Echaron a Picolotti

Al final, la Presidenta echó a la secretaria de Ambiente

Fecha de Publicación: 03/12/2008
Fuente: Clarín
Provincia/Región: Nacional



Romina Picolotti ya dejó el cargo y nombraron a un hombre con diálogo con los intendentes del conurbano. Fue luego de que Cristina recibiera un informe sobre "desórdenes administrativos" y de cuestionamientos de la Corte Suprema.
Cristina Kirchner decidió pedirle la renuncia luego de recibir un informe con una larga lista de "desórdenes administrativos", tales las palabras que utilizaron fuentes gubernamentales.
Clarín tuvo acceso a un lapidario resumen de los fallidos de la gestión de Picolotti que circulaba ayer por los despachos más importantes de la Casa Rosada. Allí se menciona el nombramiento de familiares y allegados en la Secretaría, una ejecución presupuestaria de apenas el 42 por ciento en lo que va de 2008, gastos de viajes de los funcionarios de Ambiente por 70 mil dólares en los últimos dos meses, deficiencias en la gestión de un crédito del Banco Mundial para el saneamiento del Riachuelo, falta de coordinación con los gobiernos provinciales para la redacción de la ley de glaciares (que fue vetada por la Presidenta) y acumulación de causas penales por malversación de fondos públicos.
A las 19 de ayer, Picolotti entró al despacho del jefe de Gabinete, Sergio Massa, que le informó que Cristina estaba "desilusionada" con su trabajo, y que por eso daba por concluida su gestión.
En su lugar, asumirá Homero Bibiloni, ex subsecretario de Ambiente y hasta ayer secretario legal y técnico de la Municipalidad de La Plata (Ver pág. 5). Quizás más importante que su profuso currículum como abogado ambientalista es su excelente relación con los intendentes del conurbano. De hecho, es el asesor en temas medioambentales de la Federación Argentina de Municipios.
Picolotti había llegado a su cargo en julio de 2006 cuando el conflicto por la instalación de la pastera Botnia sobre el río Uruguay se le había escapado de las manos a Néstor Kirchner y necesitaba una persona que le devolviera credibilidad entre los ambientalistas.
El entonces jefe de Gabinete, Alberto Fernández, creyó hallarla en Picolotti. Pero la abogada ambientalista no sólo no sirvió para aplacar el reclamo de los vecinos de Gualeguaychú, sino que se mostró ineficiente para solucionar casi todos los problemas que pasaron por sus manos.
En julio de 2007, cuando se cumplía una año de su gestión, Clarín publicó una investigación en la que se revelaban insólitos manejos del dinero público en el área de Ambiente. Picolotti había nombrado a su hermano como jefe de asesores y privilegiaba en los contratos al Centro de Derechos Humanos y Ambiente (CEDHA), una organización que supo presidir y que había dejado a cargo de su esposo, cuando asumió la Secretaría.
Aparecían ya entonces gastos millonarios en reformas edilicias, compra de equipamiento que nadie utilizaba y viajes a su Córdoba natal en jet privados.
Este año, en un hecho sin precedentes, la Corte Suprema intimó a Picolotti a apurar la limpieza del Riachuelo y le advirtió que sería multada si no cumplía con los plazos.
Y volvió a quedar en la mira cuando el humo de los pastizales que se quemaban en el Delta invadió Buenos Aires. Hace dos semanas se volvió a mencionar que su salida del Gobierno era inminente. Fue cuando se echó al superintendente de servicios de salud, Héctor Capaccioli.
Pero en esos días Picolotti debía representar al país en un encuentro de funcionarios de Ambiente en Río de Janeiro y se quiso evitar el papelón internacional.
El viernes pasado, llegó al despacho del jefe de Gabinete una torta enviada por Greenpeace. Era una ironía por la demora de un año en la reglamentación de la ley de Bosques. Massa no lo toleró. Sintió que Picolotti le había derivado las quejas a él por una responsabilidad que era de su competencia.
Ahora sí es cierto: no quedan en el Gobierno funcionarios de peso que reporten a Alberto Fernández.


