Playas boanerenses con plásticos



Advierten que es alta la contaminación por plásticos en las playas

Fecha de Publicación
: 04/01/2018
Fuente: Perfil
Provincia/Región: Buenos Aires


Un estudio de la UBA encontró en la costa atlántica ocho toneladas de residuos, desde bolsas a colillas de cigarrillos. Alertan que la fauna marina está amenazada.
En estos días millones de personas ya están comenzando sus vacaciones anuales, buscando disfrutar de días soleados junto al mar, tumbados en la playa. Y no saben que van a reposar cómodamente sobre un montículo formado por arena y también por plásticos. Muchos plásticos.
Un estudio realizado por un equipo de docentes y estudiantes de la Licenciatura en Ciencias Ambientales de la UBA encontró que es alta la contaminación por plásticos en las playas boanerenses. Por medio de la toma y análisis de muestras contaron y pesaron la cantidad de pequeños trozos de plástico, levantados en diversas playas de Villa Gesell, Mar Azul y Mar de las Pampas.
“Durante el mes de agosto medimos el contenido de plásticos muy pequeños, ubicados en los primeros 10 centímetros de arena. Y llegamos a sumar hasta 104 fragmentos por cada metro analizado. Eso, extrapolado a los 20 kilómetros cuadrados de playas estudiadas, significa que –entre toda esa arena– hay unas ocho toneladas de pedacitos de plástico de entre 5 y 25 mm de largo”, le resumió a PERFIL Diego Wassner, profesor de la carrera que se dicta en la Facultad de Agronomía.
Según datos recopilados por la ONG Fundación Vida Silvestre, “se calcula que, globalmente, desde 1950 hasta 2015 se generaron 6.300 millones de toneladas de basura plástica. De ese volumen, casi 5 mil millones están en predios de disposición final, espacios verdes, el mar o la playa, ya que apenas el 9% de toda la basura de este tipo se recicla”.
Por su parte, el investigador del Conicet Juan Pablo Seco Pon, coautor de otro trabajo que comparó la cantidad de plásticos presente en playas concurridas de Mar del Plata y Gesell con zonas de reserva como Mar Chiquita y Faro Querandí, explicó que hay muy pocos estudios sobre este tema en Argentina. “Sí sabemos que, tal como ocurre en otras partes del mundo, el residuo que prevalece en la playa es el plástico, incluyendo las colillas de cigarrillos. En total, el 77% de los residuos que analizamos fueron plástico”.
Según Seco Pon lo que prevalecía eran los “macroplásticos”, partículas de entre dos y diez centímetros de largo. Y los orígenes identificables eran comunes: tanzas de cañas de pescar, pedazos de bolsas de supermercado y colillas. “Algo similar a lo que se ve en países vecinos, en los que las fuentes de esta contaminación son los mismos usuarios de la zona costera y también las actividades pesqueras, deportiva o comercial”.
Daños. La presencia de plásticos en playas y mares no es algo apenas “molesto” sino concretamente peligroso. “Desde hace ya muchos años en el Centro de Rehabilitación de la Fundación Mundo Marino analizamos el contenido estomacal de las tortugas que, por sus hábitos, son un excelente bioindicador de esta situación”, le resumió a PERFIL la bióloga Karina Alvarez, responsable de conservación en la Fundación.
“Y vemos que empeora cada vez más, ya que en 2004 encontrábamos plásticos en el estomago de entre el 80 y el 90% de los ejemplares. Pero ahora el 97% de las tortugas que llegan a nuestro Centro han ingerido plástico. Por otra parte, a partir de 2015 también empezamos a encontrar los primeros casos de contaminación por plástico en cetáceos”. Y los expertos refieren que muchos pescadores deportivos comentan hallar regularmente trozos de botellas o tapitas en el estómago de ejemplares pescados en la costa.
Esto no solo afecta a un puñado de especies ictícolas sino que los restos de plástico pueden generar problemas en toda la cadena trófica: “Los plásticos de tamaño ‘medio’, dijo Wassner, son ingeridos por peces que los confunden con alimento”. Eso es grave porque se sabe que estos trozos tienen gran afinidad para ligarse con diversas moléculas contaminantes orgánicas. “Absorben con facilidad moléculas de DDT, dioxinas, agroquímicos y otras sustancias toxicas persistentes”, dijo el experto.
“Además hay indicios de que su concentración en el metabolismo podría actuar como un disruptor hormonal y eso puede generar diversas patologías en el largo plazo”.
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