La agricultura industrial sigue creando ríos en Córdoba




Siguen naciendo nuevos ríos en el sudoeste de Córdoba

Fecha de Publicación
: 12/04/2018
Fuente: La Voz del Interior
Provincia/Región: Córdoba


Hace dos años asombraba la aparición del arroyo La Paraguaya. Ahora, constatan que han surgido otros en la misma región. El problema se acentúa porque se van uniendo cuencas. El cambio de uso del suelo, una clave.
Si los ríos y arroyos son los que están dibujados de azul, los mapas del sur de Córdoba ya no sirven. Cada año necesitan sumar más trazas azuladas, por los nuevos cursos de agua que se van abriendo a fuerza de tajos sobre la tierra.
Eso viene pasando, al menos, en una amplia región del sudoeste de Córdoba, entre Chaján y Vicuña Mackenna, en el departamento Río Cuarto.
Si alguien creía que los ríos sólo eran marcas inmemoriales, que están allí desde siempre, esta región es una evidencia de que no es así. Acá, siguen naciendo.
Algunos hasta tienen fecha de nacimiento. La Paraguaya, por ejemplo, es un arroyo que todos vieron surgir el 25 de noviembre de 2015.
Ese día, tras varias lluvias intensas, se abrió paso por unos 20 kilómetros de campos, en la zona de Chaján. Unos 30 años antes, los lugareños ya habían visto un antecedente: algo más al este, había nacido de la nada el arroyo que bautizaron Zelegua.
El Zelegua se une al río Ají; y La Paraguaya, al río Chaján. Ambos agrandaron de ese modo su cuenca y su caudal. Ahora, lo más nuevo, en un proceso que no parece detenerse, es que se detectó que ambas cuencas se están juntando.
No es un fenómeno sólo cordobés: a escasa distancia, pero ya en la vecina provincia de San Luis, se empezó a abrir en 1985 un río al que con pura lógica llamaron “Nuevo”.
En 2005, una intensa lluvia lo agrandó tanto como para causar numerosos destrozos. Al Nuevo le siguieron otros arroyos aparecidos en esa zona. Todo mapa de esta región luce, así, desactualizado. Ya nada es como era hace apenas unas décadas.

La Paraguaya
En diciembre de 2016, La Voz produjo un informe especial sobre el nacimiento de La Paraguaya. Por esos días, llevaba un año como curso de agua permanente y amenazaba con cortar la ruta nacional 8, a la altura de Chaján.
Ha transcurrido más de un año, y a pesar de los recientes meses de notoria sequía, se siguen abriendo más cauces que parten campos en dos y aumentan el área afectada.
Lo dice mejor Juan Manuel Cisneros, investigador y docente de la cátedra de Uso y Manejo de Suelos, de la Universidad Nacional de Río Cuarto (UNRC), que lleva años investigando el fenómeno: “La cuenca se sigue ampliando. Lo último que vimos es que ese caudal del Chaján que sumó el aporte de La Paraguaya ahora se conecta con el del Ají, que era la cuenca vecina. Se terminó de abrir meses atrás un canal, un arroyo nuevo, que une a ambas y agrava el problema. En los últimos meses, hubo sequía, pero cuando se den lluvias intensas esa unión de caudales sumará riesgos. El Ají llevará más caudal y comprometerá a más campos, pero también a la ruta nacional 7 y a las áreas pobladas de Washington y Vicuña Mackenna”.
El Ají, tras pasar por la zona de Laboulaye, termina desaguando en el río Cuarto, entre La Carlota y Canals, apunta Cisneros.

El más nuevo
El nuevo arroyo detectado y que une ambas cuencas tiene unos 20 kilómetros. Hasta hace un año, ni se veía. Se suma a los casi 20 kilómetros que en 2015 aparecieron y los lugareños llamaron La Paraguaya, por el nombre del pequeño cerro donde el tajo se inició.
Un reciente trabajo publicado por el Servicio de Conservación y Ordenamiento de Suelos (Seciot) de la UNRC –que integran Cisneros y otros investigadores– detalla que la cuenca de la que recogían aguas esos arroyos era de 20 mil hectáreas, décadas atrás, y de 30 mil hectáreas, hasta el año 2015, pero que hoy supera ya las 40 mil y con una proyección de alcanzar las 60 mil hacia el año 2025.
En esa área se van sumando arroyos y agigantando las cárcavas (grietas) por donde avanzan.
“Desde el año 1924 hasta la actualidad, la cuenca incrementó su longitud de cauces en un 617 por ciento: de 40 a 247 kilómetros”, describe ese informe.
“Esa suma de caudales puede generar riesgos, sobre todo donde llega el Ají, sobre la ruta 7 y en poblaciones como Washington y Vicuña Mackenna. Ahí está la Provincia reforzando ahora canales de desagües”, apunta Cisneros.
José Corigliano, un agrónomo del equipo que hizo su tesis sobre este fenómeno, dice que “asombra que, aún con sequía y con las napas en baja, el problema se mantenga”. Señala, además, “los grandes cambios que se registraron con relación a un siglo atrás”.
“Se estima que, de continuar esta tendencia, se producirá un crecimiento de la longitud de cauces de un 45 por ciento más, y del área de aporte de un 110 por ciento, lo que pondría en riesgo ecosistemas de alto valor ambiental, como así también áreas productivas e infraestructuras rural y urbana”, manifiesta el informe del equipo de la UNRC.

Cuidar las rutas
El intendente de Chaján, Ricardo Reynoso, insiste desde hace más de un año en la necesidad de que Vialidad Nacional refuerce la ruta 8, en el punto donde cruza el nuevo cauce de La Paraguaya. “Estuvo siempre activo, a pesar de tanta sequía; sólo un par de meses se secó, pero con la primera lluvia volvió a tener agua”, señala.
“Nuestro temor es que con una lluvia fuerte destruya la ruta 8 y nos deje aislados. No se hicieron las obras de alcantarillas, ni un puente, ni las defensas; y seguimos reclamando. La Nación está repavimentado la 8, pero en ese punto crítico no previeron protecciones”, acota.
“En los campos nos dicen que se siguen abriendo arroyos, es como que surgen otros brazos”, agrega Reynoso.
Para ver el contraste, vale recordar cuando ocurrió el nacimiento de La Paraguaya. En aquel momento, el intendente contaba: “Los técnicos de Vialidad le dicen ‘río bebé’, porque su cauce aún es cambiante, puede que no sea el definitivo ya que demanda varias décadas para estabilizarse”.

De dónde sale
El agua que crea nuevos arroyos no nace en puntos precisos, sino que va sumando vertientes que brotan del suelo, desde las napas.
En esta zona, por el tipo de suelos frágiles y sueltos, ese excedente mal conducido genera cauces que se abren paso por los campos.
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