Confirman vínculos entre agua, agroquímicos y cáncer
Una investigación confirma vínculos entre agua, agroquímicos y cáncer
Fecha de Publicación: 21/02/2023
Fuente: Página 12
Provincia/Región: Nacional
Una investigación de la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad de Rosario (UNR) confirmó que las personas jóvenes de los pueblos fumigados con agrotóxicos tienen 2,5 veces más probabilidad de padecer y morir de cáncer que las personas que viven lejos de los agroquímicos. Los datos se obtuvieron en una investigación inédita en su tipo, que llevó siete años y está basada en estudios epidemiológicos de ocho localidades de Santa Fe (involucró a 27.000 personas). "Con tres décadas de este modelo agroindustrial, ya nadie puede negar que la evidencia científica confirma que el agronegocio daña la salud, genera enfermedad y muerte", afirmó Damián Verzeñassi, del Instituto de Salud Socioambiental de la Facultad de Ciencias Médicas y uno de los autores de la investigación.
Las Madres de Ituzaingó (Córdoba), el colectivo Paren de Fumigar (Santa Fe), la Coordinadora Basta es Basta (Entre Ríos), el Encuentro de Pueblos Fumigados (Buenos Aires) y la Red de Salud Popular Ramón Carrillo (Chaco). Son solo algunas de las organizaciones y espacios de articulación que desde hace más de dos décadas denuncian el impacto en la salud del modelo de agro transgénico. El trabajo científico "Incidencia y mortalidad por cáncer en localidades rurales argentinas rodeadas de tierras agrícolas tratadas con pesticidas", publicado en la revista internacional Clinical Epidemiology and Global Health (Epidemiología Clínica y Salud Global), confirmó lo que esas organizaciones (y otros científicos y activistas) gritan desde hace muchos años: existe una relación directa entre el modelo transgénico, las fumigaciones con agrotóxicos y el cáncer.
La investigación fue realizado por el Instituto de Salud Socioambiental de la Facultad de Ciencias Médicas de la UNR. Consistió en estudios epidemiológicos en las localidades de Acebal, Arteaga, Chabás, Luis Palacios, San Genaro, Sastre, Timbúes y Villa Eloísa. Todas tienen la característica de ser pueblos dedicados al agronegocio, con predominio del cultivos transgénicos y uso de agroquímicos. "Vivir en pueblos fumigados aumenta el riesgo de padecer y morir por cáncer", alertan los investigadores Damián Verzeñassi, Alejandro Vallini, Facundo Fernández, Lisandro Ferrazini, Marianela Lasagna, Anahí Sosa y Guillermo Hough.
Y precisan: "El estudio evidencia que en la población joven (entre 15 a 44 años) la probabilidad de morir por cáncer es 2,48 (mujeres) y 2,77 (hombres) veces mayor en estas localidades en comparación con el resto del país". Y alertan que el porcentaje de fallecimientos por cáncer (tomando la referencia internacional de cien fallecimiento por cada 100.000 habitantes) en estas ocho localidades fue del 30 por ciento, mientras que a nivel nacional la cifra es mucho menor (19,8 por ciento).
"Se demostró que la incidencia de cáncer en la población de las ocho localidades fue significativamente mayor en comparación a la población general. Y, en particular para la población femenina, se determinó que tiene un 66 por ciento de mayor probabilidad de sufrir algún tipo de cáncer en comparación con la población femenina general del país", remarcaron.
Damián Verzeñassi apunta a las causas de las estadísticas obtenidas: "El actual modelo agroindustrial no ha hecho más que incrementar los daños en la salud de los territorios y, por tanto, de las personas que vivimos en esos territorios. Nuestro trabajo es un aporte más a una gran cantidad de clara evidencia científica que se vienen haciendo desde hace ya muchos años y que da pruebas concretas de las consecuencias de los pesticidas".
En la investigación del equipo rosarino se precisó que, en promedio, el 27 por ciento de los pesticidas utilizados en los países de altos ingresos (como Estados Unidos) están en la categoría "altamente peligrosos", mientras que el porcentaje aumenta a 45 en los países de ingresos bajos y medios (como Argentina). "En nuestro país las cantidades por hectárea son muy superiores a las utilizadas en Europa o Estados Unidos", señala la publicación, que cita decenas de trabajos científicos que dan cuenta de la presencia de agrotóxicos en ríos, napas de agua, suelos urbanos, alimentos e incluso en agua de lluvia.
El equipo de investigación apunta también a los responsables de que esto suceda. "La principal responsabilidad es del Estado que habilita este modelo. También hablamos de los funcionarios, de distintos signos políticos, que sostienen y defienden este modelo de una manera cuasi fundamentalista, sin aceptar una discusión en serio", afirma Verzeñassi. También precisa el rol cómplice del Poder Judicial y del los poderes legislativos, tanto nacional como provinciales. Y señala a los grandes productores, muchos representados en la Mesa de Enlace: "Son partícipes de este proceso que es ecocida y mata a nuestras poblaciones".
"Y claro que no tenemos que olvidar a las empresas que producen y venden estas sustancias tóxicas, son de las mayores responsables. Saben de los daños que producen y siguen con sus negocios sin importarles el sufrimiento de las poblaciones", denuncia. Entre las empresas que comercializan glifosato en Argentina figuran Bayer-Monsanto, Syngenta, Red Surcos, Atanor, Asociación de Cooperativas Argentinas, Nufram, Agrofina, Nidera, DuPont, YPF y Dow.
La investigación del Instituto de Salud Socioambiental, en su conclusión, remarca la necesidad de reducir el uso de agrotóxicos y, sobre todo, hace un llamado a aplicar el "principio precautorio", vigente en la legislación argentina, que implica el tomar medidas de protección cuando está en riesgo la salud y ambiente. "Luego de tres décadas de este modelo, de innumerables pruebas tanto en los territorios como en los laboratorios, es urgente aplicar el principio precautorio ante esta forma de producir que atenta contra la vida de las poblaciones", exige Verzeñassi.
En 2020 la organización Naturaleza de Derechos publicó el informe “Antología Toxicológica del Glifosato +1000”, de 270 páginas, recopilado por Eduardo Martín Rossi. Allí detallaban 1100 trabajos científicos que confirman los efectos en la salud y el ambiente del herbicida glifosato. Figuran más de 200 investigaciones de académicos argentinos (del Conicet y de universidades públicas). En 2015, la Agencia Internacional para la Investigación sobre el Cáncer (IARC, ámbito especializado de la Organización Mundial de la Salud), vinculó el glifosato al cáncer, y confirmó que produce daño genético en humanos.
En contraposición, no existen investigaciones independientes (donde no intervengan empresas y científicos con conflictos de intereses) que dé cuenta de la inocuidad de los agrotóxicos utilizados en los campos. De hecho, tanto en Argentina como en Estados Unidos, las agencias estatales aprueban esos químicos en base a estudios de las mismas empresas que los venden.
Experiencia única y censurada
La Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad de Rosario contaba con unaexperiencia única: los "campamentos sanitarios" de la materia Práctica Final del último año de la carrera (impulsada por el Instituto de Salud Socioambiental). Todos los estudiantes y docentes se instalaban durante una semana en un pueblo (siempre en acuerdo con las autoridades locales) y, con una detallada encuesta, trazaban un perfil socio-sanitario del lugar. Se realizaron 40 campamentos en el periodo 2010-2019 (entre ellos los ocho de la publicación científica) y reunieron evidencias claras del incremento de enfermedades vinculadas al modelo agropecuario. Pero las actuales autoridades de la Facultad (encabezada por el decano Jorge Molina) eliminaron esa experiencia única de estudio e investigación.
Los impactos en la salud
El médico e investigador Damián Verzeñassi explica que los estudios epidemiológicos no pueden precisar qué agroquímico causa determinada enfermedad en cada paciente, pero sí remarca que las poblaciones son expuestas a cócteles de agrotóxicos que individualmente está probado que estimular el desarrollo de problemas endocrinos y distintos tipos de cánceres. Destaca que el glifosato es teratogénico (produce malformaciones) y está asociado al desarrollo de linfoma no hodking; la atrazina está vinculado al cáncer de mama y alteraciones en tiroides; el clorpirifós es neurotóxico, desregula la tiroides y aumenta la incidencia de tumores de mama. En tanto el glufosinato de amonio (que se intenta utilizar en el nuevo trigo transgénico) es disruptor endocrino y teratogénico. Mientras que el 2-4D es teratogénico, aumenta el riesgo de aborto y es clasificado por IARC-OMS cómo posiblemente cancerígeno en humanos y asociado a linfoma no hodking. "Existen además trabajos científicos que demostraron que si se combinan los pesticidas, algo que ocurre en la práctica habitual, la capacidad de daño es aún mayor que individualmente", afirma Verzeñassi.
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Niñez y ambiente en Argentina, serias falencias en protecciones
Clima, energía, medio ambiente y la deuda con la infancia en la Argentina
Fecha de Publicación: 20/02/2023
Fuente: El Argentino
Provincia/Región: Nacional
El informe de Unicef denominado “Análisis de riesgos relacionados con clima, energía y medio ambiente sobre el cumplimiento de los derechos de la niñez y la adolescencia en la Argentina”, es una clara radiografía de lo mucho que se declama desde el Estado y desde el sector privado empresario y lo poco que se hace para un mejor equilibrio como sociedad y ya mejor calidad de vida.
