Las lechuzas terminan eligiendo el medio urbano



El medio urbano, un insospechado hábitat favorable para las lechuzas

Fecha de Publicación
: 21/06/2017
Fuente: Argentina Investiga
Provincia/Región: Nacional


Las investigaciones indican que los individuos que habitan en espacios citadinos son más confiados y atrevidos que los del ámbito rural, tienen menos estrés, más descendencia y viven más tiempo.
Desde hace más de 10 años, científicos argentinos y españoles estudian las poblaciones urbanas y rurales de la “lechucita de las vizcacheras” en la ciudad de Bahía Blanca (provincia de Buenos Aires) y sus alrededores. Estas investigaciones muestran un resultado particularmente interesante: las lechuzas urbanas tienen más descendencia y sobreviven más que aquellas que se mantienen en campos cercanos. Entre los aspectos observados, los investigadores han publicado un estudio en el que analizan los niveles de estrés, medidos a largo plazo a partir de los niveles hormonales presentes en las plumas, en individuos urbanos y rurales. Los resultados revelan que ambos presentan los mismos niveles de estrés y eso indica que los que habitan en ciudades no parecen verse afectados con este tipo de vida, posiblemente porque aquellos incapaces de tolerar la presencia de gente cerca (la mayor fuente de estrés en los medios urbanos) simplemente no colonizan estos lugares y permanecen en el campo.
Además, las observaciones indican que los individuos que habitan en espacios citadinos son más confiados y atrevidos que los del ámbito rural y que la mencionada es una de las localidades en la que más nidos se han encontrado.
Entre octubre y febrero, época de reproducción de esta especie, los investigadores se dedican a anillar tanto adultos como crías (unos 2.800 ejemplares en la década de campaña) y a realizar el seguimiento de los nidos (algo más de 800 cada año), que concluye cuando los pichones son capaces de volar, momento en que se toma nota de cuántos ha sacado adelante cada pareja. También realizan durante este periodo estudios sobre el comportamiento de los individuos, así como toma de medidas relacionadas con su condición física y fisiología (niveles de estrés y estrés oxidativo). Las lechucitas de las vizcacheras (Athene cunicularia) viven en pareja, sacan adelante entre una y cuatro crías generalmente, aunque hay parejas que fracasan y otras que tienen hasta seis.
En general, se detectaron madrigueras en prácticamente todos los barrios de la ciudad, especialmente en la zonas periféricas, más cercanas al medio rural. Incluso algunas parejas se han instalado dentro del perímetro del Cementerio Municipal. Los nidos se ubican en distintos lugares, como por ejemplo lotes vacíos entre casas y terrenos aún por urbanizar aunque también, en algunos casos, crían en los jardines particulares de los vecinos. Tienen características variadas, porque los “adornan” con distintos elementos, resultando muy curioso que sobre todo en la ciudad empleen para ello materiales de procedencia humana, como plástico o papel.
Según indicaron los investigadores, los vecinos suelen sentirse afortunados por la presencia de esta especie, ya que las lechucitas ayudan a mantener a raya poblaciones de algunos animales que pueden causar molestias al hombre, como ratones, ratas, arañas o escorpiones. Para confirmar esto último, este año han empezado un estudio sobre la dieta de ejemplares tanto urbanos como rurales de esta especie. Para ello han recolectado egagrópilas, que son una especie de bolas que regurgitan con los desechos que no pueden digerir, como los exoesqueletos de los insectos o los huesos de los mamíferos. Ahí perduran restos de lo que comieron, y se puede determinar que su dieta es amplia: reptiles, anfibios, aves, pequeños mamíferos, variedad de insectos, arañas o escorpiones.
Los investigadores estiman que “las condiciones locales, con loteos que durante años están sin construcción pero con cuidados básicos como demarcaciones y retiro de basura y pastizales, ayudan a la presencia de esta especie dentro del medio urbano”.
Destacaron que para este estudio es fundamental el aporte de los vecinos, habida cuenta de que pueden aportar información puntual sobre nidos o individuos anillados. “Año a año tenemos nueva información; el relevamiento de los vecinos es clave y alentamos a que nos indiquen nuevas ubicaciones”, remarcaron.
El equipo de trabajo --que va cambiando sus miembros-- está a cargo de la bahiense Martina Carrete, egresada de la Universidad Nacional del Sur y actualmente investigadora de la Universidad Pablo de Olavide y la Estación Biológica de Doñana, en Sevilla. El grupo actualmente está compuesto por los estudiantes de doctorado Álvaro Luna Fernández y Antonio Palma (españoles), bajo la dirección de Carrete y José Luis Tella, español y profesor de investigación de la Estación Biológica de Doñana.
Pedro Vidal y Lola Fernández (españoles), y Laetitia Duhil y Constance Leroux (francesas), son las últimas incorporaciones del equipo. El enlace local con la Universidad Nacional del Sur está a cargo de Sergio Zalba, profesor en ella e investigador del CONICET.
También participaron en el trabajo Natalia Rebolo, bióloga argentina que recientemente defendió su tesis doctoral en la Universidad de Buenos Aires sobre los costes y beneficios de la vida en los medios urbanos por parte de la lechucita de las vizcacheras, Sergio Briones, biólogo español que colaboró varios años en el trabajo de campo, Nicolás Lois, biólogo argentino que realizó su trabajo de fin de carrera en la Universidad de Buenos Aires sobre los sistemas de apareamiento de esta especie, y Sol Rodríguez, bióloga argentina que finalizó en 2014 su tesis de maestría en España sobre la paternidad de los individuos en zonas urbanas y rurales.
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