6,5 millones de hectáreas de bosques menos en 20 años

 


Preocupante: ¿cuál es el porcentaje de deforestación en Argentina?

Fecha de Publicación
: 20/12/2021
Fuente: iProfesional
Provincia/Región: Nacional


Se calcula que en 20 años se perdieron 6,5 millones de hectáreas, incrementando de forma alarmante la deforestación en Argentina
La deforestación en Argentina es un tema cada vez más preocupante y una gran amenaza para la sociedad.
A nivel mundial, se estima que la deforestación es de 13,7 millones de hectáreas por año, lo que equivale a la superficie de Grecia. El 30% del área terrestre global está cubierta por bosques, o alrededor de 3,9 mil millones de hectáreas.
En el caso de la deforestación en Argentina, los bosques del país son el patrimonio natural que se encuentra más amenazado, ya que según estimaciones de la FAO, en las últimas tres décadas, se perdieron cerca de 8 millones de hectáreas y el 87% de estos desmontes sucedieron en el parque chaqueño, el segundo foco de deforestación en Argentina que se convirtió en el más grande de Sudamérica después del Amazonas.
Este contexto se ve incluso más agravado frente a los intensos incendios que ya han afectado a más de 175.000 hectáreas en 12 provincias de todo el país.

Deforestación en Argentina: lo que se pierde
Con cada hectárea de bosque que desaparece, se pierden servicios de ecosistemas irremplazables que contribuyen al bienestar de las personas y las comunidades.
Estos servicios que se pierden se dan en múltiples niveles: los que se pueden consumir directamente, conocidos también como recursos naturales -alimentos, agua, fuentes de energía, materiales de construcción, entre otros-; los que regulan las condiciones en las que habitamos y en las que llevamos a cabo nuestras actividades, o servicios de regulación.
También se encuentran aquellos que brindan experiencias placenteras para las personas, llamados también servicios culturales; y los servicios de apoyo como la polinización o la dispersión de semillas por parte de insectos y animales. Los cierto es que estos últimos son fundamentales para que todo lo mencionado anteriormente sea posible y que la deforestación en Argentina no sea siendo un grave problema.

No a la deforestación, sí a los bosques
Los bosques, como todo ecosistema, brindan una variedad de servicios enorme y, por tal motivo, evitar la deforestación en Argentina es fundamental.
A continuación, algunos de los principales que hacen pensar en por qué es tan importante evitar la deforestación:
Son fuente de biodiversidad. Se refiere a la variedad y la variabilidad de organismos vivos que se encuentran en un entorno, e incluye a todo tipo de seres vivos: desde las bacterias más simples a los organismos más complejos como los animales y las plantas.
La biodiversidad, a la vez, desempeña un papel fundamental en el correcto funcionamiento de los ecosistemas y en la multitud de bienes y servicios que generan como el ciclo de nutrientes y el ciclo del agua, la resistencia a las especies invasoras, la polinización de las plantas y el control de plagas.
Proveen materia prima. La gran diversidad de plantas que se logra si se evita la deforestación en Argentina, animales y microorganismos que albergan los bosques ofrecen también una gama enorme de alimentos, fuentes energéticas, materiales de construcción y medicinas, entre otros.
Regulan el clima. Los bosques ofrecen numerosos servicios de regulación que benefician a todo el planeta. Por ejemplo, los bosques tropicales juegan un papel importante en la temperatura y en la humedad relativa del ambiente a través de sus efectos.
Los árboles, si se evita la deforestación en Argentina, absorben una proporción importante de la energía proveniente de la radiación solar y la transforman a través de la fotosíntesis. Además, son los mayores depósitos de carbono del mundo después de los océanos.
Protegen a los suelos de la erosión. A través de las raíces de los árboles, si no hay deforestación en Argentina, y con las interacciones que generan con otras plantas, animales e insectos, los bosques ayudan a que el suelo tenga mejor estructura y se erosione menos.
En las laderas de las montañas y las pendientes de los ríos y arroyos, por ejemplo, los árboles contribuyen a mantener el terreno en su lugar actuando como barreras naturales contra inundaciones o desbordes de los cauces naturales.
Son reguladores hídricos. Los bosques, al evitar la deforestación en Argentina, tienen un rol fundamental en el ciclo del agua y en el mantenimiento de las fuentes y caudales, absorben el agua de lluvia y la vuelven a liberar a la atmósfera progresivamente a través de la transpiración a la vez que previenen tanto inundaciones como sequías.
En línea con lo mencionado, un estudio del INTA demuestra que una hectárea de bosque absorbe 300 mm de agua de lluvia, mientras que una hectárea de pastura para ganado absorbe 100 mm y una hectárea de soja absorbe nada más que 30 mm.

