Biorremediación en lago porteño



Así se recuperan la biodiversidad del lago Lugano y el arroyo Cildáñez a través de la biorremediación

Fecha de Publicación
: 09/03/2019
Fuente: InfoBae
Provincia/Región: CABA


Se trata de la zona sur de la Ciudad de Buenos Aires. Los altos índices de contaminación industrial y cloacal de las aguas encendieron la alarma hace años. La acción conjunta entre 600 voluntarios, el gobierno porteño y vecinos está logrando reconstituir parte de su flora y la fauna nativa
La actividad humana genera gran cantidad de contaminantes no biodegradables que a menudo son desechados al ambiente sin tratamiento previo. En nuestro país fueron numerosos los ríos, lagos y lagunas que sufrieron las consecuencias y la cuenca Matanza-Riachuelo fue una de las víctimas más perjudicadas.
A pocos metros de ese cauce, en el barrio de Villa Soldati, la Agencia de Protección Ambiental del gobierno porteño detectó hace años que el lago Lugano contenía un alto índice de contaminación provocada por desechos provenientes tanto de la industria como de efluentes cloacales.
Este espejo de agua artificial forma parte de un área mayor llamado Parque Natural Lago Lugano que rodea al propio lago y a las costas del arroyo Cildáñez. Hoy este predio de 36 hectáreas se ha convertido en un área protegida sobre la que se está ejecutando una fuerte tarea de descontaminación.
La importancia de aumentar la protección de los recursos naturales y de remediar sitios contaminados es fundamental para mantener los servicios ecosistémicos. Por eso el gobierno de la Ciudad de Buenos Aires puso en marcha tanto en el lago como en el arroyo un intenso plan de biorremediación, una técnica que usa seres vivos para restaurar los ambientes afectados.
El procedimiento es bastante simple: se basa en la construcción e instalación de humedales y balsas artificiales flotantes sobre las que se trasplantan distintas especies de plantas autóctonas palustres o acuáticas. Esto mejora la calidad del agua del arroyo ya que aumenta el oxígeno, absorbe los contaminantes orgánicos y los metales pesados.
La forma elegida para desarrollar eficientemente la actividad de biorremediación es un logro en sí mismo ya que ha conseguido que unos 600 voluntarios participen semana tras semana en la iniciativa. Los resultados han sido muy buenos: la limpieza ha logrado duplicar la oxigenación del agua tratada, aumentó en un 33% su transparencia y disminuyó unas 10 veces la presencia de bacterias en el lugar.
Como en casi todas las acciones de voluntariado, la convocatoria y los encuentros en el lago Lugano generan mucho compromiso. Hay participantes de todas las edades, algunos de los cuales trabajan o estudian en algo relacionado; pero muchos otros son simples vecinos que tomaron conciencia sobre la degradación de su propio hábitat y se decidieron a hacer algo al respecto.
Aunque técnicamente debemos seguir considerando al Cildáñez como un cuerpo de agua contaminado y esta experiencia está en etapa piloto, los resultados son alentadores. La aparición de fauna asociada a las balsas es toda una señal de recuperación del entorno. En los márgenes del arroyo ya se observan, también, aves que utilizan los bordes de las balsas y de a poco van apareciendo nidos de insectos, arácnidos y tortugas.
Esta nueva biodiversidad está permitiendo también la polinización de semillas de otras especies, lo que produjo una revegetación de las costas del Cildáñez con nuevas plantas nativas, que habían desaparecido de allí hace décadas.
La zona sur de la ciudad fue viendo crecer un nuevo reservorio de biodiversidad situado sobre un antiguo meandro del Riachuelo, uno de los cauces más contaminados del mundo. Una demostración, sin dudas, de la capacidad de regeneración y revegetación que puede tener un sitio contaminado si se hacen bien las cosas.
Y una prueba, también, de que la naturaleza devuelve con creces el trato que las personas le brindan.
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