos desde hace años vinculados a la conservación y uso sustentable de los bosques nativos, sabemos que ha habido un salto de calidad en la gestión de los mismos desde la sanción de la Ley de bosques. Eso ha ocurrido a pesar que solo se le ha asignado aproximadamente el 8% del financiamiento establecido, que en algunas Jurisdicciones se ha carecido de la voluntad política apropiada para su plena implementación y que diversos sectores productivos han operado política y económicamente para evitar su plena implementación. Si en los próximos años logramos revertir estos factores que han atentado contra nuestros bosques y contra las comunidades que dependen de ellos, estaremos más cerca de lograr su verdadera conservación y manejo sustentable”, concluyó Manuel Jaramillo.
Fundación Vida Silvestre Argentina trabaja apoyando y monitoreando la Ley de Bosques Nativos desde su diseño, hasta su implementación, así como también evaluando su funcionamiento y propiciando propuestas de mejora. Es por eso que, a partir de pedidos de información pública ambiental a la autoridad nacional de aplicación, más un exhaustivo análisis y recopilación de información, se desarrollaron fichas infográficas descargables para exponer las principales disposiciones de la Ley 26.331 y su situación actual, tanto a nivel nacional como provincial, con toda la información (perfil territorial de cada provincia, hectáreas deforestadas, especies en peligro, hectáreas bajo planes de manejo o conservación, el presupuesto correspondiente y el asignado y más). Las fichas buscan graficar la información y ser material de consulta y comparativo para diferentes actores clave y la presente actualización incluye la proyección de asignación de fondos para el año 2023, provincia por provincia.
Ver Infografías-fichas por provincias
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Incendios: ¿Es Argentina tan vulnerable como Australia?
Fecha de Publicación: 21/01/2020
Fuente: Télam
Provincia/Región: Nacional
Distintos investigadores y expertos en tema, indicaron a Télam sobre los procesos que afectan algunas regiones de Argentina.
Los incendios forestales están "mutando" en más frecuentes y virulentos, un proceso que se ha acelerado por el "cambio climático" que a su vez contribuyen a agravar, siendo algunas regiones de Argentina "vulnerables" a estos siniestros de "sexta generación", aunque no de la magnitud del caso australiano, según especialistas.
"Hoy hay certeza del rol central del cambio climático: no produce los megaincendios pero sí las condiciones ambientales propicias", dijo a Télam la doctora en ciencias de la atmósfera e investigadora del Conicet Inés Camilloni.
"A su vez las emisiones de gases de efecto invernadero causadas por el aumento de incendios pueden agravar el cambio climático", aportó el presidente de la Asociación de Amigos de Parques Nacionales y biólogo Norberto Ovando.
Para Camilloni, el caso australiano -donde ya se quemaron más de 5 millones de hectáreas- "nos muestra en una forma concreta hacia donde estamos yendo con el clima", esto es, que "no sólo la temperatura global va en aumento, sino que los eventos extremos", ya sea de calor, lluvias o sequías, "se vuelven más severos y frecuentes".
El también experto en la Comisión Mundial de Áreas Protegidas explicó que las grandes sequías "generan bosques totalmente estresados y disponibles para quemar", es decir, grandes masas de "combustible".
A su turno, el comandante general de bomberos (R) y responsable del Departamento de Incendios Forestales de la Academia Nacional de Bomberos, Edgardo Mensegue, explicó que incendios como el de Australia son clasificados como de "sexta generación", una categoría inexistente hasta hace "cuatro años" y que debió crearse a partir de eventos que superaban lo conocido hasta ahora.
Los incendios de primera generación surgieron en los años '50 con el éxodo rural que produjo la pérdida del denominado paisaje de mosaico que actuaba como cortafuego: "eran los que uno apagaba la llama y ahí quedaba".
Los de segunda generación aparecieron en los años 70-80 y "son muy rápidos porque se producen donde hay mucha continuidad de combustible, principalmente en el sotobosque", y requieren diversificación en los medios de respuesta.
Los de tercera se tipificaron en los '90 y "son generados por focos secundarios, es decir, bolas de fuego producto de material volante o rodante" que las corrientes de aire caliente generadas por el mismo fuego puede transportar a dos o tres kilómetros de distancia, "superando las barreras de defensa o cortafuego".
"La cuarta generación es un fuego de interfase, que se dan dentro de urbanizaciones con mucha o poca forestación", dijo.
