Experta argentina en cambio climático lanza advertencia



Matilde Rusticucci: Tenemos que reducir las emisiones ya

Fecha de Publicación
: 02/12/2018
Fuente: La Voz del Interior
Provincia/Región: Nacional


Una de las mayores expertas argentinas en cambio climático advierte que hay que tomar medidas urgentes para evitar sus efectos. También señala cómo será el impacto en Argentina y qué debería hacer el país para adaptarse al calentamiento global.
Matilde Rusticucci viene estudiando el cambio climático desde hace décadas. Fue autora principal del Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC), responsable de emitir los informes técnicos de la ONU sobre el tema.
La sensación que tiene es de impotencia ante la falta de reacción que se ha tenido frente a este problema que ahora está a la vuelta de la esquina.
Rusticucci es investigadora principal del Conicet en la Universidad de Buenos Aires y hace unos días dio una charla en Córdoba, en las Jornadas de Actualización Bioquímica. El escenario puede parecer extraño, pero el cambio climático tendrá decenas de impactos en la salud de las personas.
La experta habla sobre este tema y sobre el último informe del IPCC, que es lapidario. El documento advierte sobre las consecuencias de un incremento de la temperatura global de más de 1,5 grados respecto de la era preindustrial.

–¿Cómo se puede evitar superar esa peligrosa marca de 1,5 grados?
–El informe confirma que la reducción de emisiones que los países se comprometieron a hacer en el marco del Acuerdo de París no alcanza. Lo que dice es que es necesario reducir la contaminación casi a la mitad para 2030. Son apenas 12 años.

–Parece una tarea muy difícil de cumplir.
–Tenemos que reducir las emisiones de gases de efecto invernadero ya. Las alternativas son utilizar energías sustentables y electrificar el transporte para que dejen de consumir combustibles fósiles. Son medidas ya conocidas, a las que ahora se agregan otras como los cambios en los hábitos de alimentación. Los alimentos basados en la producción ganadera intensiva emiten muchos gases de efecto invernadero. Hay que buscar otras alternativas equivalentes en términos nutritivos pero menos contaminantes.

–¿Cuáles serán las consecuencias si se supera ese límite?
–Con dos grados más de temperatura, las consecuencias son significativamente más graves que si se limita a 1,5 grados. Por ejemplo, la gente expuesta a olas de calor se duplicaría y se triplicarían las especies animales y vegetales afectadas por el cambio climático.

–¿Qué otros efectos sobre la salud tendrá el cambio climático además de la reemergencia de enfermedades transmitidas por mosquitos y otros vectores?
–Los cambios en el clima también están vinculados a problemas cardiovasculares. Habrá muchas migraciones por los problemas climáticos, por lo que también tendrá un impacto psicológico.

–¿Por qué no hay reacción ante este problema?
–Los dirigentes políticos no reaccionan porque son cambios que requieren dinero, aunque muchas tecnologías son económicas. No hay reacción porque no es una prioridad. Y no es una prioridad porque la gente no lo reclama de la forma en que debería hacerlo dada la magnitud del problema. Me da impotencia la situación a la que llegamos, porque hace 30 años que los científicos venimos advirtiendo lo que está pasando ahora.

–¿Qué tan graves serán los efectos del cambio climático en Argentina?
–Argentina no está en el peor lugar donde impactará el cambio climático. Las principales consecuencias serán las lluvias intensas, los períodos de sequía más frecuentes y más olas de calor. Los peores efectos están focalizados en el hemisferio norte, en las islas y en las zonas costeras como en la India, China e Indonesia, donde vive mucha gente. Pero lo cierto es que las consecuencias serán más duras en países pobres y en desarrollo que en las naciones desarrolladas porque están más preparadas y cuentan con más recursos para adaptarse.

–¿Argentina debería preocuparse más en la adaptación que en la mitigación del cambio climático?
–Sí, porque Argentina no es uno de los principales emisores, apenas el 0,7 por ciento. Aunque si se contabiliza por habitante como reclaman naciones como India, nuestro país sí deberá asumir responsabilidades de mitigación. Parte de la adaptación ya la estamos viviendo, por ejemplo, porque en las ciudades se compran más equipos para refrigerar los hogares y porque se extendió la frontera agrícola como consecuencia de un clima más favorable. Pero hay que pensar en lo que vendrá, que serán períodos marcados de sequía y lluvias intensas.

De la cumbre del  G-20 a la COP24
El próximo lunes iniciará la cumbre sobre el cambio climático, conocida como COP24. Se realizará en Katowice (Polonia) y se espera que sea la reunión que defina el futuro del Acuerdo de París de 2015.
Será la penúltima reunión en camino hacia 2020, año en que entrará en vigencia el tratado que obliga a las naciones a cumplir con sus planes voluntarios de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero.
Uno de los grandes interrogantes es qué hará Estados Unidos, cuyo presidente, Donald Trump, ya decidió salirse del acuerdo, pero que recién podrá formalizarlo en 2020.
Ese mismo camino podría seguir Brasil, si Jair Bolsonaro, su presidente electo, cumple con su promesa.
En la actualidad, Estados Unidos es el segundo país que más contamina (detrás de China) y Brasil está entre las naciones con emisiones más altas. Pero la deserción sudamericana tendría un impacto mayor porque ha sido un país líder en las negociaciones y porque tiene el mayor reservorio de carbono del mundo: el Amazonas.
En este sentido, son claves las negociaciones que se lleven a cabo sobre este tema dentro de la cumbre del G-20 que se está desarrollando en Buenos Aires.
El Acuerdo de París busca disminuir las emisiones de gases de efecto invernadero para evitar que la temperatura media global no aumente más de 1,5 grados respecto del período preindustrial.
De superarse esa marca, las consecuencias a partir de mediados de siglo serían catastróficas: el incremento en el nivel del mar dejará a ciudades costeras inundadas, las sequías e inundaciones serán más frecuentes y severas en todo el mundo, y el calentamiento y acidificación de los mares pondrán en jaque a la vida acuática.
Todo ello provocará problemas de escasez de alimentos y agua, aumento de enfermedades, migraciones climáticas y conflictos sociales globales.
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