Intentando salvar la Ranita de Valcheta



Ranita de Valcheta: el desafío de salvar una especie única  

Fecha de Publicación
: 30/03/2019
Fuente: Diario Río Negro
Provincia/Región: Río Negro


Solo habita en las nacientes del arroyo Valcheta, en los alrededores del paraje Chipauquil, en la Línea Sur rionegrina. Acechada por la trucha y el ganado que pisotea su hábitat, un grupo de científicos se propuso evitar su extinción. Uno de ellos cuenta aquí la historia.
A los pies de la Meseta de Somuncura existe un ambiente único en el mundo: los manantiales termales que alimentan al arroyo Valcheta. Aquí, el agua cristalina surge de las rocas a 26 grados y discurre entre piedras y berros para luego formar las nacientes del arroyo. Este frágil ambiente es el hogar de una pequeña rana acuática: la Ranita del Valcheta. Encontrarla es todo un desafío ya que es estrictamente nocturna y está presente en muy pocos sitios. Su singularidad alertó hace tiempo a la comunidad científica y fue considerada como críticamente amenazada, máxima categoría para una especie en peligro.
Fue descubierta recién en la década del 60 por un biólogo y naturalista, el doctor Jose M. Cei. En uno de sus viajes por la Meseta de Somuncura, encontró a este pequeño anfibio casi totalmente acuático escondido debajo de las rocas y los berrales en las surgentes termales de la estancia El Rincón en el paraje de Chipauquil. Años más tarde, otros investigadores continuaron los estudios sobre esta especie. Sin embargo, poco se sabía sobre el estado poblacional actual.

Primeros pasos
¿Que será de la vida de esta rana endémica de Río Negro? Esa fue la pregunta que se hicieron hace siete años investigadores del CONICET y técnicos de la Secretaria de Ambiente y Desarrollo Sustentable (SAYDS) de la provincia, interrogante que dio inicio a un ambicioso proyecto para conocer su situación poblacional y tomar las medidas necesarias para salvarla de la extinción.
Su hábitat se encuentra localizado dentro de los límites del Área Protegida Meseta de Somuncura y se accede desde el paraje Chipauquil, situado al sur de Valcheta. Por eso hay quienes sostienen que sería más justo llamarla Ranita de Chipauquil.
Los primeros pasos consistieron en buscar las ranas en los sitios donde las habían hallado investigadores en el pasado. A pesar de los esfuerzos, los resultados no fueron alentadores: la ranita había desaparecido por completo de algunos sitios, algo que se conoce como extinción local de una población.
¿Por qué había sucedido esto? Las poblaciones silvestres de esta especie ya eran naturalmente pequeñas, por estar adaptadas a vivir en un hábitat muy reducido. Pero además, la ranita venía viene haciendo frente a una serie de amenazas asociadas al hombre. Entre las más importantes se encuentra la presencia de la trucha, introducida en el arroyo en los años 40 para promocionar la pesca deportiva.
Las truchas, voraces depredadores de ranas, avanzaron por el arroyo hasta alcanzar las nacientes, impidiendo así la coexistencia y restringiéndole a la ranita la posibilidad de vivir en la mayor parte de las cabeceras del arroyo.
Esto ha llevado a que hoy las últimas ranitas se encuentren refugiadas en pequeñas porciones del arroyo donde saltos naturales evitan la llegada de las truchas. Pero aún así, en estos sectores no están libres de problemas: sus hábitats son destruidos por el intenso pisoteo de las vacas y caballos que ingresan para tomar agua o alimentarse de la vegetación acuática que las ranitas utilizan como refugios.
Pone los huevos en plantas acuáticas, el ganado suele pisotearlas.
Alarmados por esta situación, diversos especialistas categorizaron a la ranita de Valcheta como Especie En Peligro, siendo una de las más amenazadas a escala nacional. Sumado a esto, la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN por sus siglas en inglés) categorizó a esta especie como Críticamente Amenazada, mientras que la Sociedad Zoológica de Londres la incluyó dentro de las 100 especies de anfibios más amenazadas del mundo. De no revertirse la situación de la especie, ésta podría extinguirse definitivamente de la naturaleza.
Bajo este escenario la Secretaria de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la provincia junto a biólogos e investigadores nucleados en la Iniciativa Meseta Salvaje, comenzaron a trabajar en diagnosticar la situación actual de sus poblaciones y profundizar el conocimiento relacionado a sus necesidades básicas (alimento, hábitat, etc.) que permitieran enfocar mejor los esfuerzos de conservación.