En el caso de los de quinta generación, ya se trata de megafuegos que se producen sólo si se combinan "olas de calor con mucha sequía" y son "incontrolables, no importa los recursos con los que cuentes", como fue "el incendio de Chile de 2017".
Ovando explica que los de sexta generación son aún "más grandes, rápidos, intensos e incontrolables", con la particularidad de que "pueden generar las temidas 'tormentas de fuego'", es decir que "dominan la meteorología de su entorno" generando rayos en seco que "provocan más incendios" a cierta distancia.
"Se propagan a una velocidad de entre 2 y 5 kilómetros, llegando a consumir entre 4 y 13 mil hectáreas por hora", dijo Ovando.
Por su parte, Camilloni recordó que "desde el 2007 las proyecciones del cambio climático mostraban un aumento de la posibilidad de ocurrencia de estos eventos en Australia, mientras que otras regiones del mundo también aumentaban significativamente la posibilidad de incendio", entre ellas "algunas regiones de Sudamérica y todo el continente africano".
"Argentina, donde las olas de calor son más frecuentes e intensas, tiene algunas regiones vulnerables a los incendios pero no a megaincendios, aunque todo depende del manejo que se haga de la situación", dijo.
El riesgo a futuro se encuentra en la zona andino patagónica, una región de bosques donde se sabe que las lluvias van disminuir: "allí la prevención debería ser central", agregó la investigadora del Conicet.
Mensegue considera que Argentina ya experimentó incendios de sexta generación, como el de La Pampa en 2017 donde se consumieron 1,1 millones de hectáreas.
Para Ovando, los incendios de sexta generación vuelven "obsoletos" los "modelos tradicionales de gestión de incendios", que deben ser repensados al tiempo que se lleve adelante una "política de prevención" también adaptada a esta "nueva era".
Mensegue, en cambio, consideró que "los bomberos en nuestro país tienen herramientas, material y capacitación para combatir incendios", aunque gran parte del éxito depende de la prontitud del "ataque inicial" puesto que mientras más inmediato sea, "más posibilidades de controlar el fuego".
"Si no se controlan en las primeras horas, después pueden durar 5 o 10 días", dijo.
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Crítico informe oficinal sobre transgénicos en Argentina
Fecha de Publicación: 16/01/2020
Fuente: InfoRegión
Provincia/Región: Nacional
El informe «Recursos genéticos y organismos genéticamente modificados» de la Auditoria General de la Nación (AGN) confirmó que el Estado argentino aprueba los transgénicos sin tener en cuenta los impactos sociales y ambientales, lo cual pone en riesgo la biodiversidad.
En Argentina se han aprobado 60 transgénicos, que ocupan más de 30 millones de hectáreas. Ellos han sido aceptados en base a estudios realizados por las mismas empresas que los venden.
Ello resulta poco transparente, desatiende convenios internacionacionales, vulnera leyes ambientales y viola los derechos de los pueblos indígenas.
La investigación de la AGN afirma también lo mismo que denuncian desde hace décadas las organizaciones campesinas y sociambientales.
Con el sustento del informe la AGN ha solicitado que la Dirección de Biotecnología y la Comisión Nacional de Biotecnología (Conabia) hagan públicas las decisiones respecto a los pedidos de aprobación de transgénicos, que dé participación a la ciudadanía y realice consultas púbicas.
Asimismo, solicita que se dé especial participación, incluso con representantes dentro de la Conabia, a los pueblos originarios y a comunidades locales «a fines de considerar la perspectiva social en las evaluaciones impacto de los transgénicos».
Organismos genéticamente modificados
«Recursos genéticos y organismos genéticamente modificados» analizó la actuación del Ministerio de Agroindustria y de la Secretaría de Ambiente en el periodo de 2015 y 2018.
Además, contiene un apartado especial sobre la forma en que se aprueban los transgénicos en Argentina, a cargo de la Dirección de Biotecnología y de la Conabia.
«Argentina no cuenta con un marco de referencia teórico-metodológico para garantizar el uso seguro y sustentable de los Organismos Genéticamente Modificados (OGM)», afirma la Auditoria General de la Nación.
La AGN detalla que se vulnera el principio precautorio establecido en la Ley General del Ambiente (25.675) y, en el plano internacional, se desoye el Protocolo de Cartagena —instrumento internacional que regula los organismos producto de la biotecnología—.
