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Industria petrolera 'compensa' emisiones con cáñamo

 


Petróleo y gas: Río Negro apuesta al cultivo de cáñamo para capturar emisiones de carbono

Fecha de Publicación
: 04/04/2024
Fuente: Diario Río Negro
Provincia/Región: Río Negro


La Provincia impulsará el cultivo de cáñamo para el secuestro de carbono producido en operaciones de la industria hidrocarburífera. La secretaría de Energía se comprometió a crear políticas junto con las empresas del sector.
La secretaría de Energía de Río Negro, junto con la Fundación Faro Patagonia, ratificaron el convenio para impulsar el cultivo de cáñamo, para capturar dióxido de carbono producido por la industria del petróleo y el gas. Se trata de una de las plantaciones más eficientes para el secuestro de emisiones. Ahora, se trabaja en la conformación de un clúster para ordenar las iniciativas en la provincia.
El convenio se da en el marco del llamado «Proyecto Cáñamo», de la Fundación, que propone la integración laboral de personas con Trastorno del Espectro Autista (TEA) al cultivo y a la producción de productos derivados de esta planta. Se considera como una opción más para reducir la huella de carbono que produce el sector en la región, «favoreciendo la diversificación productiva«, indicaron.
«Se busca es que las empresas operadoras que realizan exploración, explotación y transporte de hidrocarburos dentro del territorio provincial, tengan el cultivo de cáñamo como una forma de compensación del carbono que emiten al producir y/o industrializar sus productos», se lee en el acuerdo firmado entre ambas partes en septiembre del 2023 y ratificado el mes pasado.
La secretaria de Energía, Andrea Confini, dialogó con Energía On y expuso que el proyecto está en etapa incipiente. Por lo que, por el momento, se evalúan las posibilidades, la trazabilidad de la semilla, qué regiones de la provincia son más aptas para su cultivo y la unificación de las actividades de distintos grupos, como un equipo de investigación de la Universidad Nacional de Río Negro.
El cáñamo es una de las variedades no psicoactivas de cannabis y es de rápido crecimiento. Según datos expuestos por la Provincia, secuestra 22 toneladas de dióxido de carbono por hectárea al año, «más que cualquier otro cultivo o bosque, teniendo una función provechosa para el medio ambiente y viéndose beneficiado este cultivo por la baja necesidad de aportes de nutrientes y la mejora de la salud del suelo en el que crece».
La participación de la secretaría de Energía en el acuerdo apunta a vincular a las empresas del sector privado con la Fundación, «siendo una acción política pública tendiente a la preservación de medio ambiente y los recursos naturales promoviendo la diversificación de la matriz productiva provincial al apoyar un plan de acción que generará la radicación de empresas con compromiso social y ambiental promoviendo la inclusión laboral», se lee en el acuerdo.
Desde la secretaría deberán diseñar en colaboración con el sector privado una política destinada a consolidar una producción de hidrocarburos a mediano y largo plazo, «con baja intensidad de emisiones de gases de efecto invernadero, procurando alcanzar la carbono neutralidad», se indica. El convenio tendrá tres años de duración y se puede renovar por periodos iguales.
«Todos debemos pensar de qué manera empezamos a mitigar el carbono o el metano que ponemos en la atmósfera. Trabajar también de qué manera somos más eficientes y contaminamos menos o cómo podemos compensar las actividades. Es un proyecto que nace y después va a escalar», aseguró Confini.

Vaca Muerta también forma parte del Proyecto Cáñamo
A mediados del año pasado, el entonces ministro de Energía y Recursos Naturales, Alejandro Monteiro firmó un acuerdo con la misma fundación para instalar el cultivo de cáñamo para reducir la huella de carbono en la producción de Vaca Muerta.
“Es una alternativa más para una producción de hidrocarburos más sustentable, aspecto que nos permitirá continuar creciendo en el desarrollo de las actividades, bajando la intensidad en la emisión de gases de efecto invernadero”, había indicado Monteiro.
Tanto Neuquén como Río Negro cuentan con sectores en el territorio de las provincias que favorecerían el cultivo. “Hay una franja desde Río Negro y parte de Neuquén que tiene el clima, la tierra más productiva para su desarrollo. Hay que tratar de darle trazabilidad a la semilla para que sirva y que se adapte mejor a la zona”, explicó Confini.
Ahora, el objetivo es unificar experiencias y “compartir conocimiento adquirido en ambas provincias y a partir de ahí generar una estrategia de desarrollo para el cultivo del cáñamo”, adelantó la funcionaria.
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La biodiversidad de las grandes urbes modificada

 


El cambio climático reconfigura la biodiversidad de las grandes ciudades como Buenos Aires o Rosario

Fecha de Publicación
: 03/04/2024
Fuente: La Nación
Provincia/Región: Nacional


La paulatina tropicalización de las regiones templadas de la Argentina por efecto del cambio climático comienza a generar cambios en poblaciones de insectos y animales
Durante las primeras semanas de la pandemia, cuando todo se detuvo, muchos habitantes de las grandes ciudades “descubrieron” que, a su alrededor, existía una abundante fauna urbana que seguía adelante con su vida, completamente indiferente a las desgracias coyunturales de la humanidad. Aves, insectos y mamíferos, sin interferencia alguna, reconquistaron territorios perdidos y se volvieron visibles al gran público, a modo de recordatorio de que las ciudades son importantes centros de biodiversidad y, como ocurre con todo el planeta, están siendo impactadas por el cambio climático.
En la Argentina, donde el 92% de la población vive en núcleos urbanos, todavía no se ha estudiado esto en profundidad, pero algunos eventos como el actual brote de dengue ponen en debate la forma en la cual el clima, la fauna y la vida urbana interactúan, así como la influencia del calentamiento global en el diseño de estas interacciones.
Según Guillermo Montero, ingeniero agrónomo y ex decano de Agrarias de la Universidad Nacional de Rosario (UNR), el cambio climático genera que eventos extremos de precipitaciones y sequías sean más frecuentes. “Esta nueva velocidad de eventos catastróficos hace que, muchas veces, algunas especies no puedan adaptarse a ese cambio y tiendan a desaparecer, rarificarse o vean sus poblaciones disminuir”. Al mismo tiempo, ocurre que otras especies pueden “adaptarse extraordinariamente bien hasta volverse invasoras por aumento poblacional, tras el cambio de la condición ambiental”.

Un mundo de mosquitos
El actual brote de dengue en la Argentina llegó a proporciones alarmantes: según los últimos datos del Boletín Epidemiológico Nacional, desde el 1° de enero de este año hasta el 23 de marzo, se registraron 163.419 casos, y alrededor del 90% son autóctonos. Es decir que hay seis veces más de casos registrados que en 2023. De ese total de contagios, hasta ahora, hay 119 casos fatales.
Con la salud en riesgo, llegó la pregunta: ¿hay relación entre el cambio climático y una mayor presencia de mosquitos en zonas consideradas templadas, como Buenos Aires o Rosario?
Hay muchos estudios, como este de la revista científica The Lancet, que marcan la correlación entre el cambio climático y el aumento en la distribución geográfica de enfermedades como el dengue. La tropicalización del clima en regiones antes templadas se traduce en condiciones más favorables para que el vector se reproduzca y se propague en una zona geográfica cada vez más amplia. “Los brotes se están volviendo recurrentes, antes eran cada cuatro o cinco años, después aceleró el ritmo y ahora tuvimos el año pasado y este año otro, es algo inédito, nunca habíamos tenido dos seguidos”, dijo Carlos Tasinato, ingeniero agrónomo a cargo de la dirección de Control de Vectores de Rosario.
Y agrega: “A esta altura es imposible negar el cambio climático, que hace que empiece a haber promedios de temperaturas más altas en estas latitudes durante más tiempo a lo largo del año. A eso este año le sumamos El Niño, que trae lluvia, y el resultado es que hay más mosquitos que antes, durante más tiempo”.
Según Tasinato, además de las cuestiones climáticas hay otras que ayudan a entender la re emergencia del dengue en la zona central del país, como el crecimiento de la población urbana, deficiencias de infraestructura en la provisión de agua y la multiplicación de la basura plástica, que es lo que sirve de criadero a la especie de mosquito que transmite la enfermedad, el Aedes aegypti: “muchas veces vemos este tipo de basura en los domicilios. Falta muchísima educación ambiental para entender la parte que nos toca en todo esto”, explicó.

Aves urbanas
Las poblaciones de aves también están siendo afectadas por la crisis ecológica, que excede el calentamiento del planeta e incluye otros vectores o “drivers” como los cambios de uso del suelo, que significan la pérdida o modificación profunda de ambientes naturales como pastizales, humedales o bosques por ambientes reacondicionados para hacer agricultura y/o ganadería. Según Aves Argentinas, las aves son indicadoras de la salud de los ambientes y “permiten conocer los impactos del cambio climático de manera rápida”.
“El aumento de la temperatura genera cambios en la dinámica y distribución de las aves y afecta la composición de las comunidades”, señalan desde esa organización.
Una investigación liderada por el biólogo Guillermo Sferco, del Centro de Zoología Aplicada de la Universidad de Córdoba, que analiza el comportamiento de las aves del centro de la Argentina, destaca que el cambio climático modifica la distribución de las especies tanto en las latitudes (migraciones de norte a sur y viceversa) como en su disposición altitudinal: especies que viven en la llanura o en zonas bajas de los sistemas montañosos tienden a buscar mayores altitudes. A esto se suman cambios vinculados a las migraciones, ciclos reproductivos que se adelantan y la falta de alimento para sus crías.
Desde su conocimiento y observación empírica, Tasinato subraya que en la zona de Rosario “hoy parece haber más variedad de pájaros que hace algunas décadas atrás”, algo que atribuye a la desaparición de montes y pastizales naturales por presión de la frontera agropecuaria. “La ciudad es como un imán por sus parques y arbolado. Esto atrae a muchas aves, que ante la degradación de sus ambientes naturales encuentran refugio y alimento en las ciudades, aunque pueda parecer paradójico”, dijo el ingeniero agrónomo.

