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Reforestar la patagonia, cuatro iniciativas importantes

 


Ambiente amenazado: cuatro iniciativas que se dedican a reforestar y restaurar los ecosistemas patagónicos

Fecha de Publicación
: 13/09/2025
Fuente: La Nación
Provincia/Región: Patagonia


En Neuquén y Río Negro distintas organizaciones realizan plantaciones y promueven otros proyectos ecológicos y comunitarios
Durante los veranos de 2024 y 2025, los incendios forestales en la Patagonia arrasaron al menos 48.688 hectáreas de bosque nativo, según el último informe de Greenpeace. Al igual que el fuego, las especies exóticas invasoras, la contaminación y la deforestación avanzan y alteran los ciclos naturales del ecosistema. Frente a esta realidad, organizaciones comunitarias llevan adelante acciones de restauración ecológica activa.
En la región andino-patagónica, perduran poco más de tres millones de hectáreas de bosque nativo. Por eso, cada acción local se vuelve parte de una estrategia más amplia, en la que la educación ambiental se posiciona como una herramienta de cambio.

Plantar árboles milenarios para el futuro
La Asociación Amigos de la Patagonia (AAP) lleva más de 26 años trabajando en proyectos de restauración para “transformar el amor por la naturaleza en acciones concretas”, según Sebastián Homps, su director ejecutivo.
Una de sus iniciativas más destacadas es el Proyecto Pewen en el Parque Nacional Lanín, donde desde 2019 buscan restaurar la araucaria (Araucaria araucana). Homps explica que “el piñón [su semilla] es el más grande de la Patagonia y tiene una interacción enorme en la fauna”. Además, es una especie categorizada “en peligro“, según la Lista Roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza. 
Con el tiempo, y con la guía de especialistas, se fueron ajustando las técnicas para aumentar la supervivencia de los plantines. “Las jornadas de plantación suelen realizarse en otoño o primavera, cuando en las zonas afectadas por el fuego ya crecieron arbustos del sotobosque que actúan como ‘nodrizas’”, agrega Homps. Estas plantas brindan sombra y protección frente al sol y los animales. Además, al plantar se cuida el ángulo de plantación para asegurar un mejor enraizamiento y resistencia.
Amigos de la Patagonia trabaja con distintos especialistas, científicos del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet), trabajadores de la Administración de Parques Nacionales, comunidades originarias, empresas y voluntarios. “Es un trabajo muy meticuloso y que requiere la participación de todos para su éxito”, insiste Homps. Según él, el objetivo es “ir más allá del discurso ambientalista y bajar los ideales a la tierra, literalmente plantando árboles, educando a nuevas generaciones y movilizando comunidades enteras por el cuidado del ambiente”.

Desde los barrios al bosque patagónico
Jóvenes por Bariloche comenzó su actividad en 2019, pero no fue hasta 2021 que se constituyó como una cooperativa sin fines de lucro. Hoy cuenta con 25 integrantes que trabajan en iniciativas de restauración ecológica, reciclaje, producción agroecológica y educación ambiental.
“Nuestro objetivo principal es crear comunidad y generar vínculos, sentir que tiramos todos para el mismo lado”, cuenta Jenifer Yohana Navarro, fundadora y presidenta de la organización. La cooperativa busca incidir en territorios con valor ecológico y social, como el Arroyo Ñireco, segunda fuente de agua más importante de Bariloche y en cuya desembocadura se acumula basura. En ese espacio se realizaron jornadas de plantación de especies nativas como ciprés, coihue, lenga y ñire, además de tareas de remoción de exóticas y limpieza de residuos.
En total, Jóvenes por Bariloche plantó más de 3000 árboles en plazas y bulevares, y otros 100 en el Barrio Ñireco. “El arroyo es un lugar de recreación para muchas familias de sectores marginados”, añade Navarro. A través de estas actividades, buscan integrar acción ambiental y formación comunitaria. Para ellos es clave “trabajar en conjunto con los vecinos: enseñarles a involucrarse para crear un espacio y aprender a cuidarlo; se les enseña a plantar, a compostar, a reciclar y todo lo necesario para mantenerlo”.
“Es necesario que nosotros, desde el territorio, generemos acciones, pero al mismo tiempo sepamos cómo y dónde buscar ayuda con los saberes”, señala. Por eso, la cooperativa mantiene vínculos con instituciones como el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), la Universidad Nacional de Río Negro (UNRN), el Conicet y la Red de Restauración Ecológica de Argentina (Reara), con quienes colaboran en capacitaciones, producción de plantines y diseño de estrategias de intervención.

