Se tensa la relación con Uruguay por la ex Botnia

 


Argentina endurece su postura ante Uruguay por la ampliación de las plantas químicas de Botnia

Fecha de Publicación: 01/03/2021
Fuente: Máxima On Line
Provincia/Región: Nacional


Nuestro país ya comunicó a Uruguay que impugnó “por incompleta” toda la documentación elevada por el Canciller Bustillo en relación a la ampliación de Kemira y Linde
El pasado 19 de febrero, la Cancilleria Argentina comunicó oficialmente al gobierno uruguayo que rechazó “por incompleta” toda la documentación presentada el Ministro de Relaciones Exteriores oriental Francisco Bustillo, sobre la ampliación de las plantas de Kemira y Linde, ubicadas dentro de la Zona Franca de Botnia. Nuestro país considera que, a la vista de la documentación presentada por las autoridades uruguayas es imposible hacer cualquier estudio o análisis serio de la situación que permita avalar dichas ampliaciones.
Actualmente, ambas fábricas son las encargadas de elaborar y suministrar los insumos químicos que se requieren en el proceso de elaboración de la pasta de celulosa que se produce en Fray Bentos pero que también lo harán cuando comience a operar UPM 2, a orillas del río Negro y por ende, se requieren expandir sus instalaciones para permitirles aumentar la capacidad de producción de gases industriales.
En este caso concreto, y en virtud del Estatuto del Río Uruguay, el vecino país debe no solo comunicarlo a nuestro país sino que, además, debe aportar toda la documentación técnica completa para que pueda ser estudiada por parte de la Delegación Argentina ante la Comisión Administradora del Río Uruguay (CARU).
Precisamente, en este último aspecto es donde las autoridades de nuestro país comprobaron que, tal y como venía alertando desde 2018 la Asamblea Ciudadana Ambiental de Gualeguaychú, dichas plantas químicas de Fray Bentos carecen de la más mínima documentación técnica.
En tal sentido, la respuesta oficial argentina a la Cancillería uruguaya sostiene que “solo podría evaluarse” una  eventual propuesta sobre la ampliación de las plantas químicas de Kemira y Linde si se cumplimenta con por lo menos cuatro cuestiones:
- “Presentación del Estudio de Impacto Ambiental original y sus modificaciones o ampliaciones”
- “Descripción y estudio de impacto pormenorizado sobre el área de influencia del proyecto de ampliación”  de ambas plantas químicas
y otras dos cuestiones no menos importantes:
- El detalle pormenorizado de “los efluentes líquidos” de Kemira y Linde “que ingresan a la Planta de Tratamiento de la planta Orión” (la pastera propiamente dicha) y que luego son volcados al río Uruguay
- “Las emisiones de cloro”, en este caso vinculadas a las emanaciones gaseosas de esa sustancia a la atmósfera.

El pasajero del silencio
De acuerdo a lo que se ha podido saber de forma extraoficial, existen por lo menos cuatro antecedentes documentados que se remontan a más de siete años atrás, momento en el que Argentina comenzó a solicitarle a Uruguay que presentara gran parte de la mencionada documentación técnica sobre Kemira y Linde. Jamás esos requerimientos fueron atendidos por el vecino país.
Desde que comenzó a operar Botnia en Fray Bentos, el complejo químico ubicado en la Zona Franca de Fray Bentos siempre se manejó en el limbo. Al punto tal que la existencia de una de las plantas –Linde- recién fue constatada por Argentina en 2010, tres años después que Botnia comenzara a producir pasta de celulosa. Es decir que, durante todo ese tiempo, la planta de Linde tenía una existencia irreal, como si fuera parte de una fábula fantástica. Pero no era así: el pasajero del silencio – la corporación de origen alemán Linde-  siempre estuvo allí junto a Kemira, ambas sirviendo a Botnia.
Uno de los aspectos más inquietantes se refiere a la imprescindible presentación del Estudio de Impacto Ambiental de ambas plantas químicas, que fue solicitado por las autoridades argentinas al vecino país el 17 de enero de 2013. Ante las respuestas evasivas y confusas del lado uruguayo, se reiteró el pedido a través de dos comunicaciones de fechas 27 y 30 de agosto de 2013.
La última reiteración del pedido de información a Uruguay sobre Kemira y Linde del que habría constancia documental se remonta al 30 de septiembre del año pasado, es decir ya con las actuales autoridades nacionales en funciones tanto en nuestra Cancillería como en la Delegación Argentina ante la CARU. Tampoco hubo respuesta uruguaya.
La sospecha más que fundada es que la negativa uruguaya a responder los reiterados requerimientos argentinos se debe a una cuestión muy sencilla: no existe ni nunca existió el Estudio de Impacto Ambiental de las dos plantas químicas que abastecen de insumos a la pastera de Botnia en Fray Bentos y que ahora se pretende ampliar para satisfacer las necesidades de la futura UPM 2.
La traducción práctica no es otra de que las dos plantas químicas que operan en la Zona Franca de Fray Bentos, son ilegales. Es así de claro.

El conflicto nunca termino
Estos episodios vienen a demostrar palmariamente que, contra lo que predicaron muchos funcionarios políticos de cualquier espectro y los medios de comunicación de toda laya a ambas orillas desde 2010, el conflicto entre nuestro país y Uruguay por la instalación de las pasteras no está superado ni mucho menos concluido.
Las únicas excepciones en tal sentido han sido la Asamblea Ciudadana Ambiental y, desde 2015 a la fecha el actual Gobierno Municipal de Gualeguaychú. Hay que reconocer que, desde que inició su gestión el gobierno de Martín Piaggio –con sus más y sus menos y le guste o no a quien sea - siempre tuvo y continúa teniendo una posición de acompañamiento en semejante lucha ambiental del pueblo de nuestra ciudad que ya se acerca a las dos décadas.
Pero el de las plantas químicas no es el único frente abierto con Uruguay. Hay otro que promete profundizar aún más el conflicto: la reforma del Digesto para el Uso y Aprovechamiento del Río Uruguay, modificado por la CARU a fines de 2019, en las postrimerías de la gestión macrista de Mauro Vazón en el organismo binacional.
Lo cierto es que la actual Delegación Argentina ante la CARU encabezada por José Lauritto propuso formalmente a la Delegación Uruguaya ante dicho organismo “suspender con fines de revisión” las modificaciones realizadas al Digesto.
La respuesta uruguaya –también oficial- no se hizo esperar: si bien acepta que se pongan sobre la mesa de debate cuáles son los temas que Argentina quiere “revisar” de dicha reforma, se niega tajantemente a que mientras dure esa eventual discusión, el nuevo Digesto quede suspendido.
Ahora, la Delegación Argentina ante la CARU deberá definir que temperamento adopta para impedir que se perpetúe esta suerte de nuevo Código de Procedimientos para contaminar con absoluta impunidad el río Uruguay, que viola todos los principios del Derecho Ambiental internacionalmente reconocidos por los países. Una reforma del Digesto hecha a la medida de Botnia, las corporaciones de la forestación y también, en función de la patria pastera.
Seguramente en los próximos días habrá novedades sobre la controversial reforma macrista del Digesto.
Por ahora, lo que se vislumbra es que la pelota está transitando, lenta pero inexorablemente, por el área uruguaya hacia el destino inevitable. No hay zagueros ni arquero para defender el arco desguarnecido. Salvo que en el instante supremo, alguien llame desde el VAR y evite que el silbato del Juez La Haya señale el centro del campo de juego.
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