Animales sueltos
Según argumentó Montero, existen al menos tres ejemplos actuales para ilustrar de qué manera la paulatina tropicalización de las regiones templadas por efecto del cambio climático, comienza a generar algunos cambios en poblaciones de insectos.
Uno de esos ejemplos es la irrupción a gran escala de una especie de chicharra popularmente llamada “chicharrita del maíz” (cuyo nombre científico es Dalbudus Maidis) que está haciendo estragos en esos cultivos, en los que genera un achaparramiento causado por la bacteria Spiroplasma kunkelii que puede generar una merma de rendimiento de hasta el 70%.
Si bien la Spiroplasma es una enfermedad endémica del maíz en el norte argentino, según un comunicado de Aapresid “en la actual campaña se convirtió en un dolor de cabeza en zonas donde antes no era un problema”, como las provincias centrales como Santa Fe, Córdoba o Buenos Aires.
Un segundo ejemplo es el del mosquito Aedes Albopictus (que no es el que transmite dengue) o “mosquito charquero”, muy popular en las zonas húmedas. “Siempre estuvo, pero en un clima tropicalizado encuentra mejores condiciones ambientales durante más tiempo para vivir y reproducirse”, explicó el especialista.
Finalmente, el ingeniero agrónomo citó el caso de la mariposa Junonia Genoveva, que en el último tiempo se volvió muy presente en la ciudad de Buenos Aires. “Es una especie migratoria y que encontró condiciones ambientales particulares para que haya una cantidad extraordinaria en esa ciudad, una especie de invasión debido a un incremento poblacional muy notable”, dijo Montero.
Otro nuevo habitante que se ha adaptado muy bien a la vida urbana en las grandes ciudades del centro de la Argentina es el gekko, pequeño reptil de origen africano que desde hace varios años se volvió muy frecuente en esta zona del país. “Tiene origen mediterráneo, del norte de África. No se sabe bien cómo llegaron, quizá en algún barco de carga. Lo cierto es que encontraron un ambiente favorable y no tienen depredadores naturales. Comen insectos y no tienen importancia sanitaria ya que no transmiten enfermedades”, contó por su parte Tasinato.
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Ya hay dos 'árboles inteligentes' en el país

 


Árboles inteligentes: alternativas tecnológicas contra la contaminación urbana

Fecha de Publicación
: 02/04/2024
Fuente: BaeNegocios
Provincia/Región: Nacional


Uno está en Capitán Bermúdez, Santa Fe, y equivale a 234 árboles forestales. El otro, que es líquido, purifica el aire como 20 árboles forestales jóvenes y está en la Ciudad de Buenos Aires.
La incontenible polución en las grandes ciudades obliga a apelar a soluciones biotecnológicas que ayuden a los árboles emergentes ante tanto cemento a procesar el dióxido de carbono y morigerar así el nivel de contaminación.
Surgió así el primer “árbol inteligente” de Argentina que, al ser un proyecto innovador con generación de conocimiento que aplicaba tecnología, tanto electrónica en la selección de proveedores, y que estaba relacionado con el ambiente, obtuvo un subsidio del FONTAR (Fondo Tecnológico Argentino).
Fue instalado en una estación de servicio de la localidad santafesina de Capitán Bermúdez, no solo para ahorrar energía, sino para ir un poco más allá y generar un aporte al medio ambiente.

Cómo es el "árbol inteligente"
Se trata de una estructura modular, que no tiene tronco ni ramas, está compuesta por musgos y se alimenta de energía solar, lo que le permite procesar la misma cantidad de dióxido de carbono que 234 árboles naturales.
El titular de Grupo CAE, Cristian Echeverría, contó que este proyecto se desarrolló íntegramente en Argentina, y que estos dispositivos están siendo implementados en ciudades como Ámsterdam, Hong Kong o Alemania para combatir el efecto invernadero por el calentamiento global y la contaminación del aire.
En la Ciudad de Buenos Aires, se instaló un dispositivo con la capacidad de absorber dióxido de carbono para purificar el aire, diseñado y puesto en funcionamiento por especialistas del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) en colaboración con Y-TEC (la empresa de tecnología de YPF).
Se basa en el  proyecto original serbio, el Liquid 3. Es un módulo de fotobiorreactores con microalgas nutrido del dióxido de carbono (CO2) y del aire para crecer, generando oxígeno y biomasa. Así se purifica el ambiente.
El árbol líquido serbio dispone de una estructura rectangular con un panel solar, luz de noche, un estanque “pecera” en el que hay microalgas, punto de carga USB y un asiento que alberga una capacidad para tres o cuatro personas, similar al de las paradas de autobuses.

Árboles inteligentes: cómo funcionan
“Una bomba inyecta continuamente aire del entorno (con altos niveles de CO2) y hace circular el agua para que las algas, mediante la fotosíntesis, absorban el CO2 y liberen oxígeno, al igual que otros organismos fotosintéticos como los árboles”, explicaron sobre el funcionamiento.
Las ventajas principales tienen que ver con el medio ambiente, que ya usa un concepto alternativo de ecologización sostenible, y sociales, porque produce “mayor conciencia sobre la protección del medio ambiente”.
Los fotobiorreactores urbanos utilizan la capacidad de microalgas para destacar el CO2 y generar oxígeno y biomasa, de modo que los expertos consideran que son “entre 10 y 50 veces más eficientes que un árbol”.
Cada unidad se denomina Y-Algae y fue producida en conjunto con la compañía Y-TEC e Inbiotec-Conicet.
Según los especialistas, cada una “equivale aproximadamente a 20 árboles forestales jóvenes en su capacidad de purificar el aire”.
Los estanques de este producto deben ser vaciados de manera periódica y el agua con microalgas debe ser reemplazada, por lo que la viabilidad de esta metodología en las ciudades depende del correcto mantenimiento.
El tiempo dirá si el árbol líquido efectivamente cumple con las expectativas en cuanto a la contaminación.
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Los factores que explican la epidemia de dengue en Argentina

 


Cambio climático y otras dos razones que explican la epidemia de dengue en Argentina

Fecha de Publicación
: 01/04/2024
Fuente: InfoBae
Provincia/Región: Nacional


El país sufre la quinta epidemia nacional por la infección transmitida por mosquitos. Cuáles fueron los factores que influyeron para que el virus se expanda en 19 de las 24 jurisdicciones, según los expertos
“Sin mosquito no hay dengue” se suele afirmar al hablar de la prevención de la infección desde hace años. Pero hoy habitan muchos mosquitos de la especie Aedes aegypti desde provincias como Jujuy y Salta hasta la zona de la Patagonia Norte, en la Argentina, y está en curso la peor epidemia de dengue en la historia del país, tras registrarse 151.310 casos de dengue y 106 fallecidos, según la última actualización del boletín del Ministerio de Salud de la Nación.
Nunca antes en el país, desde la reemergencia de la infección en 1997, hubo tantos casos confirmados, tantos casos graves reportados (325), ni tantas muertes. En la temporada anterior (2022/2023) solo se habían registrado 65 fallecidos.
La epidemia ha llevado a desbordar la atención en centros de salud y hospitales de grandes ciudades por el aumento de las consultas de personas con síntomas y a dificultar el acceso al uso de los repelentes por falta de stock o debido a su alto precio.
Las autoridades sanitarias hicieron llamados a que se colabore más en la eliminación de criaderos de huevos y larvas de mosquitos que pueden estar en recipientes con agua tanto limpia o sucia dentro o en los alrededores de los edificios en las ciudades.

Qué pasa con la vacuna para el dengue
También surgió el debate sobre la posibilidad de incorporación de la vacuna contra el dengue en el sector público a raíz de que la Comisión Nacional de Inmunización (CoNaIn) recomendó al Gobierno avanzar en la implementación de una “estrategia focalizada de vacunación”.
Por el momento, la vacuna está disponible en el sector privado. Las provincias Misiones y Salta comenzaron con la aplicación en grupos poblacionales específicos en vacunatorios públicos, tal como informó Infobae el 26 de marzo.
En Brasil -donde ya murieron 897 personas en 2024- se empezó a vacunar en febrero pasado dentro del sistema de salud público a personas de 10 a 14 años, que residen en municipios con tasas de incidencia alta.

Cómo comienza el dengue
Los síntomas del dengue son fiebre alta acompañada de uno o más síntomas como dolor de cabeza, detrás de los ojos, muscular o de las articulaciones, náuseas, vómitos, cansancio intenso, aparición de manchas en la piel, picazón, y sangrado de nariz o encías.
Cuando una persona contrae el dengue, significa que fue picada por una hembra del mosquito Aedes aegypti que estaba infectada. Ese insecto a su vez había adquirido el virus al picar a otra persona que estaba infectada en una zona cercana, otra ciudad o país.
Desde 2009 en adelante la Argentina ha sufrido otras 4 epidemias nacionales de dengue. Pero la actual es la peor por su magnitud. De las 24 jurisdicciones que conforman el país, 19 tienen circulación autóctona (es decir, las personas se contagian en sus casas o en la localidad donde viven).
Se registró una incidencia acumulada de 321 casos por cada cien mil habitantes en esta temporada, y el virus amplió también su área de circulación. Por primera vez, se notificaron casos autóctonos de dengue en Olavarría, Azul y Bahía Blanca, provincia de Buenos Aires, a más de 600 kilómetros al sur de la Capital.

