Llegó al país el debate de que especies salvar y cuales no



¿Debemos proteger todas las especies en peligro?

Fecha de Publicación
: 23/07/2018
Fuente: La Voz del Interior
Provincia/Región: Nacional


En EE.UU. se debate el sentido de conservar toda la fauna en peligro de extinción. El Tema puede tener eco en nuestro país.
Un insólito beneficiado de la crisis y el ajuste por los que está pasando el país podría ser el macá tobiano. Esta ave no vive en otro lugar del mundo que no sea la Patagonia. Y sólo quedan 800 individuos.
En invierno visitan el estuario del río Santa Cruz, pero podrían desaparecer si se terminan de construir las dos represas proyectadas para este curso de agua. Estas monumentales obras fueron anunciadas por la gestión kirchnerista, pero el gobierno de Mauricio Macri está evaluando si continúa con los proyectos.
En este caso, el “ajuste” decidió por nosotros, pero muchas veces los gobiernos y la sociedad son los que debemos elegir entre proteger una especie en peligro de extinción o avanzar con una obra que puede traer una mejora en la calidad de vida de las personas.
Un ejemplo más reciente es el de la lagartija Liolaemus cuyumhue, que figura como críticamente amenazada en la lista roja de la Unión Internacional para la Conservación (UICN). Esta especie habita el Bajo de Añelo (Neuquén), el mismo territorio donde se encuentra el yacimiento de combustibles no convencionales Vaca Muerta.
Su presencia, detectada recientemente, puede significar que organismos internacionales les nieguen financiamiento a las empresas de energía que quieran invertir allí, si no aseguran su protección.
Casos como estos plantean un debate sobre si, como humanidad, estamos obligados a proteger toda la biodiversidad. ¿Deberíamos actuar como Noé, que se aseguró de que todas las especies subieran a su arca? ¿A qué precio?
La ley nacional de conservación de la fauna (22.421) dice en el artículo 20° que, en caso de que “una especie de la fauna silvestre autóctona se halle en peligro de extinción o en grave retroceso numérico, el Poder Ejecutivo Nacional deberá adoptar medidas de emergencia a fin de asegurar su repoblación y perpetuación”.
En Estados Unidos, la normativa es aún más estricta y siempre ha sido criticada. Pero, en tiempos de Donald Trump, los ataques están cobrando más fuerza y han encendido las alarmas de muchos ecologistas.
El argumento es que la conservación requiere un gasto muy alto que no se compara con los pocos beneficios de su preservación. El problema es vidrioso, ya que es difícil asignarle un valor a una especie desde una perspectiva económica.
Hay que estudiarla desde muchos ángulos, como su valor cultural (belleza, simbolismo), su diversidad genética y su “utilidad” (polinizadores de cultivos, etcétera), por citar algunos.
Y, si decidimos proteger una especie, debemos garantizar que su población crezca para que deje de estar en peligro. Esa tarea a veces parece imposible y sólo se consigue conservándolas en cautiverio.
El 99 por ciento de las especies categorizadas como en peligro de extinción desde la década de 1970 en Estados Unidos siguen en la misma situación a pesar de los esfuerzos de conservación.
Emma Marris, reconocida escritora sobre naturaleza, lo compara con un paciente en estado terminal al que nunca se le desconecta el respirador artificial. ¿Tiene sentido?
Salvar a cada una de las especies suena a algo irreal, pero tampoco deberíamos renunciar por completo a ello.
Buena parte de nuestra supervivencia está atada a la biodiversidad de formas que todavía no comprendemos, y quizá sólo nos demos cuenta cuando estas especies ya se hayan ido para siempre.
.

0 comentarios:

Blog Archive

Temas

Archivo de Blogs