Sembrar futuro en bosques incendiados
A través del programa PlantAndo Patagonia, la Asociación Civil Circuito Verde promueve jornadas de restauración ecológica activa en territorios afectados por incendios forestales, tanto en San Carlos de Bariloche como en El Bolsón.
Las jornadas no solo implican la intervención en el terreno, sino también tareas previas de planificación que llevan varios meses e involucran a los voluntarios permanentes del programa. En abril de 2025, por ejemplo, prepararon el suelo mediante tareas de remoción de rosa mosqueta y murra. Además, llevaron 1000 plantines de ciprés y coihue a un sitio afectado por el fuego. 
“Nosotros plantamos especies como una forma de ayudar a que el bosque vuelva con más fuerza, más rápido y con más diversidad”, afirmaron desde la asociación. Por eso, el trabajo de restauración se apoya en criterios técnicos y científicos, como la selección de especies. Priorizan plantar coihues, cipreses y lengas, que se reproducen exclusivamente por semilla (no rebrotan), así no dependen de la producción humana.
Sus acciones no solo apuntan a la recuperación ambiental, sino también al fortalecimiento de los vínculos entre las personas y su entorno: “Es para nosotros la única manera y creemos que lo más importante de todo lo que hacemos en pos de la restauración ecológica es restaurar nuestro vínculo con la naturaleza”, concluyen.

Arrancar pinos, sembrar conciencia
Red Pinos es una iniciativa autoconvocada que surgió a fines de 2021 en San Carlos de Bariloche. Comienza por la preocupación de investigadores, técnicos y ciudadanos ante la proliferación de especies exóticas invasoras, en particular los pinos. A nivel global, las especies invasoras están vinculadas al 16% de las extinciones registradas, según la Plataforma Intergubernamental Científico-normativa sobre Diversidad Biológica y Servicios de los Ecosistemas (Ipbes, por sus siglas en inglés). Mario Juan Pastorino, miembro de la red y del INTA, explica: “Buscamos organizar a la sociedad no solo reclamando a las autoridades, sino también mediante la acción directa desde la ciudadanía organizada”.
Las intervenciones se enfocan en la remoción de renovales (bosque joven) y plantines en zonas invadidas, una tarea compleja que apunta a mitigar dos impactos principales: la pérdida de biodiversidad nativa y el aumento del riesgo de incendios forestales. En un sitio piloto, lograron extraer 10.000 plantines de pino en aproximadamente cinco hectáreas. También agregan cartelería en senderos de montaña para informar al visitante.
Los pinos (Pinus contorta, Pinus ponderosa y Pinus radiata) escapan de las plantaciones forestales originales, tienen una tasa de reproducción alta, no tienen enemigos naturales en la Patagonia y compiten directamente con las especies nativas. Por eso, desde Red Pinos sostienen que “arrancarlos es necesario y beneficioso”, aunque la idea resulte contraintuitiva.
Las jornadas abiertas a voluntarios de Red Pinos buscan generar conciencia y multiplicar el impacto a través de acciones simples. Según Pastorino, el trabajo colectivo funciona como una “semilla de difusión” para promover una actitud activa frente a uno de los desafíos ambientales más silenciosos y urgentes del bosque patagónico.
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