Malas señales en ríos misioneros



Las aguas marrones rojizas de ríos y arroyos exponen el deterioro del suelo y cuencas hídricas por la deforestación

Fecha de Publicación
: 29/05/2017
Fuente: Misiones On Line
Provincia/Región: Misiones


Desde hace varias semanas que, después de las lluvias, llama la atención el color marrón rojizo más intenso que se observa en las aguas de los ríos Paraná, Uruguay e Iguazú.
Los lectores de Misiones Online comparten imágenes y plantean sus inquietudes, en algunos casos, opinan que se debe a los suelos rojos o lo consideran como un “atractivo” de la tierra colorada en contraste con los verdes de los bosques de la selva misionera.
Sin embargo, este “color rojizo” más intenso que se refleja en las aguas no sería una buena señal sobre el estado de los suelos de Misiones y las cuencas hídricas de la región, ya que el problema ambiental se arrastra por la deforestación progresiva que se registra en la provincia por las diversas actividades productivas, según explicó en una entrevista con ArgentinaForestal.com el ambientalista Rulo Bregagnolo, miembro de la Asociación Ecologista Cuñá Pirú.

AF: ¿Cuál es la explicación técnica y ambiental, por el cual después de las lluvias se observa este color de mayor intensidad rojiza en los arroyos y ríos de la provincia?
RB: Naturalmente, cuando caen las lluvias sobre el follaje en la selva, de los bosques, las gotas tardan mucho más para llegar al suelo, porque son amortiguadas por las mismas y su caída es más bien suave, se desliza sobre el suelo.
Ahora, al no estar ese follaje, las lluvias caen directamente al suelo y lo perforan, generando remoción y lavando el mismo, lo que se va aflojando.
Los suelos, a causa de la tala en suelos rojos profundos o no, aptos o no para cultivos, quedan al desnudo al hacerse en forma raza -que además de ser quemados los restos del desmonte- generan un empobrecimiento en el suelo.
Ese empobrecimiento, además de ser mineral, es del sustento vegetal propio: las raíces de los árboles, que son las que unen, sostienen al suelo. De esa manera, se genera un “lavado” del suelo y todo esto se transforma en sedimento, que va a parar a los arroyos y ríos.

AF: ¿Entonces los ríos “rojos” son una mala señal? 
RB: Es muy mala señal. Cuando éramos chicos, hablamos de 35 años atrás, por ejemplo el Arroyo Cuña Pirú tardaba en cambiar de color a los tres o cuatro días, de igual manera el aumento del nivel  (pero nunca antes fue ese rojo amarronado que se observa ahora)
Ese cambio de color se daba incluso con su cauce rodeado de selva protegida en buen estado (Parque Prov. Salto Encantado del Valle del Cuña Pirú), no así su cuenca. Hoy, en apenas unas horas el arroyo sube el nivel y automáticamente se tiñe de rojo.
Es muy mala señal, además, porque esto a las claras demuestra que el tratamiento que se le está haciendo a la cuenca hídrica es incorrecto.
Todos los nutrientes de los suelos de la cuenca están siendo lavados y llevado por los cauces de los arroyos.
Se está transformando el suelo que antes tenía selva en pie a suelos agrícolas y ganaderos, con prácticas que deterioran el suelo sin dudas.
El nuevo invento genocida para la selva misionera es la ganadería bajo cubierta selvática, ya que las vacas nunca vivieron en la selva ni mucho menos el pasto crece bajo monte. Ni hablar de los tabacales en pendientes, mucho menos de las plantaciones de té que sí o sí las realizan en suelos desmontados, otra vez beneficiándose los grandes con el suelo de los chicos.

AF: ¿Esta situación se da por la falta de conciencia ambiental, es por desconocimiento o por irresponsabilidad?
RB: Para mí es suma de factores. Hoy por hoy nadie puede hablar de desconocimiento, cuando el conocimiento está al alcance de todos. Hay una enorme irresponsabilidad de parte de las autoridades ambientales en no hacer cumplir las leyes correspondientes y ante la falta de control, sin dudas.
Esta es una falta eterna que vienen cometiendo todos los gobernantes en mayor o menor medida.
Pero el otro gran irresponsable es el privado, que en el afán de lograr la mayor renta posible a la propiedad, termina explotando irracionalmente el suelo.
Insisto en este aspecto que la mayor responsabilidad en el privado la tienen los terratenientes, que mayormente transformaron el suelo para plantar pinos.

AF: ¿Y cuánto de esta situación considera es consecuencia de los desmontes cercanos a los cursos de agua? 
RB: No soy especialista y tampoco dispongo de porcentajes. Pero no nos olvidemos que no todo es números. Vivir en la zona y conocerla me permite darme cuenta de que, por ejemplo, el Cuña Pirú, que nace apenas unos 5 km del Salto Encantado ya cae “rojomarrón” en el Parque y si “drenas” la cuenca el problema está claro con la transformación de suelo. Esto mismo se repite en los distintos arroyos y estos a la vez a los ríos principales como son el Paraná, Iguazú, Uruguay.
En Brasil nacen los tres ríos principales y el mayor deterioro sin dudas viene desde allí.

AF: ¿Cuál es la situación hídrica en Misiones, en cuanto a la calidad de agua o contaminación, etcétera?
RB: Me atrevo a decir que aún los ríos tienen buena salud, más allá de que se siguen arrojando efluentes de pasteras y petroquímicas, estás últimas en las cuencas brasileñas. Más allá del cóctel de agroquímicos que se sigue impregnando a los suelos que se va colando a los cursos de agua. Pero a este ritmo, no me caben dudas que el deterioro futuro será mayor y las consecuencias serán palpables.

AF: ¿Cuáles serán las consecuencias?
RB: La calidad del agua irá disminuyendo, comprometiendo a los Pueblos que toman el agua para potabilizarlas. La pesca irá disminuyendo y así ese atractivo turístico se perderá. Los suelos se irán deteriorando a tal punto que dejarán de ser productivos y la inyección de recursos económicos deberá ser mayor, hasta para potabilizar el agua.
Otra vez, los que pueden se salvarán primero, los que no…Dios los cuide. Nada profético, pero 2+2=4 también en la naturaleza.

AF: ¿Qué se puede o se debe hacer para frenar este escenario?
RB: Cumplir las leyes ambientales de Misiones y obviamente de los países limítrofes. Si no hay leyes, generarlas y cumplirlas. Reforestar lo más que se pueda las cuencas. Disminuir la superficie de cultivos intensivos, así como de ganadería intensiva.
Lo único que nos permitirá recuperar la calidad del Agua y de los suelos, es cambiar las prácticas agrícolas y reforestar con nativas todo espacio que se pueda. Entender, en el caso de Misiones, que dejar la selva en pie, además de saludable para nosotros los pobladores, es un gran negocio.
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