Fauna acorralada por las inundaciones del Litoral



El agua acorrala a la fauna silvestre y los cazadores furtivos los masacran

Fecha de Publicación
: 30/01/2016
Fuente: Agencia Fe
Provincia/Región: Litoral


Carpinchos, nutrias, iguanas y otras especies sufren la agresión en su momento más vulnerable, justo en la época de cría. Los animales salvajes son víctimas de la depredación.
El flagelo de la caza furtiva se incrementa exponencialmente en esta época de inundación en el Litoral. El avance de las aguas sobre tierra firme acorrala en la escasa tierra disponible a la fauna autóctona, que se convierte en presa fácil para los "humanos" depredadores. Pese a estar totalmente prohibida la actividad, pueden verse hombres armados hasta en lugares con estrictos controles, como en los retornos del enlace vial Rosario-Victoria, desde donde se ven a simple vista ejemplares de carpinchos, nutrias, iguanas y zorros, entre otras especies.
"Ya de por sí la cantidad de agua está matando a mucha de la fauna menos adaptada a estos ambientes como hurones, mulitas, iguanas, zorros, y los más adaptados mueren a manos de los que salen el fin de semana armados hasta los dientes. La realidad es que en las islas está ocurriendo una masacre de nuestra fauna", alertó P. L. A., un joven rosarino que habitualmente recorre el humedal para fotografiar las especies.
En su última recorrida, el muchacho regresó con "un sabor amargo: ya cuando iba saliendo me contaron que el yacaré que se solía ver por una isla no muy lejana lo mató un cazador furtivo, tristemente conocido por muchos que saben de sus salidas y matanzas por las islas. En fin, la cosa es que se trataba de una hembra ya que sus crías ahora andan dispersas por ahí y sin la protección del adulto será muy difícil que sobrevivan a los depredadores".
Luego, "recorriendo el interior de las islas por un lugar donde tomo muchas de las fotos, después de una curva de un pequeño arroyo, me topé con una lancha con tres hombres y dos menores: el que estaba adelante tenía un rifle de caza mayor con mira telescópica, los otros dos también tenían armas largas que bajaron cuando me vieron. Al rato que los pasé, se escuchaban los tiros. La creciente deja a la fauna muy expuesta y aparece esta lacra que hace lo que quiere, la falta de control en zona de islas es mas que preocupante? hay una ausencia total del Estado", remató este amante y férreo defensor del humedal.
"Muchos cazadores furtivos aprovechan que no queda casi nada de tierra y los bichitos quedan amontonados, como se puede ver en el puente a Victoria", comentó el guardafauna de Villa Gobernador Gálvez Adrián Rodríguez, quien junto a su hermano Marcelo recorren el sur santafesino.
"Es lamentable lo que está pasando porque después de la inundación grande (en 2007) hubo una gran merma sobre todo de nutrias y carpinchos, que recién ahora empezábamos a ver después de años", renegó el custodio villagalvense.
Destino. "El impacto de la depredación que se está haciendo es visible en muchos lugares donde ofrececen víboras, yacarés, nutrias. Se venden, por ejemplo, en la costa rosarina, en pescaderías en Arroyo Seco, en el Remanso Valerio en Baigorria. En Villa Gobernador Gálvez ofrecían medias reces de carpinchos y tenían nutrias en el freezer", contó Rodríguez.
"También es muy triste lo que sucede con las iguanas, que viven bajo la tierra y con la inundación tienen que salir y son cazadas: las más chiquitas para mascotas y a las grandes las matan y les aprovechan el cuero".
La carne generalmente se vendida al público (a unos 60 pesos el kilo) y también a comedores, mientras que acopiadores compran los cueros que van a parar a curtiembres, peleterías y talleres de confección. Cuando los guardafaunas detectan las infracciones piden la presencia policial, labran actas y se decomisa la mercadería, que de ser apta para el consumo humano es donada a instituciones. De lo contrario, se incinera. "El proceso administrativo es muy largo. Hacen falta controles de Prefectura y policía, que estén en el agua, es la única manera de parar esto", concluyó Rodríguez.
Peligro en Cayastá. Otro caso emblemático de inundación y oportunismo es el que se da en Cayastá, en el centro provincial, donde el avance de las aguas del río San Javier llevó a la fauna isleña a ponerse a salvo sobre el terraplenado que quedó como resultado de las obras de ingeniería de protección de las históricas ruinas y de la costanera.
Esta situación es aprovechada por algunos prestadores turísticos que llevan a sus alojados a cazar las presas acorraladas, poniendo en riesgo a los pobladores de las inmediaciones que viven alarmados por las estampidas de las armas de fuego.
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