Agricultura y Cambio Climático en Argentina

Frente al cambio climático se ha levantado una barrera ambiental

Fecha de Publicación: 04/06/2011
Fuente: La Nación
Provincia/Región: Nacional


Los países desarrollados fijan nuevas normativas para importar alimentos que pueden perjudicar las exportaciones argentinas; proponen un estándar nacional que mida la emisión de gases
La certificación de sustentabilidad ambiental de los productos se ve hasta ahora sólo como una amenaza. Pero en breve se convertirá en una condición necesaria de acceso a los mercados desarrollados. Y ya hay varios ejemplos que empiezan a demostrarlo.
"Las exportaciones a Francia, a partir del 1° de julio de este año y para un grupo de 20 productos, debe tener el etiquetado de huella de carbono. Esto significa que algunas bodegas argentinas que exportan allí por unos 20/30 millones de dólares están en problemas", dijo Gustavo Idígoras, consultor privado y ex agregado agrícola ante la Unión Europea (UE).
Idígoras presentó días pasados un trabajo en el que advierte que el 22 por ciento de las exportaciones argentinas (que el año pasado fueron de 68.134 millones de dólares) están en riesgo por las exigencias ambientales. En diálogo con La Nacion, el consultor apuntó otro caso detectado, que fue el de una empresa que vendía arroz orgánico a Francia. "No le compran más -enfatizó Idígoras-, porque dijeron que no tenía ningún tipo de etiquetado de huella de carbono. Es un caso puntual, pero es caso paradigmático que refleja los inconvenientes que van a suceder en los próximos años."
Se suman a esta preocupación las empresas exportadoras de maíz Flint, el cereal colorado que la Argentina exporta 350.000 toneladas para la elaboración de corn flakes . "Kellog's, una de las firmas compradoras, ha establecido que para vender en Europa esta materia prima tiene que cumplir determinados estándares de sustentabilidad", agregó el consultor.
Y siguió dando ejemplos. Tesco, la cadena de supermercados más grande el Reino Unido, que tiene alrededor del 70 por ciento de las ventas del mercado minorista de alimentos y bebidas de todo el Reino Unido ya tiene 122 productos alimenticios etiquetados con huella de carbono a partir de su línea de producción propia.
En los Estados Unidos, Wallmart está haciendo lo mismo y McDonald's está empezando a pedir estas exigencias para la compra de los distintos insumos para sus hamburguesas.
En síntesis, la Argentina, como país exportador de agroalimentos, tiene la luz de alarma encendida.
Según el ex agregado agrícola los mercados con requisitos actuales de sustentabilidad son la Unión Europea (UE), los Estados Unidos, Japón y Corea. Están en riesgo con estos mercados exportaciones argentinas por 9100 millones de dólares y los rubros más afectados son:

Oleaginosos: (harina de soja y aceite) 5000 millones de dólares.
Frutas: (cítricos, manzanas y peras) 1000 millones de dólares.
Vinos: 500 millones de dólares.
Carnes vacunas: 350 millones.
Carnes aviares: 200 millones.
Lácteos: 150 millones.

Los mercados que potencialmente aplicarían requisitos son Medio Oriente, Magreb, países asiáticos (menos China e India), Sudáfrica y Chile ponen en riesgo 5700 millones de dólares de exportaciones agroalimentarias argentinas. Los rubros potencialmente más afectados son:

Maíz y harina de soja: 2000 millones de dólares.
Leche en polvo: 400 millones.
Carne vacuna: 300 millones.
Carne aviar: 200 millones.

