Las abejas sin aguijón en peligro



Advierten que las abejas sin aguijón están en riesgo de extinción

Fecha de Publicación
: 24/12/2019
Fuente: Diario Norte
Provincia/Región: Chaco


Desde la organización “El Refugio” de Colonia Benítez resaltan los be­neficios de las meliponas, que no representan ningún riesgo para las personas.
Las abejas sin aguijón o meliponas son un grupo de insectos sociales que habitan áreas tropicales y subtropicales de todo el mundo. En la actualidad, están desapareciendo como consecuencia de la destrucción de los bosques nativos, relacionada con la expansión de campos para agricultura y ganadería. Y, por otro lado, sufren el daño producido por personas que no poseen conocimientos sobre este tipo de abejas y que las eliminan usando insecticidas.
Desde la organización El Refugio, de Colonia Benítez , subrayan que las meliponas ‘no generan ningún tipo de peligro hacia el ser humano’, y advierten que hay personas que, por el afán de obtener la miel, ‘destruyen colonias enteras’. ‘Queremos informar a la sociedad sobre este tipo de abejas sin aguijón, para que sepan identificarlas y conocer sobre sus beneficios, pero sobre todo que no representan ningún riesgo para las personas’, indicaron a NORTE.
El Refugio es un lugar donde se cuida a las abejas rescatadas en la ciudad. ‘Las rescatamos y las colocamos en el campito. Con el tiempo, cuando la colmena es óptima y su reina es fuerte en postura (poniendo crías), las llevamos al campo, lejos de la ciudad, donde luego de un año obtenemos miel orgánica. No tenemos ningún tipo de subsidios, hacemos todo a pulmón’, comentaron. A diferencia de la abeja común, originaria del viejo mundo (África, Europa y parte de Asia), las meliponas son nativas del continente americano, donde se han identificado más de 400 especies.
En Argentina, la mayor diversidad de especies se encuentra en las selvas húmedas de la provincia de Misiones, en menor medida en Corrientes y Entre Ríos, en las provincias con bosque xerófilo como Formosa, Chaco, Santiago del Estero, Santa Fe y en otras provincias como Tucumán, Salta y Jujuy con selva subtropical de montaña. Algunas de las especies producen una miel de alta calidad, que es utilizada por los pobladores rurales como complemento de la dieta y para uso medicinal.
Además, las abejas sin aguijón actúan como polinizadores para las flores de numerosas especies, tanto en los bosques nativos como en los campos de agricultura. Dentro de la gran diversidad de abejas que existen, las abejas sin aguijón o meliponas se diferencian de todas las demás porque no pican.
Dentro de la gran diversidad de abejas meliponas que existen en el Norte argentino, la más común (entre otras) en nuestra zona (Chaco) es la Tetragonisca fiebrigi, también llamada yateí o rubita. Es pequeña, esbelta, de color claro y su nido tiene una pequeña entrada de cera en forma circular. Los nidos de estas abejas generalmente se localizan en árboles vivos o troncos, ya sea en las matas de monte o cerca de las viviendas. Incluso pueden hacer sus nidos en los muros de nuestras casas.
Desde El Refugio enfatizaron un aspecto relevante: ‘No deben extraerse indiscriminadamente nidos de su medio natural. Sólo deben trasladarse aquellos que estén en riesgo de perderse, ubicados en árboles muertos próximos a caerse o cuya madera se esté pudriendo. No deben extraerse los nidos que se encuentran en árboles vivos. De trasladar el nido, se lo debe hacer durante la noche, después de que todas las obreras hayan entrado al nido. Se tapa la entrada con una malla metálica o una tela. Y en lo posible deben evitarse los movimientos bruscos o golpes, para no perturbar la colonia y la pérdida de cría joven’.
Aunque las abejas sin aguijón no pican y muchas son mansas, tienen otras estrategias defensivas  para evitar el ataque de posibles predadores, como por ejemplo, el cortar las alas de otros insectos. Los nidos son cubiertos, generalmente resguardados en cavidades y rodeados por batumen.
La entrada al nido es estrecha y larga, en algunas especies las cubren con resinas o semillas repelentes, para evitar el acceso de intrusos. La longitud de la entrada es una medida de cuán fuerte es la colonia y constituye un mecanismo de defensa muy importante.
Permanentemente hay guardianas vigilando las entradas de los nidos. Cuando se sienten atacadas, reaccionan de forma masiva, ya sea escondiéndose en el nido o saliendo a enfrentar al agresor.
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