El cambio climático proyectado para Argentina

 


Crisis climática en Argentina: proyectan más inundaciones y menos alimentos

Fecha de Publicación
: 08/03/2022
Fuente: La Voz del Interior
Provincia/Región: Nacional


Un informe estima que sin una rápida reducción de las emisiones, la población argentina afectada por las inundaciones podría ser el triple de la actual. Se espera una merma en la producción agrícola y ganadera.
La crisis climática esta dañando al planeta más rápido de lo que nosotros podemos adaptarnos para mitigar sus impactos. Esta es la principal novedad remarcada en el último informe AR6 del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés).
Este organismo, dependiente de Naciones Unidas (ONU), revisa toda la literatura científica publicada de este problema global para elaborar conclusiones sobre los impactos climáticos que ocasionan las emisiones de gases de efecto invernadero provocadas por las actividades humanas.
Las expertos determinaron que la crisis climática ya es una realidad y sus consecuencias son: inundaciones, sequías, incendios, eventos climáticos severos como olas de calor y aumento en el nivel del mar.
La única salida es lograr un freno abrupto en el aumento de la temperatura media global a menos de 1,5 grados. Para eso necesitamos generar ahora cambios drásticos en la forma en que generamos energía, consumimos y explotamos sobre los ecosistemas.

 



“Atlas de sufrimiento humano”
Antonio Guterres, secretario General de las Naciones Unidas, fue contundente: “El informe es un atlas del sufrimiento humano y una acusación condenatoria del fracaso del liderazgo climático”.
Enrique Maurtua Konstantinidis, uno de los mayores expertos en política climática de Argentina, asegura: “Es cada vez más contundente la afirmación de que el cambio climático ya es una realidad. El informe estima que casi la mitad de la población mundial va a sufrir sus impactos a partir de ahora”.
Catalina Gonda, de la Fundación Ambiente y Recurso Naturales, advierte que lo más impactante del informe es que el alcance y la magnitud del cambio climático son muchos más grandes de lo esperado y están ocurriendo antes.
“Algunos impactos ya son irreversibles. Las medidas que se implementaron a la fecha para adaptarnos a este crisis no son suficientes para hacer frente a los impactos actuales y menos a futuro”, asegura.
El documento (de más de 3.500 páginas) divide al mundo en diferentes regiones. Argentina está incluida en tres: una que abarca el centro y norte del país, otra incluye a la Patagonia y la tercera a toda la zona de cordillera. ¿Qué está ocurriendo y puede ocurrir en el futuro en el país?
Cambio climáticos en Argentina

Más inundaciones y sequías
“América latina es una de las regiones más vulnerables al cambio climático debido a las desigualdades socioeconómicas, el uso insostenible de los ecosistemas y la dependencia que tenemos de las commodities”, asegura Gonda.
La especialista hace hincapié en los eventos extremos que ya están afectando la región y se intensificarán en el futuro. “Ahora tenemos de 1 a 26 días adicionales de exposición a incendios forestales respecto de 2001 a 2004″, puntualiza.
Los cambios en el régimen de lluvias y el derretimiento de glaciares provocarán escasez de agua, inundaciones y crecidas repentinas en el país. Sin una rápida reducción de las emisiones, la población afectada por las inundaciones podría ser el triple de la actual en Argentina, concluye el informe.
Konstantinidis señala que el impacto más significativo en la región sureste de América del Sur será en los ecosistemas terrestres y de agua dulce y en los servicios que ellos proveen, como la regulación hídrica y la producción de alimentos.
“Un ejemplo es la bajante en el río Paraná que estamos viviendo ahora. Todavía no podemos atribuirla al cambio climático, pero el informe del IPCC asegura que la gran sequía que vive la región podría ser un escenario permanente en el futuro, si no reducimos drásticamente las emisiones”, ejemplifica.
Las sequías en la cuenca del Río de la Plata serán más frecuentes en el mediano plazo (2011-2040) y en un futuro lejano (2071-2100) respecto del período 1979-2008, pero también más cortas y severas.
Aunque lo que ya se observa en el área central y norte del país es un aumento en la precipitación anual, y un incremento de las precipitaciones intensas.