Cuáles son los factores ambientales y sociales del dengue
“La epidemia del dengue es una problemática socio-ambiental”, dijo a Infobae la científica Elizabet Estallo, investigadora en el Instituto de Investigaciones Biológicas y Tecnológicas, que depende del Conicet y la Universidad Nacional de Córdoba.
Lo afirmó porque hay factores ambientales que favorecieron que los mosquitos y el virus del dengue impacten más hoy y cuestiones de la sociedad humana que contribuyen al desarrollo de la epidemia. “Estamos criando a los mosquitos”, resaltó.
Desde el Conicet, la doctora Estallo ha realizado estudios desde 2005 que demuestran una asociación entre la cantidad de huevos que ponen las hembras de mosquitos y las condiciones ambientales.
Como consecuencia del cambio climático que se ha producido en el planeta inducido por la emisión de gases de efecto invernadero, se han registrado aumentos en la temperatura mínima promedio en el país. Esos incrementos ayudaron a prolongar los meses en que los mosquitos y el virus del dengue encuentran las condiciones adecuadas para vivir.
Por otra parte, las poblaciones de mosquitos Aedes aegypti habitan principalmente en las ciudades o áreas suburbanas. “En las ciudades, se generan lugares que resultan adecuados para que los insectos se críen. Por ejemplo, se acumulan residuos y hay basurales a cielo abierto, que pueden incluir criaderos de mosquitos”, comentó la investigadora del Conicet, quien impulsa un proyecto de ciencia ciudadana, con 6 escuelas secundarias de Córdoba.
“En algunos municipios se fumiga cuando es el momento de hacer campaña para eliminar recipientes en desuso con agua o descacharrar. Eso confunde a la gente porque sale a reclamar fumigación cuando se requiere un control integrado de la problemática, que implica una política pública orientada también a la prevención”.
Además, otro factor es que por el fenómeno de El Niño, llovió más que lo normal en algunas zonas del país.
En tanto, el doctor Ricardo Gurtler, investigador del Instituto de Ecología, Genética y Evolución de Buenos Aires, que depende del Conicet y la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires, comentó a Infobae: “Hubo un derrame desde Brasil, que tiene una alta incidencia de casos de dengue, hacia otros países del Cono Sur y hacia otras regiones de América. Pero también hay que considerar que la Argentina tiene un intercambio muy fuerte con Paraguay y Bolivia. Allí hubo brotes epidémicos este año y eso también impacta en nuestro país”.
Otro factor -indicó Gurtler- es el aumento de la temperatura y el cambio del régimen de las lluvias que puede influir en la problemática del dengue. “Pero también puede haber años con sequías, que también influyen. Porque se almacena agua de manera inadecuada y así se favorece la creación de criaderos gigantescos de mosquitos”, dijo. También el científico apuntó al comportamiento social.
“Una cuestión clave es que, desde la primera epidemia de 2009, los diferentes gobiernos nacionales han descargado su responsabilidad a los individuos o a los hogares. El Estado (tanto a nivel municipal, provincial como nacional) se fue retirando de realizar acciones de promoción y prevención del dengue. También ocurrió en otros estados de América Latina. Ahora, se habla de la vacuna como si fuera la única medida pero debería ser considerada como parte de un control integrado”, afirmó Gurtler.
“Es importante que se establezcan políticas públicas para el manejo del dengue y que se desarrollen todo el año -afirmó Gurtler-. Es un problema muy complejo que se debería trabajar de manera estratégica como lo está haciendo Brasil ahora. Hay que mirar que Uruguay, que es un país limítrofe, tiene un brote mucho menor que el de Argentina”.
Carolina Ocampo Mallou, investigadora del Instituto de Investigación e Ingeniería Ambiental de la Universidad Nacional de San Martín y el Conicet, y del Grupo de Filosofía de la Biología de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA, había comentado a Infobae en un artículo publicado el 11 de febrero que solo “se ha puesto el eje en el criadero de mosquito del domicilio, pero debería haber más trabajo del Estado en los espacios públicos para que se mejoren las condiciones ambientales de los barrios. Se debería salir de la lógica individual”.
El jueves pasado, la OPS informó que si bien el dengue está en aumento en toda América Latina y el Caribe, los países más afectados son Brasil (83%), Paraguay (5,3%) y Argentina (3,7%), que concentran el 92% de los casos y el 87% de las muertes.
También se registró un aumento de casos en países como Barbados, Costa Rica, Guadalupe, Guatemala, Martinica y México, donde la transmisión suele ser más alta en la segunda mitad del año. Durante los últimos 12 meses, la agencia sanitaria emitió 9 alertas epidemiológicas para que los gobiernos adopten a tiempo medidas de prevención y control para dengue.
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Los problemas ambientales que preocupan en Argentina

 


Cinco problemas ambientales que preocupan a la población argentina

Fecha de Publicación
: 20/03/2024
Fuente: Comercio y Justicia
Provincia/Región: Nacional


Una investigación reciente de la Fundación COLSECOR permitió conocer cuáles son los cinco problemas ambientales centrales que preocupan a la población argentina.
Los resultados de este estudio fueron publicados al inicio de esta semana en el documento titulado Problemas y percepciones respecto a prácticas ambientales y gestión de residuos en Argentina.
El estudio  fue desarrolladoentre el 6 y el 27 de noviembre de 2023, mediante una encuesta digital implementada en todo el territorio nacional. Con precisión, se diseñó un cuestionario estructurado, a través del cual se logró recolectar la opinión de 1456 casos, calibrados según parámetros censales de género, edad, nivel educativo y tamaño de ciudad. Para la realización del trabajo, se contó con la participación de los politólogos Mario Riorda y Griseña Ibaña.
“Como fundación cooperativa, consideramos que es fundamental producir información y poner en agenda el tema ambiental, teniendo en cuenta su importancia para la salud, el bienestar y la calidad de vida de las personas. Cabe resaltar que el estudio se presenta además en clave territorial, lo que significa que sus resultados están detallados según cantidad de habitantes”, indicó sobre la importancia del estudio Alberto Calvo, del área de Relaciones Institucionales de fundación.
En detalle, se pudo conocer que para las personas que habitan el suelo argentino existen cinco problemáticas ambientales principales. En primer lugar el cambio climático (17,9%), seguido de la contaminación del agua (13,1%), los residuos (9,9%), la contaminación del aire (8,2%) y la deforestación (7,6%). Luego, en menor orden de importancia, se sitúan otras temáticas como la sequía, la falta de hábitos de consumo sostenibles, la contaminación del suelo, los incendios forestales, y la limpieza de las ciudades, entre otras cuestiones señaladas por las personas encuestadas.
En cuanto a la relación de los temas clave con el género, también se pudo observar que el cambio climático preocupa más a las mujeres, mientras que quienes señalaron identificarse con el género masculino encontraron como más preocupante la contaminación del agua y el destino de los residuos.
“Las personas de 60 años o más manifestaron más preocupación por el cambio climático que los jóvenes. A su vez, los jóvenes están mucho más preocupados por el tema de los residuos que las personas adultas”, precisó en tanto el comunicado de la fundación, al correlacionar la percepción de las problemáticas con la edad de quienes contestaron las encuestas.
Mientras, en lo relacionado al lugar de residencia, el tamaño de las ciudades no pareció incidir en la selección de las diferentes problemáticas, aunque el equipo investigador notó que en las grandes urbes existe una mayor preocupación por la contaminación del aire.

Conciencia
Por otro lado, el estudio también indagó sobre la conciencia ambiental de la población.
“Frente a una serie de opciones valorativas, las personas consultadas acordaron ampliamente (ya sea porque están “muy de acuerdo” o “algo de acuerdo”) en que el ambiente debe ser protegido cueste lo que cueste (94,1%)”, indicó el comunicado de prensa de la Fundación COLSECOR.
“También hay amplio acuerdo con que el deterioro ambiental puede detenerse con un cambio en el modo de vida (93,4%) y con que en los últimos diez años la situación ambiental empeoró considerablemente en el país (90,4%)”, advirtió el estudio.
Mientras, respecto de otras dos afirmaciones que lograron  los mayores porcentajes de acuerdo fueron “creo en las cuestiones ambientales porque tengo conciencia ambiental´ (90%) y “la elección de un consumo energético se relaciona con el estilo de vida” (89,2%).
En cuanto a las correlaciones por género, las mujeres se mostraron más de acuerdo que los varones en estas afirmaciones.
Además,  se puedo observar que sólo 20% de los casos se manifestó de acuerdo con que el cambio climático “no es un problema del que haya que ocuparse”.
Y en vinculación a la edad, las personas de 60 años o más y las mujeres indicaron -en mayor proporción que los hombres- estar preocupadas por el cambio climático y mostraron una mayor tendencia a los hábitos saludables con el ambiente, precisó el parte de prensa de la entidad, donde se consignaron los principales hallazgos de la investigación.

Residuos
Sobre la problemática de los residuos -que se ubicó porcentualmente en tercer lugar de importancia-, 49,1% de las personas que participaron del estudio respondió afirmativamente a la pregunta sobre si realiza separación en origen.
Mientras, al consultar qué tipo de separación se efectúa, 58,3% indicó que deja papeles y cartones por separado, en tanto 57,2% indicó que deja aparte los vidrios. Por otro lado,  51,7% manifestó separar el plástico y  41,3% declaró disponer los residuos secos todos juntos.
Con respecto a los residuos orgánicos, 50,3% de las personas sostuvo que los separa, con una mayor predominancia entre las mujeres.
Finalmente, la investigación  también consultó sobre las estrategias más usadas para desechar los residuos de aparatos eléctricos y electrónicos (RAEE). Dejarlos en un contenedor destinado a ese fin o donarlos son las alternativas más frecuentes. “Es un dato alentador que solo un 19,1% indicó dejarlos en la calle, aunque el porcentaje debiera ser 0”, aseguró la Fundación.
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Destacan el rol climático del yaguareté

 


Estudio vincula el regreso del yaguareté al Iberá con la mitigación del cambio climático

Fecha de Publicación
: 16/03/2024
Fuente: Diario El Libertador
Provincia/Región: Corrientes


La Fundación Rewilding Argentina, que lleva adelante en Corrientes el proyecto de reintroducción del yaguareté en el Iberá, con el apoyo del Gobierno provincial, se encuentra evaluando los efectos de la mencionada acción y los posibles beneficios que le puede aportar indirectamente a la mitigación del cambio climático.
El retorno del depredador tope al Parque Nacional Iberá, puede tener múltiples efectos, sobre este ecosistema mediante el restablecimiento de relaciones ecológicas que hacen a su funcionamiento.
En conjunto con Alejandro “Pipa” Welschen, becario doctoral del Conicet, y otros investigadores de la misma institución, siguen evaluando la asociación entre el retorno del yaguareté y la mitigación de los efectos del cambio climático.
Con respecto a esto último, el Becario del Conicet explicó en un video de la Fundación en Instagram que “el efecto indirecto que queremos evaluar es si, la presencia del depredador tope termina modificando la composición de los pastizales y su productividad” y agregó que “los predadores afectan directamente a sus presas modificando sus abundancias y también modificando su comportamiento”.
Al depredar sobre grandes herbívoros, como el carpincho, el yaguareté puede disminuir la presión de pastoreo de los carpinchos sobre los pastizales de Iberá. Y los pastizales, a través de la fotosíntesis, eliminan dióxido de carbono de la atmósfera aportando así a la mitigación del cambio climático.
Por lo tanto, al depredar sobre los abundantes carpinchos, los yaguaretés sostienen el desarrollo de los pastizales e indirectamente incrementan la capacidad del ecosistema de capturar carbono, mitigando así los efectos del cambio climático.
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Desde la salud ya se advierte sobre la crisis climática futura

 


El fenómeno climático que, según un experto, será un “problema gravísimo” en la Argentina la próxima década