En Medio Ambiente ahora manda un abogado platense

Dos pasiones resaltan del perfil de Homero Máximo Bibiloni -abogado, 55 años- el reemplazante de Romina Picolotti en la Secretaría de Medio Ambiente: su afición por los peces y su fanatismo por Gimnasia y Esgrima La Plata.
Hasta ayer, este especialista en cuestiones ambientales se desempeñó como subsecretario Legal y Técnico de la municipalidad de La Plata. Fue el artífice del programa de separación de residuos en hogares que la comuna platense comenzó a implementar desde mediados de año. Y fue el responsable de articular la relación del municipio con la Universidad platense para conseguir el apoyo técnico y logístico para esta iniciativa.
Al mediodía, el intendente Pablo Bruera recibió el llamado del Jefe de Gabinete, Sergio Massa, para formalizar el traspaso del funcionario al gobierno nacional.
Egresado de la Facultad de Derecho de la UNLP en 1976, Bibiloni conoce los pasillos de la Secretaría que estuvo a cargo de Picolotti. En mayo de 2004 los designaron subsecretario de Recursos Naturales, Normativa, Investigación y Relaciones Institucionales, cargo que ocupó hasta fines del año 2006.
Docente y especialista en Derecho Administrativo, Bibiloni también desempeñó un lugar en un Tribunal de la OEA.
Con fuertes lazos con el peronismo, Bibiloni fue funcionario del ministerio de Justicia de Nación (1992) y asesor en reformas administrativas en Buenos Aires y otras provincias.
Para entonces, había obtenido un master Ambiental en la universidad del País Vasco y a fines de los 90 daba charlas sobre el mejoramiento de los recursos naturales.
La familia Bibiloni tiene profunda raigambre en la capital bonaerense. Su hermano, Aníbal, doctor en Física, fue tres veces decano de la Facultad de Ciencias Exactas de La Plata.
Quienes compartieron el paso de Homero por el Colegio Estrada, tienen fresca en la memoria las inmensas peceras con especies excéntricas que decoraban su habitación. Y el obsesivo cuidado que Bibiloni les daba a estos peces que coleccionaba desde su adolescencia.
El Gabinete nacional tiene ahora otro platense que -igual que la Presidenta y el ministro de Economía, Carlos Fernández- los fines de semana mirarán hacia el Bosque para seguir los pasos del equipo del Lobo.


