Medio ambiente, gran ausente

Medio ambiente, gran ausente

Fecha de Publicación
: 15/11/2015
Fuente: Perfil
Provincia/Región: Nacional


La problemática del ambiente tiene una dimensión, que los candidatos ni mencionan, de un enorme peso para el futuro del país. Argentina no tiene una alta huella de carbono, apenas contribuye con el 0,7% de las emisiones globales. Su pasivo ambiental es más interno que externo y de una naturaleza socialmente selectiva. El acceso de la población al ambiente limpio está mediado por la infraestructura y servicios que da la adquisición de suelo vía mercado. La magnitud de la urbanizacion informal en nuestro país, que supera con creces la formal, promueve un ambiente inseguro para millones de personas. El suelo ocupado de baja calidad e inundable carece de agua potable, cloacas y recolección de residuos (su provisión implica reconocimiento institucional y una vía jurídica para su eventual reclamo). Los “barones” prefieren ejercer un control especulativo del proceso brindando con la lógica política del “palo y la zanahoria”, y siempre con cuentagotas, estos servicios. El hacinamiento resultante de la falta de planificación en tierra escasa y la acumulación de basura en las inmediaciones, que se resuelve con quemas regulares, conforman un cuadro medioambiental crítico para millones de argentinos.
Un modelo que olvidó las economías regionales expulsa población hacia estas “trampas” ambientales. Una porción cuantiosa de beneficios de la soja y del extractivismo generó “suelo para pocos” sobre oscuras rezonificaciones de espacios con potencial de vivienda pública, que hoy ostentan récords de habitabilidad ociosa. La ley de hábitat resulta tan valiosa en espíritu como tardía para paliar lo que años de gestión negada supieron conseguir.
Lejos de hacer honor a un lema de su campaña: “Tierra, techo y trabajo” (o por lo menos a los dos primeros términos), Scioli no sólo carga con la factura de las inundaciones, sino con la de un Conurbano en plena crisis habitacional y sanitaria, y no termina de desmarcarse del Ejecutivo en este punto. Su propuesta de aumentar Procrear es necesaria pero insuficiente. No sólo hay que construir más viviendas, sino también integrar y formalizar con servicios básicos las existentes, generando suelo de uso social con medidas de desaliento a la especulación inmobiliaria . Su apoyo al desarrollo de las economías regionales para contener el flujo de desplazados que hacen crónica la presión sobre la vivienda queda para la galería de grandes frases vacías, mientras no explique los modos para conseguirlo.
En la misma línea, un macrismo que se hizo presente políticamente en las villas jamás planteó prácticas activas que posibiliten su urbanización. Mientras las lea como un desarreglo funcional, necesitará un salto conceptual cuántico que lo proyecte más allá de bicisendas y metrobuses si pretende estar a la altura de un desafío de una escala para la que la gestión de la CABA no es ni de lejos un laborotario extrapolable. Su paradigma de manejo de suelo lo ha convertido hasta ahora en un facilitador del negocio inmobiliario privado en el que el potencial de satisfacción de una necesidad social se subordina a la utilidad marginal del beneficio recaudatorio. La dimensión social del ambiente expresada en el vínculo entre acceso a la tierra formal y ambiente digno parece ser el techo para el aggiornamiento democratizador urbano del macrismo. En este asunto no hay otra salida que priorizar lo público sobre lo privado, y el Estado sobre el mercado.
En ambos candidatos, la filiación neoliberal común se manifiesta en una mirada que invisibiliza  la brecha entre producción de territorio y su apropiación.
La relación entre pertenencia y representación del territorio se manifiesta en la construcción subjetiva de la primacía de un espacio sobre otro, dentro de un modelo de país. Incidiendo sobre la definición de prioridades y el modo de redistribución de la renta nacional.
Cabe interpelarse por el potencial de dos candidatos de ascendiente metropolitano y mirada centralista para abordar el preocupante incremento de la deforestación en algunas provincias y los conflictos de la minería a cielo abierto. La provincialización de los beneficios del extractivismo es una caja que la complacencia del oficialismo trocó hasta ahora por apoyo político.

Por Héctor Zajac
Geógrafo UBA. Magíster UNY
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