En ese informe –al que accedió EL ARGENTINO- se reflejan los principales riesgos ambientales a los que están expuestos los niños, niñas y adolescentes en la Argentina, incluyendo un análisis de su localización geográfica.
Asimismo, se identifican “los principales cuellos de botella y las barreras que afectan el cumplimiento de los derechos de la niñez y la adolescencia vinculados con el clima, la energía y el medio ambiente, y la gestión de riesgos de desastres”; y en ese marco considera las “políticas, arreglos institucionales, presupuestos, capacidades, planificación y monitoreo, y acciones del sector privado”. Se trata de un estudio que debería incorporarse como un insumo indispensable para toda gestión de gobierno a nivel nacional, provincial y municipal, especialmente de aquí al 2025 como mínimo.
En la Introducción del documento se admite que “Argentina es uno de los países de mayor extensión territorial en la región, el continente y el mundo. Esta gran extensión, particularmente en sentido latitudinal, le brinda una enorme diversidad de climas, recursos naturales y rasgos culturales que encierra el territorio y que dan origen a 18 diferentes ecorregiones terrestres más tres marinas, que van desde selvas subtropicales en el Nordeste y Noroeste del país, hasta desiertos como la región del Monte o los bosques fríos más australes del mundo”.
“Esta diversidad, junto con la multiplicidad de actividades productivas, idiosincrasias y población en cada región, genera también un amplio rango de problemáticas asociadas al cambio climático, el ambiente y la energía, con una variada incidencia sobre la población”, describe.
También recuerda que, en el plano político-institucional, el país tiene una organización federal en 24 jurisdicciones (23 provincias y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires), que en materia de recursos naturales y legislación ambiental tienen un alto grado de autonomía.
Riesgo ambiental y derechos de la niñez y la adolescencia
En relación a los derechos de la niñez y la adolescencia, la normativa nacional, tanto ambiental como de la niñez, reconoce el derecho de todos los habitantes y en particular de niños, niñas y adolescentes a gozar de un ambiente sano y equilibrado. “No obstante ello –señala el informe- el planeta enfrenta una crisis ambiental que se manifiesta a distintas escalas. Desde el cambio climático hasta la degradación del ambiente en sus diversas formas (deforestación, contaminación, degradación de suelos), tanto en el mundo como en la Argentina, se presentan escenarios donde estos derechos son vulnerados”.
Si bien es cierto que toda problemática ambiental incide en forma homogénea en la población, hay que observar –como lo hace la Encíclica del Papa Francisco Laudato, Sí- que es en los niños, niñas y adolescentes donde se observa un mayor grado de vulnerabilidad.
Entre los padecimientos y falta de respuesta, UNICEF (en base a datos de 2016, hoy la situación es más crítica porque no hubo remediación), señala que “la contaminación del aire y el agua, la falta de saneamiento adecuado, los riesgos de toxicidad y los vectores de enfermedades constituyen factores de riesgo para la salud materno-infantil”.
Se trata de riesgos y contaminación ambiental que claramente “contribuyen con la mortalidad, la morbilidad y la discapacidad infantil, asociadas a las enfermedades respiratorias agudas, las enfermedades diarreicas, los traumatismos físicos, las intoxicaciones, las enfermedades transmitidas por insectos y las infecciones perinatales”, señala UNICEF.
Curiosamente –se advierte en el informe- son muy escasas las estadísticas que permiten vincular la mortalidad y la morbilidad infantil con causas ambientales en el país. No obstante, según cifras de la Dirección de Estadística e Información de Salud del Ministerio de Salud de la Nación, “la mortalidad infantil posneonatal por causa respiratoria ocupa el segundo lugar”.
Una de estas afecciones respiratorias -la neumonía-, por sí sola se ubica en el quinto lugar. La mortalidad por diarrea y gastroenteritis, si bien representa un porcentaje bajo del total de muertes (1,5 por ciento), es marcador de inequidad en el acceso a medidas de promoción de la salud, de prevención y tratamiento adecuado, advirtió UNICEF.
A todas luces, se trata de problemáticas que directa o indirectamente permite relacionar la condición ambiental con la incidencia en la salud.
“Por otro lado –enseña UNICEF-, no es correcto asociar la problemática ambiental únicamente como causa de problemas sanitarios. La degradación del ambiente es causa (y también consecuencia) de procesos socioeconómicos y territoriales que directa o indirectamente tienen incidencia sobre los derechos de niños, niñas y adolescentes”.
Cambio climático y vectores de enfermedades
“La Argentina no se encuentra entre el listado de los países más vulnerables a los efectos del cambio climático (Banco Mundial, 2018); su vulnerabilidad es media en relación al escenario global. Al mismo tiempo, desde el punto de vista de las emisiones de gases de efecto invernadero, tampoco es un país de peso en el escenario mundial, pues aporta solo un 0,7 por ciento de las emisiones globales (MAyDS, 2017)”, reconoce UNICEF. Pero, advierte que “los cambios observados al momento y, sobre todo, los escenarios proyectados para las próximas décadas muestran un potencial impacto significativo en varias áreas que van desde la salud hasta la economía, muchos de ellos con repercusiones directas sobre la niñez y la adolescencia”.
Y agrega algo más: “Los cambios en el clima en la Argentina se han observado a partir de la segunda mitad del Siglo XX y de acuerdo con las proyecciones de los modelos climáticos, se intensificarán o al menos no se revertirán en este siglo”.
En relación a los vectores de enfermedades, se indica que “el aumento en la temperatura en todo el territorio, junto con un eventual aumento de las precipitaciones en la región Central / Noreste Argentino (NEA) en el escenario de largo plazo, genera una condición propicia para una expansión geográfica e incremento de la abundancia de vectores de diferentes enfermedades con particular incidencia en niños, niñas y adolescentes”.
Como resultado se prevé una mayor exposición y probablemente incidencia de enfermedades transmitidas por Aedes aegypti (vector de dengue, zika y chikungunya), Anopheles darlingi (vector de la malaria) y Triatoma infestans (vinchuca, vector del chagas). “En particular para el dengue, su distribución y abundancia podría avanzar hacia el sur y el oeste de su actual área de incidencia, favoreciendo la extensión del período de reproducción del vector y, en consecuencia, ampliando las épocas de potenciales brotes”, resalta el informe al que accedió EL ARGENTINO.
Y hace una advertencia que es necesario tomarla a tiempo: “se prevé que el número de habitantes en riesgo de exposición al dengue aumente en las próximas décadas, pasando de 10 millones de personas en la actualidad a 30 millones para el 2030. Otros casos de enfermedades vectoriales que podrían aumentar su incidencia son el hantavirus, transmitida por distintas especies de roedores, y la leishmaniasis, transmitida por distintos insectos flebótomos”.
Degradación y contaminación ambiental
Bajo este título se engloban dos grandes temáticas que actúan a nivel territorial en forma independiente. Ambas con efectos potenciales sobre la afectación de derechos humanos y en particular de la niñez y la adolescencia: 1) conversión de ecosistemas y degradación de recursos naturales (bosques, suelos, dinámica hídrica, humedales) y 2) contaminación ambiental derivada de la actividad producida por la actividad humana (actividad antrópica).
El documento señala que los ecosistemas naturales presentes en las distintas regiones del país han estado fuertemente influenciados por el modelo de desarrollo agroexportador y la gran incidencia de la producción primaria en la economía nacional. “Así es que actividades como la agricultura, la ganadería y la producción forestal ocupan hoy prácticamente la totalidad del territorio. En muchos casos, se desarrollan a expensas de los ecosistemas naturales. El reemplazo de los ecosistemas naturales (por deforestación o cambios de uso del suelo) tiene efecto directo sobre la regulación hídrica, el ciclado de nutrientes y la protección del suelo, las emisiones de gases de efecto invernadero, y el impacto directo sobre la economía y los valores culturales de comunidades que viven insertas en el medio natural y utilizan sus recursos”, destaca el informe.
En cuanto a la deforestación, resalta que su intensidad se debe a la incorporación de tierras para la producción agropecuaria que genera un impacto territorial relevante en varias regiones, pero particularmente, en las últimas décadas del siglo XX, sobre ecosistemas de bosques nativos.
“La incorporación de tierras agrícolas (en especial el cultivo de soja) a expensas del bosque nativo alcanzó cifras muy elevadas durante la última década del siglo XX y la primera del siglo XXI (20,13% de su superficie transformada)”, advierte UNICEF.
Agrotóxicos y ausencia de agenda
Otro aspecto que aborda el documento está relacionado con los agrotóxicos, es decir, la contaminación por el uso inadecuado de estos productos.
El documento admite que la problemática asociada a la contaminación por uso de agrotóxicos es compleja y tiene diferentes aristas según las diferentes etapas de uso y aplicación de los productos. Y explica que, respecto a la habilitación del uso de determinados productos y principios activos, es el SENASA la autoridad competente, encargada de la autorización de comercialización y uso en todo el territorio nacional. “Este organismo, a su vez, autoriza el Límite Máximo de Residuos de agroquímicos permitido legalmente en un alimento, que se fija como dosis máxima para que su eventual consumo diario no genere efectos perjudiciales o daños a la salud (Resolución SENASA Nº 934/2010)”. Hay que observar que esta medida se establece sobre la base de tres aspectos fundamentales: la práctica agrícola, la toxicidad del plaguicida y la ingesta o dieta por parte del consumidor de un alimento (exposición).