El pasado y su aislamiento político definieron el destino de Picolotti

Probablemente haya en torno a la salida de Romina Picolotti del Gabinete una discusión que no concluirá nunca. La ex secretaria de Medio Ambiente asegura que presentó su renuncia. El Gobierno afirma, exhibiendo no pocos argumentos, que esa renuncia le fue pedida por Cristina Fernández a través del jefe de Gabinete, Sergio Massa. Con él la ahora ex funcionaria habría tenido ayer mismo una discusión subida de todo. Se trata, al fin, de un forcejeo por la iniciativa política que el kirchnerismo, con cierta lógica, nunca quiere ceder. En ese sentido sobrellevó un trago bien amargo cuando después del conflicto con el campo, de un día para el otro, Alberto Fernández dijo adiós.
Polémica al margen sobre el desenlace ocurrido ayer, se impondría una conclusión: ni Picolotti estaba conforme ya en la Secretaría de Medio Ambiente ni los Kirchner la toleraban más a la funcionaria. El ex presidente siempre la consideró frívola e insolvente; a Cristina, como detonante, le desagradó el rumoreo que la ex funcionaria habría hecho rodar por su veto a la ley sobre protección mínima de glaciares aprobada por ambas Cámaras del Congreso.
Resulta frecuente que aquello que nace mal también concluya mal. Picolotti llegó al gobierno de Kirchner, a mediados del 2006, por una urgencia antes que por una convicción. Eran aquellos tiempos de apertura política en el kirchnerismo: por esa razón la apuesta del entonces jefe de Gabinete, Alberto Fernández, fue en favor del socialista Héctor Polino. Pero Polino declinó la oferta al tiempo que recrudecía el conflicto en Gualeguaychú por la instalación de la pastera Botnia en Fray Bentos. Fernández sacó de la galera a Picolotti, que actuaba como representante legal de los asambleístas de Gualeguaychú. A Kirchner le entusiasmó la idea como un posible puente en la búsqueda de una solución. Pero esa solución no llegó nunca porque Picolotti careció de imaginación para articularla y porque Kirchner dinamitó siempre, con acciones u omisiones, la chance de un acuerdo.
Picolotti no logró tener, entonces, una gestión acertada y evidenció demasiadas flaquezas en la gestión administrativa de su cartera. Fue uno de los aspectos que Massa siguió desde la asunción de su cargo y que estaba en las vísperas de tener un deselance judicial que, sin dudas, tendría impacto político sobre el Gobierno de Cristina. El fiscal federal, Guillermo Marijuán, está por citar a declaración indagatoria a Picolotti por las denuncias sobre el manejo de fondos en su área y por las actividades de la Fundación Argentina, paralelas a las de la Secretaría.
A esos problemas de gestión y de administración Picolotti fue añadiendo una soledad en el poder que se hizo ostensible cuando se fue Alberto Fernández. El fallo de la Corte Suprema exigiendo proceder a la limpieza del Riachuelo la incomodó. Pero la incomodaron mucho más las discusiones con el Ministerio de Planeamiento sobre cómo instrumentar aquel plan. Julio De Vido fue implacable quizá porque, por vía indirecta, pretendía cobrarse viejas deudas con el ex jefe de Gabinete.
En las últimas semanas se había llegado a un acuerdo, pero Picolotti había dejado jirones en ese camino. En ese camino, por motivos similares, chocó además con varios intendentes del conurbano que continúan profesando lealtad por el matrimonio Kirchner. El ex presidente escuchó muchas quejas de ellos en sus frecuentes tertulias en la quinta de Olivos.
Pudo haber sido ése el certificado que faltaba para la salida de Picolotti: los Kirchner no quieren enojos en el peronismo de Buenos Aires porque afincan en esa geografía la ilusión de enfrentar con éxito la dura elección legislativa del año que viene.
Quizás los otros cargos que podrían pesar sobre la secretaria renunciada tengan poca entidad frente a la intimación de la Corte, las intrigas con De Vido y la enemistad de algunos barones bonaerenses. Pero recayeron sobre ella también denuncias por los incendios en el Delta durante el conflicto con el campo y por la inacción cuando en septiembre se quemaron en el Valle de Punilla, en Córdoba, más de 40 mil hectáreas.
Fuentes oficiales se apresuraron a señalar que la renuncia de Picolotti no debería interpretarse como un tiro por elevación contra Alberto Fernández. Puede ser. Pero es difícil olvidarse que hace semanas también fue despedido Héctor Capaccioli, el superintendente de Seguros de Salud. Un hombre ligado al ex jefe de Gabinete.
Esa salida respondió a una vieja pelea con la ministra de Salud. Graciela Ocaña, de ella se trata, pasó del ARI al kirchnerismo también gracias a los oficios de Alberto Fernández. Esa interna produjo una pequeña grieta entre ambos.
Ocaña hizo declaraciones los últimos días y dijo que el kirchnerismo debería reflexionar y volver a las bases originales que, a juicio suyo, determinaron el buen paso del gobierno de Kirchner. Alberto Fernández, también hace un par de semanas, había manifestado que el Gobierno pareciera haber dejado de escuchar a la gente. Resultaría imposible, entre ambas declaraciones, no hallar alguna similitud de concepto.
Hasta anoche, Ocaña no había recibido ningún llamado de los Kirchner, ni de nadie del poder, por sus palabras.