Tres pilares
En una segunda etapa, se promovió el desarrollo de un plan que involucró a diversos actores interesados en la protección de esta ranita y que se basó en tres pilares: la reducción de amenazas sobre esta especie; la restauración de su hábitat nativo y la recuperación de las poblaciones silvestres extintas.
La reducción de amenazas se orientó principalmente a cercar los hábitats de ocurrencia de las ranitas para evitar el ingreso del ganado. Esta acción dio lugar al punto dos, es decir, la restauración rápida de la vegetación nativa como consecuencia de la ausencia de pisoteo y de ramoneo por parte del ganado.
En conjunto, estas tareas permitieron que varios de los hábitats recobraran su condición original de salud y funcionamiento.
Sin embargo, en aquellos sectores donde las ranitas se habían extinto, la recolonización natural resultaba muy improbable, y era necesario pensar una solución que permitiera que las ranitas pudieran regresar a este ambiente ahora restaurado y libre de amenazas.
El laboratorio en el Museo de La Plata.

Reproducción en cautiverio
En el 2014, con fondos del Amphibian Ark, reconocida ONG orientada a la conservación de anfibios de todo el mundo, se creó el primer centro de rescate y cría de anfibios amenazados del país, en la Sección Herpetología del Museo de La Plata. Se enmarcó en el Programa Cururú: para el rescate y la conservación de anfibios amenazados argentinos. En febrero del 2016 el centro de rescate recibió el primer plantel de supervivencia formado por 20 parejas reproductoras de Ranita de Valcheta. Un año mas tarde ya se contaba con las primeras camadas nacidas en cautiverio.
Finalmente, en marzo de 2017 llego el gran día: las ranitas serían liberadas en su hábitat natural, en aquellas nacientes ahora restauradas que funcionan como verdaderos santuarios para la especie. Un año mas tarde se realizó una segunda liberación.
Ambos actos se desarrollaron frente a maestros y alumnos de la Escuela Hogar Nº76 de Chipauquil, pobladores locales, los Guardas Ambientales, técnicos y directivos de SAYDS. Cada uno de los alumnos de la Escuela Albergue Nº76 apadrinó a una ranita dándole un nombre antes de liberarla. Dado que cada ranita posee una marca individual, el monitoreo a futuro permitirá ir informando a los alumnos acerca del crecimiento y el estado de salud de la ranita apadrinada.
Suelta: con alumnos y docentes de la Escuela Hogar 76 de Chipauquil.
El programa de reintroducción de la Ranita del Valcheta es el primer y único programa de reintroducción de un anfibio amenazado en el país y fue ejecutado siguiendo estrictos protocolos enmarcados en la disciplina científica de reciente creación conocida como Biología de la Reintroducción.

Reproducción en su hábitat
En enero y febrero de 2019, las observaciones realizadas en el sitio donde se liberaron estos ejemplares, mostraron que los mismos ya se estaban reproduciendo en su ambiente natural. La presencia de huevos, renacuajos y ranitas juveniles son indicio de que esta población ya se estableció nuevamente en el área, lo cual demuestra que el proceso ha sido exitoso.
Son apenas los primeros pasos para lograr la supervivencia a largo plazo de la Ranita de Valcheta y su hábitat. Hace falta repetir este ensayo en otros sectores del arroyo para generar núcleos poblacionales de esta especie y recuperar así poblaciones extintas.
Monitoreo: los ejemplares liberados se reprodujeron con éxito.
Resulta necesario, además, llevar adelante un programa de manejo de truchas y especies exóticas en los primeros kilómetros de las cabeceras del arroyo Valcheta a fin de lograr la conectividad entre poblaciones de ranas. Debido a que la pesca recreativa de truchas se realiza aguas abajo y lejos del hogar de las Ranitas, el manejo de truchas aguas arriba no representa ningún riesgo para esta actividad.
La presencia de esta ranita así como de otras especies de gran relevancia para la conservación como la Mojarra Desnuda y un gran número de especies animales y vegetales únicas hace que los parajes de la Meseta de Somuncura, hogar de estos endemismos, se proyecten como un destino ecoturístico de excelencia en el contexto provincial.
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