Es evidente que hay una escasa interacción de las agendas de niñez y adolescencia con la agenda de ambiente, tanto en las políticas nacionales como en las sectoriales.
“Más allá de ello, cabe mencionar que las políticas públicas ambientales en un país federal como la Argentina dependen en gran medida de las definiciones y normativas de los gobiernos subnacionales. Se hace especial hincapié en las líneas de coordinación de políticas públicas ambientales y sectoriales a nivel nacional, entendiendo que muchas de ellas representan presupuestos mínimos ambientales que son complementados por las provincias en ejercicio de su dominio originario de los recursos naturales”, destaca el documento.
La agenda de niñez y adolescencia y la agenda de ambiente se inscriben en la agenda de Derechos Humanos, según reconoce el sistema jurídico del país. La agenda ambiental incorpora a las futuras generaciones como eje central de la política ambiental, al mismo tiempo que la política de derechos de niñez y adolescencia reconoce explícitamente el derecho a un ambiente sano como uno de los derechos fundamentales.
También enfatiza que “la agenda de niñez y adolescencia y la agenda de ambiente se inscriben en la agenda de Derechos Humanos”, según reconoce el sistema jurídico de Argentina.
De hecho, lla agenda ambiental incorpora a las futuras generaciones como eje central de la política ambiental, al mismo tiempo que la política de derechos de niñez y adolescencia reconoce explícitamente el derecho a un ambiente sano como uno de los derechos fundamentales.
También, como se desarrolló en el informe de UNICEF, “la vulneración o puesta en riesgo de los derechos de niños, niñas y adolescentes por razones de degradación del ambiente, cambio climático y energía tiene una fuerte incidencia fundamentalmente por la diversidad de amenazas a nivel territorial y la afectación diferencial sobre la población más vulnerable”.
“No obstante ello, ambas agendas (niñez y ambiente) no están siendo abordadas en las políticas públicas ni por los distintos actores de la sociedad (sector privado, sociedad civil) en forma integrada o articulada”, advierte UNICEF.
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En pueblos fumigados la probabilidad de cáncer es mayor
La incidencia del cáncer es mayor en pueblos expuestos a los agroquímicos
Fecha de Publicación: 18/02/2023
Fuente: RosarioPlus
Provincia/Región: Nacional
Preocupantes conclusiones de un estudio de la UNR sobre ocho localidades santafesinas donde la economía gira en torno a la agricultura intensiva y el uso de plaguicidas como forma de cuidado de los cultivos.
Quienes residen en pueblos del núcleo de la pampa húmeda, expuestos a la agricultura intensiva como modo de producción, y el consecuente uso de plaguicidas como parte de ese sistema de cultivo, tienen un índice de mortalidaad 2,5 veces mayor que las personas que habitan otras localidades argentinas en las que no hay preponderancia de esos agroquímicos.
La conclusión parte de un estudio que realizó la Facultad de Ciencias Médicas de la UNR, a través de su Instituto de Salud Socioambiental (ISS), y que ha sido publicado en la revista especializada Clinical Epidemiology and Global Health.
El informe se basa en el estudio de ocho localidades agrícolas, relevadas por estudiantes de Medicina. Se encuestaron 27.644 personas en total, entre las localidades de Arteaga, Acebal, Luis Palacios, Sastre, San Genaro, Timbúes y Villa Eloísa.
Según la FAO (organismo de Naciones Unidas abocado a cuestiones de agricultura y alimentos), en Argentina se usa el triple de agroquímicos por hectárea que en Estados Unidos o España.
En este contexto, el estudio apunta que el cáncer en estas 8 poblaciones aparece con mayor frecuencia que en el resto de la geografía nacional.
Según las conclusiones del equipo dirigido por Damián Verzeñassi, la probabilidad de morir por cáncer en la población relevada es de 2,48 (las mujeres) y de 2,77 (los varones) más que en el resto. La mortalidad por estos casos aquí llega a 30 personas cada 100 mil habitantes, cuando la media nacional es 19,8/100.000.
El universo total del impacto es mucho mayor que las 8 localidades testigo. Es la región pampeana, 25 millones de hectáreas donde se produce casi toda la soja, trigo y maíz de Argentina. Y en base a esos datos, se estima que este pedazo de país recibe cada año 138 millones de kilos de pesticidas.
El estudio presentado por el ISS estima que la utilización de plaguicidas en Argentina es 7,1, 5,4 y 2,8 kg/hectárea para maíz, soja y trigo respectivamente, mientras que en Europa se utilizan 0,62 kg/hectárea y en EEUU 2,3 kg/hectárea. Además, señala que en los países de ingresos bajos y medios el porcentaje de plaguicidas altamente peligrosos asciende al 45% de los utilizados en agricultura en comparación con el 27% de los mismos, utilizados en países de ingresos altos.
De la información científica colectada, surge que en esas localidades es mayor la incidencia de cáncer de mama, colon, pulmón, útero, laringe, hígado y riñón.
“Mientras en la población general el cáncer de mama, útero y ovario representan el 51% de las muertes por cáncer, en las ocho Localidades representa el 22%, lo que significa un aumento de la mortalidad por cánceres menos frecuentes en la población general. En la población masculina encontramos que la mortalidad por cáncer de colon representa el 30% de las muertes, mientras que en la población general sólo el 8%”, concluye el informe científico.
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Instan a no consumir peces del Salado por la contaminación
Piden no consumir peces del río Salado por la contaminación con agrotóxicos
Fecha de Publicación: 17/02/2023
Fuente: Telam
Provincia/Región: Litoral Argentino
El Centro de Protección a la Naturaleza de Santa Fe (Cepronat) alertó que "los sábalos del tramo inferior del río Salado no están en condiciones de ser consumidos debido a los El Centro de Protección a la Naturaleza de Santa Fe (Cepronat) alertó que "los sábalos del tramo inferior del río Salado no están en condiciones de ser consumidos debido a los altísimos niveles de agrotóxicos en sus cuerpos" y que representan un "peligro para la salud pública", a partir de un estudio realizado por investigadores de la Universidad Nacional del Litoral (UNL) y el Conicet que determinó "niveles récord" de agroquímicos en los ejemplares.
"El equipo dirigido por el Investigador del Conicet y profesor titular de ecotoxicología UNL, Rafael Lajmanovich, detectó en todas las muestras obtenidas niveles récord de glifosato, glufosinato de amonio y otros agrotóxicos y sus metabolitos", indicó el comunicado.
En esa línea, detalló que "dichos agrotóxicos constituyen niveles de contaminación subletal en los sábalos, pero por el fenómeno de bioacumulación, se convierten en un peligro a la salud pública y a la disponibilidad de alimentos para la población".
Según la investigación, el origen de la contaminación está en "el modelo de agricultura transgénica", que se utiliza en la provincia de Santa Fe para la producción de soja, maíz, trigo, algodón y otros.
"La gran cantidad de venenos que se utilizan en la agricultura desde hace muchos años, y que no desaparecen por arte de magia, nos está diciendo que donde los vayamos a buscar, los vamos a encontrar", remarcó.
"Ahora en el sábalo -continúa- así como también en nuestras hortalizas y frutas, en el algodón, en el río Paraná y los cursos de agua o humedales, en el aire".
Además, advirtieron que se requieren "urgentes medidas a los efectos de salvaguardar la salud de la población en forma integral".
"Sabemos que resulta difícil tomar algunas decisiones, pero las autoridades deben tener en cuenta que está en riesgo la vida de toda la ciudadanía", apuntaron.
"En el día de hoy, el Cepronat entregó notas de interpelación a los ministerios de Salud, Producción, Ambiente y en la Agencia Santafesina de Seguridad Alimentaria (ASSAL)" en los que solicitó "información de las medidas a tomar o tomadas, teniendo en cuenta la gravedad de la situación descripta. Esperamos una decisión urgente de las autoridades", concluyeron.
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Molían bidones de agroquímicos fuera de la Ley
Mar del Plata: descubren que molían bidones de agroquímicos sin tratamiento y los vendían por kilo
Fecha de Publicación: 11/02/2023
Fuente: Diarios Bonaerenses
Provincia/Región: Buenos Aires
El emprendimiento de reciclaje era ilegal, sin ningún tipo de control fitosanitario. El plástico picado era vendido a distintas fábricas para realizar juguetes, artículos de bazar e incluso caños de agua.
La policía ambiental descubrió en Mar del Plata una planta de reciclaje ilegal en la que se molían bidones de agroquímicos sin ningún tipo de tratamiento y los vendían por kilo a distintas fábricas para realizar juguetes, artículos de bazar e incluso caños de agua, lo que puede resultar muy nocivo para salud.
Los habitantes cercanos al lugar donde funcionaba la planta, una vieja cantera, empezaron tiempo atrás a presentar algunos trastornos en la piel y enrojecimiento en los ojos. Muchos se atendieron en guardias, otros se encargaron de hacerlo saber, hasta que empleados municipales de Defensa Civil decidieron verificar lo sucedido.
Así empezó una historia que terminó este viernes con el descubrimiento de una planta ilegal de reciclaje, sin ningún tipo de control fitosanitario, con centenares de bidones utilizados para agroquímicos, fertilizantes y pesticidas, informó el diario local La Capital.
La investigación desarrollada por la policía ambiental y recogida por la fiscalía de Delitos Culposos y Medio Ambiente arrojó que el plástico picado era vendido a distintas fábricas para realizar juguetes, artículos de bazar e incluso caños para agua.