Preocupante
La preocupación por el cambio climático va en aumento. Según la Agencia Internacional de Energía (AIE) las emisiones globales de dióxido de carbono (CO2) alcanzaron un record histórico en 2010. Aumentaron un 5,9% en comparación con el anterior récord que se había registrado en 2008, a 30.600 millones de toneladas métricas.
"En ese sentido, la agricultura produce actualmente el 14 por ciento de las emisiones globales anuales de gases invernadero, casi lo mismo que el transporte", consigna el estudio presentado por Idígoras.
De esa cifra la Argentina aporta sólo el 0,56 por ciento (173,8 toneladas) según la AIE. "Y según las Naciones Unidas, en la Argentina, el 41% de esas emisiones provienen del sector agrícola y ganadero, según su último informe, de 2005", recordó Raúl Roccatagliata, jefe del Instituto de Negocios Internacionales de la Sociedad Rural Argentina (SRA) y director ejecutivo del Programa de Inserción Agrícola (PIA) en cuyo marco presentó Idígoras su informe.
De todas maneras el directivo sostuvo que por la manera de producir podemos decir que "no somos los grandes polucionadores".
Roccatagliata agregó que "las barreras medioambientales es lo que se viene. Es una nueva medida paraarancelarias muy complicada, por eso tenemos que empezar a hacer los deberes y trabajar con Brasil, Uruguay, Paraguay y Chile y con todos los que estamos embarcados en la producción y comercio de alimentos".
A propósito, el directivo recordó los lineamientos establecidos por la Federación de Asociaciones Rurales del Mercosur (FARM), que propuso impulsar políticas de incentivo, expandir la producción y el consumo de biocombustibles y promover las buenas prácticas agrícolas.
Según Idígoras en el mundo la metodología para medir la sustentabilidad de los productos no es homogénea, por eso hay una gran confusión. Muchos utilizan el modelo de Huella de Carbono, que mide las emisiones totales de Gases de Efecto Invernadero (GEI) expresada en Dióxido de Carbono (CO2). La medición se hace no sólo en base a todos los procesos de la producción, sino también al transporte y la manera en que se desechan los residuos.
En tanto, la Argentina "tiene un desarrollo incipiente en materia de sustentabilidad ambiental y social; pocas empresas líderes aplican estándares que adoptan de terceros países para vender en determinados nichos de mercado pero no se visualiza una cultura productiva de la sustentabilidad", señaló Idígoras.
Agregó que en el país hay muchas iniciativas aisladas, "pero no existe un estándar nacional".
Al respecto, el secretario de Agricultura, Lorenzo Basso, dijo que en el país se está trabajando con la Asociación Argentina de Consorcios Regionales de Experimentación Agrícola (Aacrea) y con la Asociación Argentina de Productores en Siembra Directa (Aapresid) en proyecto marca país denominada Agricultura Inteligente, para mostrar al mundo las bondades de la agricultura argentinas.
El funcionario destacó que hay varios proyectos para disminuir las emisiones de GEI. "Uno de ellos es la determinación del óxido nitroso en la agricultura, que es mucho más poderoso que el dióxido de carbono. Lo hacemos en conjunto con el Ministerio de Ciencia y Tecnología, el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), la Asociación de la Cadena de la soja (Acsoja), y algunas universidades nacionales."
Otros proyectos apuntan a las evaluaciones de las emisiones de gas metano en la ganadería. "Estamos iniciando trabajos, a través del observatorio de la cadena de la carne, con el cual vamos a poder evaluar con el modelo de simulación las emisiones de gas metano de los bovinos en función de los modelos de producción", agregó.
Basso, además, anunció que el 24 de junio firmará en Roma la carta orgánica de una alianza global de 30 países, impulsado por Nueva Zelanda para la investigación de gases de efecto invernadero agropecuario.


En el país ya hay iniciativas en marcha

"La Argentina cumple holgadamente con los requisitos de sustentabilidad que impone la Unión Europea (UE) en energías renovables", dijo a La Nacion el director ejecutivo de la Cámara Argentina de Biocombustibles (Carbio), Víctor Castro.
El ejecutivo explicó que en el caso de la reducción de emisiones de Gases Efecto Invernadero (GEI) "la Argentina utiliza como materia prima soja producida en siembra directa, con lo cual ahorra energía para laboreo".
Otro aspecto por tener en cuenta es la corta distancia entre la principal zona productora y los centros de molienda, que es de unos 250 a 300 kilómetros y consignó que los puertos por donde salen los embarques en la zona de San Lorenzo y San Martín están integrados con los centros de molienda.
"Por otro lado, según estudios del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) los niveles de reducción de emisión de dióxido de carbono son de un 75% respecto del gasoil, mientras que las exigencias de la UE son del 35 por ciento", agregó Castro.
El directivo agregó que ya se ha presentado para su evaluación y aprobación en Europa la certificación que dice que el biodiésel argentino "es totalmente sustentable".
Por su parte, Sebastián Galbusera, técnico del Proyecto Ambiente de la Asociación Argentina de Consorcios Regionales de Experimentación Agrícola (Aacrea), dijo que la entidad está desarrollando una línea de trabajo sobre el tratamiento de efluentes en el tambo.
"Tenemos un proyecto piloto en La Pampa; trabajamos con el proveedor de la tecnología y en convenios con el INTA Rafaela y el Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI) y esperamos poder implementarlo a fin de año", agregó el técnico.
"La idea es separar los sólidos y transformarlos en fertilizantes y tratar el líquido para reaprovechar el agua, que sirve para el lavado de las pistas. Como el agua no esté en contacto con el aire, la ventaja es que no hay emisión de GEI", concluyó Galbusera.
En tanto, Juliana Albertengo, responsable del área de Agricultura Certificada de la Asociación Argentina de Productores en Siembra Directa (Aapresid), explicó que la institución impulsa un sistema "basado en buenas prácticas agrícolas y en indicadores de gestión que tienen por objetivo certificar el proceso productivo de un establecimiento".
Agregó la técnica que el sistema se basa en la siembra directa que al no remover el suelo no libera dióxido de carbono y al utilizar menos combustible también reduce las emisiones de gases.
Para Albertengo, la Agricultura Certificada "conjuga los cuatro ejes de la sustentabilidad que muchas veces están contrapuestos: alcanzar una producción económicamente rentable para las empresas, ambientalmente sustentable, socialmente aceptada y energéticamente eficiente".
"Hasta el momento hay nueve establecimientos certificados, que están Córdoba, Santa Fe y Buenos Aires y trabajamos para lograr el reconocimiento internacional", concluyó Albertengo.