Fecha de Publicación
: 07/03/2024
Fuente: La Nación
Provincia/Región: Nacional


Carlos Ferreyra, médico especializado en epidemiología ambiental y exconsultor de la OMS en clima, salud y ambiente, sostiene que el calor extremo demanda una estrategia clara
A dos semanas de que el termómetro marcara el final de la primera ola de calor de la temporada, con temperaturas consideradas “muy peligrosas” para la salud, se desconoce qué impacto tuvieron esos 23 días de enero y febrero en la población valores térmicos agobiantes. Y lo fue hasta el punto de de no poder responder en distritos consultados sobre la demanda de asistencia o consultas por golpe de calor o siquiera considerar, como ocurrió en una de las provincias, que el calor extremo sea un problema de salud pública.
“En la Argentina, hay cero enfermos o muertos por el calor”, señala Carlos Ferreyra, médico especializado en epidemiología ambiental y exconsultor de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en clima, salud y ambiente. Sostiene que “ningún sanitarista serio diría que el calor extremo no es un problema de salud pública” tras el Acuerdo de París de 2015 contra el cambio climático y la adaptación a sus efectos, lo que incluye la salud humana, animal y vegetal.
Con experiencia en la gestión pública, ya que trabajó en los ministerios de Salud de la Nación y de Córdoba, de donde es oriundo, asegura que el país carece de una estrategia frente a lo que anticipa que será “un problema gravísimo” en la próxima década. “Pasaron los años y no hay ninguna provincia, excepto la ciudad de Buenos Aires [por la red de refugios climáticos], con una estrategia y un plan ante el calor extremo”, dice en diálogo con LA NACIÓN. Al diferenciar por localidades, también menciona a Rosario, en Santa Fe, donde hay unos 20 puntos para buscar alivio del calor.
En el Consejo de Médicos de Córdoba, la Alianza Clima, Vida y Salud Argentina –Ferreyra preside la alianza internacional/España– organiza anualmente un curso internacional no arancelado sobre prevención y reducción de daños y pérdidas asociadas con las temperaturas altas extremas, incluida la formación en cuidados para grupos vulnerables (adultos mayores, embarazadas de alto riesgo, pacientes oncológicos o personas con enfermedades crónicas, entre otros) y, también, en información estratégica. La próxima edición es el mes que viene (Informes: escueladelcalorextremo@gmail.com).
“No tener un sistema de información epidemiológica robusto hace que el país gaste una enorme cantidad de dinero en atender pacientes que llegan tarde a la consulta. Hace que los argentinos seamos totalmente ineficientes en la actuación ante el calor extremo –dice–. Por esto es que tenemos que aplicar el principio precautorio: aun no habiendo datos sobre los diferentes impactos del calor en la población y para no dejar desamparados a los mayores, las embarazadas o las personas que utilizan terapias que pueden generar alguna vulnerabilidad con calor extremo, hay que actuar a pesar de no tener la información necesaria para gestionar.”
Otro tema que no escapa a ese programa de formación, que se extenderá hasta 2027, es la relación entre las epidemias de dengue y otras enfermedades vectoriales y la emergencia climática. “Cada vez que hay calor, se presenta con mucha eficacia porque el mosquito se reproduce más eficientemente y la población no está bien informada por lo que no puede dar una respuesta adecuada y hay incapacidad de actuar”, opina el médico, que en 2009 fue coautor del Plan Director de Prevención del Dengue de Córdoba (Ley N° 9666).
De acuerdo con un informe del Servicio Meteorológico Nacional (SMN), la primera ola de calor de la temporada 2023/2024 fue “extraordinaria” en duración y extensión geográfica. Se prolongó por 23 días (comenzó el 21 de enero y finalizó el 12 de febrero) y alcanzó a todas las provincias. Avanzó lentamente de sur a norte y, luego, al noreste del país, con valores extremos tanto para las temperaturas máximas como las mínimas diarias. El SMN cuenta con una app que emite alertas por temperaturas extremas (frío o calor).
“Este evento se caracterizó por su gran extensión territorial y duración, ya que afectó a un total de 80 localidades que cuentan con estación meteorológica oficial –detalla el texto del SMN–. Tuvo dos momentos en los que se intensificó y extendió afectando a la mayor cantidad de territorio: el primero fue entre el 31 de enero y el 3 de febrero, y el segundo entre el 5 y el 7 de febrero. En ambas situaciones, la ola de calor estaba presente en más de 55 estaciones meteorológicas.”

Consecuencias económicas
Dado que se prevé que pueda repetirse, para la Argentina eso implica, además, consecuencias económicas. “Al calor en la Argentina siempre se lo tomó como una cuestión individual, de percepción personal. Sin embargo, hoy, es el problema de salud pública más importante en términos de sus daños a la sociedad y la salud. Más en los países del hemisferio sur, donde es generador de otros muchos problemas, como incendios, sequías, disminución de la producción de alimentos e impacto directo en la capacidad productiva”, menciona Ferreyra.
Lo define, además, como un problema territorial porque afecta más donde hay condiciones que favorecen valores más altos: lugares con concentración de cemento, metal, vidrio y hormigón, sin árboles y vegetación, ríos, lagos o agua en fuentes como elementos de enfriamiento natural. “Hay argentinos que van a sufrir más el calor que otros donde se dan esas condiciones”, señala el epidemiólogo. “De los 800 municipios más afectados por el efecto de isla de calor urbano, solo dos cuentan con un plan de actuación ante el calor. Son la ciudad de Buenos Aires y Rosario. Esto genera una gran desigualdad en la Argentina”, agrega.
La preparación local que describe también alcanza a la información oportuna a la sociedad, no solo con recomendaciones de cómo prevenir un golpe de calor, sino también de cómo está afectando a la población, junto con la formación del personal en los centros de atención y los cuidados a adoptar en más de 20 profesiones con alto riesgo de sufrir estrés térmico.
“La mayor parte de los hospitales que reciben los casos complicados no tienen un plan con las guías clínicas necesarias para que los distintos servicios enfrenten los efectos del calor, a diferencia de lo que pasa con los efectos del frío –detalla Ferreyra–. Tampoco la salud ocupacional cuenta con protocolos sobre cómo el calor extremo afecta a los trabajadores ni en los sindicatos se discuten las medidas de cuidado y protección personal que deberían promover.”
Cita que, en Europa, donde trabaja a través de la alianza, hay protocolos que indican que, al superar los 32°C, los trabajadores expuestos al calor se van rotando en el descanso en un centro de enfriamiento, donde se hidratan y personal de enfermería les controla parámetros básicos para seguir con las tareas.
“Si no existen esas precauciones, el estrés térmico altera la capacidad de trabajo y los países sin estas protecciones empiezan a tener graves problemas de producción –agrega–. Todo esto demuestra que la Argentina tiene que actualizar su respuesta al calor extremo. Solo en lo laboral, tiene impacto en más de 20 profesiones u ocupaciones, como la policía, el transporte, la construcción, el trabajo en el campo o los trabajadores informales en la calle, entre otros más.”
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Documentan migraciones climáticas en el Gran Chaco

 


El cambio climático obliga a familias del Gran Chaco Americano a migrar local e internacionalmente

Fecha de Publicación
: 01/03/2024
Fuente: Diario Norte (Argentina)
Provincia/Región: Norte Argentino


De acuerdo al documento y la investigación que tuvo una duración de dos años, se ha evidenciado movilidades asociadas al aumento de la temperatura, la sequía y la falta de agua. De lo que se conoce la mayor cantidad de migraciones son a nivel interno, sin embargo, los testimonios de las autoridades locales exponen casos de migraciones internacionales.
"Los nivaclés de Cayin Ô’clim y de Uj’e Lhavos vinieron del Pilcomayo, y eso tiene que ver con el tema de la movilidad, porque ustedes saben que los pueblos chaqueños eran seminómadas. Que esto hasta hoy se nota. Y lo eran porque imagínense, en una situación como el Chaco donde a veces durante medio año hasta ocho meses no cae ninguna gota de lluvia, lógicamente la agricultura sería mortal, o sea, eso no puede ser. Entonces tenían que desarrollar otra economía. Y tenían una economía muy complementaria y para eso necesitaban ser móviles" , señala una persona entrevistada en Argentina y que refleja el estudio.
"Migraciones Ambientales en el Gran Chaco Americano" como se denomina el proyecto, se ha desarrollado a solicitud de un consorcio conformado por 11 autoridades subnacionales, de la sociedad civil, de una organización regional y de la academia. La iniciativa forma parte de la iniciativa "MIgration EU eXpertise+ (MIEUX+) que es financiado por la Unión Europea e implementada por el Centro Internacional para el Desarrollo de Políticas Migratorias (ICMPD).
Se trata del primer diagnóstico en la región que aborda esta temática lo que ha obligado a los investigadores y especialistas a implementar una metodología  con múltiples herramientas como encuestas de  pre-diagnóstico, investigación documental, entrevistas virtuales semiestructuradas, trabajo de campo y sistematización de la información y finalización del documento de lineamientos de políticas públicas.  
Durante la investigación se ha entrevistado a más de 210 personas, procedentes de más de 12 pueblos diferentes recorriendo más de 6000 km en dos misiones. Igualmente se ha entrevistado a representantes de las comunidades Aymara (originalmente de la región andina de Bolivia), Chorote, Enhlet Norte, Guaraní, Manjui, Nivaklé, Pilagá, Quechua, Tapiete, Toba, Weenayek y Wichi.
La investigación refleja la preocupación de las autoridades locales por los crecientes desastres ambientales y las profundas condiciones de sequía, eventos que, a su vez, han generado desplazamientos forzados de personas, sobre todo, jóvenes.
"Este documento se alimentó de las 3 primeras fases, mientras que el trabajo de campo fue realizado de manera independiente del equipo de investigación debido a que la indagación que debía levantarse obedecía en estricto sentido a recabar información de las autoridades locales y cómo las mismas pueden y deben diseñar políticas públicas" señala Giovanna Tipán Barrera una de las autoras del documento y la investigación.
El proyecto  no sólo aporta a la problemática de migraciones ambientales a través de un diagnóstico sobre la temática, sino que proyecta recomendaciones y propuestas desde lo público a través de un documento de lineamientos para política pública sobre migraciones ambientales en el Gran Chaco Americano.
"Las autoridades, a pesar de ser actores protagónicos en el diseño de políticas públicas, expresan que las escasas oportunidades laborales que se ofrece a nivel local constituye otro de los factores que expulsan a la población, además, los procesos migratorios han desencadenado problemáticas sociales difíciles de contener desde los gobiernos locales que cuentan con presupuestos limitados", relata el informe.
Estas políticas públicas deben responder a los desafíos ambientales, el aumento de la temperatura; la sequía, la escasez de agua y el viento del norte; las inundaciones; el desmonte y los incendios; y los impactos negativos de la construcción de infraestructuras y otros proyectos de desarrollo, detectados en la investigación.
Las conclusiones apuntan a la urgencia de diseñar políticas públicas de migraciones ambientales debido a los desafíos que enfrenta la humanidad en relación al cambio climático y los desastres ambientales, su diseño permitirá abordar de manera efectiva las necesidades de los migrantes ambientales, proteger sus derechos y brindar asistencia.
El Gran Chaco Americano, con 9 millones de personas, más de 1,1 millones de km2 ubicados en Paraguay, Bolivia, Argentina y Brasil es una región extensa que abarca diferentes ambientes ecológicos y condiciones climáticas extremas agravadas por la crisis climática y una elevada tasa de desmonte y se han construido múltiples proyectos de infraestructuras, con escasos beneficios para la población local.
En él habitan poblaciones indígenas de diferentes etnias, así como poblaciones criollas, cuyas formas y medios de subsistencia están estrechamente vinculados al territorio y están siendo fuertemente influenciados por la degradación ambiental.
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Neuquén hace punta en salud y crisis climática

