Desde la UBA advierten sobre los feedlots



Alertan por el fósforo que generan los feedlots: podrían contaminar las napas

Fecha de Publicación
: 08/07/2018
Fuente: AgroVoz
Provincia/Región: Buenos Aires


Las miles de toneladas de estiércol que se generan en un feedlot podrían significar un problema para el ambiente debido a las grandes concentraciones de nutrientes, sales, anitbióticos y compuestos orgánicos que implican.
Un estudio elaborado en el ámbito de la Facultad de Agronomía de la Universidad de Buenos Aires (Fauba) advirtió acerca de las cantidades elevadas de fósforo que impactan de forma negativa sobre napas, suelos y aguas superficiales.
“Las consecuencias del volumen generado de estiércol y de efluentes sobre el ambiente aumentan al coexistir con precipitaciones anuales elevadas y con napas cercanas a la superficie. En este contexto, los establecimientos se convierten en fuentes de contaminación de aguas superficiales y subsuperficiales, y de los suelos sobre los cuales se ubican”, señaló Ileana Ciapparelli, docente de la cátedra de Química Inorgánica y Analítica de la Fauba.
“En nuestros estudios recientes, observamos que el fósforo avanzó hacia las napas mucho más rápido de lo que pensábamos. La movilidad de este nutriente en forma vertical está poco estudiada en la Argentina, pero tiene una relevancia especial ya que los cursos de agua de la Pampa Húmeda están interconectados y las napas pueden estar a pocos metros de profundidad”, agregó.
Además, resaltó que el exceso de fósforo en las aguas superficiales puede provocar el crecimiento de algas que enturbian el agua, y que se pueden liberar toxinas si existen cianobacterias dominando el sistema. Incluso, puede derivar en una situación de falta de oxígeno en la que los peces, entre otras formas de vida acuática, no logran sobrevivir.

Factores
Ciapparelli explicó que los animales no pueden asimilar todo el fósforo suministrado en la dieta. “Por esa razón, sus excrementos tienen una carga alta de fósforo. Entonces, cuando estos residuos son depositados en exceso sobre la superficie del suelo, se puede saturar la capacidad de retención de fósforo y se favorece su movilidad con las precipitaciones”, mencionó.
Precisamente, añadió que “los efluentes producidos por las escorrentías luego de una lluvia, generalmente son dirigidos hacia lagunas de acumulación, aunque no todos los establecimientos cuentan con ellas o no siempre se encuentran bien diseñadas. En cuanto a los residuos sólidos, no se sabe muy bien dónde ubicarlos, por lo que se acumulan en grandes pilas. En ambos casos, representan un foco de contaminación”.
Según la experta, hay un vacío legal y una falta de criterios para guiar a los productores sobre cómo disponer de los residuos. “No se establecieron los criterios técnicos para que el productor o los profesionales que asesoran al establecimiento sepan cómo tratar y disponer estos residuos sólidos adecuadamente. No se tiene claro si conviene compostarlo o si aplicarlo al campo como fertilizante”, señaló.
Además, expuso que el movimiento vertical es menos conocido. “Las partículas del suelo tienen sitios disponibles para retener –técnicamente, adsorber– el nutriente, pero los ácidos orgánicos del estiércol ocupan aquellos sitios y compiten con el fósforo. Entonces, al no quedar retenido, queda expuesto a que el agua lo movilice. Ambos movimientos –escorrentía superficial y lixiviación o dinámica vertical hacia abajo– se intensifican con la alta concentración de fósforo que caracteriza a los excrementos de estos animales”.

Como fertilizantes, cuidado
En este contexto, Ciapparelli sugirió que la idea de utilizar los excrementos como fertilizantes es buena, pero debe estar bien estudiada, para no aportar a suelos y cultivos más fósforo del que realmente necesitan
“Es posible utilizar como fertilizante los residuos orgánicos de los feedlots, pero es necesario continuar realizando estudios sitio-específicos, ya que un exceso puede traducirse en contaminación de napas y cuerpos de agua superficiales, como también puede generar pérdidas de productividad”, manifestó.
Para Ciapparelli, hay que tener en cuenta específicamente “un plan de manejo de nutrientes que considere los requerimientos del cultivo, las condiciones climáticas del sitio, el aporte de nutrientes de los residuos, la frecuencia de aplicación deseada y la rotación de cultivos planificada, entre otros aspectos”.
También consideró “importante resaltar que los establecimientos que no planifican la disposición final de estos residuos están perdiendo una cantidad importante de fósforo que puede ser útil a nivel productivo y económico”.
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