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Primeras protestas por la incineración en Capital Federal



Recicladores urbanos exigieron conocer la localización de las plantas de incineración de residuos

Fecha de Publicación
: 07/04/2018
Fuente: Ambito
Provincia/Región: CABA


Diputados de la oposición porteña y cooperativas de recicladores de la ciudad de Buenos Aires pidieron este martes, durante una tumultuosa reunión pública en la Legislatura, conocer la localización de las futuras plantas de termovalorización de residuos que el Gobierno local busca incorporar como nueva tecnología para el tratamiento de la basura.
El pedido se hizo en un plenario de comisiones legislativas que contó con la presencia del subsecretario de Higiene Urbana, Renzo Morosi, y el presidente del Ceamse, Gustavo Coria, quienes defendieron la iniciativa que el Ejecutivo giró a la Legislatura días atrás frente a un nutrido grupo de recicladores que colmó el salón Perón.
La propuesta oficial apunta a reformar la denominada "Ley de Basura Cero" del 2005, que estableció los parámetros temporales para que la Ciudad deje de enviar a los rellenos sanitarios situados en el área metropolitana los desechos urbanos considerados "recuperables".
La modificación lleva al 2028 el plazo final del cronograma de metas fijadas hace 13 años y plantea una nueva tecnología sostenida en la incineración de residuos urbanos -que en la actualidad está prohibido- para tratar la problemática.
La iniciativa no fue bien recibida por las cooperativas de recicladores urbanos, que reúnen a unos 5.500 trabajadores que recolectan residuos secos para su recuperación, por lo que se congregaron en la Legislatura para expresar su rechazo y pedir los detalles del proyecto, como la ubicación de futuras plantas y el costo que tendrán.
"El sistema de los cartoneros es fundamental en la red de higiene urbana, y la termovalorización es una técnica más de tratamiento de residuos que la Ciudad investigó. Nos pareció que la ley de Basura Cero iba a quedar corta si no se habilitaba", explicó Morosi.
Por su parte, Coria indicó que "el desafío es contribuir en materia de generación de basura que sea sostenible, madura, inclusiva y realista" y señaló que "la termovalorización, en Europa, es parte de la solución".
El proyecto destaca que "gracias a esa tecnología se puede recuperar la energía contenida en los residuos, que bajo un proceso de combustión controlado puede ser transformada en energía eléctrica e inyectada en la red para uso domiciliario".
No obstante, algunos de los recicladores advirtieron que "la termovalorización es mala y causa enfermedades porque es contaminante", mientras que cuatro activistas de la ONG ambientalista Greenpeace desplegaron en el balcón de la Legislatura porteña una bandera con la leyenda "Quemar basura mata".
"El Gobierno de la Ciudad está impulsando la incineración de basura a pesar de los daños para la salud y el ambiente que genera", dijo Diego Salas, director de esa ONG.
El reclamo fue acompañado por los diputados de la oposición Javier Andrade, de Unidad Ciudadana; Inés Gorbea, de Suma+; Myriam Bregman, del Frente de Izquierda, y Marcelo De Pierro, de Mejor Ciudad, quienes preguntaron a Morosi por la inversión prevista en la propuesta, dato que el funcionario no brindó.
"Fue una presentación inexistente", consideró Andrade, quien se manifestó en contra de la incineración al entender que es un sistema "anacrónico", mientras que De Pierro sostuvo que "el proyecto no da información" sobre la manera en que se aplicará el sistema de valorización energética.
Por su parte Gastón Blanchetiere, legislador porteño de Vamos Juntos y presidente de la comisión de Obras y Servicios Públicos dijo que "Greenpeace debe reconocer que el relleno sanitario del Ceamse no da más".
"No se le puede seguir tirando toda la basura a la provincia de Buenos Aires", afirmó.
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El gobierno porteño quiere volver a incinerar



