Río Negro: seis cóndores reinsertados



Vuelo a la libertad: la emotiva suelta de seis cóndores en las sierras de Río Negro

Fecha de Publicación
: 11/09/2019
Fuente: La Nación
Provincia/Región: Río Negro


Se abre la puerta del jaulón de presuelta en lo alto de una de las sierras de Pailemán. Son más de las 13.30. Luego de unos instantes, salen tres cóndores. Lo hacen con timidez: son juveniles y crecieron en cautiverio. Miran a un lado y al otro. El que sale primero sacude sus alas y saborea el viento que lo acaricia. Da dos pasitos, temeroso, y se detiene. Finalmente, se lanza al vacío. Aletea, se eleva y planea con señorío por el nublado cielo patagónico. En su hipnótico primer vuelo, que cientos de personas admiran desde la base de la sierra, el ave ha arribado al lugar más trascendente al que puede llegar un animal alado: su libertad.
La ceremonia corresponde a la liberación de seis ejemplares de cóndor - Vultur gryphus- realizada el viernes pasado y que es el eje del proyecto El Retorno del Cóndor al Mar, del Programa de Conservación del Cóndor Andino (PCCA), que coordinan la Fundación Bioandina Argentina y el Ecoparque Buenos Aires, y del que participan en red la Fundación Temaikén y múltiples entidades que trabajan por el medio ambiente. El objetivo es reinsertar a estas majestuosas aves, consideradas bajo amenaza en la Argentina, a su hábitat natural.
"Les aseguro que esto que estamos viviendo es único, es fabuloso", dice Luis Jácome, director del PCCA y de la Fundación Bioandina, a las 2000 personas que se acercaron a ver la suelta. Sucede que, si bien el proyecto lleva liberados en el lugar unos 57 ejemplares en 16 años, esta es la primera vez que se sueltan seis de ellos juntos.
El refugio de presuelta es una especie de jaula amplia ubicada en lo alto de la sierra donde convivieron desde abril los seis cóndores, todos provenientes de un largo período de cautiverio en el que, con intervención humana, quedaron listos para volver a la vida silvestre. "En el refugio se adaptan a otra altura, a la que van a vivir, y también a las corrientes de viento del lugar. Todo eso lo tienen que hacer todavía bajo cuidado humano", señala a LA NACION Juan Ignacio Kabur, el cuidador de Amancay, una hembra liberada el viernes, que nació y creció en el bioparque Temaikén.
Amancay es la hija de dos ejemplares que viven en ese parque, nació en noviembre de 2016 y fue criada por sus padres, con escaso contacto con sus cuidadores. Otro de los animales liberados, Karut, que fue el primero que voló en la suelta, nació en el Ecoparque porteño, fue incubado artificialmente y para su crianza los cuidadores diseñaron dos títeres de látex con la fisonomía de cóndores. Ñorquinquera era una pichona desvalida cuando la recogieron en Ñorquinco, Río Negro, y la llevaron al Ecoparque porteño para su rehabilitación.
Suyán nació en el Parque Faunístico Ecológico de Yastay, en La Rioja, y Takiyewe proviene del Parque Faunístico de San Juan. Paqarina, en tanto, nació libre en Pailemán, pero se cayó del nido, se rompió la pata y fue trasladada también al Ecoparque de Buenos Aires para su recuperación.

La cita
El lugar de la liberación es el mismo cada año: las sierras de Pailemán, un sitio árido y ventoso a unos 300 kilómetros de Viedma. Y el nombre del proyecto tiene que ver con que estas sierras están a solo 50 kilómetros del océano Atlántico, en cuyas costas, hace más de 100 años, era posible ver a estos animales volando. Pero luego se extinguieron. Hoy, este magnífico carroñero continúa en peligro por comer animales salvajes envenenados con cebos preparados por el hombre para proteger su ganado; alimentarse de otros animales cazados con balas de plomo que contaminan el cadáver o directamente porque les disparan, con la errónea creencia de que son un peligro para los animales de cría.
Antes de la suelta hay una ceremonia mapuche, pueblo para el cual el cóndor es un ser sagrado, que conecta la Tierra con el cielo. Los cóndores que salen del refugio reaccionan cada uno de manera diferente. Unos dan un vuelo corto y vuelven a la sierra. Otros se animan y cruzan hasta la masa montañosa de enfrente. Dos no se atrevían a pegar el salto, ante la mirada expectante de la gente, congregada en silencio para presenciar la ceremonia. Poco antes llega al lugar y se posa cerca del refugio Wichi, una cóndor liberada en 2003. "Fue muy emotivo que Wichi viniera en ese momento, porque allí estaba su hija, Paqarina, que volvió recuperada", detalla Jácome.
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