Dos hombres responsables del emprendimiento quedaron a disposición del fiscal Rodolfo Moure por infracción a la Ley de Residuos Peligrosos, al tiempo que tanto el depósito de bidones como el galpón en el que estaban las máquinas quedaron clausurados.
En las instalaciones se acumulaban los bidones, los cuales previamente eran recuperados de campos de la zona. Cabe señalar que los envases para fertilizantes, pesticidas y otros agrotóxicos deben ser enviados a plantas especializadas.
Sin embargo, estos bidones llegaban a la planta de “reciclaje” y eran acopiados en un lugar, para ser conducidos a 100 metros donde funcionaban las “picadoras”. Esas dependencias tenían la energía eléctrica enganchada y no contaban con ningún tipo de control fitosanitario.
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Ya tenemos el récord mundial de agrotóxicos en peces
Récord mundial de niveles de agrotóxicos en sábalos de la cuenca del Paraná
Fecha de Publicación: 09/02/2023
Fuente: La Capital
Provincia/Región: Litoral Argentino
Científicos de la UNL hallaron alarmantes concentraciones de plaguicidas. Representan un peligro para la salud humana y el ecosistema
Un estudio realizado por científicos de la Universidad Nacional del Litoral (UNL) demostró que los peces del tramo inferior del río Salado -desde San Justo hasta la desembocadura en Santa Fe- están contaminados por un cóctel de nueve biocidas (insecticidas, herbicidas y fungicidas de uso masivo en cultivos transgénicos de la región) con índices récord a nivel mundial para organismos acuáticos. En algunos casos, los valores hallados en los ejemplares de sábalos (prochilodus lineatus) superan largamente el máximo de las ingestas diarias admisibles (IDA) para los humanos. La alta concentración de plaguicidas hallados significa un riesgo potencial por tratarse de un pez comercial de agua dulce que se consume localmente y se exporta a otros países para consumo humano.
Los datos develados por el estudio que llevaron adelante los científicos Rafael Lajmanovich, María Repetti, Ana Cuzziol Boccioni, Melina Michlig, Luisina Demonte, Andrés Attademo y Paola Peltzer pertenecientes al Laboratorio de Ecotoxicología de la Facultad de Bioquímica y Ciencias Biológicas de la Universidad Nacional del Litoral (UNL), al Consejo Nacional de Investigaciones Científicas Técnicas (Conicet) y al Programa de Investigación y Análisis de Residuos y Contaminantes Químicos de la Facultad de Ingeniería Química (UNL), llevan a disparar las alarmas de la sociedad en vistas de que la especie analizada se ubican entre las más consumidas por la población de la región e incluso se exporta con fines alimenticios humanos y veterinarios.
Entre otros índices más sorprendentes, el trabajo científico, publicado por la editorial académica Elsevier (Países Bajos), demostró que en el cien por ciento de los ejemplares muestreados se halló glifosato y ácido aminometilfosfónico (Ampa), el principal metabolito del herbicida glifosato. El segundo herbicida que se halló con más frecuencia en los músculos y vísceras muestreados fue el glufosinato de amonio que se dio en una proporción del 50% de los análisis, valores que ubican a los peces del Salado en el récord mundial de concentraciones halladas en organismos de biota acuática.
Los músculos, branquias e hígados de sábalo se obtuvieron de cuatro sitios del curso inferior del río Salado y uno del río Santa Fe, cerca de su confluencia con el Salado, en inmediaciones de la capital provincial, entre diciembre de 2021 y febrero de 2022. De esos lugares, también se obtuvieron muestras de sedimentos.
Para consumo humano
El documento con las conclusiones de los científicos especifica que los ejemplares se compraron a pescadores locales ubicados en los mismos cinco sitios de muestreo donde se recolectaron los sedimentos y destaca que “estos peces estaban a la venta para el consumo humano”.
Todos los elementos obtenidos se analizaron en busca de residuos de plaguicidas siguiendo el método “Quechers”, para cuantificar 136 sustancias. En general, el tejido muscular de los peces mostró concentraciones muy altas (las máximas detectadas en el mundo), del insecticida cipermetrina (204 microgramos por kilo - µg/kg), herbicidas polares (solubles en agua) glifosato (187 ?g/kg) y su producto de degradación (Ampa) 3.116 µg/ kg, glufosinato de amonio (677 µg/ kg) y el fungicida piraclostrobina (50 µg/kg).
En muestras de vísceras, los principales plaguicidas encontrados fueron altos valores de cipermetrina (506 µg/kg), clorpirifos (78 µg/kg) y lambda-cihalotrina (73 µg/ kg). Las concentraciones medias de residuos detectadas entre los sitios no fueron significativamente diferentes ni en el músculo ni en las vísceras de los sábalos, en la mayoría de los casos.
El trabajo especifica que “excepcionalmente, el sitio estudiado más austral del río Salado bajo mostró diferencias significativas en la concentración de residuos encontrados en el músculo, debido a las altas concentraciones de glifosato y glufosinato de amonio. Otros sitios del río Salado bajo, al norte, mostraron una concentración de Ampa significativamente mayor en vísceras de peces que en el resto de los sitios estudiados”. Algunas muestras de sedimentos mostraron bajos niveles de herbicidas como glifosato (24 µg/ kg) y fungicidas. Sin embargo, los niveles más altos del mundo de herbicidas polares se registraron en el músculo de los peces.
Advertencia
Los científicos advirtieron que “los resultados de este estudio resaltan la necesidad de un monitoreo periódico debido a la alta concentración de plaguicidas y su riesgo potencial en un pez comercial de agua dulce muy importante de Argentina, que se consume localmente y se exporta a otros países para consumo humano”.
Los científicos aclararon que este es el primer estudio que alerta sobre la presión combinada de la presencia de pesticidas aprobados para agricultura en sábalos, lo que indica una exposición regular a múltiples sustancias en concentraciones con valores medios altos y rangos superiores extremos. “Inesperadamente, los resultados de nuestro estudio determinaron concentraciones máximas muy altas de herbicidas polares, principalmente glifosato y sus productos de degradación y glufosinato de amonio en tejido muscular de peces que los registrados para peces de agua dulce en otros estudios a nivel mundial”, destacaron. Los plaguicidas analizados están dentro de lo más utilizados para usos agrícolas en la región estudiada para el control de malezas, insectos y hongos y su hallazgo en el material analizado indica una exposición regular en las poblaciones de peces a estas sustancias.
“En nuestro estudio los tejidos de peces de todos los sitios estudiados presentan glifosato y Ampa con concentraciones mayores a 187 y 3.116 µg/kg respectivamente”, señalaron los especialistas y añadieron que “el segundo herbicida más detectado en los dos ríos muestreados en músculo de pescado fue el glufosinato de amonio con concentraciones altas (677 µg/kg). Este agroquímico es uno de los herbicidas más utilizados en los últimos años en cultivos transgénicos en muchos países del mundo incluyendo Argentina. Dado que el glufosinato de amonio es absorbido por la materia orgánica y la arcilla del suelo y es transportado a las aguas subterráneas y superficiales por la escorrentía durante las lluvias, representa un alto riesgo para los ambientes acuáticos y antrópicos”.
Detectaron además el fungicida piraclostrobina (valor máximo de 50 µg/ kg), ampliamente utilizada en los cultivos de soja transgénica para aumentar su cosecha y productividad.
En las conclusiones del trabajo se destaca que la contaminación por pesticidas representa una amenaza dañina para la viabilidad de la población de peces y otros organismos acuáticos y constituye un gran riesgo para los consumidores humanos, en especial para los niños, ya que la ingesta de pescado se considera una de las principales fuentes de exposición a pesticidas. “Falta normativa que establezca tolerancias para el pescado como los límites máximos de residuos u otras tolerancias muy utilizadas para la aplicación y evaluación del riesgo dietético”, enfatizaron.
“Nuestros resultados demuestran que las poblaciones de sábalos en una cuenca fluvial rodeada de cultivos genéticamente modificados incorporaron múltiples residuos de plaguicidas en sus tejidos. Este grado de contaminación provoca un aumento significativo de los efectos nocivos para la salud de los peces por la presencia simultánea de plaguicidas en dosis subletales y, además, puede suponer un grave riesgo para toda la fauna acuática y la salud humana”, advirtieron los científicos y remarcaron que “el deterioro de la calidad ambiental observado en la cuenca del río Salado amenaza a los organismos acuáticos, al medio ambiente, a los servicios socioculturales y a la población humana”.
“Como primera medida de mitigación, existe una necesidad urgente de aumentar la distancia de los cultivos modificados genéticamente dependientes de plaguicidas de los ecosistemas acuáticos o la aplicación de la agroecología libre de plaguicidas, así como mejorar la evaluación del riesgo ambiental, en particular de los organismos acuáticos”, enfatizaron los autores del estudio.
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Investigación encuentra pesticida cancerígeno en la leche
Encontraron un pesticida cancerígeno en la leche de tambos de Villa María
Fecha de Publicación: 07/01/2023
Fuente: cba24n
Provincia/Región: Córdoba
Una investigación detectó atrazina, un herbicida que fue prohibido en Europa por sus efectos tóxicos. Se trata del tercer veneno más usado en Argentina, después del glifosato y el 2,4D.