Otra vez a quemar la basura

Fecha de Publicación
: 31/03/2018
Fuente: Página/12
Provincia/Región: CABA


Ante el incumplimiento de las metas para reducir de forma progresiva el volumen de residuos urbano que se entierran, el gobierno decidió replantear las metas y propuso instalar hornos incineradores en la ciudad. El plan de Basura Cero quedará para el año 2028.
El gobierno porteño presentó en la Legislatura un proyecto que impulsa volver a incinerar la basura del área metropolitana, aunque sostiene que se hará a través de hornos controlados para lograr “la oxidación total de los residuos a altas temperaturas con múltiples sistemas de control”, y extender los plazos para llegar a la meta de basura cero hasta 2028. El defensor adjunto del Pueblo de la Ciudad, Gabriel Fuks, explicó a este diario que “hay tres ejes sobre los que primero habría que abrir un debate: por qué fracasó el proyecto de basura cero, qué va a pasar con los recolectores manuales con este nuevo modelo que se propone, y considerar la preocupación de los ambientalistas que sostienen que es un retroceso que va a generar mayor contaminación”.
El proyecto que propone que las miles de toneladas de desechos urbanos sean quemadas en “hornos apropiados”, además, establece un cambio de los plazos pautados para reducir la basura en la Ciudad que habían sido planteados en la Ley de Basura Cero (1854), sancionada en el año 2005.
La iniciativa, que lleva las firmas del jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta; del vicejefe, Diego Santilli, y del ministro de Ambiente y Espacio Público, Eduardo Macchiavelli, modifica seis artículos de la ley de basura cero entre las que se encuentra la prohibición de incinerar los residuos.
La norma establecía que la Ciudad adoptara como principio para la problemática de los residuos sólidos urbanos el concepto de Basura Cero, y para ello, fijó un cronograma de metas para lograr una baja de la cantidad de desechos a ser depositados en rellenos sanitarios.
En ese sentido, los plazos establecidos hace 13 años contemplaban una reducción de un 30 por ciento en la generación de basura destinada al relleno sanitario al 2010, de un 50 por ciento al 2012 y un 75 por ciento para el 2017. Y prohibía para el 2020 “la disposición final de materiales tanto reciclables como aprovechables”.
Ante el incumplimiento de las metas para reducir de forma progresiva el volumen de residuos urbano que se entierran, el gobierno decidió replantear las metas y reflotar la quema de basura.
Para Fuks, primero habría que debatir “por qué fracaso el proyecto. Por qué no se generaron las condiciones para la separación en origen pese a que se incorporaron a los recolectores manuales. Por qué no se logró penetrar en los hogares para que se genere esa separación, y por qué esa lógica tampoco logró impacto en los grandes comercios, que son los mayores productores de desechos. Y todo esto cuando en la ciudad hubo recursos vinculados a la higiene urbana, y se hizo una gran inversión en contenerización”.
El proyecto propone que las metas serán “de un 50 por ciento para el 2021, de un 65 por ciento para el 2025 y un 80 por ciento para el 2030, tomando como base los niveles enviados al Ceamse durante 2012”. En tanto que prohíbe para el 2028 “la disposición final de materiales tanto reciclables como aprovechables”.
Por otra parte, resalta la necesidad de incluir nuevas tecnologías a fin de colaborar con la reducción progresiva de la disposición final en los rellenos sanitarios e impulsa, en ese marco, la valorización energética.
Como resultado de ese método se destaca “una reducción del volumen de los residuos hasta en un 90 por ciento y la generación de cenizas que pueden ser reutilizadas en la industria de la construcción”.
Y añade que “el principal objetivo será disminuir la cantidad de residuos que son dispuestos en relleno sanitario, permitiendo así valorizar un recurso que actualmente no presenta posibilidad de recupero alguna”.
Por último, indica que “gracias a la implementación de esta tecnología se puede recuperar la energía contenida en los residuos la cual, bajo un proceso de combustión controlado, puede ser transformado en energía eléctrica e inyectada en la red para uso domiciliario”.
“Esto permite incorporar energía a parir de una fuente alternativa, entendiendo que la matriz energética de la República Argentina presenta alta dependencia al combustible fósil”, precisa.
Sostiene además que “son numerosos los países que han complementado su gestión de residuos con plantas de este tipo y que se volvieron una parte fundamental de su matriz energética, tal es el caso de Francia, Alemania, Holanda, Bélgica, España, Japón, China, Estados Unidos de América, Canadá y sobre todo los países nórdicos”.
Para el defensor adjunto, la discusión deberá incluir la problemática social que se abre al dejar de lado a los recolectores manuales, por lo que es “necesario que se explicite en el nuevo modelo que se quiere  implementar qué va a ocurrir con ellos, que no haya una voluntad de atentar contra los recolectores urbanos”, remarcó.
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CEAMSE mira a la incineración con buenos ojos