Deforestación en Argentina: datos oficiales
El Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible, en el marco del Centro de Información Ambiental (CIAM), elaboró un informe en el que analizó la situación de los bosques nativos y la deforestación en Argentina a lo largo de 20 años (1998-2018) y el impacto de la implementación de la Ley 26331, conocida como ley de bosques y sancionada en 2007.
Los datos sugieren que, hasta 2015, los instrumentos de gestión de la norma tuvo un impacto progresivo en la baja paulatina de la tasa de deforestación en Argentina, pero luego la misma volvió a crecer, por lo que es necesaria una reformulación de dichos instrumentos que fortalezca la protección de estos ecosistemas.
En cuanto a la deforestación en Argentina, se estima que entre 1998 y 2018 se perdieron en total 6,5 millones de hectáreas de bosques nativos, de los cuales, 2,8 millones ocurrieron entre 2008 y 2018.
Para ilustrar el desarrollo de la deforestación, también se mencionan otros datos: el porcentaje anual de pérdida respecto del total remanente (tasa) en el país disminuyó desde 0,94 % en 2007 a 0,34 % en 2015. Sin embargo, desde 2016 se incrementó hasta 0,42 en 2018 (unas 180 mil hectáreas).
El 87% de la pérdida de dichos bosques por la deforestación en Argentina corresponde a la región del parque chaqueño, principalmente Santiago del Estero (28 %), Salta (21 %), Chaco (14 %) y Formosa (13 %). El área constituye el segundo foco de deforestación de Sudamérica después del Amazonas.

Áreas e conservación
En este contexto, un dato clave es que la ley estableció tres áreas con criterios distintos de conservación. Son las categorías:
 I (rojo), bosques nativos de alto valor de conservación, que no deben transformarse y evitar como sea la deforestación en Argentina
 II (amarillo), de mediano valor de conservación, con posibilidad de llevar a cabo aprovechamiento sostenible, turismo, recolección e investigación científica.
 III (verde), de bajo valor de conservación, lo que permite su transformación parcial o total.
Entre 2008 y 2018, 47,2 % de la deforestación (845.832 ha) correspondió a desmontes autorizados dentro de la categoría III (verde). El 52,8 % (946.769 ha) se produjo en las categorías I (rojo) y II (amarillo), es decir en áreas que la ley prohíbe la deforestación en Argentina. Además, se perdieron 983.467 ha en bosques no incorporados en los ordenamientos provinciales.

