Misiones. Denuncian desmontes en territorios guaraníes

 


Alerta en Misiones ante el creciente avance sobre los territorios guaraníes

Fecha de Publicación
: 18/08/2025
Fuente: Agencia Tierra Viva
Provincia/Región: Misiones


Denuncian que un empresario desmontó selva nativa y avanzó sobre territorio ancestral de la comunidad mbya guaraní El Pocito para instalar un emprendimiento ganadero. El hecho se suma a otros conflictos territoriales y denuncias por vulneración de derechos indígenas en la provincia. Advierten que se exacerba el hostigamiento hacia las comunidades.
La Comunidad El Pocito, en el municipio de Capioví, Misiones, denunció la intrusión, el cercamiento y el desmonte ocasionado por un productor ganadero en su territorio. El productor, quien alega tener una supuesta tenencia dominial, avanza con un proyecto para la cría de vacas y búfalos en un sector de monte nativo, habitado ancestralmente por la comunidad del Pueblo Mbya Guaraní. El negocio afecta espacios naturales que la comunidad destina al cuidado de plantas medicinales, a la recolección de frutos y de materias primas para la elaboración de artesanías. La situación no es aislada: las comunidades indígenas de la provincia aseguran que viven una ”creciente intolerancia racial”.
Hasta el momento, se han desarrollado reuniones entre referentes de El Pocito, funcionarios municipales y provinciales y Javier Striedel, el producto ganadero acusado de intrusión. Las reuniones fueron convocadas por la Municipalidad de Capioví en busca de una solución extrajudicial, pero la instancia se cerró sin llegar a un acuerdo. Striedel aseguró que irá por la vía judicial, mientras que la comunidad, que cuenta con reconocimiento oficial de la posesión tradicional de sus tierras, pide al Estado provincial que haga cumplir las leyes y que dé respuestas ante las denuncias de desmonte.
El Equipo Misiones de Pastoral Aborigen (Emipa), que acompaña el reclamo de la comunidad con asistencia jurídica y comunicacional, explicó que "la comunidad reafirma su vínculo ancestral con el monte en disputa, ya que lo considera parte fundamental de su territorio". La mburuvicha (lideresa) de El Pocito, Sergia Ferreyra, denuncia que Striedel alambró una parte de esas tierras para avanzar con la producción ganadera. “Somos preexistentes, este es nuestro territorio y nos ampara la ley”, sentencia Ferreyra.
La comunidad obtuvo, en 2013, la carpeta técnica del relevamiento previsto en la Ley 26.160 de Emergencia Territorial Indígena y respalda la delimitación que reivindican. El conflicto se enmarca en una situación crítica por la decisión del gobierno nacional de Javier Milei de derogar la ley de relevamiento, lo que no modifica el derecho adquirido por las comunidades que consiguieron el reconocimiento de sus tierras ancestrales.
Consultada acerca de las instancias de diálogo que se abrieron tras la denuncia de la comunidad, Ferreyra lamentó que "el gringo (por Striedel) no quiere entrar en razón" y denunció: "Hasta nos amenazó". Francisco Rodríguez, director de Asuntos Guaraníes de Misiones, marcó la posición oficial y dejó abierto el conflicto: "La comunidad tiene título de propiedad, pero el crecimiento poblacional en la ciudad hizo que ocuparan tierras de Striedel. El Estado provincial intervino con tres mesas de diálogo junto al municipio y las partes involucradas, pero no se llegó a un acuerdo". Sin embargo, la comunidad defiende las 23 hectáreas que utiliza para sus prácticas culturales, formalmente, desde la década de 1980.
Por su parte, la integrante de Emipa, María “Kiki” Ramírez, advierte sobre la primeras denuncias de la comunidad sobre la actividad ordenada por el productor ganadero que consistió en la tala de árboles nativos y la apertura de caminos dentro del monte. “Son las propias comunidades las que terminan cumpliendo funciones de control de los desmontes”, resaltó Ramírez y señaló que aunque el Ministerio de Ecología misionero pudo constatar las infracciones denunciadas en el caso de El Pocito, aún se desconocen sanciones hacia el productor denunciado.
“Este conflicto afecta la sobrevivencia de la comunidad como cultura, pues necesitan un arroyo libre y un territorio donde transitar con libertad. La comunidad resistió mucho tiempo en silencio, pero ahora se han puesto firmes para que el propietario no avance con sus pretensiones”, marcó la integrante de Emipa. 

El monte nativo guaraní acechado
Capioví se sitúa a la vera de la ruta Nacional 12, a mitad de camino entre la capital provincial, Posadas, y la turística ciudad de Puerto Iguazú. Su nombre es una deformación de “Kapi'i Hovy”, que en guaraní significa "pasto alto". Como otros municipios de Misiones, Capioví fue un punto receptivo del oleaje migratorio que, en las primeras décadas del siglo XX, instaló en su geografía a familias oriundas de Alemania, Suiza, Polonia y otros países atravesados por conflictos bélicos y hambrunas.
La llegada de los nuevos pobladores alteró definitivamente el paisaje original: el escenario selvático empezó a diezmarse al fragor de las prácticas agrícolas iniciales de los inmigrantes europeos. Quienes hasta ese momento poblaban esos montes surcados por arroyos, los guaraníes, se vieron forzados a desplazarse. Así vieron afectado su nomadismo tradicional: comenzaron a huir en busca de rincones seguros ante la novedosa otredad, a la que percibían como una amenaza.
En la segunda mitad del siglo XX, la provincialización de Misiones y otros ordenamientos institucionales municipales dieron lugar a una serie de políticas para establecer a los grupos guaraníes en espacios fijos. Esto reductos se conocen hoy como aldeas o comunidades. Los mbya guaraní los llaman tekoa.
El 7 de agosto de 1982, se constituyó formalmente la Comunidad El Pocito. Fue a partir de un entendimiento entre el municipio y quienes entonces eran los líderes de la comunidad: Bonifacio Ferreyra y Rosa Benítez. Resultó determinante además, la intervención de la Asociación Indigenista Misionera, creada en el año 1981, por un grupo de colonos de la zona. Esta organización fue la que adquirió el lote de 23 hectáreas donde se asentó la comunidad. Hacia fines de la década del '80 la asociación ya no existía, pero la comunidad continuó asentada en ese lugar.
A diferencia de las comunidades que viven en el norte de Misiones, las dos tekoa que viven en Capioví son prácticamente periurbanas. Queda muy poco de la selva originaria y las viviendas de las familias mbya están en el centro de la ciudad. En los alrededores, en lo poco que queda de monte nativo, extraen plantas medicinales, frutos y elementos para sus artesanías. Es en ese territorio que avanzó Striedel.
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