Alcance global del mercado de carbono

El Protocolo de Kyoto, que expira en 2012, establece mecanismos para fomentar la reducción de las emisiones de gases
El éxito de los seguros de crédito de carbono, dependerá en gran medida de como evolucione la regulación de los mismos. Esa fue una de las principales conclusiones a las que arribó la Comisión de Cambio Climático en su primera reunión de trabajo durante la III Conferencia de la Asociación Internacional de Derecho del Seguro (AIDA, por sus siglas en francés), realizada entre el 26 y 27 de mayo pasado en esta ciudad, capital de los Países Bajos.
La Comisión de Cambio Climático de la AIDA quedó constituida formalmente en noviembre pasado, bajo la presidencia de Tim Hardy, de Inglaterra.
Los seguros de crédito de carbón son un tema de preocupación, teniendo en cuenta que el Protocolo de Kyoto expira en 2012, y no hay certeza de que sus mecanismos de enlace lo hagan sobrevivir más allá de esa fecha.
En la Unión Europea (UE), la fase 3 de los Sistema de Seguimiento de Emisiones (ETS, por sus siglas en inglés) impondrá la reducción de las emisiones sobre las empresas y una regulación más estricta. Sin embargo, se encuentran algunos signos positivos.
La Unión Europea ha dejado muy claro que las emisiones vinculantes de la UE fueron el blanco y que deben resolverse mediante la aplicación de los mecanismos sugeridos por el Protocolo de Kyoto.
Los mercados de Carbono ya tienen un alcance global, extendiéndose algunos a otros sectores como la silvicultura.
Las empresas tienen en los ETS, una buena comprensión de la implicancias jurídicas y financieras sobre la regulación de los bonos de Carbono para sus negocios.
Estas se inclinan a mantener los riesgos asociados con el esquema de la misma manera que para los costos de producción y en la mayoría de los casos ni siquiera han pensado en un seguro como una solución de transferencia de riesgos.
La excepción está dada en el incremento de los costos de las coberturas y las compañías aseguradoras podrán reconsiderar si frente a las demandas masivas de los costes de compra de crédito éstas podrán responder con sus obligaciones.
La demanda específica de Carbono, está en una etapa embrionaria, en un futuro deberá competir con políticas convencionales que permitan la inclusión específica de los Certificados de Reducción de Emisiones (CER, por sus siglas en inglés ) y los ERU de cobertura (Unidad de reducción de emisión).
Solamente un fuerte aumento de los precios en el mercado de Carbono o de una pérdida demasiado grande sin seguro podrán jugar en favor de los intereses más altos en los seguros.
En el mercado de Carbono, el interés de los compradores radica en la adquisición de la protección de riesgos catastróficos.
En síntesis, los Créditos de Carbono y Seguros seguirán siendo un nicho de mercado con ventas limitadas por algún tiempo.
Los mercados seguirán siendo en gran medida de stand-by y buscan otros productos nuevos tales como la energía solar, eólica, y la tecnología de Captura y almacenamiento de Carbono (CCP, por sus siglas en inglés).

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