Una funcionaria que creció con la pelea de Botnia y se hundió con el Riachuelo

El día en que sonó su celular y la voz del jefe de Gabinete Alberto Fernández le propuso asumir la Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable -que en ese momento pasó de la órbita del ministerio de Salud a depender directamente de él, con un presupuesto varias veces superior- la abogada cordobesa Romina Picolotti coronó una minuciosa estrategia desplegada durante años para arrimarse a las arenas del poder. Esa estrategia, sin embargo, no contemplaba planes para el día después de la llegada.
Picolotti estuvo en lugar justo en el momento indicado. La ONG que había creado con su marido, el Centro de Derechos Humanos y Ambiente, le había servido para captar fondos internacionales dedicados a analizar y promover acciones para evitar la degradación medioambiental, y el volcánico conflicto por la instalación de la pastera Botnia en Uruguay le ofreció el escenario ideal para venderse como una especialista que apoyaba los reclamos piqueteros de Gualeguaychú. Esa jugada le valió el reconocimiento de algunos líderes de la protesta, y este supuesto aval fue tomado por un apresurado Fernández como un buen argumento para incorporar a Picolotti al Gobierno: con ella adentro, se suponía que los asambleístas liberarían la frontera o al menos abrirían sus oídos al diálogo.
Nada de eso ocurrió. La abogada tardó apenas semanas en mostrar su falta de pergaminos para ocuparse de un área que poco importa al Gobierno pero rankea bien alto en la agenda internacional, y que en los últimos años quedó bajo la mirada de miles de argentinos ávidos de respuestas a sus problemas cotidianos: la multiplicación de emprendimientos mineros potencialmente peligrosos en las provincias andinas; el diario sacrificio de decenas de hectáreas de bosques nativos para convertirlos en lotes sembrados con soja; las sequías, inundaciones y fenómenos meterológicos extremos causados por el cambio climático; el acelerado derretimiento de los glaciares patagónicos y antárticos; y, sobre todas las cosas, el insostenible estado del Riachuelo, cuyo saneamiento fue anunciado decenas de veces.
Rodeada por un pequeño grupo de familiares y amigos en su mayoría ajenos a las cuestiones del medio ambiente, Picolotti comenzó enfrentándose con sus propios técnicos -a muchos de quienes marginó hasta sacarles todas sus funciones-, siguió peleándose con los funcionarios de la Cancillería especializados en temas ambientales -a tal punto que pese a su cargo terminó apartándose de las negociaciones por Botnia- y terminó sucumbiendo ante la firmeza de la Corte Suprema, que primero le ordenó presentar un plan para recuperar el Riachuelo, luego lo criticó por insuficiente y poco claro, y finalmente la condenó a pagar con su propio sueldo las multas que merecieran los permanentes cambios y retrasos en la aplicación del malhadado proyecto. Los intendentes peronistas de los municipios adyacentes al Riachuelo también hicieron oír su furia por el incumplimiento de las promesas que sus vecinos escuchaban junto a ellos en cada visita de la secretaria.
Su escudo protector ante las críticas y denuncias era el ex jefe de Gabinete Alberto Fernández, quien sacó la cara por ella en julio de 2007, cuando una investigación de Clarín denunció sus extraños manejos financieros, que incluían la contratación por montos importantes de parientes y conocidos, el uso de jets privados para viajar al interior, la compra de equipos, vehículos, insumos y hasta el alquiler de un edificio sin que estuviera clara su necesidad ni función. Todos estos gastos, y otros consumos personales poco relacionados con el medio ambiente, eran facturados a la Fundación ArgenINTA, adonde Picolotti remitía grandes porciones de su presupuesto para sustraerla de los controles habituales en la administración pública. La denuncia de Clarín causó una investigación judicial en el juzgado de María Servini de Cubría, que tras un año de silencio hace cinco meses había comenzado a moverse, y que hace tres semanas incluyó una visita a la Secretaría para buscar papeles.
Era el comienzo del fin.

