Aguas malditas

Aguas malditas

Fecha de Publicación: 22/03/2009
Fuente: La Nación
Provincia/Región: Nacional



En el Día Mundial del Agua, un informe muestra que la situación en el país y alerta sobre problemas para conseguir este bien preciado en el futuro
El agua verde que sale de la manguera brilla a borbotones y llena enseguida el vaso de vidrio; el motor toce y bombea lo que sale de las entrañas de la tierra, en el barrio San Ignacio, de Esteban Echeverría; también está perforando su engranaje. La historia se repite en cientos de casas a la redonda, y no hace falta que estén al lado del contaminado arroyo Ortega, la contaminación, dicen los vecinos, serpentea las napas desde hace décadas.
Esta situación apenas es una muestra ínfima del problema de la falta de agua potable en nuestro país y no es que sea algo nuevo: todos lo saben.
¿Acaso no es el Riachuelo un emblema en el planeta de la desidia y el desdén hacia el medio ambiente que protagonizó -como el arroyo Ortega y otros espejos de agua- infinidad de promesas políticas?
El Día Mundial del Agua, que se celebra hoy, encuentra a la Argentina inmersa en un problema crónico. Pisotea los derechos reconocidos y consagrados por nuestro país en diferentes tratados internacionales y que tienen jerarquía constitucional.
En diálogo con lanacion.com, el ingeniero Jorge Maza, responsable de la gerencia de Programas y Proyectos del Instituto Nacional del Agua, precisó que las zonas del país con mayores problemas son las áridas. "Son las que no tienen agua y, justamente, las de menor desarrollo económico", agregó. Y se refirió, también, a la mala calidad de este recurso, algo que afecta la salud de esas poblaciones.
En el mundo, la realidad no es mucho más alentadora. Según un informe de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) sobre el desarrollo de los recursos hídricos mundiales, unos 1100 millones de personas en todo el globo carecen de instalaciones para el abastecimiento de agua potable y cerca de 2500 millones no tienen acceso a sistemas de saneamiento.
Los factores más visibles se refieren al acelerado crecimiento de la población, el consumo excesivo y la degradación de la calidad del agua como consecuencia del cambio climático y la contaminación. Mientras la demanda aumenta, la cantidad de agua potable por persona disminuye.
En Buenos Aires. Según la Agencia de Planificación, que controla las obras de expansión del servicio de la estatal AySA, habría más de 3 millones de personas que no tienen agua potable de red en la provincia de Buenos Aires.
"Tengo tumores en los riñones y muchos vecinos también. Para tomar agua tengo que comprar bidones que salen 20 pesos y hay gente que no tiene esa plata, toma igual. Hace 40 años que vivo aquí, los políticos siempre prometen el agua y las cloacas, pero nunca cumplen", cuenta Miguel, parado al borde del arroyo lleno de botellas de plástico, animales muertos, basura, deshechos de las curtiembres y quién sabe qué más.
Mientras el sol se va por donde el arroyo se hace más nauseabundo, los chicos parecen ajenos a los riesgos. Sarpudillo, sarna, dolores de cabeza y neumonías son síntomas que ellos ya conocen y forman parte de su entorno.
A veces, dicen entre risas, que juegan con los gusanitos que encuentran en el agua de los pozos de sus casas.
Las perspectivas a corto plazo no son alentadoras. Los cálculos de la ONU indican que, en 2050, 7000 millones de personas aproximadamente en 60 países, sufrirán esta escasez.

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