Una investigación realizada por destacada ingeniera Agrónoma del Conicet, Noelia Urseler detectó un veneno prohibido en Europa en la leche de los tambos de la zona de Villa María, en la provincia de Córdoba.
Se trata de la atrazina, uno de los herbicidas vedados en distintos países por sus efectos tóxicos en la salud. En Argentina es el tercer pesticida más usado después del glifosato y el 2,4D.
Nunca antes se había encontrado dicho veneno en la leche cruda en el país. Por su investigación, la reconocida experta se convirtió en la primera doctora en Ciencias egresada de la Universidad Nacional de Villa María (UNVM).
“El sentido común puede decirnos que (la atrazina) no llega a la leche, porque se aplica en el suelo para limpiar de malezas los cultivos con los que después se cosechará el grano que alimentará a los animales”, contó Urseler, pero eso evidentemente no es así, según reveló su estudio.
El veneno estuvo presente en el 89 por ciento de los 18 tambos analizados. Las concentraciones oscilaron entre entre 2,51 y 20,97 microgramos por litro de leche (μg/L). Dos de los tambos tenían niveles superiores a 20 μg/L, el valor límite fijado para este compuesto por la Agencia de Protección Ambiental de EE.UU. (EPA), según publica La Voz.
El trabajo de la científica también incluyó el agua subterránea de los 18 tambos. En la mitad de ellos se detectó atrazina. Las concentraciones variaron de 0,07 y 1,40 μg/L. En cuanto a la aptitud para el consumo humano, el 44,4 por ciento de las muestras de agua superaban el límite de la Unión Europea (0,1 μg/L) para plaguicidas individuales en el agua potable.
Qué es el veneno hallado y cómo afecta la salud
La atrazina es un agrotóxico que se aplica para controlar malezas en maíz y sorgo, dos cultivos con los que luego se alimenta a las vacas lecheras. Se aplica antes de la siembra y cuando el maíz tiene hasta 20 centímetros.
Es un compuesto persistente en el ambiente y tiene un tiempo de vida media alto, tanto en suelo como en agua. En Europa detectaron atrazina varios años después de que se prohibiera.
“También es muy móvil y puede llegar hasta aguas subterráneas a través de escorrentías. Y es un compuesto que tiende a quedarse adherido a los tejidos grasos, por eso pensamos que podíamos detectarlo en la leche que tiene un contenido graso importante”, explicó Urseler.
El pesticida puede causar problemas endócrinos (a nivel hormonal), generar cáncer y malformaciones en niños, según el Departamento de Toxicología de los Estados Unidos.
En Argentina, un lugar donde las autoridades nacionales, provinciales y municipales fomentan la producción de agrotóxicos -como pasó con la frustrada instalación de Monsanto en la localidad cordobesa de Malvinas Argentinas- la atrazina no está regulada en las normativas de agua y suelo.
La investigadora dijo que “no hay que tener miedo pero sí comenzar a ocuparse del problema”, ya que, según explicó, aún los riesgos para la salud de la población que consume el agua o la leche cruda son bajos.
Recomendaciones para evitar que el veneno cause daños en la salud
La principal es, por el momento y hasta que el Estado argentino tome cartas en el asunto, hervir la leche cruda antes de consumirla y buscar agua a mayor profundidad, porque está menos contaminada.
La otra sugerencia es, por supuesto, dejar de utilizar agrotóxicos prohibidos por su nivel cancerígeno y reemplazar la atrazina por otras prácticas más sustentables o por otros herbicidas que no conlleven semejantes efectos en la salud.
En Europa se está usando la terbutilazina como reemplazo porque impacta menos en los recursos hídricos. “Hubo buena predisposición de los productores y conocen el problema de los agroquímicos pero también argumentan los costos económicos”, indicó Urseler.
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Criminal fumigación en Santiago del Estero
Santiago del Estero: denuncian fumigaciones con agroquímicos sobre viviendas
Fecha de Publicación: 02/01/2023
Fuente: Perfil
Provincia/Región: Santiago del Estero
Los habitantes del Departamento Jiménez denunciaron que la fumigación de los campos de soja y maíz es severamente perjudicial para la salud de todos los seres vivos del lugar.
Esta semana los habitantes del Departamento Jiménez, en Santiago del Estero, denunciaron que la fumigación de los campos de soja y maíz es severamente perjudicial para la salud de todos los seres vivos del lugar luego de que comenzarn a difundirse en redes sociales presuntas imágenes de las consecuencias de la fumigación con agroquímicos en la provincia.
En los videos de tan solo unos segundos, se puede ver cómo una avioneta sobrevuela una de las viviendas del lugar y también cómo un grupo de gallinas y pollitos quedan tendidos en el suelo, agonizando hasta morir..
Las grabaciones de lo ocurrido fueron difundidas por Enrique Viale, presidente de la Asociación de Abogados Ambientalistas, quien señaló: “Así fumigan con agroquímicos sobre la población en las zonas sojeras de Santiago del Estero, y así quedan los animales luego de una fumigación aérea. Parece un ataque aéreo. Y lo es, con veneno. Hay niños y adultos viviendo bajo esos venenos”.
En esta misma línea, Sergio Raffaelli, sacerdote santiagueño que vive en el Departamento Jiménez, señaló en diálogo con PERFIL que esta es “una situación muy habitual en esta época” ya que “de noviembre hasta marzo/abril, la época de lluvias, es cuando se siembra soja y maíz”.
“La fumigación es una práctica común, no solo la fumigación aérea con avionetas sino también la fumigación terrestre. Es una práctica habitual de estos pseudo empresarios sobre las comunidades campesinas”, remarcó.
“Ellos viven con mucha preocupación, porque saben el daño que esto le causa a todos los seres vivos. Las familias son conscientes de que ese veneno lo respiran y que con el tiempo es causante de varios tipos de cánceres, de afecciones respiratorias y de la piel. Viven esta época con mucho miedo ya que ven peligrar su salud”, relató el religioso.
En este sentido, explicó que “las familias sufren varias pérdidas” como consecuencia de las fumigaciones con agroquímicos. No obstante, no suelen formalizar sus reclamos ya que “poder hacerles un juicio a los empresarios se les hace muy engorroso y viven lejos de los grandes centros urbanos”. “Se limitan a resignarse y soportar”, lamentó.
“A veces se producen erupciones en la piel, en otros casos aparecen problemas respiratorios y los más severos aparecen enfermedades como cáncer, leucemia, se producen abortos espontáneos y los niños nacen con malformaciones”, enlistó el cura con respecto a algunas de las consecuencias que enfrenta la comunidad afectada.
A su vez, Raffaelli explicó que por los hechos registrados en las imágenes se procedió no solo a la movida en redes sociales sino también a la realización de las denuncias pertinentes en la comisaría más cercana al domicilio en cuestión.
“Se ha hecho la denuncia penal contra el empresario detrás de la fumigación y en el lugar se presentó personal policial a través de la Fiscalía Provincial de las Termas de Río Hondo, justicia a la que pertenece nuestra zona, y trabajadores de la Dirección de Agricultura, para tomar muestras y realizar los análisis pertinentes”, detalló.
En este contexto, el cura le afirmó a este medio que “a largo plazo y como ideal máximo quiere que se terminen las fumigaciones de una vez por todas” y que “a corto plazo esperan poder alejar a las familias de este tipo de prácticas nocivas para la salud”.
“Las comunidades campesinas en Santiago del Estero seguimos exigiendo que paren de fumigar. Este modelo está colapsado, saturado, no se puede seguir envenenando para ‘producir alimentos’, como dicen los gurúes del agronegocio”, concluyó.
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Mendoza: productores usan agroquímicos peligrosos
El 96% de quienes cultivan en una zona productiva de Mendoza utiliza agroquímicos peligrosos
Fecha de Publicación: 28/12/2022
Fuente: Unidiversidad
Provincia/Región: Mendoza
Esa fue una de las conclusiones de la investigación "Impactos del uso de agroquímicos en la salud", que realizó un grupo del Departamento de Geografía de la UNCUYO. Resultados del análisis estadístico y de las encuestas en terreno.
El 96,6% de quienes cultivan en una franja de la zona productiva del Gran Mendoza utiliza en forma frecuente agroquímicos peligrosos, mientras 64% declaró haberse intoxicado mientras fumigaba. Esa es una de las conclusiones de la investigación “Impactos del Uso de Agroquímicos en la Salud, que dirigió la geógrafa Carolina Beceyro, docente en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNCUYO.
La profesora de las cátedras Metodología de la Investigación y Ambiente y Salud, ambas pertenecientes al Departamento de Geografía, explicó que el estudio se concretó como un proyecto de la Secretaría de Investigación, Internacionales y Posgrado de la universidad (SIP).
¿Qué relación existe entre la Geografía y los problemas de salud posiblemente derivados del uso de agroquímicos? La profesora explicó que una rama antigua de la especialidad era la Geografía Médica, que estudiaba las relaciones entre factores ambientales y la mortalidad y morbilidad, específicamente en enfermedades de tipo infecciosas. Comentó que con los años -en especial en la década del ’70- se sumó el estudio de nuevas variables sociales, económicas, culturales y políticas y el análisis de cómo influía cada una de ellas en la distribución espacial de un proceso de salud-enfermedad.