Basura: la CEAMSE analiza modelos de incineración para la ciudad

Fecha de Publicación
: 08/03/2018
Fuente: La Nación
Provincia/Región: CABA - Buenos Aires


El tiempo es bastante relativo en términos de decisiones políticas. ¿Cuánto son cinco años? Para la Coordinación Ecológica Área Metropolitana Sociedad del Estado (Ceamse), que gestiona la disposición de la basura en el ámbito integrado por la ciudad de Buenos Aires y 40 municipios del conurbano, cinco años es muy poco.
En ese lapso, para 2023, se terminaría la vida útil del Complejo Ambiental Norte III, donde hoy se depositan los residuos. Por eso, es que, aunque no lo quieran admitir públicamente, estudian modelos europeos para tratar de aplicarlos aquí y buscan interesar a la dirigencia política de encarar una nueva etapa del manejo de los residuos sólidos urbanos (RSU).
Una reciente visita a plantas de termovalorización (incineración de basura que genera energía eléctrica y calefacción) que funcionan en París, Viena y Amsterdam permite intuir que ese es el modelo que más convence a las autoridades del Ceamse de cara a 2023. Construir una planta como la que funciona a menos de dos kilómetros de la torre Eiffel, sobre el río Sena, demoraría tres años y podría costar unos 200 millones de euros.
Si se tiene en cuenta que al menos la ciudad de Buenos Aires debería modificar su ley para permitir la incineración de la basura, prohibida en su territorio y en cualquier lugar del país que pudiera suceder, y que el año próximo el foco de atención política estará en la campaña electoral para elegir jefe de gobierno, presidente y gobernador bonaerense, los cinco años pasan casi mágicamente a ser mucho menos. "No hay decisión tomada sobre ningún recurso, pero si no hacemos que el problema sea de todos no lo vamos a resolver", sostuvo a la nacion Gustavo Coria, presidente del Ceamse, tras recorrer la planta de Syctom, que trata los residuos de París.
"El problema lo tenemos que plantear hoy para no sufrir una crisis en cinco años", agregó. Y advirtió: "No tenemos un horizonte complicado, pero no es prudente ni sensato no llevar soluciones. En el borde del abismo, siempre se pusieron parches".
Acompañado por Marcelo Rosso, gerente de Nuevas Tecnologías de la Ceamse, y del subsecretario de Reciclado porteño, Renzo Morosi, y un grupo de periodistas argentinos, Coria lideró una comitiva que dialogó con funcionarios nacionales franceses y municipales de París, Viena y Amsterdam, así como con responsables de la operación de las plantas de termovalorización.
"El tema de la basura tendría que ser un tema técnico, no un tema político. Estudios efectuados con la Facultad de Ingeniería de la UBA nos anticipan que para 2030 cada ocho días llenaremos un estadio del tamaño del Real Madrid de basura. Actualmente es cada 11 días. Los rellenos sanitarios tienen vida útil y, si bien tenemos cinco años por delante, el tiempo pasa rápido", explicó Coria.
Ninguno de los tres representantes del manejo de residuos que compartió la semana pasada visitas a tres plantas usa la palabra "incineración", prefieren el término técnico de "termovalorización", porque el sistema permite generar energía eléctrica y calefacción.
De hecho, en la planta HVC de Alkmaar, a 42 kilómetros de Amsterdam, el asesor Wiebe Bosma admitió: "Incinerar traía malos recuerdos de los días de la Segunda Guerra Mundial y de los inicios, hace casi 100 años, de esa manera de manejar los residuos en Holanda". Y recordó que hasta mediados de los 60, los canales que circundan Amsterdam eran el lugar donde se arrojaban los residuos. "Hoy la ciudad está entre las tres más limpias de Europa e incluso la reina argentina Máxima nada en el canal en una competición anual para fomentar la actividad ecológica", agregó Evert Lichtenbelt, asesor externo en temas de residuos del gobierno holandés.