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Echan a Picolotti, acusada por mal manejo de fondos

Fecha de Publicación: 03/12/2008
Fuente: La Nacion
Provincia/Región: Nacional



El "despilfarro, la mala gestión, las torpezas ambientales" e inminentes complicaciones judiciales desencadenaron ayer la decisión de la presidenta Cristina Kirchner de pedirle la renuncia a su secretaria de Ambiente y Desarrollo Sustentable, Romina Picolotti, según confiaron a La Nacion altas fuentes de la Casa de Gobierno. Será reemplazada por Homero Máximo Bibiloni, un abogado especializado en el tema.
El jefe de Gabinete, Sergio Massa, fue el encargado de pedirle la dimisión a la cuestionada funcionaria. Lo hizo durante una reunión a solas en la Casa de Gobierno.
En el plano político, el alejamiento de Picolotti significa que cae otra figura cercana al ex jefe de Gabinete Alberto Fernández, hoy marginado del kirchnerismo. Hace tres semanas le había tocado el turno al supe-rintendente de Servicios de Salud, Héctor Capacciolli, también acusado de desmanejos en su gestión.
Los motivos del desplazamiento de Picolotti son varios. Según informaron ayer a La Nacion fuentes oficiales, la causa que impulsa el fiscal federal Guillermo Marijuán por irregularidades en la administración de recursos en la Secretaría de Ambiente había avanzado más de la cuenta. Hubo emisarios entre el fiscal y el jefe de Gabinete. "Massa actuó preventivamente y habló con la Presidenta", confiaron en Balcarce 50. De todos modos, Cristina Kirchner estaba de antemano desencantada con la gestión de Picolotti.
En lo que va del año, su secretaría había ejecutado sólo el 40% del presupuesto -lo que revela ineficiencia en la puesta en marcha de programas-, mientras que los directivos del área pasaron 70.000 dólares de viáticos por viajes a diversas partes del mundo, como Kenya y España, entre otros destinos, según confiaron a LA NACION en la Casa Rosada.
"No había delitos para denunciar, pero sí mala gestión mientras se cometía un despilfarro", señaló un alto funcionario.
Además, Picolotti había impulsado en el Congreso la ley de protección de glaciares, que sería vetada con mucho malestar por la Presidenta. E impulsó la ley de bosques nativos, que hasta ahora no fue reglamentada por el Poder Ejecutivo.
Tras el encuentro entre Massa y Picolotti los voceros oficiales anunciaron el alejamiento definitivo de la ex secretaria. Cuando ingresó en la Casa Rosada, Picolotti lo hizo a las apuradas y le dijo a un funcionario: "Ando medio ocupada, porque me voy de viaje". Otro asesor la interceptó cuando se retiraba por la explanada de Balcarce 50 y al saludarla, Picolotti lo dejó helado: "Estoy como el culo: me acaban de echar".
"Estas cosas pasan"
La renunciada funcionaria reunió luego a su equipo y les pidió a todos la renuncia, dijo estar agradecida a la Presidenta y puntualizó que "estas cosas pasan en la política".
La reemplazará el abogado Bibiloni, experto en derecho ambiental, de 55 años, y ex subsecretario de Recursos Naturales (2003 y 2006).
Picolotti había llegado al gobierno del ex presidente Kirchner -y fue ratificada por Cristina Kirchner- debido a su militancia en la fundación Cedha, a favor de los ambientalistas de Gualeguaychú, durante el conflicto con Uruguay por la instalación de la papelera Botnia. Pero nunca pudo domesticar la crisis ni destrabar los cortes de la ruta 136, que tras dos años mantienen interrumpido el tránsito hacia Fray Bentos, Uruguay.
Su prestigio declinó cuando su marido, Daniel Taillant, titular de Cedha, agravó el conflicto con Uruguay al revelar que una de las ideas que barajaba la asamblea ambiental era arrojar sobre Botnia a "la abuela bomba".
Sobre la futura política hacia los ambientalistas, cerca de Massa decían anoche que "la definirá el nuevo funcionario".
Ningún vocero quiso explicar ayer en público los motivos del despido. Fuentes oficiales confirmaron a LA NACION que Cristina Kirchner expresó en la intimidad que está "desilusionada" con la gestión de Picolotti. Algo así le habría transmitido Massa a la funcionaria, según los informantes.