Asimismo, refiere que la Dirección de Biotecnología, a cargo de Martín Lema, quién también dirige la Conabia, suministró a la AGN información «en formato borrador» y «ambigua» referida al proceso de autorización de los transgénicos.
El informe cuestiona que la Dirección de Biotecnología ni siquiera cuenta con un manual de procedimientos para realizar la evaluación de las solicitudes presentadas por las compañías que pretenden permisos de liberación experimental de OGM, primera fase del proceso para la autorización de transgénicos.
Los campesinos tenían razón
Desde hace años, distintos académicos críticos, organizaciones campesinas y asambleas socioambientales han cuestionado que el Gobierno argentino apruebe los transgénicos en base a los publicitado por las campañas.
Bayer/Monsanto (o Syngenta o Bioceres) es un claro ejemplo, pues presenta al mercado una soja o maíz transgénico, y aportan al expediente supuestos estudios de inocuidad que los funcionarios argentinos aprueban sin corroborar si es o no verdad.
«La Conabia no realiza análisis experimentales sobre los materiales a aprobar. Las evaluaciones de riesgo ambiental son de tipo documental, realizadas en base a la información técnico científica remitida por el solicitante (la empresa) a modo de declaración jurada», destaca la Auditoría.
De igual manera, tampoco existe un procedimiento gubernamental de chequeo de información: «No se encuentran normalizados los criterios para la realización de las verificaciones realizadas por la Conabia respecto falsedad o inexactitud de la información que presenta el solicitante».
Historia de los transgénicos en Argentina
En Argentina, se han aprobado desde 1996 a la actualidad 60 eventos transgénicos como los de soja, maíz, papa, algodón, cártamo y alfalfa.
Las empresas beneficiadas son Syngenta, Bayer-Monsanto, Bioceres/Indear, Dow Agroscience, Tecnoplant, Pioneer y Nidera, entre otras.
Así, la aprobación de semillas transgénicas es el primer paso de una cadena que luego incluye desmontes, desalojos, uso masivo de agrotóxicos, agotamiento de suelos, concentración de tierras en pocas manos.
Por su parte, Carla Poth, docente e investigadora de la Universidad de General Sarmiento, realizó una tesis doctoral donde hizo foco en la forma de aprobar los transgénicos en Argentina.
«El marco regulatorio de aprobación de OGM es muy deficiente pero no por ignorancia, sino por complicidad. La conformación de la Conabia, con cámaras empresarias y científicos afines, priorizan los intereses y ganancias privadas por sobre los afectados por estas tecnologías. No hay una sola voz crítica dentro de la Conabia».
Así, la investigadora recordó que al momento de aprobar un transgénico el Estado no considera el uso de agrotóxicos que acompaña la semilla, no mide el impacto ambiental —en bosques, animales, aire, agua, suelos— y tampoco se evalúa el impacto en los alimentos.
«La Conabia tiene una mirada cortoplacista, totalmente afín al mercado, donde se prioriza la necesidad comercial y no de la población», afirmó Poth.
La Conabia no cuenta con participación ciudadana
La AGN confirma que la Conabia actúa en las sombras, sin ningún tipo de participación ciudadana.
«Las decisiones tomadas por la Dirección de Biotecnología y la Conabia para autorizar la liberación experimental de OGM no son publicadas para conocimiento de la población».
Tan desprolija es la forma de aprobar los transgénicos que la Auditoría cuestiona que ni siquiera se especifica qué dependencias del Servicio de Sanidad Agroalimentaria (Senasa) y el Instituto Nacional de Semillas (Inase) deben controlar la experimentación de OGM. Como tampoco se explica cuáles son los aspectos a controlar y los criterios a tener en cuenta.
La AGN afirma que, ante las irregularidades y los baches de información, «se afecta la transparencia del procedimiento de aprobación».
A pesar de ello, la Conabia es fundamental en la aprobación de transgénicos debido a que realiza la «evaluación técnica-científica» de las semillas presentadas.
La Conabia se creó en 1991 y durante 23 años, hasta el 2014, su composición fue secreta. Nadie podía saber quiénes autorizaban las semillas clave del agro. El periódico Mu (de la Cooperativa La Vaca) obtuvo en 2014 el listado secreto: eran 34 integrantes confirmados, 26 pertenecían a las empresas o tenían conflictos de intereses.
