La pelea por la basura de la Capital

La pelea por la basura de la ciudad

Fecha de Publicación: 19/06/2010
Fuente: La Nación
Provincia/Región: Capital



El gobierno porteño emplea sólo el 50% de los 4000 recuperadores urbanos que realizan un importante trabajo de limpieza y reciclado
"Soy una bruja más conocida que la ruda", dice María Julia Navarro, parada en la esquina de Uriarte y Charcas, mientras se asoma por detrás de la enorme bolsa de arpillera. La Bruja se ufana del alcance del apodo que le dieron sus compañeros de la Cooperativa El Ceibo , que desde 1997 recolecta, puerta a puerta, los residuos secos (prácticamente todo aquello que no es o no tiene restos de comida) para destinarlos al reciclado. Y por ese nombre la conocen también los 2600 vecinos que participan del proyecto.
Ella es uno de los 70 trabajadores que a partir de 2002 pasaron de ser cartoneros a recuperadores urbanos, según la denominación en el marco de la ley 992, y que les brinda una entidad más específica. ¿Pero qué importancia tiene un rótulo si no encuentra su correlato en lo real? Así es como ellos armaron y mantienen día a día una logística que busca hacer productiva una gran porción de lo que llamamos basura. Eso de lo que cada habitante produce 450 kilos al año y de lo que la ciudad envía 5000 toneladas diarias a los rellenos sanitarios del conurbano.
Según estimaciones oficiales, existen en la ciudad unos 4000 recuperadores urbanos. Alrededor del 50% está empleado por el gobierno y una buena parte de ese porcentaje se aglutina bajo el ala de las cooperativas.
El Ceibo es una de las once cooperativas recuperadoras que hoy figuran en el Registro Permanente de Cooperativas y Pequeñas y Medianas Empresas (Repyme) del gobierno porteño. Otras tres están en proceso de trámite. Posee dos bases de tareas: una sede en Paraguay 4742 y un centro verde, en el barrio de Retiro.
La rutina de trabajo está perfectamente sincronizada. Por la mañana, de 8 a 14, se retira el material de casas y comercios de los alrededores. Por la tarde, los residuos se someten a una segunda clasificación y posterior prensado en Retiro, quedando listos para la venta. "En el caso de El Ceibo, la mayor parte se vende a intermediarios que revenden a recicladoras como Papelera del Sur y Reciclar SA", explica Valeria Corbalán, secretaria de la cooperativa.
Además de la basura que aportan los vecinos, reciben cargas de empresas, Cliba, Aesa y siete rutas que realiza el Movimiento de Trabajadores Excluidos (MTE). "Procesamos doce toneladas por día, pero tendríamos que estar en cien. Hace más de un año que no recibimos ningún subsidio. Si nos hubieran bancado habríamos crecido más", sostiene Corbalán.
Cristina Lescano, presidenta de El Ceibo, asegura que, por convenio, el gobierno porteño debería mantener el centro verde, construido en terrenos del Organismo Nacional de Administración de Bienes del Estado (Onabe), pero no lo hace. Lo que sí les dio, en cumplimiento con la ley 992, son uniformes y guantes.
En la espalda del mameluco de la Bruja se puede leer la inscripción Con mi trabajo, Palermo más limpio. Y ella hace honor a lo puesto. Su primera parada es frente a una librería de la calle Uriarte. A su encuentro sale Soledad, vecina que colabora desde hace tres años con papeles y cartones. "Hay días que acumulo tanto que si no aparece la quiero matar", dice entretenida. Mientras tanto, María Julia hace alarde de su destreza y se vuelve todo trabajo: volcar, compactar, remontar el carrito.
Anita, encargada de un edificio de Güemes al 4500, guarda los residuos que le separan algunos propietarios. "¿De qué programa vinieron a entrevistarte hoy?", bromea, mientras le alcanza las bolsas a María Julia.
La tarea de El Ceibo en Palermo captó la atención de la ONU. Fue uno de los cinco emprendimientos sociales que el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) seleccionó para participar de la Feria del Conocimiento, que se realizó en Marruecos este año.

