Ecoparque porteño, un parque de duda



El parque de la duda

Fecha de Publicación
: 28/08/2018
Fuente: Página/12
Provincia/Región: CABA


El miércoles próximo, una audiencia pública discutirá el plan del gobierno porteño para concesionar los edificios históricos del ex Zoológico: las críticas al plan, el negocio inmobiliario, la protección de los animales, cómo recuperar un parque depredado.
En medio de las polémicas que envuelven al Ecoparque porteño, el miércoles próximo se realizará la audiencia pública para la concesión por 20 años de los 21 edificios históricos del ex Zoológico porteño que impulsa el Ejecutivo de la Ciudad. La convocatoria, que defensores de animales y opositores ya anuncian como un simple trámite para el oficialismo, se da en el marco de las denuncias por la muerte de animales, que especialistas relacionan con el despido o traslado de personal especializado de la institución, y un plan de transformación del predio en un parque interactivo y de conservación de la biodiversidad que está fuertemente cuestionado por distintas organizaciones ambientales, de protección animal e instituciones veterinarias. El ex director del zoo Claudio Bertonatti sintetizó la preocupación de muchos al señalar que “es realmente imprudente haber lanzado un proceso de concesión de edificios sin tener claridad de cuál podrá se su utilidad en ese proceso de transformación, sin un plan que determine la población animal que va a permanecer, y con una gestión que se caracterizó por la improvisación”.
El proyecto requiere para su aprobación del procedimiento de doble lectura, que incluye audiencia pública entre ambas. En la primera, el 28 de junio pasado, que recibió 42 votos afirmativos y 15 en contra, autorizan al Ejecutivo a concesionar el uso y explotación de los edificios y su entorno en el predio del ex zoológico Eduardo Ladislao Holmberg.
El predio, que aún conserva 865 animales, cerró sus puertas en junio de 2016 para reconvertirse bajo el nombre de Ecoparque en un espacio de conservación de la biodiversidad a través de la educación y la recreación, según sostiene el plan del oficialismo.
Las organizaciones consultadas por este diario coincidieron en que, al margen de la discusión sobre si privatizar o no esos espacios, lo que preocupa es que hay una desvinculación entre el proceso de transformación del parque, que parece correr por un andarivel, y el del uso que se quiere dar a los recintos a concesionar, que van por otro, sin estar integrados en un plan coherente.
Y coherencia es lo que falta según los distintos sectores que se oponen y tildan de ecodisparate o ecofraude a la iniciativa que impulsó el gobierno con objetivos que fueron variando sobre la marcha y según eran sus interlocutores: primero un parque sin animales, para quedar bien con los animalistas, y después con algunas especies, por los conservacionistas. En el medio, la realidad: la dificultad de derivar todas las especies, y el problema de generar un parque atractivo sin animales.
“Se dieron cuenta de que no es fácil porque no tienen experiencia en trasladar animales, hay barreras sanitarias, trámites administrativos, animales viejos con riesgo de traslado, y ese anuncio de vamos a despejar la cancha de animales chocó contra la pared. Ahora recularon y se dan cuenta de que hay una colección de animales que no van a poder derivar a ningún lado. Por eso hay que plantearse con qué especies podemos mover la aguja de la conservación, mejorar o salvar su estado poblacional. Con cuales no vamos a trabajar, y esos habría que derivar. No como lo hace el Ecoparque, revoleándolos, sino ofreciendo un plan de canje de esas especie que necesitas reforzar”, explicó Bertonatti.
Para el ex director del zoo, “bajo la bandera de la educación y la conservación están queriendo que alguien se haga cargo de esos edificios para no tener que invertir. Uno de los grandes temas que se esgrimen es el bienestar animal. Si uno quisiera realmente hacer mejoras en función del bienestar de esos animales con lo que se va a trabajar en conservación y educación, una de las cosas es tener más espacios no menos. Y si se quieren diseñar programas de educación e investigación, no buscar empresas, buscar instituciones especializadas en esa materia”, señaló el naturalista y museólogo, que remarcó que la mayoría comparte el diagnóstico sobre la necesidad de reconversión del zoológico pero no el tratamiento que le da el gobierno.