Ahora, la Auditoría General de la Nación suma un dato insólito: el quórum de la Conabia se obtiene con solo cinco integrantes presentes. Un puñado de personas puede decidir qué nueva semilla inundará los campos argentinos. La AGN cuestiona que la Dirección de Biotecnología no proveyó el listado de integrantes actuales.
La Auditoría resalta la preocupación de la ausencia total de control por parte Estado luego de la aprobación de los transgénicos. Lo que se aprueba en las oficinas del Ministerio de Agricultura luego no es evaluado por su impacto real en los campos.
«El marco regulatorio no prevé el monitoreo de los impactos de los OGM posteriores a su liberación comercial, contrariamente a lo previsto en los principios de la política ambiental establecidos en la Ley 25.675. Tampoco se encontró evidencia de la realización de monitoreo de los impactos sociales, económicos y ambientales de la utilización de OGM en los agroecosistemas», precisa la AGN.
Además de violar leyes nacionales, la forma de aprobar los transgénicos incumple tratados internacionales.
«Argentina no ha adoptado los dos instrumentos internacionales de referencia. El Protocolos de Cartagena y el Protocolo de Nagoya Kuala Lumpur, pese a la importancia que tienen las actividades con transgénicos en todo el territorio nacional», se destaca en las conclusiones del informe.
Descarga el informe completo de la AGN aquí.
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Así es el negocio de los desmontes en la Argentina
Fecha de Publicación: 09/12/2019
Fuente: TN
Provincia/Región: Nacional
Un informe de El Investiga retrata una situación alarmante: miles de hectáreas son arrasadas año tras año. La tala afecta el medio ambiente y provoca la extinción de especies exóticas.
La imagen es aterradora: miles de hectáreas de tierra arrasada, un golpe a la ecología y el medio ambiente de la Argentina y el mundo. Los desmontes se replican en distintos puntos del país, una problemática que parece no tener solución y que se agrava con el paso del tiempo. Es que pese a la Ley de Bosques, se registra una intensa actividad de deforestación que no discrimina territorio alguno: la situación se expande de La Quiaca a Ushuaia.
Un informe de El Investiga retrató esta alarmante situación, en la que se entremezcla la decisión del hombre de avanzar sobre la tierra con la inacción de una ley nacional que encuentra límites en las provincias, que tienen la potestad final sobre sus tierras. Son justamente estos gobiernos los que autorizan -de manera legal- una tala que avanza y nada parece detenerla.
Las imágenes registradas en el interior de los bosques de Salta y Ushuaia exponen cómo se deforesta en zonas prohibidas. La ley, sancionada en 2017, obligó a las provincias a realizar un Ordenamiento Territorial de sus Bosques Nativos (OTBN), es decir, una categorización de sus territorios: rojo (sector de muy alta conservación); amarillo (no puede desmontarse pero puede utilizarse la tierra de manera sustentable); verde (muy bajo nivel de conservación lo que permite la tala).
Pero la normativa no siempre se respeta y el resultado está a la vista.
Salta, tierra arrasada
Bosque adentro, pleno Chaco salteño. Solo unas horas al volante y ya aparecen las primeras señales de lo que está por venir: terreno desolado. El ruido de las topadoras que avanzan sobre un predio de 3000 hectáreas en el departamento de Anta comienza a escucharse.
Se trata de un desmonte legal, que fue autorizado por la provincia en 2007, aunque se frenó en 2018 a raíz de la Resolución 56/2018, del entonces ministerio de Ambiente y Desarrollo Sustentable, que instó a Salta a dejar sin efecto los permisos de tala. Pero en 2019 las autoridades locales revocaron la medida.
El predio está emplazado en una región ubicada a solo 500 kilómetros de Salta capital, que de acuerdo a la Ley de Bosques es una zona amarilla, en donde no se deberían talar árboles.
Las cámaras de El Investiga registraron esta práctica. De hecho, las máquinas están a la vista de cualquiera, no se ocultan.
Así actúan las topadoras en Salta
Rumbo al este el escenario es aún peor. Más desmontes, nuevas irregularidades. Y una naturaleza que sufre el avance desmedido del hombre. Otra zona amarilla, otro sector que no se debería tocar. Un desmonte legal, pero criminal: los árboles nativos caen como papel. Las cadenas gigantes arrasan con todo. Los pájaros vuelan desconcertados ante el avance de las topadoras. Los animales autóctonos mueren.
El terreno debe quedar liso, llano, listo para una posible producción de soja o cría de ganado bovino. La madera, tal vez, encuentre destino comercial.