 


Neuquén tiene un plan para que el sector salud se prepare frente al cambio climático

Fecha de Publicación
: 27/02/2024
Fuente: Diario Río Negro
Provincia/Región: Neuquén


Fue elaborado con apoyo de la Organización Panamericana de la Salud y el Ministerio de Salud de la Nación.
En los centros de salud y los hospitales, se hacen diagnósticos y tratan enfermedades. Se realizan acciones de prevención y promoción de la salud e investigación para encontrar soluciones para la diversidad de pacientes. Pero ese funcionamiento implica que se emitan gases de efecto invernadero a través del consumo de energía, el transporte, y la fabricación, uso y disposición de productos.
Neuquén es una de las primeras jurisdicciones de la Argentina que elaboró un plan de acción de salud y cambio climático, junto con Misiones y Tucumán.
«Como todas las demás actividades humanas, hay impactos en el ambiente. y el sector de la salud no es una excepción. Entonces hay que repensarlo y empezar a ver cómo nos adaptamos y cómo mitigamos. Adaptarnos es empezar a prepararnos a cómo vamos a seguir funcionando frente a lo que va a suceder. Y mitigar es reducir la emisión de gases de efecto invernadero, o aumentar los sumideros, por ejemplo, aumentar la plantación de árboles. No es juzgar al sistema de salud sino hacer un parate y analizar», explicó a Diario Río Negro el médico toxicólogo Horacio Trapassi, director General de Salud Ambiental y Cambio Climático del Ministerio de Salud de Neuquén.
Los sumideros son depósitos naturales que pueden absorber y capturar el dióxido de carbono de la atmósfera reduciendo su presencia en el aire.
El plan de salud y cambio climático fue creado dentro del marco del Proyecto Readiness Argentina. Fue un trabajo de dos años con apoyo de la Organización Panamericana de la Salud. Se trata de una iniciativa novedosa que marcará las bases para otras jurisdicciones del país.
El proceso fue coordinado por el área de Salud Ambiental del Ministerio de Salud provincial, la oficina de la Organización Panamericana de la Salud en Argentina, y la Coordinación de Salud Ambiental del Ministerio de Salud de la Nación, bajo la órbita de la gestión de Carla Vizzotti.
Contiene un conjunto de estrategias, medidas, políticas e instrumentos para ser implementados hasta el año 2030 para dar cumplimiento a la Ley N° 27520 de Presupuestos Mínimos de Adaptación y Mitigación al Cambio Climático Global. Es mencionado como un instrumento que se enmarca y se alinea con los objetivos y directrices del Plan Nacional de Adaptación y Mitigación al Cambio Climático.
Con el proyecto, se impulsa, entre otras cosas, una herramienta para medir las huellas de carbono de salud. Esto permitirá saber cuáles son los puntos del sistema de salud que más generan emisiones y así se podrán enfocar mejor las líneas de trabajo en el futuro.
Una de las acciones concretas es la creación de la Mesa de Salud y Cambio Climático, donde participan diferentes organismos del Ministerio de Neuquén que se reúnen de manera mensual o bimestral. Se materializó a través de una resolución de octubre de 2023 y su misión es «acompañar, consolidar y avalar las propuestas» del plan.
Un punto que tiene el plan es ver cómo optimizar la cadena de algunos insumos, por ejemplo, en su traslado.
Otras de las líneas se vincula con los residuos y su tratamiento, y pensar las estructuras hospitalarias con una perspectiva de ahorro energético.
El plan describe que hay efectos del clima sobre la salud que pueden ser directos, como los eventos meteorológicos extremos, e indirectos, que «se refieren a la incidencia y la distribución geográfica de las enfermedades transmitidas por el agua y alimentos, por vectores y de enfermedades zoonóticas, que pueden verse afectadas por cambios en las condiciones climáticas».
Un ejemplo de esto último en Neuquén es lo que ocurrió con Aedes aegypti, el mosquito transmisor del dengue. En la provincia se monitorea la situación de las poblaciones de esos insectos, desde donde hace varios años se coordinan acciones de vigilancia. Están orientadas a la recolección y registro sistemático de información sobre las poblaciones de insectos vectores, así como la identificación y evaluación de potenciales criaderos de mosquitos, su eliminación y saneamiento.
De acuerdo a esos estudios se evidenció que el mosquito transmisor del dengue pudo reproducirse en la ciudad de Neuquén. Pero hasta el momento no se puede asegurar que esté establecido como parte de la biodiversidad local, según informó la cartera de Salud en enero pasado. Sin embargo, se resaltó que haya podido completar el ciclo no había pasado antes en la provincia.

Cómo se consume energía en el sistema de salud
El funcionamiento sistema de salud implica consumo de energía para usar en transporte, electricidad, calefacción y refrigeración.
También se ejerce un consumo de energía en la cadena de suministros para la fabricación, adquisición, utilización de insumos y eliminación de residuos de los centros y los hospitales.
Las emisiones de gases de efecto invernadero por parte del sector de salud en Argentina se estimaron sobre la base de la relación que existe entre el consumo de energía de un sector y el gasto que se le destina. Representan el 2,07 % del total de las emisiones del país informadas en 2021.
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Investigadores alertan de más incendios en la Patagonia

 


Incendios en la Patagonia andina: por qué los expertos prevén cada vez más fuego

Fecha de Publicación
: 20/02/2024
Fuente: Telam
Provincia/Región: Patagonia


Los especialistas aseguran que podrían multiplicarse varias veces durante los próximos años por acción del cambio climático que generó menos precipitaciones y mayor temperatura.  
La frecuencia de los incendios forestales en la región andinopatagónica de Chile y Argentina, como los que afectan por estos días al Parque Nacional Los Alerces y al brazo Tristeza del Nahuel Huapi, se ha incrementado sensiblemente en las últimas décadas y podrían multiplicarse varias veces durante los próximos años por acción del cambio climático, según especialistas que se dedican a investigar el tema.
Sin embargo, existen miradas complementarias -quizás más "optimistas"- de más corto plazo, que proponen la aplicación de políticas centradas en el manejo de los bosques como recurso para aminorar la propagación de los fuegos.

Las causas
"En las últimas décadas los fuegos se están haciendo de mayor tamaño, de mayor severidad; se produce más mortalidad de árboles, es decir, el fuego es más intenso, y (los incendios) se están produciendo en forma más frecuente", advirtió en diálogo con Télam Thomas Kitzberger, biólogo especializado en Ambiente, Conservación y Sustentabilidad.
El investigador superior del Conicet señaló que "si antes teníamos incendios grandes cada 20 años, ahora estamos teniendo incendios grandes tres o cuatro veces por década, es decir que estamos notando ya ciertas tendencias a que el sistema está cambiando".
Este aumento se da mientras se registran cambios en el clima de la región: "Hay una tendencia en Patagonia Norte de una desecación, una disminución en las precipitaciones desde los últimos 40 o 50 años", junto con marcados "aumentos de la temperatura" como el que se experimenta este verano, en el que el termómetro superó los 35 grados y estableció el 24 de enero un nuevo récord de temperatura para Bariloche.
Junto a esta correlación de factores observables, destacó el especialista, "y como un trabajo de investigación más riguroso", el uso de modelos "entrenados", con información sobre incendios del pasado y proyectados a las condiciones del futuro que predicen los climatólogos, ha arrojado "resultados bastante sorprendentes" por su magnitud.
"Básicamente, lo que nos está diciendo ese modelo es que para mediados del siglo XXI, de acá a 25 o 30 años, las probabilidades de incendios se van a multiplicar por dos o por tres, y para fines del siglo XXI se van a multiplicar por seis o siete", previó.
Según Kitzberger, "hay que comprender cuál es la naturaleza del incendio, que requiere de tres condimentos: uno es la biomasa que debe haber para quemar. El segundo es que tiene que estar la condición climática para que se queme (el combustible tiene que estar seco), y el tercer condimento es que tiene que haber una fuente de ignición".
En los bosques de la Patagonia "tenemos muchísima biomasa ahora, porque hemos pasado períodos de baja cantidad de incendios", mientras que lo que muestra el modelo es que "los combustibles van a estar secos más frecuentemente".
En relación a ese tercer condimento, Kitzberger notó que otra de las consecuencias del cambio climático en la región es el aumento de las tormentas eléctricas y dijo que "cada vez tenemos más cantidad de incendios por rayos".
Sin embargo, aclaró, aún "el 95% de las igniciones son igniciones humanas, que pueden ser accidentales o también pueden ser provocadas", por lo que planteó que "nosotros como una sociedad organizada podemos modificar la ocurrencia de los incendios a través de las igniciones".