La pregunta inicial
Beceyro contó a Unidiversidad que el primer impulso para realizar la investigación surgió luego de analizar la información disponible sobre problemas de salud humana y ambiental, posiblemente derivados del uso de agroquímicos en Argentina. En el repaso inicial de la cartografía advirtió que esos inconvenientes se concentraban en la pampa húmeda y el norte, mientras que la franja que corresponde a Mendoza y Cuyo estaba vacía. Al observar esas diferencias espaciales se preguntó si esas áreas en blanco se debían a la inexistencia del problema, a la falta de datos o que estaba frente a lo que se conoce como un área de “silencio epidemiológico”, es decir que el problema existe, pero no se da a conocer.
Con base en esa pregunta, el equipo planteó la metodología de la investigación con dos fuentes centrales de información: las estadísticas oficiales de Mendoza sobre intoxicaciones por plaguicidas, y un trabajo en terreno para observar la realidad y hacer entrevistas y encuestas, a quienes producen hortalizas en el cinturón verde.
La existencia del problema
El equipo de trabajo, en el que participó Graciela Parra como co directora y un grupo de estudiantes avanzados- analizó primero los datos estadísticos disponibles, que en el caso de las intoxicaciones por plaguicidas son eventos de notificación obligatoria. Estudiaron información proveniente de dos fuentes: hospitales y centros de salud públicos, en el período 1993-2018, y los disponibles en el Centro de Información Toxicológica de Mendoza, desde 2012 hasta la actualidad.
Beceyro explicó que el análisis de esas estadísticas y su ubicación espacial permitió responder parte de la pregunta inicial: que efectivamente se utilizan agroquímicos y que se registran intoxicaciones por esa causa en distintas zonas de Mendoza. Es decir, que existen problemas de salud derivados de su utilización, aunque para comprobar inconvenientes a largo plazo advirtió que sería necesario realizar otro tipo de investigación.
Utilización de productos de banda roja
El segundo componente de la investigación fue el trabajo en terreno, es decir la observación, la realización de entrevistas y de 59 encuestas a quienes producen hortalizas en una franja del cinturón verde, específicamente en la zona de Kilómetro 8 y sus alrededores.
En el trabajo se destacó que la zona presenta cambios en los usos del suelo, por el avance de la urbanización sobre tierras productivas. Además, se detalló que la mayoría de consultados realiza una agricultura de manejo convencional, con bajo nivel de tecnificación.
Una vez concluido el trabajo de campo, que se concretó con cierta dificultad debido a las restricciones por la pandemia y al temor que expresaron los y las entrevistas de responder algunas de las preguntas, el equipo determinó las conclusiones. Estas fueron: 96,6 % de las personas aseguró que utiliza agroquímicos (insecticidas, herbicidas y funguicidas), al tiempo que expresaron que con los años necesitan mayor cantidad, porque “no hacen efecto”.
En cuanto a los agroquímicos que mencionaron fueron de distintos niveles de peligrosidad. En las conclusiones, el equipo enumeró tres considerados “de banda roja” por su alta toxicidad (abamectina, carbofurano y aldicarb), otros de “banda amarilla” (clorpirifos, imidacloprid, lambda cyhalotrina, pendimetalina, paraquat, clorfenapir, entre otros), además del glifosato.
Beceyero subrayó que, si bien la utilización de los agroquímicos de “banda roja” está permitida por las normativas nacionales, en las mismas se advierte la necesidad de extremar los cuidados no solo en su utilización, sino en la disposición final de los envases, condiciones que no se cumplen de acuerdo al relevamiento descriptivo que hicieron en la zona.
Sin protección adecuada
Los resultados de las encuestas determinaron que 83% de las personas dijo saber que los agroquímicos pueden ser peligroso para la salud, pero solo 33,9% utiliza elementos de protección y 16,9% expresó que se coloca mascarilla o guantes “a veces”.
En cuanto a su estado de salud, un 78% de las personas dijo no tener problemas crónicos, pero 64% respondió haberse intoxicado mientras fumigaba. En estos casos expresaron que tuvieron dolor de cabeza, irritación ocular, vómitos, irritación de garganta o de la piel, vértigos o mareos, calambres, dolores de estómago y problemas para respirar.
Otra de las conclusiones del trabajo fue que existe una brecha entre la morbilidad sentida (la intoxicación aguda) y la registrada, ya que las personas expresaron que no buscan atención médica, a menos que el cuadro se agrave. Esto -se detalló- porque en el ámbito rural quien realiza la tarea de fumigación asume estas situaciones como normales, es decir que las intoxicaciones son habituales y coincidieron en comentarios como “no pasa nada”, “nos cuidamos” o “no son venenos fuertes”.
El tratamiento de los envases
Otro de los aspectos que se abordó en las encuestas fue el tratamiento de los envases de agroquímicos. En este sentido, 84% contestó que no tiene el hábito de realizar prácticas ecológicas relacionadas con el descarte de bidones. En la mayoría de los casos respondieron que los deja en un galpón de la propiedad, que los quema, que los recicla (sin aclarar el destino final) o que los tira en un basural o en la vía pública.
“Hay que entender que no es solamente el productor el afectado por la aplicación y la manipulación que hace de estos agroquímicos, sino toda la familia, los niños que ayudan en tareas domésticas y agrícolas, entonces el nivel de exposición es grande”, explicó la doctora en Geografía.
Beceyro subrayó que el objetivo central de la investigación fue descriptivo, obtener un panorama sobre qué productos utilizan y cómo los manipulan quienes producen hortalizas en una franja del cinturón verde, desde donde se distribuyen y comercializan alimentos que se consumen en toda la provincia.
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INTA desarrolla equipo para medir agroquímicos en el aire
Desarrollaron un invento para medir la concentración de agroquímicos en el aire
Fecha de Publicación: 07/12/2022
Fuente: Hoy Día
Provincia/Región: Nacional
El dispositivo está fabricado en acero inoxidable y mide 1,60 m.
En un hecho sin precedentes, dado que es el primer invento de este tipo en el país, un ingeniero del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria desarrolló un equipo para medir la concentración de agroquímicos en el aire. Además, cuesta la mitad de los dispositivos que suelen importarse, al mismo tiempo que cuenta con una tecnología más avanzada y robusta. Según remarcó, el dispositivo está fabricado en acero inoxidable y mide 1,60 m, pesando cerca de 30 kilos. A su vez, tiene capacidad para detectar hasta 25 pesticidas distintos, utilizando el método EPA, que posee validez internacional. En lo que respecta a su uso, es más que sencillo, dado que solo debe colocarse en el campo y programarlo para recolectar mediciones durante 24 horas.
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Encuentran ocho agroquímicos en el agua de red de Tandil
Un estudio detectó la presencia de al menos ocho agroquímicos en el agua de red de Tandil
Fecha de Publicación: 25/11/2022
Fuente: El Eco
Provincia/Región: Buenos Aires
El análisis realizado por la Universidad Nacional de La Plata a pedido de la Junta Vecinal por un Ambiente Saludable confirmó la existencia de plaguicidas en la red de agua local. Se tomaron muestras en el radio urbano y la zona rural. De la Canal y María Ignacia, los lugares más comprometidos en cuanto a niveles de contaminación. La asamblea ciudadana pidió volver a debatir la ordenanza que regula el uso de agroquímicos y solicitó a las autoridades que se resguarde la salud de la población.
La Junta Vecinal por un Ambiente Saludable presentó ayer los resultados del estudio de agua de red local encargado a la Universidad Nacional de La Plata (UNLP), que arrojó desfavorables resultados.
A través de una campaña denominada “¿Qué agua tomamos en Tandil?”, el espacio comenzó hace unas semanas a sensibilizar a la población y a instalar la inquietud a partir de carteles pegados en el centro de la ciudad, y también de una intervención en la Municipalidad.
Con la interpelación puesta en la esfera pública, la incógnita se develó ayer en una conferencia de prensa trasmitida virtualmente de la que participaron Gabriela Soler, Petra Marzocca y Juan Tomás Midey, quienes compartieron los datos relevados por el examen bioquímico.
El análisis fue realizado de manera autogestiva por la organización ciudadana y procesado en la Facultad de Ciencias Exactas de la UNLP, con la colaboración del doctor Damián Marino, del Centro de Investigaciones del Medioambiente, de la UNLP-Conicet.
Recolección de muestras
Según informaron, la recolección de muestras se llevó a cabo el 12 de junio pasado de acuerdo al protocolo establecido por la casa de estudios superiores para garantizar la seguridad y transparencia del proceso.
Actuó como testigo Petra Marzocca, referente de la entidad Memoria por la Vida en Democracia y emblema de los derechos humanos en la ciudad. Asimismo, recalcaron que las muestras se recolectaron durante un período de sequía y con un muy bajo porcentaje de aplicación de agroquímicos según el calendario agrícola.
De esta manera, personal técnico capacitado recogió muestras en cinco lugares diferentes, que respondían a los criterios previstos en el protocolo y que abarcaron tanto la zona urbana como el ámbito rural.
En este marco, se tomaron muestras de agua en el centro de la ciudad, de una canilla ubicada en el exterior de la Municipalidad; de un vivero agroecológico ubicado en la zona de la Sociedad Rural; de la canilla de uso común de la Escuela de De la Canal; de una vivienda de la localidad de María Ignacia; y del centro cultural La Vieja Escuela de Gardey. Al día siguiente, es decir, el 13 de junio, las muestras fueron remitidas al laboratorio platense para su examinación.