Un vecino de la zona muestra su preocupación por los cambios climáticos que se registran en la zona en los últimos años. "A veces hay vientos fuertes, los calores son terribles, insoportables, cambios muy bruscos en la zona. Se fue notando. Hay animales que fueron afectados, además de los que matan. Destrozan la naturaleza", narra.
Juan Carlos Travela, de la Agencia de Promoción Científica, explica la importancia de estas tierras para la Argentina: "Dadas sus características, su vegetación, El Impenetrable podría ser el pulmón de la Argentina tranquilamente. Se avanza con el desmonte en una de las zonas más pobres del país".
La ruta del desmonte
En el sur del país la situación no es diferente. Allí, la deforestación se produce por una polémica obra que busca unir Ushuaia con Puerto Almanza, un poblado hacia el este. Se trata, en realidad, de un camino turístico que destruye la naturaleza a la vera del Canal de Beagle.
Son 132 kilómetros financiados por el gobierno de Tierra del Fuego que atravesarán bosques nativos. Se trata de un cuestionado proyecto si se tiene en cuenta que ambas ciudades ya se conectan a través de la ruta nacional 3 y la provincial "J".
Tierra arrasada a la vera del Canal de Beagle
El camino paralelo bordeará el mar, una obra vial que derriba árboles de más de 500 años de antigüedad, un verdadero patrimonio de la naturaleza. "Este es el único lugar del país donde el bosque se une con el mar, es muy particular, mixto, andinopatagónico que tiene representadas casi todas las especies vegetales. Se encuentra casi en el mismo estado antes de la llegada de los europeos", cuenta a El Investiga, Abel Sberna, ambientalista.
El sendero en pocos meses se convertirá en cemento. Incluso el trazado de la ruta pasará por la histórica Estancia Harberton, declarada Monumento Histórico Nacional en 1999. "Es tristísimo, impactante, lo miro y no lo puedo creer. Hay tramos de la ruta que tienen 21 metros de ancho. Una autopista en el medio del bosque", se lamenta Abby Goodall.
El Investiga dialogó con el ministro de Obras y Servicios Público de Tierra del Fuego, Luis Vázquez, que argumentó los motivos por los que se lleva adelante la obra. "El corredor del Beagle es estratégica, hace años que se planifica y por muchos motivos se postergó. Se hizo una audiencia pública, con el tiempo correspondiente, todo aquel que quiso participar se anotó, se presentaron, el fueguino se presentó y manifestó la necesidad de una ruta".
Luego de que el gobierno de Tierra de Fuego aprobó el estudio ambiental, la empresa constructora comenzó a trabajar. Los trabajos están divididos en tres tramos, dos cerrados por cuestiones administrativas. Pero uno que avanza a paso firme.
Al igual que en Salta, la decisión final sobre las tierras quedó en manos de la Provincia que dio luz verde al proyecto. La normativa aprobada en 2007 ampara a los bosques pero los gobiernos locales dictan resoluciones y contra resoluciones. Así, mientras las leyes van y vienen, los árboles mueren y desaparecen.
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Inundaciones: el problema es de raíz
Inundación sin raíces
Fecha de Publicación: 30/01/2019
Fuente: Pagina 12
Provincia/Región: Litoral
Investigaciones sobre la región del Chaco Seco determinaron que la deforestación impide que los árboles absorban agua. El resultado es el aumento de flujos de agua en napas y superficie.
Inundación, muertes, pérdidas millonarias, pedido de obras, imágenes de animales y cultivos bajo el agua, lamentos y el empresariado del agronegocio que reclama subsidios. Culpan a “lluvias extraordinarias” e invisibilizan la acción del hombre: en la región del Chaco argentino se desmontaron desde 1976 casi nueve millones de hectáreas, equivalente a 440 veces la superficie de la ciudad de Buenos Aires. El 61 por ciento se dio a partir de fines de la década del noventa, cuando comenzó a avanzar el modelo transgénico. El Gobierno recortó el 95 por ciento del presupuesto de protección de bosques y el presidente Macri propuso “acostumbrarse” a las inundaciones.
Misiones, Corrientes y Entre Ríos sufrieron inundaciones en 2015. Santa Fe, Córdoba y Buenos Aires en 2016. La Pampa, Córdoba, Tucumán, Formosa y Salta en 2017. En 2018, otra vez Salta y Buenos Aires. Argentina sufre cada vez más inundaciones y desde el sector empresario y político se responsabiliza al clima y a la falta de obras hidráulicas. “Sembramos soja hasta en las macetas y eso nos está afectando”, sinceró en 2017 el intendente de Salto, Ricardo Alessandro, cuando su partido quedó bajo el agua.