Una visión menos pesimista
Esta visión "pesimista" de los incendios de cara al largo plazo se contrarresta de alguna manera con la que plantea el especialista en monitoreo y manejo de bosque nativo Juan Gowda, investigador adjunto del Conicet y compañero de trabajo de Kitzberger en el Instituto de Investigaciones en Biodiversidad y Medioambiente (Inibioma).
"Yo soy ingeniero forestal de base y para mí el manejo lo es todo", subrayó Gowda en un reportaje con Télam, y dijo ser "optimista en cuanto a que veo que tenemos el doble bosque que antes y que tenemos las herramientas legales para manejar estos bosques, aunque no las estamos implementando".
La Ley de Bosque Nativo, sancionada en 2007, "permitiría manejar los bosques", a diferencia de simplemente "usarlos": "Manejo es tanto conservación como restauración como extracción", aclaró.
"Si yo dijera 'quiero que estos bosques no se quemen', tengo que empezar a pensar de acá a 100 años cómo hago para bajar su combustibilidad", definió.
Si bien reconoce que la acción temprana de combate del fuego "es lo que mejor viene funcionando hasta ahora, es decir, en cuanto hay un foco ir a apagarlo", según Gowda esta labor "no está complementada por una visión a nivel de sociedad de que tenemos que manejar estos bosques para reducir el riesgo de que se quemen".
En esta línea dijo que hoy en día "no se está haciendo retiro de combustibles como medida de manejo, no hay un plan de manejo del fuego a pesar de que hay una ley de manejo de fuego que apunte a una reducción paulatina del combustible".
Los investigadores coinciden en que la problemática de los incendios es multidimensional, dado que inciden el factor climático, el biológico y el social (este último vinculado a las motivaciones que tienen las personas para prender un incendio o los comportamientos que llevan a producir incendios accidentales).
E incluso, ésta última dimensión es "multivariada", ya que se cruzan desde el aumento exponencial de turistas en zonas boscosas a intereses económicos, pobladores desaprensivos o líneas eléctricas que están en mal estado y que producen chispazos.
Por eso, responsabilizar "al culpable, al que prendió, el que puso el fósforo, es algo muy simplista", señaló Gowda, aunque sostuvo que el rol del ser humano es determinante "en distintas escalas".
En este sentido, puso como ejemplo la duplicación de la superficie boscosa que se produjo por acción del hombre en la zona de Bariloche desde principios de siglo XX, luego de las quemas de árboles que hacían los colonos para extender sus pasturas, acción que llevó a un actual incremento de biomasa o combustible.
"Imagínate si vos vivís en una cajita de fósforos, el problema principal es que vivís en una caja de fósforos", comparó: "Puede ser un pucho, una botella, cualquier otra cosa. Las condiciones están dadas para que se queme".
Por este mismo contexto, Kitzberger pone el foco en "lo que se viene ahora, que es un efecto opuesto: tenemos muchísima biomasa producto de ese aumento de la cantidad de bosques, esa biomasa está bajo cambio climático, está lista para quemarse, tenemos muchas fuentes de ignición, y eso es lo que yo pienso que puede llegar a pasar en el futuro".
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Argentina lider en emisiones de metano

 


Argentina figura entre los países con más emisiones de metano a partir de vertederos con basura

Fecha de Publicación
: 17/02/2024
Fuente: InfoBae
Provincia/Región: Nacional


Se trata de un gas que contribuye al calentamiento de las temperaturas del planeta. Por qué expertos en ambiente consideran que hay que adoptar medidas urgentes
Los gases de efecto invernadero, como el metano, son una fuente importante de preocupación a nivel global. Porque contribuyen al calentamiento global. El metano representa el 16% (en volumen) del total anual de emisiones de efecto invernadero a partir de actividades humanas. Una fuente de emisión del gas metano es la acumulación de basura en vertederos que han aumentado a partir del aumento de la población humana, la industrialización y la urbanización en el mundo.
Se han producido más de 1.000 fugas del potente gas de efecto invernadero metano de los vertederos de residuos desde 2019, según reveló el diario The Guardian.
Lo informó en base a un análisis de los datos de satélites globales de todo el mundo, que hizo una empresa privada Kayrros, dedicada a la inteligencia ambiental.
El análisis señaló que los países más poblados del sur de Asia son un punto caliente para esos eventos de gran emisión de metano, así como también lo son la Argentina y España.
Los vertederos emiten metano cuando los residuos orgánicos, como restos de comida, madera, cartón, papel y restos de jardín, se descomponen en ausencia de oxígeno. El metano atrapa 86 veces más calor en la atmósfera que el dióxido de carbono a lo largo de 20 años.
Un total de 1.256 grandes fugas de metano se produjeron entre enero de 2019 y junio de 2023, según los nuevos datos. Pakistán, India y Bangladesh encabezan la lista de naciones con más fugas de gran tamaño, seguidos de Argentina, Uzbekistán y España, según difundió The Guardian.
Los datos sobre Argentina deberían manejarse con precaución porque el análisis tiene limitaciones, según Nadia Mazzeo, licenciada en ciencias ambientales, especialista en planificación urbana y regional y docente de la Facultad de Agronomía de la Universidad de Buenos Aires.
“Hay diferentes tipos de vertederos en el mundo. Las directivas del Panel Intergubernamental para el Cambio Climático (IPCC) los clasifican en cuatro categorías: los vertederos no controlados poco profundos y los profundos, los rellenos sanitarios y los sitios de disposición final sin categoría. En los rellenos sanitarios se hace compactación y se disminuyen los espacios ocupados por aire. De esta manera, los residuos son degradados sin presencia de oxígeno, lo que aumenta las emisiones de metano en comparación con sitios de disposición final en donde el acceso a oxígeno durante la descomposición es mayor”, comentó en diálogo con Infobae.
La especialista afirmó: “No se puede decir hoy que la Argentina sea uno de los mayores emisores de metano a partir de rellenos sanitarios, porque los datos difundidos por Kayrros solo consideran al relleno sanitario que recibe los residuos de toda el Área Metropolitana de Buenos Aires: el Complejo Ambiental Norte III de la CEAMSE. También hay rellenos sanitarios en otras zonas del país”.
De acuerdo con el Ministerio de Capital Humano de la Argentina, hay 41 rellenos sanitarios en el país y 234 basurales. “No se han realizado mediciones como las detalladas por Kayrros en todos los sitios de disposición final”, señaló Mazzeo. “Sí se sabe que sólo el 5 % de las emisiones de gases de efecto invernadero de Argentina corresponden al sector residuos”, añadió.
En diálogo con Infobae, Sergio Federovisky, biólogo y ex viceministro de Ambiente de la Nación hasta diciembre pasado, explicó que “en la Argentina hay un problema de jurisdicción. La responsabilidad de disposición de los residuos está a cargo de los Municipios, y no hay organismo público que se ocupe de medir la cantidad de emisiones de metano a partir de residuos”.
Por lo cual, también opinó que los datos sobre emisiones son limitados. “Nuestro país debería hacer sus mediciones propias sobre las emisiones de metano y tener una política federal de tratamiento de captación, basada en datos”, sostuvo Federovisky.
En la cumbre climática de las Naciones Unidas de 2021, más de 100 países se comprometieron a reducir las emisiones de metano en un 30% para 2030.
La descomposición de los residuos genera alrededor del 20% de las emisiones de metano causadas por el ser humano. La mayor parte procede de la agricultura (aproximadamente el 40%) y los combustibles fósiles (35%).
El presidente de la Asociación Internacional de Residuos Sólidos (ISWA), Carlos Silva Filho, declaró que el objetivo global para 2030 es imposible si no se abordan las emisiones de la industria de residuos.
“Reducir el metano es la única solución para alcanzar el objetivo mundial de 1,5 ºC de temperatura”, afirmó. “Si realmente nos centramos en reducir las emisiones de metano del sector de los residuos, cambiaremos las reglas del juego”, consideró.
Un estudio de científicos de Austria, liderados por Wolfgang Schöpp y colegas, del Programa de Calidad del Aire y Gases de Efecto Invernadero del Instituto Internacional de Análisis de Sistemas Aplicados (IIASA), y la Universidad de Recursos Naturales y Ciencias de la Vida han afirmado que las emisiones de los vertederos no gestionados podrían duplicarse para el año 2050 a medida que crezca la población urbana, echando por tierra la posibilidad de evitar una catástrofe climática.
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Los pastizales patagónicos frente al cambio climático

 


Los pastizales patagónicos frente al cambio climático: estrategias para preservar la economía y la biodiversidad

Fecha de Publicación
: 17/02/2024
Fuente: elDiarioAR
Provincia/Región: Patagonia


Especialistas y productores constatan una fuerte tendencia a la degradación y desertificación, que podría empeorar en el futuro. ¿Es posible sostener la actividad productiva y proteger los servicios ecosistémicos de estos ambientes?
Por su fisonomía, clima, flora, fauna, cultura, poblaciones, historia y recursos, Patagonia representa un rompecabezas que el tiempo replantea una y otra vez, antes de que pueda completarse. Territorio fascinante, de aproximadamente 770.000 km2, es solo una unidad en tanto concentra múltiples piezas: cada una, vector de una compleja heterogeneidad en movimiento.
Sus agitados vientos trasladan la mirada más allá de la postal. En este caso, al espacio extraandino, delimitado hacia el oeste por los bosques húmedos y al este por el Océano Atlántico, donde se encuentra la ecorregión comúnmente denominada como “pastizales patagónicos”.
Las lluvias pueden ser de 600 o 700 milímetros al año (como en el caso de los pastizales extraandinos de precordillera); o de 120 milímetros (como ocurre en la meseta central). La pluralidad de reguladores climáticos (y de la vegetación que responde a estos) es innegable. Pero, de conjunto, se impone la aridez.
Como el agua y los nutrientes disponibles no son suficientes, hay áreas semidescubiertas y despobladas. A lo largo de kilómetros de estepa abrumadora –donde también se emplazan mallines o humedales con buena calidad y cantidad de forraje–, conviven salpicados, personas, pueblos, animales salvajes y domésticos; topografías variadas; naturaleza y sociedad.
Los pastizales naturales ocupan casi 60% del territorio continental argentino y 50% de la superficie mundial. Muchos profesionales en el país se dedican a estudiarlos. Sin ir más lejos, existe una Asociación Argentina para el Manejo de Pastizales Naturales y en 2011 Rosario fue sede de la novena reunión internacional de pastizales (la International Rangeland Congress).
Estos poseen una importante significancia medioambiental y económica. Por un lado, secuestran grandes cantidades de dióxido de carbono y otros gases propios del efecto invernadero, a la vez que mantienen a numerosas especies. Por otro lado, en Patagonia, son escenario para la producción agropecuaria extensiva, de la cual dependen diversos actores.
El cambio climático ha hecho mella sobre este paisaje. “Durante las últimas dos décadas hemos detectado cambios, por una combinación de mayores temperaturas (que contribuyen a una mayor evapotranspiración), menores precipitaciones y un pastoreo histórico intenso”, explica Gastón Oñatibia. Él es doctor en Ciencias Agropecuarias, especialista en pastizales y pastoreo. Desde hace años, integra el Instituto de Investigaciones Fisiológicas y Ecológicas Vinculadas a la Agricultura (IFEVA), de la Facultad de Agronomía de la Universidad de Buenos Aires.
La“aridificación” –que afecta especialmente a la zona central de Patagonia– conlleva verdaderos procesos de degradación: impacta sobre la fauna nativa, el forraje, la productividad secundaria y el bienestar de las familias. En este marco, científicos, técnicos y productores persiguen prácticas favorables a la (sinérgica) continuidad de la actividad y la preservación del ecosistema. En palabras de la doctora en Biología Agustina de Virgilio se trata de buscar un “conector entre la ecología y la economía”, con eje en la sustentabilidad.

