El noble valor del trabajo de los guardaparques



Custodios valerosos de la selva misionera

Fecha de Publicación
: 23/03/2015
Fuente: Territorio Digital
Provincia/Región: Misiones


Los guardaparques provinciales deben lidiar en sus salidas diarias contra los efectos negativos de la caza y la pesca ilegal, junto con los apeos de los árboles más apreciados. Necesitan armas del Ministerio para concretar sus operativos
La selva misionera todavía se erige como un reservorio incalculable e inconmensurable de especies nativas, tanto de la flora como de la fauna. Los apeadores interesados en los añejos árboles, además de cazadores y pescadores ilegales, están al acecho de sus presas en los diversos espacios de la provincia donde están terminantemente prohibidas por ley esas actividades. Aunque hay un grupo más que valeroso de hombres y mujeres que está dispuesto a ofrecer su vida en pos de la causa de la conservación.
Se trata del cuerpo de Guardaparques de la provincia de Misiones, los que, a pesar de las condiciones más que adversas y de enfrentamientos armados constantes con los depredadores de la selva, cumplen día a día su misión principal: que las futuras generaciones puedan disfrutar de los animales, peces y árboles de la tierra colorada. Algunos poseen elementos de defensa de mano que se compraron con sus propios recursos, tales como machetes, cuchillos, cortaplumas, mientras que los cazadores portan escopetas, carabinas, pistolas y revólveres. Como consecuencia de esa lucha desventajosa, deben llevar chalecos antibalas durante todos los días de operaciones en el terreno. 
Desde el Ministerio de Ecología y Recursos Naturales Renovables se dio inicio al trámite de usuario colectivo de armas ante el Registro Nacional de Armas (Renar). Pero todavía no se culminó con ese instrumento legal imprescindible para estos uniformados.
El viernes y sábado pasados El Territorio participó de dos días de intensas operaciones concretadas por los cuidadores de la selva misionera, formando parte de un equipo de doce personas.   
El Parque Provincial Uruguaí está ubicado al norte de la provincia, entre las localidades de Comandante Andresito, San Antonio y Bernardo de Irigoyen, contiguo al sector sudeste del Parque Nacional Iguazú. Aquí se reflejan algunos de los momentos más críticos de esas 48 horas en el popularmente conocido como “Destacamento Delicia 79”, junto con las historias de vida más destacables de estos guardianes de la tierra colorada.    

Educación
El control y la vigilancia de la Selva Paranaense no son las únicas actividades de estos amantes de la naturaleza. Ya que se llevan a cabo acciones de extensión ambiental con la comunidad; junto con educación centrada en los recursos naturales; a la par de la investigación de las especies animales y arbóreas.
Un ejemplo de la extensión se centra en la entrega voluntaria a las autoridades por parte de los chicos, de las ondas usadas para matar pájaros; a cambio, reciben binoculares para actuar de manera preventiva.
Por cada mes, los uniformados debe cumplir al menos catorce días de guardia, que se pueden dividir en dos etapas, para luego contar con igual cantidad de días de franco.
Los hombres y mujeres que cursaron la carrera de guardaparque proceden en su mayoría de Misiones. Aunque también hay de diferentes destinos, tales como Buenos Aires, Jujuy, Entre Ríos y Mendoza.
En su gran mayoría son varones, pero en los últimos años también las mujeres se están volcando a  esa profesión tan sacrificada y escasamente valorada por la población en general. En los grupos operativos, las féminas ya se están ganando un espacio propio a base de esfuerzo y tenacidad.        
En el Uruguaí hay en la actualidad tres destacamentos de cuidadores de la selva. De los referidos, dos están habitados de forma permanente, son los casos de Uruzú y Ruta 101, en donde al menos se encuentran tres guardaparques; y uno, habitado de manera temporaria por su lejanía de las poblaciones, el de la Ruta 18.
Esa última es una zona candente por la constante presencia de cazadores furtivos, tanto argentinos como brasileños. Para arribar al lugar comentado se deben hacer 30 kilómetros intransitables por demás, ya que el cubrirlos implica más de tres horas y media de intenso trajinar. La dificultad del camino provincial se centra en la falta de mantenimiento, selva virgen e irregularidades constantes de pendientes, árboles caídos, huellas profundas, entre otros obstáculos.        