La Red Agroforestal Chaco Argentino (Redaf) sistematizó datos estadísticos desde 1976 sobre la región del Chaco Seco (zonas de Salta, Formosa, Santiago del Estero, Chaco, Córdoba, Santa Fe, Catamarca, Tucumán, San Luis, San Juan, Jujuy y La Rioja). En base a imágenes satelitales junto al INTA (Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria) y al Laboratorio de Análisis Regional y Teledetección (LART) de la Facultad de Agronomía de la UBA determinó que desde 1976 hasta 2018 se desmontaron 8,9 millones de hectáreas. Desde la sanción de la Ley de Bosques (2007) se arrasaron 2,4 millones de hectáreas de esa región.
“A partir de la década de los 90 se produjo un acelerado proceso de deforestación, concentrado especialmente en la región chaqueña. Entre los años 1996 y 2006 se deforestaron casi tres millones de hectáreas en el Chaco Seco, principalmente con destino a la expansión de los cultivos de exportación, en especial la soja”, explicó la Redaf en su informe “A 10 años de la Ley de Bosques”.
La inundación de las últimas semanas afectó con más dureza a Chaco, Corrientes, Santiago del Estero y Santa Fe. Desde 1976 hasta 2017 se arrasaron 1.420.938 hectáreas en Chaco, 3.221.388 en Santiago del Estero y 142.233 en Santa Fe, detalla el informe de la Redaf. En 2017, el entonces subdirector de Recursos Naturales de Santa Fe, Carlos Chiarulli, reconoció que la provincia perdió el 82 por ciento de sus bosques en sólo ochenta años (le quedan 1,2 millón de hectáreas). El principal motivo fue el avance de la frontera agropecuaria.
Emilio Spataro, de la organización Amigos de la Tierra Argentina (ATA), denunció que Corrientes perdió el 75 por ciento (2,3 millones de hectáreas) de su superficie forestal original. “En los 15 años que van de la década del 90 a la primer década del este siglo se destruyó el 25 por ciento del total”, precisó.
El Centro Nelson Mandela es un espacio de referencia en el estudio del desmonte en Chaco. Rolando Nuñez, su coordinador, no tiene dudas: “Hemos perdido el balance ambiental producto del avance de las actividades del hombre, fundamentalmente el avance de la frontera agropecuaria transgénica y de la ganadería”, afirmó Nuñez.
El informe “Desmontes S.A. La responsabilidad empresaria y gubernamental en la violación de la Ley de Bosques” (de Greenpeace) denuncia que Chaco es la provincia donde más bosques se destruyeron durante los últimos tres años (103.908 hectáreas). La organización alertó que el gobierno provincial pretende desmontar tres millones de hectáreas del Impenetrable chaqueño.
“El árbol es una bomba extractora de agua”, explicó Ernesto Viglizzo, del INTA La Pampa. Con más de treinta años de trabajo en la institución, remarcó las consecuencias de eliminar el monte. Su testimonio aparece el documental-científico encabezado por el investigador Esteban Jobbágy (“Río nuevo”), que revela la aparición de nuevos cursos de agua en San Luis. El documental confirma el vínculo entre el ascenso de napas, los excesos hídricos y el modelo agropecuario. Detallaron que las pasturas transpiran (“evaporan”) 1075 milímetros al año, mientras que cultivos como soja y maíz sólo transpiran 680 milímetros. La diferencia de agua permanece en la tierra, eleva la napa y facilita la inundación.
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Glaciares, importantes reservorio de agua
Fecha de Publicación: 19/08/2017
Fuente: La Nación
Provincia/Región: Nacional
Sólo lo supera Chile; la Argentina posee 15.691 áreas estratégicas, según cifras preliminares del Inventario Nacional de Glaciares; son 5748 km2 de hielo permanente; es 28 veces la superficie de la ciudad
Dejó de ser una cuestión de límites difusos o un debate por aproximación para rechazar actividades extractivas en áreas estratégicas. Siete años después de la promulgación de la ley de glaciares (26.639), que dispone la creación del Inventario Nacional de Glaciares (ING), la Argentina puede ahora certificar, con validación científica, que atesora al menos 15.691 glaciares a lo largo de la cordillera de los Andes y que es el segundo país de América del Sur, después de Chile, entre los de mayores reservas estratégicas de agua dulce en estado sólido.