Futuro imperfecto
¿En qué escenario de cambio climático estamos y hacia dónde vamos? Los especialistas se valen de múltiples herramientas de medición para intentar dar respuesta a esta pregunta, como sensores remotos, las tradicionales planchetas topográficas y los mapas de vegetación.  
 Desde 2008, la red MARAS (Monitoreo Ambiental en Regiones Áridas y Semiáridas) evalúa los cambios a mediano y largo plazo de las condiciones del suelo y vegetación de los pastizales naturales en la Patagonia argentina. Actualmente, se emplazaron más de 400 monitores.
De acuerdo con Oñatibia, debido a la propia diversidad del pastizal y cómo impacta sobre cada lugar el cambio climático, se esperan distintos pronósticos a futuro. Contrario a lo que pasa en la diagonal del Noroeste de la Patagonia hasta el Sudeste –donde se profundizaría la aridificación–, “hay otras zonas en el Sudoeste y en el Noreste donde se cree que las precipitaciones aumentarían aunque también se incremente la temperatura, por lo cual crecería la abundancia de pastos”.
Lucio Biancari, doctor en Ciencias Agropecuarias y miembro de IFEVA, subraya que ya se ven cambios ecológicos y productivos, aunque son paulatinos. La manera de registrarlos es con experimentos a largo plazo.
Los estudiosos han notado que parte de la vegetación ha sido reemplazada por especies más duras y xerofíticas –es decir, adaptadas a medios secos–, al igual que un proceso de arbustización en detrimento del forraje en zonas áridas.
“Los pastos, en general, necesitan del agua en superficie. En cambio, los arbustos tienen raíces más hondas; se pueden valer del agua en profundidad y no dependen tanto de las precipitaciones en el corto plazo o de las variaciones de temperatura”, amplía Biancari.
Las consecuencias sobre el ecosistema y la producción son grandes. Más aún si se suma, como señala el especialista, el recambio de especies de pastos. Este fenómeno, menos notable a simple vista, resulta de la combinación de aridez y las altas cargas que padeció el suelo en el pasado.
Hay un gradiente de preferencias: especies que el ganado –en el caso de la estepa patagónica, ovejas y vacas– evita, lo cual puede llevarlo a la muerte. Las especies palatables (elegidas por el ganado) están perdiendo lugar frente a arbustos y pastos de mala calidad, que no sirven para el forraje.
El mal manejo de recursos, por desconocimiento, necesidad u otras razones ha llevado, además, a invasiones biológicas documentadas en Patagonia. Desde el avance de la rosa mosqueta, el bromus tectorum (conocido como “cheatgrass”) en zonas más áridas; o de hieracium pilosella en Patagonia Austral.
Pablo Cipriotti, ingeniero agrónomo y doctor en Ciencias Agropecuarias, destaca que en los pastizales patagónicos conviven “configuraciones muy disímiles en composición, resiliencia, capacidad de afrontar un disturbio e historia”. Bajo esta lente propone leer la huella del cambio climático (cuya propia medición también depende de las técnicas, metodologías y niveles de detección).
“Es cierto que, durante las últimas cuatro o cinco campañas agrícolas hubo un ciclo seco. La zona norte de Tierra del Fuego, relativamente benévola, tuvo precipitaciones por debajo de la media, lo cual genera preocupaciones. Pero, por otro lado, la isla grande de Tierra del Fuego se inundó. En Chubut se vio una alternancia de ciclos húmedos y ciclos secos. Quizás ahora estemos atravesando un ciclo seco. No se puede saber si la mayor sequía de los últimos años se va a sostener a futuro”, sintetiza Cipriotti.  
 El científico remarca que los modelos muestran una tendencia a un aumento leve de la temperatura media. Respecto a las precipitaciones, distingue una mayor incertidumbre, contingente, a su vez, a las proyecciones de emisiones de los gases de efecto invernadero.
“Hay áreas de Patagonia donde los cambios son muy pequeños y otras donde son un poco más grandes. Dicho esto, no está mal que, previendo esta situación, los gestores, los decisores y los que intervienen en estos temas traten de generar tecnología para estar atentos a esta situación”, concluye.

Víctimas del cambio climático y batalladores del efecto invernadero
Los pastizales no solo proveen forraje, sino una gran cantidad de servicios ecosistémicos. El más conocido, por la urgencia del problema que ataca, es la captura de carbono, uno de los principales gases del efecto invernadero, ligado al calentamiento global y al cambio climático. Si hay degradación del ambiente, hay menos secuestro de carbono; si esto ocurre, habrá más carbono en la atmósfera.
Aquí surge un tema central: si se efectúa un buen manejo del suelo, aumenta la productividad, pero también este rol ecológico fundamental; caso contrario, ambas cuestiones se ven perjudicadas. Esta particularidad patagónica, dilucida el experto, no ocurre en todos los ecosistemas.
“Se genera una especie de círculo vicioso o feedback, en jerga científica. En otras palabras, una retroalimentación positiva, donde se dan distintos procesos en simultáneo: disponibilidad de forraje, secuestro de carbono, regulación en el ciclo del agua, control de la erosión eólica en el caso de Patagonia y aumento de fertilidad (ya que, a mayor cobertura, más nitrógeno queda retenido)”, se explaya Biancari. Las cargas de ganado son clave: tanto el exceso como la falta de animales tiene un impacto negativo en este desarrollo.
El pastoreo excesivo implica que el carbono fijado sea consumido y vuelva a entrar en el ciclo, en vez de quedar retenido en la biomasa. El cambio climático, nuevamente, muestra sus garras. Si se consolida la transición hacia sistemas más secos, probablemente la captura será menor, por la menor cobertura de pastos y arbustos.  
Pero, ¿qué sucede con el impacto de la actividad ganadera sobre el efecto invernadero? “En general, esa pregunta está pensada para otro tipo de sistemas, como los feedlots y las formas de producción pampeanas. En sistemas más intensivos, los efectos negativos (como la liberación de gas metano) suelen ser más importantes que los positivos”, contesta Biancari.
El contexto de Patagonia es muy distinto a la Pampa, aunque –insiste el doctor– siempre depende de la composición del ganado, el tipo de manejo y la carga. Cuando es moderada y hay descansos para el suelo, los animales incluso pueden contribuir a la movilización de los nutrientes (como el nitrógeno y el fósforo) y aumentar la fertilidad.  

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Santa Fe: alerta por estado de lagunas ante la crisis climática

 


Cambio climático: la situación de las lagunas del sur santafesino pone en riesgo la diversidad de ecosistemas

Fecha de Publicación
: 16/02/2024
Fuente: El Litoral
Provincia/Región: Santa Fe


Las escasas precipitaciones y las altas temperaturas son algunos de los factores por los que los paisajes del sur de santa Fe y sus alrededores fueron cambiando. Las lagunas como Melincué y La Picasa y el Chañar, en Teodelina, se ven notoriamente reducidas, afectando profundamente los ecosistemas de estos lugares.
Las lagunas del sur santafesino y del norte bonaerense enfrentan una crisis sin precedentes. Melincué, La Picasa y laguna “El Chañar” (Teodelina), así como la laguna de “Gómez”, en Junín, sufren las consecuencias de una prolongada sequía que ha transformado radicalmente sus paisajes y amenaza gravemente su biodiversidad.

Trágica evolución de la laguna de Melincué
En el caso de Melincué, el humedal declarado sitio Ramsar por su gran diversidad de especies, atraviesa una drástica disminución en su volumen.
Armando Senese, vecino de la cabecera del departamento General López y gran conocedor del lugar, consultado por este medio, relató con pesar esa realidad, con una merma marcada que se viene acentuando desde el año 2018.
Inicialmente, el descenso del nivel del agua desde las inundaciones provocadas por lluvias intensas en 2017, donde el agua llegó hasta el centro del casco urbano, parecía un respiro para la comunidad. Sin embargo, la sequía prolongada que siguió pronto hizo evidente que la situación sería más que preocupante, esta vez a la inversa.
Según Senese, la laguna de Melincué, antes expansiva y vital, ha perdido aproximadamente el 90% de su extensión original. Lo que alguna vez fueron 30.000 hectáreas de espejo de agua, ahora se reducen a tan solo 3.000 hectáreas. La profundidad también ha disminuido significativamente, con el lecho de la laguna ahora cubierto por una gruesa capa de sedimento y lodo. Este cambio no solo ha afectado el aspecto estético de la laguna, sino que también representa un riesgo para quienes la visitan, especialmente los pescadores y los entusiastas de los deportes acuáticos.
El impacto ambiental de esta crisis es igualmente preocupante. La laguna de Melincué es un humedal que alberga una gran variedad de especies de aves migratorias. Sin embargo, la disminución del agua y la degradación del hábitat amenazan con interrumpir este ciclo migratorio y poner en peligro la diversidad biológica de la región.
“Tengo un plano realizado en 1850 y aprobado por la provincia de Santa Fe, donde figura que en un principio eran tres lagunas. Hoy, desde el aire, se nota claramente que eran tres, separadas por una gran isla denominada “de los Conejos” y, si la situación se sigue profundizando, quedará nuevamente dividida en tres espejos de agua: la laguna chiquita, que está frente al fuerte, que es de agua dulce, y las dos lagunas grandes que son de agua salada que, dicho sea de paso, perdió mucho de lo que tenía naturalmente o antiguamente a causa del bombeo o por el ingreso de agua dulce.”, informó Senese.
“En el lugar más profundo –añadió- ahora tenemos un metro y medio de agua, con medio metro o más de barro o sedimento pegajoso, peligrosísimo para todos, sobre todo los pescadores que se meten en bote, kayak o con botas”.
Además, Senese remarcó que “atrás del hotel el agua se corrió unos 80, 100 metros donde está el Náutico Viejo, dentro de la isla del hotel, se corrió como 180 metros, y por un largo tramo hay 10 o 15 centímetros de agua con medio metro de barro abajo; es preocupante”.
“Otra cosa grave, -agregó el vecino de Melincué - es que la laguna es un humedal, y ahí transitan muchas especies de aves que tienen destino a Canadá, Estados Unidos, u otros lugares a gran distancia y se va destruyendo el hábitat, por ende, van a dejar de venir, como dejaron de venir los flamencos, por ejemplo, que ahora llegan en poca cantidad con respecto a los 2.000, 3.000 que venían en los años 90. Me acuerdo bien que estaba todo rosado el fondo de la laguna, inclusive estaban los nidos, cosa que ya no ocurre”.