Más calor en las ciudades
Argentina sumó de promedio 5 días más con exposición a olas de calor en el periodo 2016-2020 respecto del 1986-2005. El calor se sufrirá más en las ciudades, por el efecto isla de calor urbano (ICU).
En Buenos Aires ya se demostró un aumento en la mortalidad por este efecto. El estrés por calor empeora las condiciones cardiovasculares, diabéticas y respiratorias.
El aumento de las temperaturas ampliará la superficie con presencia del mosquito vector del dengue en latitudes templadas. También se espera un aumento en la cantidad de meses aptos para la transmisión del dengue en Argentina.

Menos producción de alimentos
Los cambios hídricos y el estrés térmico provocarán una merma en la producción de alimentos. A nivel mundial, las altas temperaturas y los fenómenos meteorológicos extremos reducirán entre un 3% y 7% la producción de arroz, según el escenario de emisiones que se alcance. Este rango va del 6 al 9% para el trigo; y del 3 al 7% para el maíz.
En tanto, el estrés térmico puede disminuir el tamaño de los animales y la producción de leche y huevo. Los calores extremos en el país ya están provocando muertes en el ganado. En el mediano plazo, este estrés podría ser moneda corriente durante al menos la mitad del año en casi todo el país, pero en especial, en el Gran Chaco, que abarca el norte cordobés.

Aumento del nivel del mar y ciclones
El aumento en el nivel del mar ya afecta las costas uruguayas y argentinas. En Montevideo creció 11 centímetros entre 1902 y 2016. En Buenos Aires el nivel sube a razón de casi dos milímetros por año, pero este ritmo se acelera. Esta crecida, junto a un incremento de las sudestadas, generará inundaciones más frecuentes en la capital del país.
Los huracanes son eventos extremos de las zonas tropicales. Es raro que ocurran en las regiones templadas. Sin embargo, el informe señala que en los últimos años se registra una mayor frecuencia de ciclones extratropicales en la costa atlántica que va desde el sur de Brasil hasta Buenos Aires.

Cambio climático: visite la Patagonia antes de que cambie
El cambio climático generará fuertes impactos en la Patagonia. Sus glaciares, sus bosques y las nevadas que la caracterizan pueden desaparecer.
La extensión de la cubierta de nieve disminuyó un 13 por ciento y la duración se redujo 43 días entre 2000 y 2016. La temperatura en la región aumentará 2,5 grados para el 2080.
A la fecha ya se han perdido 5.450 kilómetros cuadrados de glaciar en los últimos 150 años, o el equivalente a casi 10 veces la superficie de la ciudad de Córdoba. Este ritmo se ha acelerado en el siglo 21.
La reducción de los bosques autóctonos por las sequías severas será el inicio del declive de estos ecosistemas, al que se sumarán otros factores como la mayor presencia de insectos defoliadores y el avance de especies invasoras como los pinos.
A su vez, la población patagónica es la que está más expuesta al fuego de toda América Central y del Sur: más de 100 días de riesgo alto, frente a los apenas ocho de la región central del país. Esto puede resultar en varios problemas de salud para las poblaciones humanas y pérdida de biodiversidad. El cambio climático está incrementando el riesgo de incendio.
Los paisajes campestres de la Patagonia también están en riesgo. Se espera en merma en la producción de ovejas ya que hay unos 80 mil productores ovinos expuestos a la amenaza climática. Y los cambios en la hidrología andina, asociados con el retroceso de los glaciares, afectarán la producción frutícola.
El informe advierte que la escasez de agua producto del calentamiento global se exacerbará debido a la utilización masiva de este recurso en la extracción de petróleo por la técnica del fracking en Vaca Muerta y otras cuencas.
La sequía también afectará la generación de energía hidroeléctrica en grandes centrales como El Chocón y Piedra de Águila y en pequeñas presas para riego.
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