Proteger nuestras lagunas

Proteger nuestras lagunas

Fecha de Publicación: 24/03/2008
Fuente: La Nación
Provincia/Región: Ciudad Autónoma de Buenos Aires


Las lagunas son los ambientes más representativos de ese espacio verde que se encuentra a pasos del centro de la ciudad de Buenos Aires, la Reserva Ecológica Costanera Sur. Son cuatro, conocidas como de los Coipos, de los Patos, de las Gaviotas y de los Macáes, y en total ocupan una tercera parte de la superficie del área. Se trata de cuerpos de agua de poca profundidad, de gran diversidad biológica que, pese a la cercanía, no están conectadas directamente con el Río de la Plata. Es por ello que su nivel de agua varía a lo largo del año de acuerdo con un balance entre las lluvias existentes y la evaporación.
Estos ambientes son aprovechados por una variada fauna. Allí conviven los coipos y gran cantidad de aves como garzas, gallaretas, caraos, patos y cisnes de cuello negro.
Las escasas precipitaciones y la gran evaporación en la época estival derivan, cada año, en una condición de sequía para esas lagunas. A fin de compensar esta situación, fueron realizadas perforaciones en el Acuífero Pampeano con el objetivo de evaluar la posibilidad de extraer aguas subterráneas sin contaminación. La sequía de las lagunas afectó la flora y la fauna. Tanto fue así que los animales emigraron hacia los escasos cuerpos de agua remanentes. Es emblemático el caso del pato sirirí, que aparece en el logo de la Reserva: ha debido emigrar en busca de ambientes que le provean los alimentos que no encuentra en las salinizadas aguas del área protegida.
Hay que resaltar que la sequía de la laguna de los Coipos, lindera con la Costanera, dejó a la vista la insoslayable realidad de los innumerables residuos producidos por los "carritos" de venta semiambulante, por la gente que consume alimentos y bebidas en ellos, y por los visitantes en general, que simplemente arrojan malamente sus residuos en ese lugar.
Resulta frustrante saber que en un lugar declarado Sitio Ramsar por la Convención Internacional para la Protección de los Humedales, que sirve de marco para la conservación y uso racional de estos lugares, se hayan recogido más de cinco toneladas de basura de toda clase, principalmente botellas de cerveza. Allí donde se supone, habitan mas de 250 especies de aves, nueve especies de anfibios, 23 de reptiles, diez de mamíferos y 50 de mariposas, la indisciplina colectiva y la falta de controles nos pone frente a una realidad que pide cambios urgentes para lograr una solución al problema más básico: una disposición adecuada de los residuos, principalmente de comida. Es una actitud agresiva e insultante arrojarlos en las lagunas.
En ese mismo lugar, destacábamos hace unos meses en esta columna editorial, subsisten las jaurías de perros abandonados y ya cimarrones que se alimentan cazando la fauna de la Reserva y que han provocado una alarmante disminución de la población de coipos, cisnes y lagartos.
¿Será una involución? ¿Será otra expresión de nuestra caída educativa y cultural, la misma que permitió que desaparecieran las placas de los monumentos porteños?
Mientras tanto, ciertos intereses inmobiliarios continúan ejerciendo presión contra este espacio biocultural de gran diversidad biológica que representa el ecosistema pampeano. Es menester que este espacio de todos los porteños y del turismo, tan necesario justamente por estar cercano a la propia ciudad y por brindar un sitio propicio para la recreación, sea debidamente protegido por las autoridades.

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