También puede jactarse de haber individualizado y situado por primera vez en el mapa el grueso de los glaciares argentinos y su ambiente periglaciar, a partir de un relevamiento inédito que no sólo contribuye a preservarlos y a controlar las actividades en los territorios, sino también a estudiarlos y monitorearlos para comprender los alcances del cambio climático.
Según datos preliminares del ING, el conjunto de cuerpos de hielo de más de una hectárea de superficie presentes en nuestro suelo suman una superficie de 5748 km2 y representan un 22,5% del total de la masa glaciar de América del Sur (25.550 km2).
Chile, por caso, triplica esa extensión. Baluartes paisajísticos, cumplen un rol clave como proveedores de agua para la recarga de las cuencas hídricas en épocas de sequía, lo que garantiza el desarrollo de las actividades humanas.
El total de las masas de hielo permanente, producto de la recristalización de las precipitaciones de nieve en invierno, combinado con bajas temperaturas en verano, equivale en su conjunto a 28 veces el tamaño de la ciudad de Buenos Aires.
Así surge del estudio iniciado en 2012 por el Instituto Argentino de Nivología, Glaciología y Ciencias Ambientales (Ianigla-Conicet), que también confirmó lo que se sospechaba: los glaciares argentinos exhiben un retroceso generalizado, por efecto del cambio climático y de otras variables. Esa constricción se alinea con lo observado en los glaciares a nivel mundial.
El inventario, que pocos países en el mundo han concluido, cumple un rol fundamental en el planeamiento estratégico de 12 provincias con presencia de glaciares y ambiente periglaciar que, ahora, ya relevados y localizados, deberán restringir toda actividad minera en esas cuencas y monitorear otras que puedan afectarlos.
El ING contribuirá también a la base de información del World Glacier Monitoring Service de la Unesco, para estudiar a gran escala el estado de la criosfera y la dinámica del calentamiento global.
El equipo del Ianigla, conformado por 13 glaciólogos, hidrólogos, especialistas en GIS (Sistema de Información Geográfica) y guías de montaña liderados por el doctor Fidel Roig, culminará el inventario a fines de este año o comienzos del próximo. Restan relevar áreas de los Andes en Tierra del Fuego e islas del Atlántico Sur y validar en el campo los estudios y las mediciones realizados mediante tecnología satelital.
Para entender la dimensión de este logro científico basta decir que mediante expediciones a la Cordillera se han estudiado y relevado in situ más de 1000 glaciares desde Jujuy hasta Santa Cruz y se han descubierto cuerpos de hielo (de escombros, cubiertos o descubiertos) desconocidos hasta ahora.
"El aporte del Ianigla al país y al Programa de las Naciones Unidas para el Ambiente es una contribución a la ciencia a nivel mundial que coloca a la Argentina en el selecto grupo de 38 países que alimentan esa base de datos", dijo Sergio Bergman, ministro de Medio Ambiente, órgano nacional de aplicación de la ley de glaciares.
"Hoy podemos saber en qué lugar exacto se encuentran, qué extensión tienen y sus especificidades. Utilizamos una misma metodología para todo el país, por lo que el estudio es considerado uno de los mejores inventarios de glaciares a nivel mundial", explicó Roig a LA NACION.
Dividido en cinco grandes regiones (Andes desérticos para Jujuy Salta, Catamarca, La Rioja y San Juan; Andes centrales: San Juan y Mendoza; Andes del norte de la Patagonia: Río Negro y Chubut; Andes del sur de la Patagonia: Santa Cruz, y Andes de Tierra del Fuego e islas del Atlántico Sur), el ING muestra que la Patagonia austral concentra casi el 60% de la superficie de glaciares argentinos (3422 km2), pero sólo el 15,4% en cantidad de glaciares (2420).
Los Andes centrales albergan el 31,2% de la superficie de hielo (1767 km2) y el 51,4% del total de los glaciares (8078), precisa el informe.
Si bien la ley exige publicar el ING completo, la falta de delimitación geográfica con Chile en el área de los hielos continentales -unos 200 km que van desde el monte Fitz Roy hasta el cerro Daudet- ha obligado a la Cancillería a retener y a no difundir el relevamiento que se ocupa de un lugar sensible: la cuenca del río Santa Cruz.