La Picasa: una realidad similar en agua dulce
La situación no es muy diferente en la laguna de La Picasa. Ángel Borrello, productor agropecuario y miembro de la Comisión de Asuntos Hídricos de Carsfe, describió una escena desoladora. A pesar de los esfuerzos de conservación, la laguna ha continuado disminuyendo su nivel de agua, alcanzando niveles que amenazan su existencia misma.
La situación es muy diferente a la de meses atrás, donde se advertía sobre la posibilidad de nuevos desbordes de la cuenca, como ocurrió años atrás, donde el agua cortó la ruta 7 y provocó serios inconvenientes en la zona.
En la actualidad Borrello señala que, mientras otras lagunas en la región se han secado por completo, como la de “Gómez”, en Junín, La Picasa todavía mantiene algo de agua, aunque en cantidades mínimas. La situación se atribuye a la falta de políticas efectivas de gestión del agua, tanto aguas arriba como aguas abajo de la laguna. La ausencia de un enfoque integral para la conservación de los recursos hídricos ha dejado a La Picasa vulnerable a los impactos negativos del cambio climático y la actividad humana descontrolada.
“Con semejante sequía y altas temperaturas, el agua ha seguido bajando, y hoy se debe estar aproximando a la cota 101.60 (llegó a estar en 106). Hay aproximadamente unas 21.000 hectáreas dentro del espejo de agua”, reflejó Borrello, añadiendo que “es un fenómeno que tenía que ocurrir, de hecho, están todas las lagunas secas, o con muy poca agua, excepto La Picasa. Aguas abajo de La Picasa, el sistema sigue con “Gómez” y “Carpincho”, que están absolutamente secas las dos, de manera tal que la situación sigue siendo la misma”.
En cuanto a lo estructural, “está todo mal hecho aguas arriba y no hay nada hecho como corresponde aguas abajo, por eso La Picasa o Reservorio 8 se mantiene con agua y aguas abajo se ha secado todo”, afirmó.
“El niño no existió, no hemos tenido las lluvias puntuales, torrenciales en cortos periodos de tiempo que sí hubo en otros lugares, sino estaríamos hablando de otra cosa, pero en concreto, como siempre, la laguna baja cuando no llueve y ahí seca y crece de acuerdo a la magnitud de las lluvias sobre la laguna y en la alta cuenca con la diversidad de canales alimentadores que tiene”.

La de Gómez ya no existe
Por otro lado, el panorama en la laguna de “Gòmez”, en la ciudad de Junín, en el norte bonaerense, es desolador. En consonancia con lo que ocurre en los espejos de agua de la región, la situación en ese lugar es grave, y el espejo de agua que en su momento fue un gran atractivo por la pesca deportiva, deportes acuáticos y avistamiento de especies de aves, hoy es un desierto.
Esta laguna, que ocupa una superficie de alrededor de 6000 hectáreas, recibió, según los expertos, un 50% menos de agua proveniente de precipitaciones durante los últimos años.
Cabe destacar que la Laguna de Gómez, a través del río Salado, se encuentra integrada a otras lagunas como Mar Chiquita, Carpincho y Los Patos.

También en Teodelina
Por su parte, la laguna “El Chañar”, en Teodelina, no escapa a la realidad. En ese lugar también se experimenta una importante disminución en el caudal de agua, lo que llevó al Municipio local a emitir un comunicado, advirtiendo sobre los peligros que representa.
De esta manera, a través de un comunicado, el gobierno de Teodelina informó que “no se responsabiliza por daños, lesiones y/o accidentes ocasionados por navegaciones de embarcaciones con motor en Laguna "El Chañar", debido a la falta de caudal de agua”.
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Patagonia bajo fuego

 


Por qué los incendios en la Patagonia serán cada vez más frecuentes por el cambio climático

Fecha de Publicación
: 07/02/2024
Fuente: InfoBae
Provincia/Región: Patagonia


Científicos del Conicet pronosticaron que los denominados incendios de vegetación podrían duplicarse en los próximos años. Por qué se propagó el fuego en el Parque Nacional Los Alerces, en Chubut
Desde el 25 de enero, empezó un incendio en el Parque Nacional Los Alerces, en Chubut. Se inició en la zona de Bahía Rosales, y se fue expandiendo hasta afectar más de 3.100 hectáreas de bosque nativo, matorral y pastizal.
La causa del incendio fue intencional, según el Servicio Provincial de Manejo del Fuego.
El Parque está declarado Patrimonio Mundial de la Unesco y ocupa una superficie de 263.000 hectáreas. Durante los últimos años, la zona viene sufriendo incendios más intensos y que abarcan más superficies, y ya hay un pronóstico que la situación podría empeorar, si no se toman medidas de prevención en el futuro.
Qué puede ocurrir con los incendios de vegetación en Patagonia
Un equipo del Instituto de Investigaciones en Biodiversidad y Medioambiente (Inibioma), que depende del Conicet y la Universidad Nacional del Comahue, desarrolló un algoritmo de aprendizaje artificial denominado Random Forest, que permite calcular la probabilidad de incendios en el futuro y la vulnerabilidad de los bosques.
Tuvieron en cuenta los efectos de la emisión de gases de invernadero asociados al cambio climático generado por actividades humanas, según contaron en el estudio publicado en la revista Science of the Total Environment.
Con esa herramienta, Thomas Kitzberger, Juan Paritsis y un equipo de colaboradores identificaron que bajo los escenarios climáticos más pesimistas, el modelo estima que la probabilidad histórica de incendios se duplicará o triplicará para mediados de siglo XXI.
Mientras que para fines de siglo, la probabilidad de incendios será entre siete y ocho veces mayor a la histórica. Aún para escenarios de emisión de gases de invernadero más plausibles, el modelo predice una duplicación de los incendios para mitad de siglo y una triplicación o cuadruplicación al terminar el siglo XXI.
Para hacer el pronóstico los investigadores elaboraron un modelo que relaciona la ocurrencia de incendios históricos en la Patagonia andina con variables biofísicas, antrópicas y meteorológicas históricas que influyeron en ignición y propagación de los fuegos.
Luego ingresaron datos de proyecciones de condiciones meteorológicas bajo diversos escenarios de emisión de gases de efecto invernadero, que causan el calentamiento global.

Cómo el cambio climático sube la ocurrencia de incendios en Patagonia
“Evaluamos la cantidad de incendios en la zona y la variabilidad climática, que incluye cambios en temperatura y lluvias, entre otros parámetros. La herramienta nos permitió predecir cuál será la probabilidad de incendios en relación al clima del futuro”, afirmó el doctor Paritsis, en diálogo con Infobae.
“Como hay altas probabilidades de que aumente la temperatura y se reduzcan las lluvias en esta región durante los próximos años. Eso hará que crezca la probabilidad de que se produzcan más incendios de vegetación”, señaló. Todo depende de las negociaciones climáticas en marcha a nivel global. Si se redujeran los gases de efecto invernadero, el escenario para los bosques de Patagonia podría ser mejor”, aclaró Paritsis.
El científico subrayó que hoy se necesita mejorar las acciones de prevención, incluyendo la educación de la población y la planificación del uso de la tierra. “La población -incluyendo tanto a los residentes como a los turistas- debería ser consciente del riesgo de incendio si vive en zonas muy cercanas a la vegetación”, agregó.

Qué pasó por el incendio en el Parque Nacional Los Alerces
El incendio forestal en el Parque Nacional Los Alerces y campos privados se mantiene activo desde hace más de diez días y ya consumió 3147 hectáreas de bosque nativo. Están trabajando de manera coordinada brigadistas de la provincia de Chubut, otras jurisdicciones y del Sistema Federal de Manejo del Fuego, con el uso de pronosticadores meteorológicos.
Consultado por Infobae, el doctor Guillermo Defossé, secretario de ciencia y tecnología de Chubut e investigador del Conicet en incendios de vegetación, comentó: “En la zona del Parque Nacional había acumulación de mucha biomasa. Aparentemente de manera intencional, se iniciaron 2 focos de incendios por la noche. Está bajo investigación”.
Supuestamente, los 2 focos se propagaron y se unieron en un solo foco. No fueron atacados rápidamente porque ocurrieron de noche. Los días siguientes hubo mucho viento cálido, que favoreció que el fuego vaya propagándose y entró en campos privados.
“Se pusieron los recursos necesarios para apagar el incendio, incluyendo más de 200 brigadistas, pero no ayudaron las condiciones meteorológicas. Hubo un día y medio que los aviones y los helicópteros no pudieron trabajar porque había mucho viento. Es decir, se trata de un incendio difícil de controlar por las condiciones ambientales, en especial el viento y las altas temperaturas”, comentó el doctor Defossé.
También hubo otros factores que influyen. Según Paritsis, los fenómenos de El Niño y la Oscilación Antártica influyen en las condiciones meteorológicas de Patagonia Norte.

Más Información:

- Página 12. Patagonia en llamas: los diferentes tipos de incendios forestales y su impacto en el medio ambiente
Zonas de Argentina y Chile arden desde hace días en medio de una ola de calor que agrava la situación. Cómo se pueden clasificar los incendios forestales y cuáles son las consecuencias.

- Diario Río Negro. Bariloche y el incendio en el parque Nahuel Huapi: ya son 400 las hectáreas afectadas
El incendio en el brazo Tristeza del parque nacional Nahuel Huapi sigue activo. Esta mañana, el Gobierno de Río Negro envió un comunicado para contar cuál es la situación este martes en el siniestro que se encuentra cerca de Bariloche. Además, aclararon que no hay colectas iniciadas y que la calidad del agua no está afectada por las cenizas.

- El Patagónico. El incendio en Nahuel Huapi habría iniciado por un fogón mal apagado
"Nuestra hipótesis es que el fuego fue originado por un fogón que no habría sido apagado adecuadamente en un lugar en el que está prohibido hacer fuego. Es por eso que estamos desplegando recursos humanos todo Parques Nacionales, brigadistas, guardaparques, SPLIF y agentes operativos. El acceso solo lo podemos hacer por agua, por eso restringido para liberar la zona de acceso", comentó Paradela.

- ADN Sur. El incendio en Los Alerces no se detiene: casi 7 mil hectáreas de bosque quemadas
Hay un alerta por fuertes vientos que superarían los 100 km/h para la tarde de este martes que podrían afectar el combate. Se trabaja arduamente para evitar que el fuego avance hacia zonas rurales.
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