Familiares cercanos
Víctor Dos Santos es parte de una familia de guardaparques; cursó la carrera y fue parte de una de las primeras promociones de la referida tecnicatura.
“Nuestra labor es cuidar tanto el lago Uruguaí como la zona del perilago, es decir los cerca de 200 metros que circundan a ese espacio de agua, además de la selva. Luchamos además por evitar la erosión de la tierra por los desmontes, cuidamos además los distintos corredores como lugares de paso de la fauna”, resaltó.
El uniformado agregó que además de actividades de extensión con los agricultores y emprendimientos privados de la zona, también desarrollan “labores dentro de la zona de las 600 hectáreas en Puerto Iguazú, en ese predio se están instalando cerca de 30 emprendimientos hoteleros, con obras de extracción de árboles, movimientos de suelos, y se deben contar con los respectivos permisos”, relató. 
Una situación familiar parecida es la de Silvio Schuquel. El que camina los trillos y saladeros pergeñados por los cazadores relató que su trabajo es “arduo por demás, pero muy reconfortante; el aporte de nuestras familias es fundamental, todos los días se aprende algo nuevo en las patrullas. Por ejemplo, al pasar por un lugar si encontramos que una telaraña fue rota, podemos saber casi con exactitud hace cuánto tiempo pasaron por allí los cazadores, ya que conocemos cuánto le lleva a la araña rehacer su trabajo”. Las patrullas en la selva suelen realizarse con grupos de entre tres a seis efectivos, acompañados -a veces-, por integrantes de Gendarmería, Prefectura, Policía provincial y de la Federal.
A las operaciones los uniformados llevan distintos tipos de equipamientos, tales como desmalezadoras, motosierras, machetes y hachas para mantener el campamento.
Además de la comida y agua necesarias, ya que en el puesto de la ruta provincial 18 no cuentan ni con luz eléctrica ni con agua potable. En ese lugar, los cazadores y apeadores ilegales roban los equipos y rompen las escasas instalaciones. El destacamento no cuenta con tanques de agua,  perforaciones, ni luz. De esa manera, no pueden contar con las mínimas condiciones laborales.
En las patrullas se suelen buscar los rastros dejados por los cazadores. Además de los trillos por los  cuales ingresan a la selva, al costado de los caminos suelen dejar escondidas sus armas debajo de árboles, con bolsas y muy aceitadas, para evitar los efectos negativos de la humedad en el engranaje de las escopetas y pistolas.
En los campamentos ilegales, en los cuales las carpas están hechas con plásticos, siempre se destaca un elemento infaltable: la sal gruesa. Ya que con esta, al ser casi inexistente en la selva, se logra atraer a las presas más diversas, a las cuales se las caza desde lugares escondidos en las alturas de los árboles.   
“Entramos todos y salimos todos”, es el lema que esbozan estos valientes cada vez que adentran en el verde misionero. Además de prenderle velas a una pequeña virgencita en un lugar denominado “Agua fresca”, por una vertiente que cuenta con el vital líquido más puro del predio en cuestión. Sus caminatas diarias pueden abarcan hasta 30 kilómetros de extensión para peinar los lugares más conocidos donde se internan los cazadores.
Equipados con mochilas que pesan quince kilos, hasta se puede duplicar el esfuerzo que demandan acarrearlas, dependiendo de las inclemencias del tiempo, como lluvias interminables que demoran el accionar de las patrullas.    

Patrullajes
Una de las funciones tendientes a la protección ambiental es la de ejercer el poder de policía atendiendo el control permanente de las Áreas Naturales Protegidas (ANPS).  El sistema de Áreas Naturales Protegidas en Misiones se compone de 82 unidades de conservación, de las cuales 22 son parques provinciales; en ellos se tiene en la mayoría presencia institucional con guardaparques mediante destacamentos in situ y dos unidades ambientales. El referido sistema está compuesto por cuatro áreas de jurisdicción nacional; 60 de índole provincial; ocho de pertenencia municipal y diez privada.
De acuerdo a los especialistas, es importante tener en cuenta que gran parte del territorio provincial está cubierto de espacios verdes, lo cual define la idiosincrasia como misioneros.
Del total, de 3.000.000 de hectáreas de superficie, son 1.394.000 las que se encuentran bajo alguna categoría de protección ambiental. En este sentido, como resultado de las actuaciones de control y fiscalización en cumplimiento de las leyes ambientales, llevadas a cabo por los guardaparques provinciales en los dos últimos años, se labraron 221 actas de infracciones a las diferentes normativas que regulan el ambiente natural de la provincia.  Se secuestraron en esos operativos administrativos: 6.200 metros de redes para pescar; 101 armas de fuego, diez vehículos; 31 motocicletas; 19 embarcaciones y 1.700 pies de madera-tablones.
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