Causas de la deforestación en Argentina
Con respecto a las causas de la deforestación en Argentina, las principales son la expansión y la diversificación agropecuaria, en especial la agricultura y la ganadería intensivas. En menor medida, la agricultura de subsistencia, los incendios, el sobrepastoreo, el desarrollo de infraestructura y la sobreexplotación de los recursos forestales.
Los bosques y evitar la deforestación es fundamental para la regulación hídrica; la conservación de la biodiversidad, del suelo y de la calidad del agua; la fijación de carbono; la diversificación y belleza del paisaje, además de la defensa de la identidad cultural.
La deforestación, por su parte, ocasiona la pérdida de biodiversidad, la reducción en la capacidad de mitigar el cambio climático, genera cambios hidrológicos con mermas en la capacidad productiva de los suelos y aumento del riesgo de inundaciones; y en general la disminución en la provisión de servicios ecosistémicos a la sociedad.
Además, el modelo productivo que reemplaza al bosque por pasturas o cultivos anuales está vinculado con la pérdida de empleo rural, la concentración de la tierra y la migración de la población rural hacia los centros urbanos.
El informe, denominado "Causas e impactos de la deforestación en Argentina de los bosques nativos y propuestas de desarrollo alternativas", fue realizado por la Secretaría de Política Ambiental en Recursos Naturales, a través de la Dirección Nacional de Bosques.
El documento sostiene que es necesario fortalecer las herramientas de desarrollo vinculadas a los bosques nativos, de manera que formen parte de la matriz productiva del país, de forma responsable y sostenible, generando arraigo y riqueza local.
Lo que se logra con una política que acompañe el uso múltiple de los bosques, el desarrollo ganadero integrado a los mismos, la producción forestal maderera y no maderera, con generación de valor agregado en origen, mejoras en la comercialización y la distribución de la renta en los entramados productivos forestales, desarrollo del ecoturismo y restauración de la capacidad de los ecosistemas de proveer servicios a la sociedad.

Colapso mundial
La pérdida de áreas boscosas es cada vez mayor y la deforestación en Argentina y en el mundo no cesa.
Por tanto, si los bosques nativos proveen servicios indispensables y vitales para la sociedad como la conservación de la biodiversidad, la regulación del clima y la fijación de carbono, la formación y conservación de suelos, la regulación hídrica, la provisión de materias primas como alimentos, agua, fuentes de energía, materiales de construcción o medicinas, la preservación y la defensa de la identidad cultural, entre otros, no hay justificación para permitir su destrucción y la deforestación en Argentina y en el mundo.
En el contexto de emergencia climática y ecológica, es necesario y urgente tomar las medidas pertinentes para detener de manera inmediata el avance de esta actividad y propiciar las condiciones para compensar y reparar en el mediano y largo plazo los desequilibrios que la mano del hombre ha generado en estos ecosistemas tan ricos y beneficiosos para la calidad de vida.

Pérdida de tierras globales
Las tendencias mundiales en cuanto a la cubierta terrestre indican una pérdida neta de tierras naturales y seminaturales debido en gran medida a procesos inducidos por el hombre, como la desertificación, la deforestación, la gestión inadecuada de los suelos, la expansión de las tierras de cultivo y la urbanización.
Asimismo, se han observado disminuciones significativas de la productividad de la cubierta terrestre que permanecieron inalteradas, en donde los pastizales han sufrido las mayores pérdidas.
En cuanto a las reservas de carbono orgánico del suelo, se han registrado amplias pérdidas generadas por los cambios de uso del suelo, como por ejemplo de un suelo arbolado a entornos construidos y tierras de cultivo (Naciones Unidas, 2019).
Se estima que en las últimas décadas la superficie terrestre total se ha visto degradada en un 20%, lo que ha generado una importante pérdida de servicios que son esenciales para el bienestar humano, lo que afecta directamente la vida de más de mil millones de personas.
Según datos del informe "Perspectivas del Medio Ambiente Mundial 6" (GEO6, por su sigla en inglés), el uso de la tierra está destinado en un 50 % a la agricultura, es decir, a la producción de alimentos, de los cuales el 77% se utiliza directa o indirectamente para la producción ganadera, sea para la producción de forrajes, el aprovechamiento de pastizales o el pastoreo.
Otro dato no menor de la deforestación en Argentina y en el mundo, es que para alimentar adecuadamente a 10.000 millones de personas en 2050 se necesitará un aumento del 50 % en la producción de alimentos, y mientras que alrededor del 33% de los alimentos comestibles del mundo se pierden o se desperdician; aproximadamente el 56% de esas pérdidas y desperdicios se producen en países desarrollados.
Si bien se muestra que el aumento de la productividad ha desacelerado la expansión de las tierras agrícolas junto con la deforestación en Argentina y en el mundo, a menudo la insostenibilidad de los sistemas agrícolas se asocia a la degradación del ambiente, principalmente del suelo y a la pérdida de diversidad biológica.
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