A su criterio, y en coincidencia con el responsable de reciclaje y valorización de los RSU de Francia, Loic Lejay, y con Martina Ableindinger, representante de la comuna de Viena en el manejo integral de los residuos de esa ciudad, la clave de aceptación social de las plantas de termovalorización son tres: "Hay que ser limpio, transparente y honesto".
Por eso, es que en los tres modelos visitados por la Ceamse, los controles sobre la operación de las plantas de termovalorización los hacen el Estado nacional y las comunas. En algunos casos, como en el de Amsterdam, hay diálogos con las ONG dedicadas al cuidado del ambiente. Y en casi todas las ciudades, se puede seguir por Internet la emisión de los vapores que se envían a la atmósfera luego de todo el proceso.
En todos los casos, la incineración de basura es parte del sistema y no el centro de la solución. París todavía de manera incipiente, Viena y Amsterdam con más vigor, llevan adelante sistemas de reciclaje de residuos desde el mismo momento en que una persona descarta algo que no necesita. No solo hay contenedores dispuestos en distintos lugares de las ciudades donde se puede desechar material orgánico, residuos verdes, cartones y papeles y vidrios, sino que cuentan con "puntos verdes" donde gratuitamente se pueden entregar muebles, materiales de construcción, electrodomésticos o electrónicos en desuso y hasta libros.
A diferencia de lo que sucede en la ciudad de Buenos Aires, donde el vecino paga la tasa por alumbrado, barrido y limpieza, en Amsterdam y Viena se paga específicamente por la recolección de residuos domiciliarios. Y Viena, aunque no lo aplica con rigor, tiene un sistema de penalización para quien no cumple con el proceso de reciclado o de disposición de residuos en los contenedores designados.
En Viena, además, cada seis años la comuna revisa el programa de gestión de residuos. "Actualmente, en distintos talleres se elaboran estrategias entre empleados, científicos y personas que trabajan con el medio ambiente para definir cómo vamos a seguir adelante", contó Ableindinger.
"Debemos trabajar en la prevención de la generación de los residuos, en la recolección y la separación de los materiales para aprovechar mejor el proceso. Y hay que entender que incinerar la basura es el último recurso y no el principal. Todos tenemos que lograr una economía circular a partir de los desechos", concluyó.
En noviembre pasado, siete ONG ambientalistas alertaron, ante la idea de la incineración, sobre los riesgos para la salud y el hábitat del procedimiento. En ese momento, Cecilia Allen, de la Coalición Ciudadana Anti Incineración, advirtió: "Es una fuente de emisión de una gran cantidad de compuestos tóxicos para la salud, incluyendo varias sustancias cancerígenas. Además, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, tres millones de personas mueren al año en el mundo por causa de la contaminación del aire. Sumar contaminación aérea a ciudades ya saturadas de contaminantes, como Buenos Aires y otras del conurbano bonaerense, implicará un nuevo deterioro en los índices de calidad del aire".
En el área metropolitana, la discusión y la búsqueda de consensos acaba de empezar. El tiempo corre.

Radiografía del área metropolitana

- 15.839.000 habitantes. Es la cantidad de personas que residen en el área metropolitana, integrada por la ciudad de Buenos Aires y 40 municipios del conurbano
- 18.500 toneladas. De residuos sólidos urbanos (RSU) se generan a diario. Mensualmente son 550.000 toneladas
- 170.000 viajes mensuales. Hacen los camiones que recolectan y trasladan la basura. Se usan 307.000 litros de combustible
- 1 estadio de fútbol. Del tamaño del Real Madrid es la superficie simbólica que se llena de basura cada 11 días.
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