Descubren arcilla que descontaminarĂ­a

Descubren arcilla que permitirĂ­a descontaminar de agroquĂ­micos el RĂ­o Negro

Fecha de PublicaciĂ³n: 08/02/2009
Fuente: Rio negro-CNA
Provincia/RegiĂ³n: RĂ­o Negro - NeuquĂ©n



Los fungicidas son productos agroquímicos que, si llegan a las aguas, constituyen un peligro para los seres humanos y para los organismos animales y vegetales que habitan el ecosistema. Una de las regiones en riesgo es el Alto Valle de Río Negro y Neuquén, porque en las plantas empacadoras se rocían las frutas con un fungicida llamado tiabendazol antes de embalarlas para conservarlas hasta la venta.
Los lugares donde se efectĂºa la pulverizaciĂ³n son lavados para limpiar los excedentes del fungicida y el agua se vierte en canales que llegan a los rĂ­os Limay, NeuquĂ©n y Negro. Esta prĂ¡ctica estĂ¡ produciendo su contaminaciĂ³n, afectando incluso a algunas napas de agua.
Para solucionar este problema, la doctora Rosa Torres SĂ¡nchez, del Centro de TecnologĂ­a de Recursos Naturales y CerĂ¡mica (Cetmic) de La Plata, y especialistas de la Facultad de IngenierĂ­a de la Universidad Nacional del Comahue propusieron usar materiales arcillosos para extraer el fungicida de las aguas de lavado de las empacadoras. Esto originĂ³ una investigaciĂ³n cuyos resultados muestran que las arcillas denominadas "montmorillonitas", provenientes de yacimientos de las provincias de RĂ­o Negro y NeuquĂ©n, pueden ser utilizadas para retener las molĂ©culas de tiabendazol del agua contaminada.
Las montmorillonitas son muy eficaces para capturar iones metĂ¡licos y molĂ©culas orgĂ¡nicas que tengan carga elĂ©ctrica positiva. Eso se debe a que las partĂ­culas de esa arcilla estĂ¡n compuestas por numerosas laminillas microscĂ³picas, cuya superficie estĂ¡ cargada negativamente en forma natural y atrae a Ă¡tomos y molĂ©culas que tienen un exceso de carga positiva. Como la distancia entre las lĂ¡minas tiene cierta capacidad de expansiĂ³n, las molĂ©culas pueden introducirse entre ellas y quedar retenidas por fuerzas electrostĂ¡ticas (fenĂ³meno de absorciĂ³n).
"Las molĂ©culas de tiabendazol tienen carga positiva y comprobamos en el laboratorio que son atrapadas por las montmorillonitas. Con el mĂ©todo de difracciĂ³n de rayos X medimos la expansiĂ³n del espacio interlaminar y encontramos que el fungicida cubre la superficie de las lĂ¡minas con una capa de una molĂ©cula de espesor. TambiĂ©n determinamos que la adsorciĂ³n mĂ¡xima se obtiene cuando la arcilla estĂ¡ en agua neutra o ligeramente Ă¡cida", explica la doctora e ingeniera MarĂ­a BĂ¡rbara Lombardi, jefe de la Planta Piloto del Cetmic, que depende de la ComisiĂ³n de Investigaciones CientĂ­ficas de la Provincia de Buenos Aires (CIC) y del Consejo Nacional de Investigaciones CientĂ­ficas y TĂ©cnicas (Conicet).
Dado que la acidez Ă³ptima para este proceso corresponde a las condiciones naturales de los rĂ­os, no se requieren agregados quĂ­micos. Tampoco se necesitan tratamientos especiales, ya que los yacimientos patagĂ³nicos de montmorillonitas son de alta pureza.
El tiempo de contacto del agua contaminada con las arcillas, que asegura la retenciĂ³n del fungicida, es cercano a las 24 horas. Para comprobar si el proceso de adsorciĂ³n es estable, se colocaron en agua limpia partĂ­culas de arcilla que habĂ­an retenido tiabendazol. Al mes, no se detectaron molĂ©culas del fungicida en el lĂ­quido, lo que indica que no se adsorben en el corto plazo y que la arcilla ya utilizada podrĂ­a almacenarse en tanques al aire libre, sin riesgo de contaminaciĂ³n de napas.
"Nuestro estudio tambiĂ©n resolviĂ³ en el laboratorio problemas que pueden presentarse en la prĂ¡ctica. Debido al pequeño tamaño de las partĂ­culas de montmorillonita, ellas permanecen en suspensiĂ³n en el agua de los recipientes de purificaciĂ³n. Para extraerlas del lĂ­quido una vez usadas, determinamos quĂ© sustancias quĂ­micas agregar para que precipite la arcilla. AsĂ­ se obtiene un barro que puede ser removido y almacenado", detalla la doctora Torres SĂ¡nchez, investigadora del CONICET.
Otra alternativa propuesta es colocar la arcilla en un recipiente largo, en forma de columna, y agregar un material inerte que aumenta la tortuosidad del camino que debe hacer el agua. De esta forma se aumenta el tiempo de contac¬to con la arcilla, antes de llegar al rĂ­o. Este dispositivo fue probado con Ă©xito en el laboratorio y sĂ³lo deberĂ­a ser adaptado a cada planta empacadora en particular o a otras industrias que utilizan tiabendazol y lo vierten a las aguas.
Los fungicidas son productos agroquĂ­micos que, si llegan a las aguas, constituyen un peligro para los seres humanos y para los organismos animales y vegetales que habitan el ecosistema.
Una de las regiones en riesgo es el Alto Valle de RĂ­o Negro y NeuquĂ©n, porque en las plantas empacadoras se rocĂ­an las frutas antes de embalarlas con un fungicida llamado tiabendazol, a fin de conservarlas hasta la venta. Los lugares donde se efectĂºa la pulverizaciĂ³n se lavan para limpiar los excedentes del fungicida y el agua se vierte en canales que llegan a los rĂ­os Limay, NeuquĂ©n y Negro. Esta prĂ¡ctica estĂ¡ produciendo su contaminaciĂ³n y afectando, incluso, algunas napas de agua.
Para solucionar el problema, la doctora Rosa Torres SĂ¡nchez, investigadora del Centro de TecnologĂ­a de Recursos Naturales y CerĂ¡mica (Cetmic) de La Plata, junto con integrantes de la Facultad de IngenierĂ­a de la Universidad Nacional del Comahue, propusieron utilizar materiales arcillosos para extraer el fungicida de las aguas de lavado de las empacadoras.
Eso originĂ³ una investigaciĂ³n, cuyos resultados muestran que las arcillas denominadas montmorillonitas, provenientes de yacimientos de las provincias de RĂ­o Negro y NeuquĂ©n, pueden ser utilizadas para retener las molĂ©culas de tiabendazol del agua contaminada.

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