Resultados que preocupan
El estudio confirmó la presencia de al menos ocho agrotóxicos en el agua de red de la localidad, tanto herbicidas, insecticidas y fungicidas. En el caso de De la Canal, las pruebas detectaron cuatro formulados activos y en la muestra extraída en María Ignacia, la concentración de dichas sustancias supera el máximo establecido por la Unión Europea y no debería considerarse agua apta para consumo humano.
El análisis refrendó la existencia de Atrazina, Hidroxyatrazina, Azoxistrobin, Cipermetrina, Imidacloprid, Metolacloro, Piperonil butóxido y Tebucozanol.
El doctor Marino aclaró que hubo problemas con una muestra por la concentración de Cipermetrina y señaló que “hay en todas detección por debajo de los límites permitidos, pero concentración al fin”.
Asimismo, los integrantes de la Junta Vecinal, que el año pasado lucharon contra la sanción de la actual ordenanza que regula la aplicación de agroquímicos en el partido de Tandil al ponderarla como “muy permisiva”, sostuvieron que “lo que hoy está permitido en Argentina es circunstancial y para que esto cambie debemos alzar la voz de manera clara y contundente, por nuestro derecho a contar con un agua libre de plaguicidas”.
Además, cuestionaron que si no cambia la reglamentación del uso de estas sustancias, inexorablemente con el correr del tiempo todas las muestras estarán comprometidas con altos niveles de toxicidad.
Los resultados pondrían de relieve que existe contaminación en los pozos profundos de agua y en las napas, con consecuencias para toda la ciudadanía. En este sentido, los ambientalistas recordaron que estos datos se suman al estudio realizado en 2018 por la Unicen, que comprobó la presencia de 16 agrotóxicos en el suelo de 15 escuelas rurales.
Por último, desde el espacio vecinal afirmaron que la discusión sobre el marco normativo vigente se encuentra abierta y exigieron medidas para que se resguarde las salud de la población y, sobre todo, de las infancias, ante este nuevo escenario que aporta la evidencia científica y que enciende las alarmas al respecto.
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Glifosato y el Glufosinato combinados, toxicidad
Un estudio nacional revela cómo contaminan el glifosato y el glufosinato de amonio cuando se mezclan en el ambiente
Fecha de Publicación: 23/11/2022
Fuente: Tiempo Argentino
Provincia/Región: Nacional
Investigadores del Conicet y de tres universidades nacionales detectaron que dos de los herbicidas más usados en el agronegocio se combinan fácilmente generando una nueva sustancia contaminante. El combo resultante produce alteración hormonal y daño genético, antesala de patologías asociadas al cáncer.
Investigadores del Conicet y de tres universidades nacionales detectaron en un estudio de laboratorio que el glifosato y el glufosinato de amonio –dos de los herbicidas más usados en el agronegocio– se mezclan fácilmente en el ambiente, generando una nueva sustancia contaminante. El combo resultante produce alteración hormonal y daño genético, antesala de patologías asociadas al cáncer.
El glifosato y el glufosinato de amonio se encuentran juntos en el ambiente, aunque poco se sabe de la interacción de estos compuestos químicos. El segundo de ellos, prohibido en la Unión Europea, es cada vez más utilizado en nuestro país, sobre todo a partir de la aprobación del trigo transgénico, el HB4 desarrollado por Bioceres. El glifosato sigue siendo el herbicida pilar del modelo de monocultivo desde que Felipe Solá, entonces secretario de Agricultura de Menem, autorizara su ingreso a la Argentina en 1996 en un trámite exprés basado en estudios de inocuidad presentados por la multinacional Monsanto, encargada de su comercialización.
Dedicado a la memoria de Carlos Vicente –referente de la lucha por las semillas libres y la agroecología, creador de la ONG Acción por la Biodiversidad, fallecido el 14 de marzo de este año–, el trabajo de investigación llevado a cabo por diez docentes y científicos argentinos, titulado “Evaluación comparativa de la toxicidad crónica individual y mixta del glifosato y el glufosinato de amonio en renacuajos de anfibios: un enfoque de múltiples biomarcadores”, cuestiona la aprobación de los eventos transgénicos y sus consecuencias en el medio ambiente y en la salud de la población.
El objetivo fue evaluar la ecotoxicidad de las mezclas de glifosato y glufosinato de amonio y el impacto potencial de la mezcla en la salud de los ecosistemas acuáticos. Para ello, los investigadores expusieron a renacuajos durante cuarenta y cinco (45) días a esas sustancias en dosis subletales (esto es, de bajas concentraciones) a las que pueden estar expuestas en su ambiente natural. Los resultados, publicados en la revista científica Chemosphere, probaron que el glufosinato de amonio provocó una mayor tasa de malformaciones, así como mayor daño genético y alteraciones en los niveles de la hormona T4.
Los anfibios son utilizados porque sus organismos presentan un desarrollo embrional similar al de los vertebrados, incluidos los humanos. “Este estudio tiene relación con el trabajo que venimos realizando desde hace 25 años sobre los efectos de los agroquímicos sobre la fauna silvestre. Particularmente, nos hemos dedicado a analizar los herbicidas que son los que más se encuentran contaminando suelos, agua, aguas subterráneas; de hecho, hasta en el aire hay rastros contaminantes de agroquímicos”, explica el científico Rafael Lajmanovich a Tiempo.
Profesor titular de la Cátedra de Ecotoxicología de la Facultad de Bioquímica y Ciencias Biológicas de la Universidad Nacional del Litoral e investigador del Conicet, Lajmanovich señala que “si bien el herbicida de mayor uso, el prioritario y el que más contamina sigue siendo el glifosato, desde 2013 venimos estudiando el glufosinato de amonio, sospechando que su uso se incrementaría, particularmente por la resistencia de determinadas malezas al glifosato», destaca.
«Aunque esté prohibido en Europa, eso acá pareciera no importar demasiado. Lo que había hasta ahora eran estudios comparativos de bibliografía, pero eran trabajos que los comparaban en forma separada, lo que hicimos nosotros fue comparar la acción en conjunto”, agrega el investigador que desde 1998 analiza el impacto de los agrotóxicos sobre la fauna silvestre.
Anomalías y teratogénesis
Lajmanovich indica que no solo corroboraron que el glufosinato de amonio es mucho más tóxico que el glifosato sino que además actúan en forma sinérgica, formando un nuevo compuesto a través de la unión de sus moléculas que podría ser aún más tóxico que el resultante de cada herbicida por separado.
Germán Lener, investigador del Conicet y de la Facultad de Ciencias Químicas de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC), es otro de los participantes del informe interdisciplinario y uno de los responsables de analizar la posibilidad de la unión de estas moléculas en el ambient: “Esta mezcla nueva que libera energía da lugar a un nuevo contaminante que puede formar puntos de alta concentración de pesticidas en sistemas acuáticos”. El trabajo alerta: las altas tasas de anomalías morfológicas en las primeras etapas de todos los tratamientos con herbicidas indican que GBH (glifosato) y GABH (glufosinato de amonio) son teratogénicos para los anfibios.
En sus conclusiones advierte que “se necesita poner un alto urgente a la aprobación continua de cultivos transgénicos resistentes a herbicidas, como el glufosinato de amonio, que carecen de evaluaciones bioéticas y avales científicos multidiscipinarios”.
Mientras se siguen sumando evidencias científicas de la toxicidad de los plaguicidas utilizados a gran escala (días atrás este diario publicó el informe sobre la incidencia de la actividad agroindustrial y la calidad del agua respecto del aumento de cáncer en la zona centro del país, y otro sobre la contaminación en el Río Salado en Santa Fe) desde el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) reconocen el aumento exponencial de los productos químicos registrados en el SENASA: en la actualidad son 5387, mayoritariamente herbicidas (el 43%) seguido por insecticidas y funguicidas. Para tomar dimensión, el informe advierte que “Argentina cuenta con treinta y seis millones de hectáreas cultivadas que requieren 230 millones de litros de herbicidas y 350 millones de litros de otros productos fito-sanitarios”.
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Presencia de plaguicidas y metales pesados en el Salado
Río Salado: en el agua y en sedimentos hallaron plaguicidas y metales pesados
Fecha de Publicación: 21/11/2022
Fuente: El Litoral
Provincia/Región: Santa Fe - Litoral
El trabajo de campo se hizo en el arroyo Cululú, la costa del camping municipal de Esperanza y en la playa de Santo Tomé. "Toda la cuenca que se estudió está significativamente degradada y presenta un riesgo para el ambiente acuático", remarcó Rafael Lajmanovich, doctor en Ciencias Naturales e investigador principal del Conicet.
Una nueva investigación científica denuncia la grave contaminación del río Salado en su cuenca baja. En todos los casos analizaron distintos parámetros fisicoquímicos y de metales, y detectaron que la calidad del agua es "marginal", es decir, mala. Los estudios mostraron bajos niveles de oxígeno disuelto y altos niveles de sólidos suspendidos totales, incluidos fosfato, nitrito, conductividad, plomo, cromo y cobre. Mientras que las concentraciones de metales fueron entre 34.000 y 35.000 veces más altas en los sedimentos que en las muestras de agua.
La investigación denominada "Calidad ambiental y ecotoxicidad de sedimentos de la cuenca baja del río Salado sobre larvas de anfibios" fue desarrollada por investigadores del Conicet en la Universidad Nacional del Litoral (UNL) y la Universidad Nacional de San Martín (UNSAM), en conjunto con especialistas del Instituto Nacional de Tecnología Agraria (INTA) y la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA). Recientemente el estudio fue publicado por la revista científica internacional, "Aquatic Toxicology".