"Hasta que se consensuen los límites fronterizos, la ley especifica que no pueden divulgarse", dijo una fuente de la Cancillería. Añadieron que una comisión binacional deberá trazarlos con técnicos y peritos de campo, según el acuerdo de divisoria de aguas en las altas cumbres suscripto por ambos países en 1998.
Recién entonces se podrá difundir esa parte del ING, que reclaman ONG ambientalistas y expertos para poder evaluar con exactitud los impactos del cuestionado proyecto hidroeléctrico Kirchner-Cepernic.
Los hielos continentales, también llamados campo de hielo sur, ocupan unos 12.100 km2, de los cuales unos 3055 km2 corresponden a territorio argentino. Esa área, la más extensa en glaciares del país, situada en la cuenca del río Santa Cruz, posee 1089 glaciares.
El dato -desconocido hasta ahora- es relevante por las represas. El estudio de impacto ambiental no pudo sopesar esa información.
Esa cuenca también atesora los glaciares de mayor tamaño de la Argentina -consigna el ING-, como Upsala (786 km2), Viedma (737 km2), Perito Moreno (244 km2), Spegazzini (127 km2) y Agassiz-Bolados (78 km2).
La extensión, sin embargo, no determina la importancia estratégica de las reservas hídricas, explica Fidel Roig. Hay "pequeños glaciares en los Andes áridos que pueden tener mayor importancia en ese sentido por presentar una gran variabilidad climática (alternancia de años húmedos con años muy secos), y es allí donde los glaciares cumplen un papel trascendental como reguladores interanuales del escurrimiento hídrico", dice el Ianigla. "El agua es almacenada en estado sólido durante los años húmedos (superávit hídrico) y es entregada a los sectores más bajos de la cuenca en los años secos, cuando los caudales de los ríos son muy reducidos y la demanda por el agua es mayor".
Cambio climático
Considerados la voz de alarma del calentamiento global, la retracción de su masa en diversas regiones del planeta fue la primera expresión ambiental detectada por los científicos para señalar cambios en las temperaturas a escala global. Sin embargo, "no es sencillo señalar un glaciar que esté siendo afectado por cambio climático y otro que no, ya que los impactos en el balance de la masa de hielo obedecen a una convergencia de factores que van desde el aumento de la temperatura hasta la variabilidad del clima y precipitaciones, la geometría de la cuenca montañosa donde se ubican, la altitud y pendiente, entre otros factores", explicaron los investigadores.
Analizados los cambios climáticos en la Cordillera, el Ianigla observó que los aumentos de la temperatura han sido más intensos a mayores elevaciones, por lo que los glaciares ubicados en los sectores altos de las montañas han sido fuertemente afectados.
También detectaron "retracciones marcadas en sectores de los Andes centrales y en el norte de la Patagonia, donde la temperatura ha aumentado y las precipitaciones han disminuido". El informe señala también que "los glaciares ubicados a más bajas elevaciones y que terminan en cuerpos de agua, como el Upsala o el Ameghino, han sufrido retracciones de varios kilómetros durante las últimas décadas".
Para cuantificar los retrocesos, el Ianigla dispuso el monitoreo constante con el máximo nivel de detalle de cinco glaciares accesibles y transitables en las distintas regiones para estudiarlos en su relación con el clima. "Al conocer el funcionamiento de un glaciar representativo por región -detalló Roig- es posible generalizar los resultados a otros similares. Para ese fin se seleccionaron los glaciares Agua Negra (30°10'S), Azufre (35°17'), Alerce (41°10') y De los Tres (49°16')". Allí se instalarán estaciones meteorológicas. Mientras resta definir el del extremo sur, los glaciares antárticos, que junto con Groenlandia constituyen las mayores reservas de agua del planeta, quedan fuera del inventario, ya que su monitoreo está sujeto a los compromisos ambientales del Tratado Antártico.
Consultados sobre la incidencia de la mina de Veladero, operada por Barrick Gold, que produjo un derramamiento de cianuro en la cuenca del río Jachal, fue el Mayds el que aseguró tras revisar el inventario que "la mina no se encuentra sobre ningún glaciar o geoforma periglaciar".
Y aclaró: "Sí surge que hay cuerpos con hielo en sus cercanías, por lo que se derivó consultas ambientales a la provincia de San Juan que al no ser contestadas derivaron en una medida cautelar de la actividad minera. Se espera una resolución de la justicia federal.
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