Botnia 2 impugnada técnicamente

La DINAMA impugna varios aspectos del Impacto Ambiental de la pastera Botnia 2

Fecha de Publicación
: 21/11/2018
Fuente: Radio Máxima
Provincia/Región: Entre Ríos


Los severos problemas técnicos y ambientales que plantea el documento sobre el proyecto que los finlandeses pretenden llevar a orillas del río Negro, podía activar el “plan B” explicitado por UPM al Gobierno uruguayo que es instalarse en Fray Bentos
La “Descripción del Proyecto”, de 171 páginas, y los dos tomos de Evaluación de Impacto Ambiental (EIA) que en conjunto suman 559 páginas, más sus respectivos anexos presentados por las sociedades Cuecar y Blanvira en representación de UPM se encuentra bajo análisis en la Dirección Nacional de Medio Ambiente (DINAMA).
En una primera instancia el mencionado organismo lo devolvió con casi una docena de objeciones para que se rehiciera el Estudio, que se ha vuelto a presentar pero que, en su segunda versión ya suma siete solicitudes de información adicional, por cuanto hay aspectos del nuevo EIA que no terminan de convencer a los técnicos de la DINAMA.
En la introducción, el documento recuerda que la capacidad de producción de la planta de celulosa será de 2,1 millones de toneladas por año, con posibilidad de aumentar hasta 11%, y que la planta producirá 310 megavatios de energía. Se aclara que no se incluye dentro del informe el impacto de la vía férrea y las modificaciones de la terminal en el Puerto de Montevideo, que tendrán evaluaciones ambientales separadas.
También se señala que la planta utilizará en promedio 23 metros cúbicos de agua por tonelada de producción, lo que implica que en un año, utilizará 48,3 millones de metros cúbicos de agua, lo cual ha encendido las alarmas en la Dirección Nacional de Agua (DINAGUA), que estima que el río Negro carece de semejante caudal.
No obstante, y a modo de clara advertencia, la empresa menciona que en el Anexo 4 del Contrato firmado el 4 de noviembre de 2017 con el Gobierno de Uruguay, éste se comprometió a “conceder u obtener la concesión de derechos de uso del agua para los procesos industriales asociados a la planta”, así como a hacer “que se establezca un caudal mínimo en el río Negro aguas abajo de la Represa Gabriel Terra (Rincón del Bonete)”.
En materia de transporte, UPM también le “recuerda” a la DINAMA que el Gobierno uruguayo se comprometió, en el mismo Anexo, a “garantizar un nivel de servicio de una serie de corredores de rutas y caminos para permitir la circulación con tritrenes y semirremolques de 48 toneladas”.

Materia prima
La empresa prevé que la futura planta tendrá un consumo de madera de entre 3,3 y 3,7 metros cúbicos por tonelada de celulosa. Se abastecerá de plantaciones de eucaliptos de los departamentos de Tacuarembó, Rivera, Durazno, Cerro Largo y Florida y, en menor medida, de plantaciones en ubicadas en Lavalleja y Treinta y Tres. Actualmente, hay un área forestada disponible de entre 180 y 220.000 hectáreas para abastecer a la planta y estima que esta área deberá incrementarse entre 60 y 90.000 hectáreas para lograr abastecer de forma sostenible a la pastera. Este incremento significaría que el área forestada en Uruguay aumentaría entre un 6 y un 9 por ciento, pero no explica quién será el encargado de semejante tarea ni tampoco los plazos.

Insumos peligrosos desde Fray Bentos
El abastecimiento de la pastera implicará una circulación de entre 600 y 650 camiones por día. Los tramos más afectados serán la Ruta 5, desde la Ruta 43 a la planta, desde Carlos Reyles a la planta y desde Durazno a Carlos Reyles. También se verán afectados varios tramos de las Rutas 14 y 43.
Asimismo, desde la fábrica Kemira, ubicada en la Zona Franca Fray Bentos y hacia Pueblo Centenario (la planta) circularan diariamente dos camiones cargados de peróxido de hidrógeno y tres camiones cargados de clorato de sodio, mientras que, desde Montevideo y con el mismo destino, lo harán cuatro camiones cargados de piedra caliza y dos cargados de hidróxido de calcio.
Esta última sustancia, también conocida como “cal muerta” o “cal apagada”, en contacto con el agua reacciona violentamente y ataca varios metales. El clorato de sodio se usa para hacer dióxido de cloro que, al 95%, se usa como blanqueador de pulpa de madera. Es altamente tóxico para los seres humanos si se lo inhala, y provoca serias afecciones en piel y ojos si se lo manipula manualmente. Es un material con alto riesgo de ignición y explosión en mezclas secas con otras sustancias orgánicas.
Finalmente, el peróxido de hidrógeno conocido popularmente como agua oxigenada, también se utiliza en la industria de la celulosa como blanqueador. El peróxido de hidrogeno que fabrica Kemira en Fray Bentos tiene una concentración que está muy por encima del 30 por ciento, lo cual lo hace altamente corrosivo y su inhalación puede ser fatal para los seres humanos. Es decir que la aplicación industrial de esta sustancia, no tiene nada que ver con el agua oxigenada que se puede adquirir en una farmacia por ejemplo, que es una solución al 3 por ciento.
Salvo el caso de los áridos, el resto de los insumos que UPM quiere transportar en camiones, son sustancias químicas altamente peligrosas y volátiles. La posibilidad de pueda ocurrir un accidente en una ruta, por ejemplo, espanta a los técnicos de la DINAMA, que no terminan de entender cómo una empresa que se jacta y pregona públicamente que maneja altos estándares de seguridad, proponga una forma altamente riesgosa de transporte para dichos insumos. Además consideran inexplicable que en semejante proyecto -que duplica al que ya tiene funcionando UPM en Uruguay-, no esté previsto construir una segunda fábrica de Kemira, como la que tiene instalada en Fray Bentos.