Ley polémica
Picolotti había entrado en un serio declive cuando impulsó en el Congreso la ley de protección de glaciares, junto con el senador oficialista Daniel Filmus, que fue aprobada en octubre. Se prohibía en ella la explotación minera en zonas cercanas a los glaciares y en todas las provincias cordilleranas. La ley disgustó a Cristina Kirchner, que la vetó el 10 de noviembre.
El Gobierno tampoco quiso reglamentar la ley de bosques, que prohíbe la tala indiscriminada. Picolotti la había impulsado junto con la fundación Greenpeace y el diputado oficialista Miguel Bonasso.
Ante una protesta de aquella ONG por la falta de reglamentación, en el Gobierno dicen que Picolotti deslindó culpas en Massa y eso disgustó al jefe de Gabinete, que ya tenía una pésima relación con la funcionaria.

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Homero Bibiloni asumirá en reemplazo de Picolotti

Fecha de Publicación: 03/12/2008
Fuente: InfoBae
Provincia/Región: Nacional


El abogado especialista en derecho ambiental asumirá en la Rosada como nuevo secretario de Ambiente y Desarrollo Sustentable
Homero Bibiloni asumirá hoy al frente de la Secretaría de Medio Ambiente, en remplazó de Romina Picolotti. El funcionario es abogado de los 14 distritos de la cuenca en el juicio Matanza - Riachuelo, por lo que su experiencia en la materia renueva las expectativas de una de las principales deudas de la gestión ambiental argentina.
Voceros oficiales informaron que la ceremonia de asunción se realizará a las 14:30 en el Salón Sur de la Casa Rosada y será presidida por el jefe de Gabinete, Sergio Massa, quien le tomará juramento a Bibiloni.
El funcionario, de 55 años, estaba a cargo de la Subsecretaría Legal y Técnica de la Municipalidad de La Plata y entre 2003 y 2006 fue subsecretario de Recursos Naturales, segundo escalafón de la Secretaría de Ambiente.
Además tiene fuertes vínculos con el titular de la Federación Argentina de Municipios (FAM) e intendente de Florencio Varela, Julio Pereyra, ya que se venía desempeñando como asesor ambiental de esa organización.
El sucesor de Picolotti deberá, a partir de ahora, afrontar algunos temas ríspidos para el Gobierno nacional en esa área, como el corte de ruta de los asambleístas de Gualeguaychú por el conflicto por Botnia, la protección de bosques nativos, que es eje de disputas en el Congreso y la ley de protección de glaciares, que fue vetada recientemente por la Presidente. Sin embargo, el Riachuelo es seguramente el hecho de mayor exposición de la cartera luego de los fracasos de los planes encarados para su saneamiento -en medio de grandes anuncios- por María Julia Alsogaray en los noventa y Picolotti.
Bibiloni egresó de la Facultad de Derecho de la Universidad de La Plata en 1976 y desde hace años brinda charlas sobre el mejoramiento de los recursos naturales. En su currículum figura también haber sido director de los proyectos nacionales Bosque Nativo y Desertificación y haber ocupado la vicepresidencia de la Comisión de Ambiente de la Cámara Argentina de Comercio.