Rafael Lajmanovich, doctor en Ciencias Naturales e investigador principal del Conicet, dialogó con El Litoral y explicó detalles del trabajo que llevaron adelante desde marzo de este año y que demandó más de seis meses, entre las determinaciones fisicoquímicas en los diferentes laboratorios en los que se analizaron las muestras, que detectaron 30 plaguicidas diferentes en el agua y sedimento.
"Si al trabajo lo tengo que resumir en dos renglones digo que: todos los análisis físicoquímicos y ecotoxicológicos, tanto de plaguicidas y de metales, determinan que toda la cuenca que se estudió está significativamente degradada y presenta un riesgo para el ambiente acuático. El índice de riesgo de calidad de agua muestra que es marginal, no es extremadamente mala, pero tampoco es buena", sostuvo el investigador.
El grupo de investigadores tomó muestras de agua y sedimentos en el arroyo Cululú, un afluente de la cuenca del río Salado; la costa del camping municipal de la ciudad de Esperanza; y en la playa de la ciudad de Santo Tomé. Al ser consultado sobre porqué se estudia este tramo del río, Lajmanovich indicó que "es la cuenca final y siempre se estudia para estas caracterizaciones porque es donde llega todo lo de aguas arriba y es como un embudo".
Riesgo ambiental
Si bien el estudio no tiene una caracterización sobre el perjuicio a la salud de las personas que pueden producirse a consecuencia de este algo grado de contaminación, el investigador principal del Conicet aclaró que "sí tiene caracterización de riesgo ecológico, y es obvio que la salud ambiental incluye al humano en el ecosistema, es decir que influye sobre las personas".
El trabajo en red de los científicos y científicas de distintos puntos del país apunta a indagar lo que sucede en las áreas agroindustriales del país y el impacto que tiene para el ambiente. "Uno se sorprende cuando las cosas suceden cerca de su casa, pero hay situaciones que se dan en varios lugares de Argentina", aseguró Lajmanovich.
Esta alta contaminación debido a la presencia de metales y agroquímicos, sumado al bajo nivel de oxígeno disuelto y los aumentos abruptos de la temperatura, afectan directamente a fauna que habita en el río. En 2020 una gran cantidad de peces aparecieron muertos en el río Salado a la altura de Santo Tomé.
El doctor en Ciencias Naturales remarcó que "la mortandad de peces que pasó acá sucede en otros lugares, los ríos contaminados también. Por ejemplo salió hace poco un trabajo importante del río Gualeguay, que tiene características de contaminación similares al Salado".
Los contaminantes hallados no solo provienen de la agroindustria, según señaló el científico: "Muchas características fisicoquímicas, como el contenido de materia orgánica, son contaminantes urbanos porque a los ríos desaguan los vertidos desde las ciudades. Todo lo que va al río termina alterando la calidad del agua y al río no solo van pesticidas, sino que es un resumidero de todo lo que se usa a lo largo de la cuenca, ni siquiera tiene que estar exactamente al lado del río".
"Me sorprendió la excesiva cantidad de cromo"
En la publicación oficial de la página web de la Universidad de San Martín, en el artículo sobre esta investigación, la investigadora Carolina Aronzón, del Conicet y el Instituto de Investigación e Ingeniería Ambiental de la UNSAM advierte: "Me sorprendió la excesiva cantidad de cromo que encontramos. Hace años trabajamos en análisis de agua y, si bien es habitual encontrar excesos de cobre, no ocurría lo mismo con el cromo, que en las muestras que tomamos cerca de la ciudad de Esperanza, por ejemplo, excedieron el límite de protección de la vida acuática determinado por la legislación argentina".
La especialista aclaró que, si bien todos los metales están naturalmente en el territorio, la actividad antrópica –recreativa e industrial– aumenta esos niveles. En el caso del arroyo Cululú, por ejemplo, las actividades vinculadas con las industrias del cuero, vidrio, metalurgia, galvanoplastia, agrícola y láctea afectan la calidad de los sedimentos del fondo de la cuenca de este curso de agua.
"Solo consideramos metales y otros parámetros fisicoquímicos en base a los limites establecidos por las reglamentaciones, pero si a eso le sumamos los plaguicidas, el escenario es aún peor", agrega Aronzón, que es doctora en Ciencias Biológicas. A partir de este trabajo, se detectó la presencia de 30 plaguicidas diferentes en todas las muestras de agua y sedimentos. Por ejemplo, en todas las muestras encontraron glifosato y su metabolito (ácido aminometilfosfónico o AMPA), N,N-Dietil-meta-toluamida (DEET, presente en la mayoría de los repelentes de insectos) y atrazina (que es un disruptor endócrino).
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Relación cáncer-agroquímicos en estudio por universidades
Cáncer y agroquímicos, una relación que alarma en la Región Centro del país
Fecha de Publicación: 15/11/2022
Fuente: Tiempo Argentino
Provincia/Región: Nacional
Las seis universidades públicas de Córdoba, Santa Fe y Entre Ríos estudian la asociación entre la actividad agrícola, el arsénico en agua y la mortalidad por tumores.
El rol de las universidades no es solo producir y formar. También, por ejemplo, estudiar problemáticas de las sociedades en las que trabajan. La mortalidad por cáncer en la región Centro de Argentina –Córdoba, Entre Ríos y Santa Fe– es de las más elevadas del país. Un grupo de investigadores de universidades públicas de las tres provincias se propuso demostrar que el dato está asociado a la actividad agroindustrial y la calidad del agua consumida. Las dos variables tienen una razón: mientras la primera está saturada de agroquímicos, la segunda presenta niveles de arsénico que la Organización Mundial de la Salud (OMS) considera una amenaza. La conclusión fue inequívoca: a mayor superficie sembrada y mayor porcentaje de población expuesta a niveles tóxicos de arsénico, más altos son los índices de mortalidad por cáncer, sobre todo en los hombres.
“La Argentina tiene dos problemas históricos –explica Alejandro Oliva, médico e investigador de la Universidad Nacional de Rosario (UNR)–. Por un lado, desde el 2011 que no se publica información sobre el uso de agroquímicos; la única forma de poder valorar esos datos es analizando las superficies sembradas, lo que nos permite inferir la carga de agroquímicos. Por otro, seguimos impactados por los niveles de arsénico en agua; el código argentino permite aceptar como normal un máximo de 50 microgramos por litro para el consumo, pero la OMS estableció el valor recomendado en 10 microgramos por litro”.
Oliva forma parte de la Red Interuniversitaria en Ambiente y Salud de la Región Centro (Redinasce) creada en octubre del 2016 a través de un convenio entre los seis rectores de las universidades públicas de Córdoba, Entre Ríos y Santa Fe con el fin de “intervenir en la interface Ambiente y Salud, desde la investigación, la docencia y la extensión”.
Junto a Leandro Duarte, médico especialista en Oncología Clínica; Florencia Delgado, licenciada en Sociología; Néstor Di Leo, ingeniero agrónomo y Sergio Montico, ingeniero agrónomo y doctor en Ingeniería, elaboraron los artículos «Análisis y tendencias de la mortalidad por cáncer en la Región Centro, 1992-2016», publicado en la Revista Argentina de Salud Pública en mayo del 2021 y «Mortalidad por cáncer, arsénico y nitratos en aguas de consumo y superficies sembradas en Argentina», publicado en la Revista Panamericana de la Salud Pública en agosto pasado. “Lo primero que hay que decir –aclara– es que se trata de estudios ecológicos, no demuestran causas sino asociaciones. Probar las causas implica otro modelo de estudio más caro y casi imposible en la Argentina”.
Sin acompañamiento
La investigación de la Redinasce, financiada por el Ministerio de Salud de la Nación y la UNR, analizó decenios de superficies sembradas totales (SST) y el porcentaje de población expuesta a niveles elevados de arsénico y nitratos en aguas de consumo en relación con las tasas de mortalidad total (TMT) y órgano-específica (TME): «se hallaron correlaciones positivas y significativas entre los dos primeros decenios de SST y el primer decenio de TMT, así como correlaciones con cáncer de pulmón, páncreas y colon en hombres; y con cáncer de colon en mujeres”. En tanto, “los niveles elevados de arsénico se asocian con las TMT en ambos sexos y en todos los decenios, aunque de manera específica con cáncer de pulmón en hombres”.
“La asociación entre las SST y las TMT y TME –concluyeron los investigadores– presentan mayor intensidad cuanto más cerca están entre ellas temporalmente, y expresan un mayor impacto de los cultivos más antiguos. La asociación entre las TMT y el consumo de aguas arsenicales, así como la hallada en TME de pulmón en hombres y colon en mujeres, muestran que esta exposición histórica es central para entender las condiciones epidemiológicas regionales”.
El 21 de octubre se convocó a reunión plenaria con las seis universidades para presentar los resultados de la investigación y realizar una propuesta concreta: la creación de un Observatorio Nacional que lleve adelante políticas de vigilancia y prevención en lo ambiental y la salud pública. Invitaron a representantes del Instituto Nacional del Cáncer y de las tres agencias provinciales de control del cáncer, pero ninguno concurrió. La jornada, entonces, se suspendió.
“Siempre fueron las comunidades –dice Oliva– las que llevaron adelante las transformaciones, pero si la gestión política no acompaña va a costar mucho”.
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