Efluentes e Impacto Ambiental
En cuanto al tratamiento de efluentes, se descargarán 106.500 metros cúbicos por día de efluentes tratados y, según sostiene la empresa, no se superarán las concentraciones máximas permitidas por la normativa uruguaya.
El EIA sostiene que la planta utilizará “las mejores técnicas disponibles” según los parámetros de la Unión Europea y realiza una valoración de los impactos ambientales de la pastera en distintas dimensiones, clasificando estos en “significancia baja”, “significancia media” y “significancia alta”.
Entre los impactos con “significancia baja” ubica, por ejemplo, la afectación de los usos del Embalse Baygorria, el “agotamiento de recursos naturales no renovables”, el incremento del tránsito local, el incremento de la presión sobre los acuíferos y el deterioro de ecosistemas naturales.
Entre los impactos con “significancia media”, se menciona el incremento del área destinada a plantaciones, la “disminución de la disponibilidad del recurso hídrico”, “molestias en áreas turísticas y recreativas por olores”, las “molestias por ruido a localidades cercanas” y el deterioro de la infraestructura vial.
Finalmente, los impactos de “significancia alta” mencionados por UPM son, entre otros, la afectación a la producción de energía hidráulica, afectación a los niveles de calidad del aire, afectación a la salud de la población de localidades cercanas a la planta por emisiones al aire, la contaminación eutrófica en el embalse Baygorria, el aumento de riesgo de floraciones algales, la afectación a la salud por la presencia de cianotoxinas y la afectación al tránsito.
Sin embargo, en cuanto al efecto de la pastera en la calidad del aire, el análisis técnico presentado concluye que es “admisible para el medio receptor”, o que la percepción de olores se localiza en los alrededores de la planta y no va más allá.
En materia de consumo de agua, el estudio realizado por la empresa Ecometrix e incorporado al documento de Impacto Ambiental, concluye que el consumo de la planta no será “significativo para el cuerpo receptor”, que “la cantidad extraída de agua del recurso no estaría por sí misma generando ningún tipo de alteración en cuanto a niveles”, y que “la afectación a la producción de energía eléctrica sería insignificante”. Ambos aspectos son puestos seriamente en duda tanto por la DINAMA como por la estatal Usinas y Trasmisiones Eléctricas (UTE).

Contaminación por acumulación
Los impactos sobre la calidad del agua que podría generar la planta son “los más significativos de todos los identificados”, admite el Estudio. “Esto no implica que el impacto no sea admisible, sino que se trata del que presenta mayor relevancia para su estudio y evaluación”, añade. Entre otras medidas de mitigación en este caso, UPM menciona el establecimiento de un límite más estricto para el fósforo total en la descarga de efluentes respecto a lo establecido en la normativa, y el apoyo financiero de la empresa tanto a la investigación en el río Negro como a la adecuación de los sistemas de saneamiento de Paso de los Toros, en Tacuerembó y Pueblo Centenario en Durazno.
Algo que para la DINAMA es claramente insuficiente o como una gota en un océano, dada la alta contaminación que ya presenta el río Negro, aspecto éste que “no será tan fácil” de mitigar –no ya de solucionar-  tal como fue reconocido públicamente hasta por la ministra de Vivienda, Ordenamiento Territorial y Medio Ambiente.
UPM propone fijar un caudal mínimo aguas abajo de la represa de Rincón del Bonete que “contrarreste el efecto de la carga vertida por el efluente (106.500 m3)” de la futura pastera, e incluso sugiere al Gobierno uruguayo fijarlo en 65 metros cúbicos por segundo. “El caudal mínimo exigido implicará, por un lado, un aumento del caudal de dilución en el embalse, asegurando una dilución mínima de 50 veces, y, por el otro, reduce la lenticidad del embalse, con lo que se consigue menos situaciones favorables para las floraciones algales”.
Para la DINAMA, es imposible que el caudal del río Negro se pueda fijar en 65 millones de litros por segundo. Pero además, el cálculo de dilución planteado en el Estudio de Impacto Ambiental de UPM, fue demostrado por los técnicos de la DINAMA como erróneo. Aun cuando se pudieran disponer de esos 65 metros cúbicos por segundo de agua en el río Negro, solo se llegaría a diluir apenas un 17 por ciento de los 106 millones de litros de efluentes diarios que arrojará la nueva pastera una vez esté en funcionamiento.
El hecho de que gran parte de las aguas llegarían contaminadas por los efluentes de la pastera, a traves del río Negro hasta su  desembocadura en el rio Uruguay,  generaría dos situaciones altamente conflictivas que las autoridades uruguayas no ignoran.
Por un lado la nueva generación de vertidos contaminantes que llegarían al río Uruguay, se sumarían a los que ya provoca UPM en Fray Bentos. Y además, eso desencadenaría la obligatoria intervención de Argentina a través de la CARU, para denunciar el incumplimiento del Fallo del Tribunal de La Haya, que en su sentencia de 2010, estableció la prohibición expresa para ambos países de generar nuevos vertidos contaminantes por acumulación, con nuevos emprendimientos industriales que alteren la calidad del agua del río Uruguay.
Y hay un tercer problema, y más grave aún. Si por todo esto se termina rechazando definitivamente la instalación de la nueva pastera a orillas del río Negro, UPM ha planteado por escrito al Gobierno de Tabaré Vázquez, que la primera alternativa es llevar el proyecto a Fray Bentos. El conflicto con Argentina y particularmente con Gualeguaychú y que ya existe por la presencia de la actual planta de UPM en dicha ciudad uruguaya, no solo se agravaría. Sería inevitable.
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