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Es una mañana soleada y Sergio Sánchez está sentado en el camión que se dirige hacia las oficinas de Oca para cargar material. Sólo mira para adelante concentrado en cómo sortear el desafío del tránsito en horas pico. Sánchez es el presidente de la Asociación El Amanecer de los Cartoneros del MTE, que hoy reúne a 2000 recuperadores.
A primera hora del día, los choferes se distribuyen 22 rutas establecidas para pasar a recolectar por los grandes generadores, como supermercados, hoteles, fábricas y hospitales. Por la tarde, en esos camiones se trasladan los carritos de los cartoneros, que viajan en un micro aparte, hacia la ciudad, llevándolos de regreso con la carga. Y por último, durante la noche, distribuyen el material acopiado a las cooperativas.
"También tenemos una guardería donde los recuperadores pueden dejar a sus hijos el tiempo que se encuentran en la calle. En Villa Fiorito da apoyo escolar, comida y aseo a 153 chicos de hasta 15 años", explica Vanesa, operaria efectiva hace un mes.
"Los dos últimos años encontramos voluntad para solucionar el problema de los cartoneros. Tenemos ropa, credencial, obra social y un convenio con el gobierno porteño por el cual los choferes y operarios de la mañana tienen su sueldo, y los cartoneros de la tarde un incentivo. Pero la lucha es constante. Necesitamos más camiones y un centro verde, por ejemplo, para seguir creciendo", indica el líder de este movimiento ajeno a cualquier bandería política, que por día traslada unas 20 toneladas provenientes de los generadores a El Ceibo, El Alamo, Madreselvas, Reciclando Sueños y Cooperativa del Oeste.

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La Cooperativa del Oeste se gestó en el garaje de una casa. Era 2003 cuando Jorge Olmedo y otros vecinos del barrio de Liniers empezaron a pensar alternativas frente a la crisis. Jorge era cerrajero, tenía un auto nuevo, un departamento en la costa y alquilaba un negocio en pleno centro. De a poco fue perdiendo todo.
"Nos constituimos en cooperativa cuando un vecino que trabajaba en el Banco Credicoop nos acercó un proyecto. Empezamos puerta por puerta a pedir cartón, papel, diarios. Hoy gestionamos el centro verde de Villa Soldati", cuenta.
La cooperativa hace un trabajo fino sobre 3500 a 4000 kilos diarios de residuos sólidos. "Nuestro termómetro de la realidad económica son los materiales con los que trabajamos. Por ejemplo, si la cosa va bien tenemos muchas más botellas de gaseosas de primera línea." A diferencia de El Ceibo, Olmedo sostiene que los 28 trabajadores de la planta no recibieron vestimenta ni guantes.
Sobre las dificultades con las que se topan las cooperativas consultadas, Diego Santilli, ministro de Ambiente y Espacio Público porteño, admitió: "Existe un problema presupuestario. Hacemos lo mejor que podemos con lo que tenemos. Es muy difícil incluir a todos los cartoneros".
En este sentido, la discusión de los pliegos de licitación del servicio de recolección de basura puede ser una oportunidad. Uno involucra los residuos húmedos, no reciclables por el momento en nuestro país, y otro los sólidos, mediante el cual se elegirá a las cooperativas. "Con este proyecto queremos garantizar la logística y concientizar sobre la separación de residuos en origen", agregó el funcionario. Además dijo que con la nueva licitación, el próximo año, todas las esquinas de la ciudad tendrán un contenedor (hoy lo está en un 28 por ciento).
En las cooperativas, por supuesto, se están debatiendo los pliegos. "Es una locura pensar que las cooperativas harán el trabajo sin ningún apoyo, valiéndose tan sólo del beneficio económico que puedan dar los residuos", asegura Olmedo.
Con esta puesta a consulta, las cooperativas temen también una explosión de entidades.
Más allá de estas dificultades, la labor cotidiana de los cartoneros mejora la limpieza de las calles y, en muchos casos, les brinda una forma de vida.


Una ley que todavía no se aplica

La cuestión de los residuos sólidos urbanos continúa siendo para la ciudad de Buenos Aires uno de sus problemas más acuciantes. A más de cuatro años de la sanción por unanimidad de la ley basura cero, el gobierno porteño no ha dado pasos significativos en la implementación efectiva de esta ley, a pesar de las demandas de las organizaciones de la sociedad civil.
A su vez, las autoridades han asumido obligaciones legales y contractuales que no están cumpliendo. La asignatura pendiente más significativa es la ausencia de un enfoque integral para abordar el tema de los residuos, haciendo foco en la separación en origen -lo cual constituye una obligación para los generadores domiciliarios y especiales- y en la recolección diferenciada de los residuos secos y húmedos. Mientras no se promueva el cumplimiento de esta obligación con campañas sostenidas en el tiempo, de la mano de un servicio de recolección diferenciada, la ciudad no logrará disminuir de manera contundente la cantidad de toneladas diarias que envía al territorio bonaerense para su enterramiento en rellenos.
En este contexto es importante destacar el inestimable trabajo de los recuperadores urbanos, que claramente prestan un servicio a la ciudad, reconocido por la ley 992.
Ellos son los artífices de que al menos parte de la ciudadanía haya tomado conciencia de la importancia crucial de separar aquellos materiales con valor económico que aún pueden ser reincorporados a procesos productivos o reusados.
En breve, el gobierno deberá definir los pliegos para el llamado a licitación del servicio de recolección de residuos, y en este sentido tiene la oportunidad histórica de cumplir con lo que indica la ley basura cero. De aquí en adelante la ciudadanía estará entonces en condiciones de evaluar si el ambiente y la sociedad constituyen una prioridad para la actual administración.

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