La visión moderna de un Zoológico, lejos de la idea victoriana del siglo XIX, de simple exhibición animal, diseña instituciones que educan, conservan y salvan de la extinción a especies, y desarrollan conocimiento científico.
“Por eso buscamos que acá se haga lo que hacen los grandes zoológicos de Europa, como Leipzig, Zúrich, París, Berlín, ni hablar de los de Estados Unidos, que se amplían. Todos tienen programas de crecimiento no de decrecimiento”, explicó Bertonatti.
Si bien la ley establece que las concesiones se deberán adecuar a los Ley 5752 (que creó el Ecoparque), y fija que “tendrán por objeto propuestas educativas, recreativas y de concientización en materia de conservación y preservación del ambiente, servicios y propuestas complementarias que mejoren la experiencia del visitante y, en general, todas aquellas que permitan posicionar al predio como paseo familiar”, al no estar confeccionados los pliegos de la licitación genera dudas entre las voces críticas, porque señalan que “son expresiones de deseos sin ninguna certeza sobre quién será el encargado de fiscalizar esas pautas”.
En esa dirección apuntó Carlos Fernández Balboa, de la Fundación Vida Silvestre, al señalar que “no se puede hacer una licitación sobre un proyecto del que no sabemos qué van a hacer. No hay un masterplan serio, con un estudio sobre las necesidades requeridas, por lo que se presta más a pensar que están detrás del negocio inmobiliario. Empezar por atrás, por la financiación en lugar de la finalidad específica para el ‘Ecoparque’ y la vaguedad de los postulados lo que hace es darles la razón a los que piensan que les interesa el negocio inmobiliario”.
“Los objetivos del Ecoparque van cambiando. Esto nace de una premisa falsa como la de pobreza cero. La premisa es que se iban liberar a los animales, algo que no solo es imposible sino que no es deseable. Un zoo sin animales no es nada, y Ecoparque es un espacio que en Europa es para depósitos de residuos”, señaló Fernández Balboa.
El integrante de Vida Silvestre señaló además que “el otro problema es que lo técnico ha quedado subsumido a lo político. Hay gente que sabe pero que no tiene ningún poder de decisión. Desde que se inició el proceso de reconversión se aumentó el personal, pero echaron a quienes estaban especializados y capacitados, y pusieron gente sin experiencia. No sabemos qué animales van a quedar ni cuál va a ser el nivel de atractivo del lugar porque se sacaron de encima sin criterio algunos animales, y con una cierta tasa de mortandad. Se murieron ciervos, nutrias que soltaron en Morón, una jirafa que se murió en el traslado, entre otros animales. Sin plantearse un criterio de colección, porque en la lista que presentaron era una mezcla poco clara”.
En el mismo sentido apuntó el veterinario cordobés Fidel Baschetto, autor del libro Repensando los zoológicos de la Argentina, miembro de la Sociedad de Medicina Veterinaria (Someve): “Desde el punto de vista técnico no hemos podido leer algo que nos hagan sentir tranquilos sobre cuál es la definición de Ecoparque y hacia dónde está yendo. Las concesiones deberían ser una consecuencia de un plan definido y terminado. Básicamente lo que hay son preguntas: ¿por qué espacios que tiene dimensiones muy distintas, que van a requerir inversiones también distintas van a ser concesionadas por el mismo plazo?; hay puestos que aparentemente van a funcionar donde hay animales: ¿quiénes midieron el impacto ambiental para garantizar el bienestar animal?”. “Por otra parte, y es terrorífico para los animales, hay algunos que van a ser mantenidos en la institución hasta que se mueran sin poder reproducirse, como los animales africanos, los megavertebrados carismáticos, que dicen que no van a poder llevar a ningún lado y van a ser mantenidos como un zoológico residual, es decir mantenerlos hasta que se mueran. Y eso es crueldad” advirtió, y remarcó que “acá se hizo todo al revés, se llamó a un concurso de arquitectos sin tener claro qué querés hacer con la institución. Cuando hay animales lo que tiene que primar no es la arquitectura sino el bienestar animal. Nadie va a ir a erogar para hacer educación ambiental, van a ir para ver de que manera pueden ganar más de lo que invirtieron”.
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