Biocombustibles en la Argentina

Biocombustibles en la Argentina

Fecha de Publicación: 20/06/2010
Fuente: Los Andes
Provincia/Región: Nacional


La llamada economía de los biocombustibles ha tenido un notable, y casi silencioso, desarrollo en muy poco tiempo. Un número basta para mostrar su magnitud: según la Asociación de Productores de Biocombustibles, el negocio alcanzará este año unos 2.100 millones de dólares.
La legislación vigente en nuestro país expresa: “Se entiende por biocombustibles al bioetanol, biodiésel y biogás, que se produzcan a partir de materias primas de origen agropecuario, agroindustrial o desechos orgánicos, que cumplan los requisitos de calidad que establezca la autoridad de aplicación”.
Cada uno de estos combustibles, cuya denominación alude a la diferencia con aquellos de origen mineral (petróleo y carbón), tiene una situación distinta en cuanto a producción y uso. Países como Alemania, Italia, Francia, Suecia son pioneros en la producción, ensayo y uso de biodiésel en automóviles; Brasil en la producción y uso de bioetanol.
La intensificación del uso de estos combustibles tiene que ver tanto con cuestiones económicas (el alto precio del petróleo), como con cuestiones ambientales dado que se trata de productos menos contaminantes.
En nuestro país la elaboración de los bíos se inició hace menos de cuatro años y en ese corto tiempo se ha convertido en el mayor exportador de biodiésel, cuya demanda se concentra en Europa.
Para comprender mejor la situación actual y lo que puede ocurrir en el futuro, es necesario tener en cuenta algunos aspectos técnicos y económicos. En cuanto a los primeros, en el caso del biodiésel, si bien las materias primeras para su elaboración pueden ser diversas, vegetales y animales, aquí es casi excluyente el uso del aceite de soja.
El aceite es un derivado del procesamiento del poroto, el otro es la harina de soja y finalmente residuos también utilizados para alimentación animal. El aceite, sometido luego a nuevo proceso industrial, termina en combustible utilizable por los motores diésel. El uso normal es mezclar una pequeña proporción del combustible vegetal con el mineral.
En el caso del bioetanol, en nuestro país la materia prima es la caña de azúcar, de la cual se extrae alcohol, con una cierta proporción de agua que luego debe ser eliminada, para poder mezclar con las naftas de origen mineral. Para el biogás se utilizan residuos industriales diversos, como pueden ser los enterraderos de residuos domiciliarios, pero su desarrollo en nuestro país es incipiente.
Los aspectos económicos están entre los más llamativos por, al menos, dos causas: una es la abundancia de materia prima, soja y caña de azúcar, la otra es un régimen promocional de producción y uso de los bíos. En el año 2006 se sancionó la Ley 26.093 sobre el “Régimen de regulación y promoción para la producción y uso sustentable de biocombustibles”.
Esta norma, compleja e intervencionista, estableció importantes beneficios fiscales para la producción, imponiendo condiciones de tamaño a las empresas y que no tuviesen participación de extranjeros, entre otras. También establece cómo se determinará el precio del producto.
Pero en realidad el estímulo mas importante es la obligación impuesta a las elaboradoras de combustibles de incorporar, a partir de este año, un porcentaje de 5% de biocombustibles a las naftas y al gasoil. Está previsto que este porcentaje se incremente año a año. Es muy importante tener en cuenta que similar obligación rige en EEUU y en la mayoría de los países europeos. Esto implica para estos nuevos productos una demanda que no tiene techo.
El resultado de este proceso es una extraordinaria transformación de la tradicional industria azucarera localizada en Tucumán, Salta y Jujuy: expansión de los cultivos de caña en cifras que asombran, nuevas formas de cultivo más eficientes y gigantescas plantas de elaboración de bioetanol. En el caso de la soja más de una veintena de plantas productoras se han instalado, la mayoría en la provincia de Santa Fe, cercanas a los puertos de exportación.
Esta transformación poco conocida también tiene su promoción industrial. Quizás deberíamos estudiarla mientras nos peleamos con nuestros vecinos por la irracional prórroga de la antigua.

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