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Quién es Homero Máximo Bibiloni, el sucesor de Picolotti

Fecha de Publicación: 03/12/2008
Fuente: Perfil
Provincia/Región: Nacional



Abogado, "militante del medio ambiente", fanático de Gimnasia de La Plata y apasionado por la figura de Perón. Perfil del nuevo hombre CFK.
"El agua será escenario de conflictos". Aunque la profética frase haya sido escuchada mil y una vez de boca de la líder de la Coalición Cívica, Elisa Carrió, el textual no corresponde a ella, sino al abogado Homero Máximo Bibiloni, de sobrada trayectoria en materia ecológica, quien hoy asumirá como secretario de Medio Ambiente en reemplazo de la "echada" e investigada Romina Picollotti.
Platense, apasionado peronista, fanático de Gimnasia y Esgrima de La Plata y "militante del medio ambiente", como lo definen sus allegados, Bibiloni cuenta con sobrados títulos para ocupar el cargo que Cristina Fernández de Kirchner le ha otorgado: es especialista en Derecho Administrativo (UNLP) y en Derecho Ambiental (universidad del País Vasco), docente, y fue subsecretario de Asuntos Legislativos del Ministerio de Justicia de la Nación (1992). También conoce por dentro la dependencia que a partir de hoy encabezará ya que de 2004 a 2006, ocupó el cargo de Subsecretario de Recursos Naturales Normativa, Investigación y Relaciones Institucionales del Ministerio de Salud y Ambiente de la Nación.
Sin embargo, Bibiloni sabe que más allá de los flashes de hoy, le espera un desafío enorme entre los que se destacan el eterno tema del Riachuelo, las papeles y la hoy en boga Ley de protección de Glaciares. "A Homero lo caracteriza una preocupación constante por tratar de responder a los compromisos, pero esa preocupación lo consolida", apuntó a Perfil.com uno de los colaboradores que lo acompañará en la Secretaría.
"El Riachuelo es una cuestión de Estado", le confía siempre Bibiloni a sus colaboradores, que ya pergeñan la manera de abordar el tema. "Hay que darle una nueva impronta", repite sobre el río que contamina más que cuatro mil papeleras, al que conoce bien porque fue el representante legal de 14 municipios bonaerenses en una causa judicial sobre el tema. Homero, como lo nombran en el estudio de abogados De La Plaza que él mismo fundó, comparte con el Presidente de la Corte Suprema de Justicia, Ricardo Lorenzetti, el precepto de que la defensa de los recursos naturales es también una "responsabilidad civil".
" El medio ambiente no es más ni menos que un problema ético", sostiene el nuevo secretario, tomando una frase de cabecera de un viejo profesor de la facultad. Bibiloni es crítico de la gestión de Romina Picolotti, pero coincide con los lineamientos que Néstor Kirchner dictó una vez en Gualeguaychú, erigiendo a la defensa del medio ambiente como una política de Estado. Para saber qué lineamientos seguirá su gestión basta con leer su último libro Ambiente y política, en el que sostiene: "Cuidar al ambiente no es gratis, y desde lo público hay que empezar a asignarle más plata a las áreas ambientales, que son bastante raquíticas en personal y en presupuesto, por eso hay que invertir en calidad ambiental”.
Las otras pasiones de Bibiloni son, además de su familia, la política y el fútbol. Su gran hobbie es la lectura política, sobre todos los textos del General Juan Domingo Perón, al que considera como un "adelantado", y disfruta como pocos enfrascarse en discusiones sobre el dogma del justicialismo.
Del "Lobo" platense, como Cristina y su mamá Ofelia Wilhelm, de vez en cuando va al Bosque a ver al equipo con su familia, todos fanáticos triperos, y se define como un hinchan fanático pero con criterio. "No es de esos que insulta si el equipo anda mal", graficó a Perfil.com alguien que ha viajado con él al interior para ver al club plantense. Es por eso que si esta noche Estudiantes, el eterno rival, logra revertir el resultado y consagrarse campeón sudamericano -justo el día de su asunción-, recibirá una de cal y otra de arena, sino será cartón lleno.

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