Advierten de la contaminación del Río Chubut



Río Chubut: No apto para el consumo humano

Fecha de Publicación
: 20/04/2020
Fuente: Radio Gráfica
Provincia/Región: Chubut


Preocupación en la Patagonia por un informe que determinó que el Río Chubut está contaminado.
Las conclusiones de un estudio bacteriológico a cargo del Ministerio de Salud de la Provincia de Chubut acerca del Río Chubut arrojó que este “no es apto para el consumo humano”. Luego de haberse percibido una turbiedad inusual, la Cooperativa de Servicios Públicos, Vivienda y Consumo del Maitén solicitó un análisis de la zona. “El río nos estaba diciendo algo. No presenta las condiciones que estamos acostumbrados a observar”, expresó Juan Carlos Jaramillo, gerente de la Cooperativa. Las causas de la contaminación.
Por desgracia, es moneda corriente que el agua sea objeto de preocupación en muchos ámbitos de la vida cotidiana en el territorio nacional. En muchas ocasiones, las luchas y las atenciones se centran en las grandes multinacionales mineras que contaminan el recurso para fines comerciales con la extracción de ciertos minerales. La conocida historia del derrame de la Mina Veladero es solo un ejemplo de los tantos de lo hasta aquí presentado.
Sin embargo, hoy la problemática del presente artículo no acapara a dicha actividad, sino que se centra en el agronegocio. El resultado de los análisis bacteriológicos en el Río Chubut es una prueba de que el agronegocio viene a destruir los territorios comunes de la nación. La muestra tomada tiene fecha del 23 de enero del presente año, y arrojó un alto número de bacterias posibles sobre 100 mililitros: para bacterias Escherichia Coli, un total de 16 sobre 100; para Bacterias Coliformes totales dio 16 en 100.
Es preciso destacar que el Río Chubut es sumamente importante para la provincia y en el movimiento acuífero de la región patagónica. Tiene una extensión de 800 kilómetros, nace en el oeste y desemboca en el Atlántico. Su caudal es de 51 metros cúbicos por segundo en promedio, siendo el principal curso de agua de la provincia. Además, su cuenca acapara el 60 por ciento de la superficie provincial total. Y por otro lado, es fundamental en la provisión de agua a distintas regiones, siendo que en 2017, cuando un fenómeno alteró el color del agua y la volvió turbia, dejó a 240.000 habitantes del norte de la provincia sin agua potable.
El Código Alimentario Argentino (en su capítulo séptimo, artículo 982) es claro en estos 2 puntos: para que el agua sea considerada potable y apta para el consumo humano, debe haber ausencia de Bacterias de Escherichia Coli, y un total de 3 o menos de Bacterias Coliformes (en una muestra de 100 mililitros). Ambas presencias, más la alta turbiedad, concluyó en el hecho de que no puede ser consumido el líquido del Río. A partir de aquí, todos los interrogantes que se desprendan deben estar orientados a repensar el esquema productivo.
El siguiente paso que debemos dar es preguntarnos cómo se llegó a estos números, o qué acción dio como resultado la contaminación del caudal del Chubut. Aquí daremos un paso en la descripción del agronegocio en relación al cultivo de frutillas en El Maitén, las cuales son sembradas y cosechadas en los campos con una sustancia conocida como “Bromuro de Metilo”, químico que, entre otras cosas, deja la tierra estéril y es altamente contaminante.

La frutilla del postre
El Bromuro de Metilo, o bromometano, es un compuesto químico utilizado para fumigar, proteger mercadería almacenada y desinfectar depósitos. El Protocolo de Montreal y el protocolo del Convenio de Viena para la Protección de la Capa de Ozono, prohibieron su producción y utilización en todo el mundo, por su alto nivel de contaminación. El SENASA, sin embargo, prohibió el uso en fumigación de suelos y sustratos de formulaciones que contengan más del setenta por ciento (70%) de la sustancia activa Bromuro de a partir de los trescientos sesenta y cinco (365) días de vigencia de la presente medida (según el artículo primero de la resolución 77/2006 del organismo). En 2014, la sustancia fue calificada como “crítica” por la Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Nación, y de allí que sólo se aprobó su uso en casos de excepción.
El químico deja a la tierra inerte. El deterioro de los suelos, así como su eventual esterilidad, es uno de las causas principales de la contaminación ambiental, y una de las consecuencias del agronegocio. El veneno del bromuro aplicado a las frutillas penetra en las napas con el agua de riego, las cuales terminan en el Río Chubut. La presencia de la sustancia no solo provoca un gran daño en los ecosistemas de la región, sino que también desestabiliza la interacción del caudal del agua con las orillas de los lugares que recorre, afectando también a la flora y fauna de la región.
Otro dato preocupante es que la empresa manufacturera Viansa publicó en su página web que admiten utilizar, previo a la siembra de frutillas, Bromuro de Metilo para “desinfectar y eliminar enfermedades del suelo y garantizar una producción sana”. Este extracto del sitio explica, un poco, cómo ve el mundo una empresa que se preocupa más por la economía y las ganancias que por la sustentabilidad del ambiente.

Y al final, nos venden pescado podrido
El Bromuro de Metilo se entreteje con un conjunto de prácticas explotacionistas de los territorios, que lejos de equilibrar la balanza de la naturaleza, permanentemente reproducen cánones productivos altamente insustentables. Las luchas por el agua en Mendoza y en Chubut son expresiones de los pueblos cansados de ser avasallados por políticas empresariales de apropiación de bienes comunes.
No solo hay que comprender que el bromuro afecta al suelo y al agua, sino también a las especies que conviven con el ecosistema patagónico. La flora y fauna lindante a las costas del río representa la dinámica de los encuentros naturales en espacios donde no hay intervención humana. Sin embargo, la presencia de sustancias químicas en grandes volúmenes produce catástrofes en el ambiente. El deterioro de los suelos viene acompañado de la extinción de especies, el aumento de temperaturas, la no filtración de agua y la posterior inundación de otros terrenos, entre otras cosas.
Sumado a la turbiedad de las aguas del Río Chubut, la Asamblea en Defensa de la Cuenca del Río Epuyén emitió un comunicado en donde señaló que “numerosos testimonios y videos dieron cuenta de un pescado totalmente invadido por parásitos y con signos constatados por bromatología de Esquel como no apto para ser consumido”. El índice de sustancias químicas presentes en los animales de la cuenca es equivalente al de las muestras tomadas del Río Chubut, por lo que una de las conclusiones que podemos esgrimir al respecto es que el agronegocio configura un escenario de conflicto y desequilibrio ambiental más que una instancia de productividad saludable.
Asimismo, el deterioro de la zona es producto de un sistema extractivista de sobreproducción, el cual no sostiene políticas de salubridad sino que mantiene, a lo largo del tiempo, pésimas condiciones de empleo, precarias relaciones sociales y una continua (y cada vez mayor) contaminación en el territorio. La salida, como sostienen los comunicados de la Unión de Trabajadores de la Tierra, es la implementación de un sistema agroecológico de producción sustentable.
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